- Madre, ¿La
ha conseguido? Me refiero a la moneda que debemos ponerle en la boca a padre
para que su espíritu pague el pasaje al barquero Caronte.
- Aquí está
hija – la escuálida anciana le mostraba la mano abierta con la triste moneda en la palma -.
He vendido su escudilla, sus sandalias e incluso su yacija, para conseguirla. Colócasela
tú, hija, sobre la lengua.
Mientras la
hija cumplía tan piadoso deber, uno de sus vecinos pasó por delante de la
puerta de su mísero hogar. Saludó a las mujeres y se marchó murmurando:
- Que me
perdonen los dioses si los ofendo, pero ¿en qué mundo vivimos? Ni en el reino de los muertos pueden entrar
los miserables sin pagar antes.
NOTA: Para los griegos y romanos
los muertos debían pasar el infernal río Aqueronte para entrar en el reino de
los muertos. Quien se encargaba de trasportar a las sombras o espíritus de los
muertos era un barquero, llamado Caronte, que exigía el pago de una moneda para
permitirles subir a su barca. Los que quedaban insepultos o no tenían la moneda
en la boca para pagarle el pasaje, vagaban durante cien años en las orillas del
río hasta que les permitían pasar. Nadie ponía en cuestión esta creencia. Me he
permitido la licencia de poner en boca de un personaje esa reflexión no al hilo
de lo que pensaban los antiguos, sino de lo que podemos pensar hoy, cuando
vemos tanta pobreza y tan cerca de nosotros.
*Fotografía tomada de internet. Es el barquero Caronte transportando las sombras.
Tengo la moneda preparada para ponerla bajo la lengua.
ResponderEliminarAún así, siempre nos quedará el consuelo de la cancioncilla infantil, aunque tiene su miga y su doble o triple lectura:
"Al pasar la barca
me dijo el barquero:
las niñas bonitas
no pagan dinero."
Saludos.
Pues sí, ni el morir es gratis. A no ser que, como muchas personas desesperadas, opten por quitarse la vida, pero eso no sale en las noticias a pesar de que el número ha aumentado.
ResponderEliminarAbrazos, tocaya.
La misma preocupación por la Muerte encontramos hoy, con la única diferencia que ahora Caronte ha sido sustituído por "Las agencias fúnebres" las cuales no cobran una "pobre moneda" sino cantidades que para muchos, es imposible de pagar....
ResponderEliminarMe adentro bajo la Tierra,
me yergo sobre una hoja de roble,
cabalgo una potra que nunca parió
y en la mano guardo la MUERTE!
Aquella Roma que fundó un Imperio inabarcable, terminó destruída por la ambición mezquina...
Si es que hay que estar a bien hasta con los demonios.
ResponderEliminarVale, Isabel.
Y ahora mucho más que una moneda...
ResponderEliminarBesos.
Dicen que fue así que nació la antigua costumbre de poner monedas al pie de los mástiles u otra parte de las embarcaciones, para saldar la contribución a Caronte por parte de los tripulantes de la nave, en el caso fortuito de que pudieran perder la vida si naufragaban. Abrazo Isa! Siempre es un placer visitarte.
ResponderEliminarPor eso mucha gente va pagando su sepelio a lo largo de su vida para poder pasar esa orilla con dignidad(...)
ResponderEliminarUn abrazo Isabel.
Querida Isabel:
ResponderEliminarSiempre te acompaña la poesía para poner la cuestión social y lo que la dignidad humana no debe consentir, lo injustificable en su lugar, en un altar lleno de verdad y belleza. Esa eres tú.
Rescatemos el profundo significado de la piedad debida a los dioses y la necesidad del compromiso del artista para transmitirla.
Siempre un inmenso placer, un abrazo, querida.
Justo ayer (según noticias de aquí) enterraron a un anciano que llevaba una semana fallecido y la familia no tenía dinero para pagarle a Caronte, qué tristeza.
ResponderEliminarUn abrazo, querida Isabel.