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Valeria examinaba con mucha atención la fíbula de Rea Silvia a la luz de la lucerna. La sujetaba entre los dedos y la movía levemente a un lado y a otro buscando la posición más adecuada para que la luz resaltara los distintos detalles: los ojos cerrados de la serpiente, la forma y tamaño de sus escamas, su volumen.
- Es muy antigua – dijo de pronto Valeria levantando la vista –. Un trabajo excelente, digno de reyes
- ¿Podrás hacerlas igual? Necesito nueve. Aunque con una pequeña modificación: los ojos de la serpiente deben estar entrecerrados. Quiero que produzca la sensación de reposo, pero un reposo vigilante.
-Pondré en ello todo mi esfuerzo y mis conocimientos. Sería mucho más fácil si pudiera llevarme ésta…
Rea Silvia no contestó. Ya le había advertido a Valeria de la imposibilidad de dejarle su fíbula para hacer las copias. Se agarraba a ella como a una tabla de salvación. Esa plácida serpiente era la prenda y el testimonio de la promesa de ayuda hecha por la Vestal Máxima unos instantes antes de descubrir su embarazo. No la podía soltar. Había pertenecido a su madre, quien la había intercambiado con Camilia y ésta, a su vez, la había intercambiado con ella esa misma mañana. Desde que llevaba consigo esa pieza de bronce, percibía en su corazón y en su ánimo una fuerza muy intensa y, al mismo tiempo, una serenidad más necesaria que nunca. Por nada del mundo se separaría de ella. La cogió de manos de la orfebre y se la volvió a prender en el hombro para sujetar la túnica.

La vestal hizo un gesto ambiguo con la cabeza. Debía estar pensando que quizá no habría oportunidad de mostrarle de nuevo la fíbula si la Vestal Máxima decidía denunciarla. Así interpretó ese gesto Tuccia que, desde la oscuridad del fondo del cuarto, la observaba en silencio. Era admirable la entereza y la tranquilidad que reflejaban los rasgos de la vestal, extrañamente dulcificados pese a que la proximidad de la lucerna creaba fuertes contrastes de luces y sombras sobre su rostro. ¿Cómo podía mantenerse tan firme y entera, sabiendo que su porvenir pendía de un hilo más invisible y sutil que el tejido por las arañas?

- Tengo varias ideas, traídas de la ciudad etrusca donde aprendí mi oficio. Si quieres, puedo trabajar más intensamente en ello. Por lo demás, necesitaremos de ti alguna información…
Valeria hizo un gesto a su ayudante Aiara para que se acercase a la luz, pues se había mantenido discretamente callada y apartada, junto a Tuccia.
- Dime de qué quieres protegerte, vestal – dijo Aiara –, para que pueda prepararte los materiales y los conjuros necesarios.

- Hazme las fíbulas, Valeria, y trabaja también en la idea del adorno-amuleto. Cuando el resultado sea de mi gusto, os daré los detalles. Respecto a la compensación ¿te parece bien la lana de un cordero adulto por cada fíbula?
La orfebre se manifestó conforme y, tras asegurarle a Rea que comenzaría a trabajar enseguida, ella y su ayudante se despidieron y abandonaron la casa de las vestales.


Un latigazo de angustia la azotó. No conseguía apartar de su mente el sueño que, de madrugada, la había hecho saltar de su yacija sin aliento. Había visto una cabeza juvenil, de espaldas. La cinta de lana de las vírgenes se había soltado de su cabello y estaba a punto de caer. Ella acercaba sus manos para cogerla antes de que tocara el suelo y se manchase, pero no llegaba a tiempo. De pronto, tenía ante sí el rostro de Rea Silvia. Le decía algo a gritos, pero no entendía sus palabras. Con la mano le señalaba dos palmeras que crecían a una velocidad vertiginosa, arriba, arriba, proyectando una sombra cada vez más grande. Su cuñado Amulio aparecía entonces con una espada y las golpeaba para cortarlas. Se despertó asustada y empapada en sudor.

