sábado, julio 14, 2018

LA FÉNIX TROYANA, CHELVA Y ROMA






Los romanos se consideraban descendientes de los troyanos a través de Eneas. Este príncipe, que durante los combates de la guerra de Troya fue salvado varias veces de la muerte por intervención divina, logró ponerse a salvo cuando la ciudad cayó en manos de los aqueos. Con su padre, su hijo y un nutrido grupo de troyanos se echó a la mar, en busca de un territorio donde fundar la nueva Troya que le había prometido el divino Zeus. Arribó a las costas del Lacio, en la península itálica y de él se consideraron descendientes los reyes de Alba Longa de los cuales, a su vez, descendían los gemelos Remo y Rómulo. Con la llegada de estos a la edad adulta, la fundación de Roma –y los conflictos que ello supuso– estaba en marcha.

Para el ilustre chelvano Vicente Mares (1633 – 1695), autor de la notable obra corográfica “La fénix troyana”, Chelva fue fundada también por fugitivos troyanos. Así, no es extraño que chelvanos y romanos puedan darse la mano, siquiera imaginariamente, a través de los siglos. 
  

 * En la imagen, Eneas con su padre y su hijo, abandonado Troya incendiada. Estancias del Vaticano, Rafael.