jueves, diciembre 30, 2010

VÍSPERAS DE AÑO NUEVO


De Plotina a su amiga Marcela. Salud.

Marcela querida, mañana sin falta hemos de ir al bosque sagrado de la diosa Strenia. ¡Voy coger ramas en abundancia, tantas como amigos y parientes tengo! Adoro las tradiciones y en todo el año no hay otra más hermosa que la de invocar a Strenia en favor de las personas queridas: que les otorgue sus dones de salud, abundancia, prosperidad y felicidad, pues ella está en condiciones de concederlos.

Iré a recogerte en mi litera y luego te quedarás en mi casa a celebrar el banquete de despedida del año que acaba. Pondremos las ramitas en agua para que conserven toda su frescura y así, al alba del primer día del año, las regalaremos como recién cogidas. ¡La primera ramita será para ti, amiga del alma!


NOTA 1: El 31 de diciembre se celebraba la víspera de la fiesta de la diosa Strenia (el 1 de enero), una diosa antiquísima, que tenía un bosque sagrado cerca de Roma. Era costumbre hacer regalos el 1 de enero, para propiciar a la diosa Strenia. Se regalaban ramitas de su bosque sagrado y, con el tiempo, también tarritos de miel, monedas y, en general, regalos pequeños, pero siempre con valor mágico y religioso. El cristianismo obligó a adelantar esos regalos al 25 de diciembre, coincidiendo con la navidad. Para conocer más detalles de esta fiesta,
Blog de Ana Vázquez

NOTA 2: Os deseo que la diosa Strenia os de toda su protección durante el 2011 y os colme de salud, felicidad y bienestar.

*Bosquecillo en la Vía Appia. Roma.
**Detalle de relieve. Mausoleo de Cecilia Metela. Roma.

martes, diciembre 21, 2010

CANDELA DE AMOR


He aquí mi regalo de Saturnalia, Marco: una candela de cera. Si alguno de tus amigos me critica arguyendo que he sido poco generosa, desmiéntelo. ¿Consideran pobre una candela cuando por tu amor me he convertido casi en una sacrílega? Sacrílega, sí, pues es a ti, y no a Febo Apolo, a quien reclamo la luz. Con esta vela te invoco, Marco amadísimo, para que ilumines para siempre mis días y amanezcas cada mañana a mi lado.

NOTA 1: Las fiestas Saturnales se celebraban desde el 17 al 23 de diciembre. Uno de los regalos tradicionales que solían hacer los clientes a los patronos y los pobres a los ricos era una vela de cera. Simbolizaba el reclamo de la luz del sol en el solsticio de invierno. El dios Apolo estaba asociado al Sol. FELICIDADES A MIS LECTORES/AS

NOTA 2: Os dejo el enlace al post Fiestas felices donde se hace referencia a esta fiesta.
*Fioccola, tipo de candela que se utiliza en Italia para indicar un lugar en fiesta. Se colocan formando un pasillo hacia el lugar de la fiesta, en las ventanas, etc. Roma.

miércoles, diciembre 15, 2010

PRESENTIMIENTO


Ay, ay, tengo un mal presentimiento. Lo husmeo en el aire. Trae una lámpara acá, Nevia. Y aviva el brasero, me ha entrado un frío de muerte. Dile a Zósimo que vaya enseguida al mercado a comprar una oveja para sacrificarla a Juno Lucina. Yo misma la llevaré para que el arúspice lea en sus entrañas la voluntad de los dioses. Se ha puesto de parto la noble Agripina y, ¡ay!, no sé. Desde que me han avisado me ha entrado mucha desazón y todo es venirme a la cabeza la imagen de una fiera sin rostro que con sus zarpas desgarra el vientre de su madre… ¡Daos prisa! Debo ir cuanto antes a la mansión de Agripina y acompañarla en el trance, no en vano fui su ama de cría…


NOTA: El 15 de diciembre del año 37 d.C. nació en Anzio el que sería emperador Nerón, único hijo de Agripina la Menor. Se dice que una adivina le predijo a ella que si su hijo reinaba, la asesinaría. Y que ella contestó: “que me mate, con tal de que reine”. Su deseo se cumplió.
Juno Lucina era la protectora de los nacimientos.

NOTA 2: Os dejo el enlace a la entrevista que me hacen en
Melibro
*Restos de la villa de Nerón en Anzio. La construyó siendo ya emperador. Foto tomada de internet.
**Grutas y restos de la villa de Nerón en Anzio. Foto tomada de internet.

lunes, diciembre 13, 2010

EN EL LUGAR MÁS SALVAJE

Los primeros rayos de sol penetraron entre las ramas y salpicaron de luz su rostro. Abrió los párpados y miró hacia el cielo. No había nubes. Esa mañana lo intentaría por última vez.

Se incorporó y apartó con cuidado las hojas de los terebintos tras los cuales se escondía. Un manantial bordeado de sauces se remansaba a sus pies. En la orilla opuesta permanecía impasible su amado: las manos apoyadas en el borde del agua, el cuerpo inclinado hacia delante y los ojos clavados en el fondo, absorto. Sobre la frente le caía un mechón de cabellos, fruncía levemente el ceño y los labios se entreabrían deseosos de besar. Un beso que quizá sería para ella si consiguiera llamarlo, hablarle…

Nunca le había pesado tanto el castigo que arrastraba por haber ofendido a la diosa Juno. Una venganza cruel. Cierto que ella misma se había excedido, aunque lo había hecho por afecto a sus amigas. ¿Quién no conocía los celos de la reina de las diosas? Su marido, el poderoso Júpiter, era muy enamoradizo y apenas desde las alturas del Olimpo veía a una ninfa hermosa – y todas lo eran – descendía de inmediato para seducirla. Muchas veces Juno, paseando por los bosques, había estado a punto de descubrir a los amantes. Y ella, para impedírselo, le había salido al encuentro y la había entretenido con su charla. Hasta que Juno se dio cuenta de la estratagema y, llena de ira, le había arrebatado la palabra: jamás volvería a hablar la primera y apenas alcanzaría a repetir las palabras de otros.