¡Cuántas veces nos arrepentimos de haber pedido a los dioses que nos concedieran ciertos deseos! Nada hay más natural que una madre quiera ver a su hija y, sin embargo, nada resultó más funesto para Rea Silvia. Pero ¿quién puede hacer reproches a Aurelia? ¿Qué madre habría actuado de otro modo? Aunque estas son preguntas ociosas, pues lo que había de ocurrir, ya estaba escrito.
31 comentarios:
Era lógico y natural que la madre se preocupara de su hija, aunque por lo que comentas va a salirle caro.
Un saludo.
No quiero ni pensar cómo sería entonces le tremenda preocupación de una madre con todo los peligros que había.
Besos.
No puedo adivinar de qué se trata. Mi imaginación flojea desde hace tiempo, pero este final...
Me has dejado de piedra.
D.
Uf, más motivos de desazón. Qué terrible el destino de Rea Silvia. Menos mal que permanece tranquila, como si no pasara nada, aunque supongo que algo de angustia la devorará por dentro.
Sin saber aún el veredicto de la Vestal Máxima Camilia, a su madre le urge verla. Cuántos frentes abiertos, cuántas amenazas suspendidas sobre su cabeza de vestal. Que los dioses la protejan, qué digo, que los dioses me protejan.
Ay, quien fuera de verdad Rea para poder estar sobre las laderas del Aventino...
Muy bien, Isabel. La emoción se contagia a quien lee y el interés sigue en ascenso.
Miles de besos, mi Romana.
Ahora sí que me dejas en ascuas...¿qué nuevas desgracias acechan a Rea Silvia? No puedo imaginarlas...esperemos, pues...que tus palabras desbrocen la senda que nos es imposible ver.
Besazos. De los grandes.
Hay tensión permanente. Perfecta tensión, que nos trae aquí cada día, Isabel.
Como siempre nos dejas en tensión, Isabel y deseando saber la continuación.
Como me gustará que Rea Silvia confiara en Aiara para crear esos amuletos, seguro que buscaría los más potentes para esa misión.
Besos.
Uff, qué tensión!!! No sé, pero me temo que esta noche también voy a soñar con Rea Silvia.
Bicos
El destino es inevitable, habrá de seguir su curso natural. La fortaleza admirable de las mujeres unidas por una aparente desgracia, dará vida a un reino....así sea.
Besos grandes Isabel.
Hilos sutiles que solos son débiles pero que unidos forman una sólida estructura: la con-fianza con la orfebre, su prima, vestales, su madre... y también para ti 350.000 hilos ¡imponente! un mar de palabras y relaciones para disfrutar.
Que tengan cuidadito madre e hija que estoy al acecho. Así es que, se pueden ir preparando porque esto no acaba así.
Rey Amulio
Un beso, Isabel.
Salud y REpública
El instinto de una madre es poderoso y nunca falla, pero a veces, como en esta ocasión, hubiera sido mejor no seguirlo. Estamos deseando conocer el nuevo peligro que acechará a Rea Silvia como consecuencia de ello.
Feliz dia, madame
Bisous
Ese sueño de Aurelia es premonitorio, dos palmeras jóvenes y la espada de Amulio cortándolas, los hijos que Rea dará al mundo. Lógico que la madre quiera verla, humano, absolutamente legítimo, pero...
Así nos dejas Isabel cruel, en medio de la incertidumbre.
Que la fíbula y los amuletos cuidena la niña Rea. Besitos.
Parece que Rea Silvia está preparándose para un final, sea cual sea, y tiene la serenidad necesaria a pesar de esa terrible incertidumbre.
Y qué hará la madre! Joooo, el suspense que dejas siempre creo que nos engancha a todos muchísimo más :D
Un beso y feliz fin de semana
Cómo consigues que los demás disfrutemos. Gracias!
Besos
Hola cayetano, nunca sabemos qué consecuencias (inesperadas) pueden tener nuestras acciones. Eso es el drama. Besos.
Hola isabel, la preocupación de las madres sería mucha, empezando por el simple hecho de tener que casar a las hijas... Besos.
Hola dolors jimeno, vivir siempre entraña riesgos... Besitos.
Hola isabel martínez barquero/Rea Silvia, las decisiones que se toman en la vida tienen, siempre, consecuencias. La de Rea Silvia aún es más dramática, por cuanto su embarazo es consecuencia de un sacrilegio castigado con al muerte. ¡Casi nada! Besos, querida niña.
Hola virgi, el peligro es todo el tiempo el mismo: que la descubran... Pobre niña. ¡Y lo que nos está haciendo sufrir! Besitos.
Saludos mariajesusparadela, si hasta me pongo nerviosa yo... Un abrazo.
Hola elysa, Rea Silvia tiene que ser muy prudente, porque si alguien la traiciona, ya puedes imaginarte cómo podría terminar. Confía en Aiara para que le haga los amuletos, lo que no se atreve a decirle es para quien son... Besitos.
Ja, ja, dilaida, tómate una tila antes de acostarte... Besines.
Hola mayte, la unión de las mujeres es imprescindible para que las cosas vayan bien... Un abrazo muy fuerte.
Hola hyperion, tienes mucha razón al señalar la fortaleza de las telas de araña, hechas por hilos muy finos que, enlazados entre sí, resisten muchos embates. Gracias por tu felicitación. Un abrazo muy fuerte.
Hola rgalmazán, si no fuera por el malvado rey Amulio esta historia tendría muchísimo menos interés... Gracias por ser tan buen malvado. Un abrazo.
Hola la dame masquée, a todos nos ocurre que hacemos las cosas con la mejor intención y, a veces, querríamos no haberlas hecho nunca. Un abrazo y feliz fin de semana.
Hola natalia tarraco, un sueño muy inquietante. ¿Cómo no va a agobiarse la madre y querer ver a toda costa a su hija? Un abrazo y que sigas mejorando.
Para quien irán destinadas las 9 fibulas que Rea S. encarga a Valeria ...¿Será una despedida?.
Cuanto sufrimiento soporta Aurelia, en medio de pesadillas, premoniciones y el deseo de ver a Rea S.
Que no hará una madre por sus hijos.
¿La próxima semana nos descubrirás , los misterios que han dejado en el aire?..
BSS.
Me encanta el aire de misterio que embarga este texto...
Un abrazo, amiga
Hola áfrica, está claro que Rea necesita prepararse. ¿Hay una mejor manera de afrontar la espera? Besos y feliz fin de semana a tí también.
Hola Mita, gracias por estar disfrutando ahí... Besotes.
Hola pilar llorca, toda vida es un misterio: se resuelven unas incógnitas y comienzan otras. Así que no puedo prometerte nada o, por lo menos, no puedo prometer que se despeje una incógnita y no vaya a presentarse otra nueva... Un besazo.
Saludos, antiqva, el experto en aires misteriosos eres tú... Besos.
¿Qué madre habría actuado de otro modo, aún sabiéndose instrumento del destino? Precioso post, Isabel. Gracias!
Un beso
Es maravilloso. Me había retrasado en la lectura de estos tres capitulos, pero la verdad es que casi me alegro, pues leer así de seguido los tres me ha encantado.
¡¡ La emoción va in crescendo !!
Besos.
Un parentesis necesario en la historia para dejarnos con la curiosidad a flor de piel, esperando el próximo capítulo. El manejo del relato es excelente. Abrazos.
"Lo que había de ocurrir ya estaba escrito", y no parece que el camino vaya a estar exento de espinas. La pobre Rea Silvia no levanta cabeza. De algún modo Aurelia está en contacto con ella, aunque sea invisible, ¿cómo si no, continuar viviendo? La incertidumbre es un sufrimiento terrible.
Las fíbulas y los amuletos nos sumergen en un mundo mágico y poético, maravilloso, aunque acechen las sombras para poder disfrutarlo.
Un gran abrazo, querida Isabel.
Me encanta leerte del tirón y asombrarme de la congruencia de los textos. Aprendo muchísimo. Isabel, tú has nacido para esto y que lo ofrezcas aquí de esta manera sólo da una idea de tu deseos de compartir tu esencia y tu arte.
Lo mejor es que aún me queda bastante para estar al día...pero sabes qué. Me da hasta pena hacerlo. Ojalá esto pase a papel pronto, mientras tanto sigamos aquí.
Abrazos.
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