Al principio no le había dado demasiada importancia. Ahora, sin embargo, ante aquel muchacho a quien amaba con todo su corazón, le dolía la imposibilidad de hablar, esa barrera de silencio que sólo podía romperse si hablaba él. Pero él ni pronunciaba una palabra ni la veía. En realidad, Narciso no veía a nadie: sólo tenía ojos para adorar a ese joven que lo contemplaba desde dentro del agua y le ofrecía los labios cuando él le acercaba los suyos; que sonreía cuando él sonreía y, si lloraba, le respondía con lágrimas.

Si consiguiera llamar su atención, arrancarlo de su ensimismamiento, le demostraría su amor. Ya no le quedaba tiempo: llevaban muchas jornadas sin apartarse del estanque y ambos se consumían de amor estéril. Debía superar el miedo a un nuevo rechazo y actuar. Reuniendo toda su energía, dio un rodeo para acercarse al muchacho y lo abrazó por la espalda.


- ¿Quién está ahí? – gritó Narciso.
- … ahí… ahí…ahí – respondió ella.
- Quien quiera que seas, ¡suéltame ahora mismo!
- … ismo… ismo… ismo.
- ¿Eres tú, Eco? Te dije que nunca te amaría ¡Vete!
- … vete… vete…vete - alcanzó a decir la ninfa con lágrimas en los ojos.

En un instante de suprema lucidez, Eco comprendió la imposibilidad de sus amores: Narciso, enamorado de su propio reflejo, era incapaz de amar a otra persona y a ella, reducida a repetir las palabras de otro, nadie la amaría por sí misma. Deshizo el abrazo y, desesperada, huyó a través de los bosques. Cruzó sin verlos prados y ríos, atravesó simas, se adentró entre los peñascos y buscó refugio en el lugar más salvaje, oscuro y oculto de los cerros.



NOTA: Este texto fue escrito para su publicación en la revista Ratón de Biblioteca (enero-junio de 2010) de la
Fundación Germán Sánchez Ruipérez
de Peñaranda de Bracamonte. O ir directamente a la revista para curiosearla......Ratón de biblioteca
*"Una ninfa". Pintura de Feubach. Imagen sacada de Internet.
**Detalle de una pintura de Thomas Millie. Imagen sacada de Internet.
*** "Narciso", pintura de Caravaggio. Imagen sacada de Internet.
****"Eco y Narciso" pintura de Waterhouse. Imagen sacada de Internet.
*****Detalle de cabeza femenina. Exposición "La belleza del cuerpo" en el MARQ de Alicante. Foto: Rafa Lillo-

jueves, diciembre 09, 2010

ISABEL ROMANA… DE ROMANA

Esta es la caricatura que me ha hecho Pablo Pino para ilustrar una entrevista en Ilike Magazine nº 12 (pg. 42 -43 de la revista; pg. 22 del PDF). La entrevista ha sido realizada por Javier Pellicer . Ahora sí que me siento romana de verdad... Mil gracias a los dos, Javier y Pablo.

martes, diciembre 07, 2010

FUEGOS ARDIENTES

Esto piensa Corina sobre Ovidio


¿Cuál es el poder de Ovidio que, apenas me mira, enciende fuegos ardientes en mi corazón? Sus ojos, apasionados y dulces a la vez, buscan los míos y parecen interrogarme. Conozco esas miradas: hablan de amor y devoción y luego, una vez su dueño ha conseguido lo que anhela, huyen, ansiosas de otras conquistas. Y, dime, madre Venus, ¿existe en Roma un corazón más veleidoso que el de mi poeta?


NOTA: Os dejo una entrevista publicada en El Heraldo del Henares, y realizada por la buena amiga y excelente escritora Carolina Molina. Gracias, Carolina.

*Detalle de una escultura femenina que representa a la Historia, en el monumento a la reina Mª Cristina de Borbón. Madrid.
**Detalle de la fuente La Cibeles. Madrid.

miércoles, diciembre 01, 2010

JUSTO ES LO QUE PIDO

Así se expresa el poeta Ovidio pensando en Corina:

“Justo es lo que pido: que me ame la joven que recientemente me ha cautivado, o que me dé motivos para que yo la ame siempre ¡Ah! ¡He pedido demasiado!: que tan sólo me permita amarla, ¡Ojalá Citerea [Venus] haya escuchado tantas plegarias mías! Aquí tienes a alguien que será tu esclavo durante largos años; aquí tienes a alguien que sabrá amar con fe sincera.

(…) Ofrécete a mí como argumento fecundo para mis versos: surgirán versos dignos de quien los inspira. (…) También nosotros seremos cantados por el mundo entero, juntos los dos, y mi nombre estará siempre unido al tuyo.”

OVIDIO.- Amores.
Traducción de Vicente Cristóbal López

Aquí puede leerse lo que piensa Corina


NOTA: Os dejo un enlace a la revista National Geographic Historia, donde la novela “Dido reina de Cartago” aparece como bibliografía para profundizar más en el tema de los fenicios. Con el enlace podéis entrar en el artículo “Tiro, la reina de las ciudades fenicias”. El apartado de bibliografía está a la derecha de la foto del título.

*Hombre joven. Pintura mural de Anibale Carracci en el Palacio Farnese. Roma.
** Detalle de pintura mural en el Palacio Farnese. Roma.