jueves, mayo 03, 2012

UN FINAL PARA REA SILVIA


( y XXXVIII)

Tras la muerte de Aurelia, en el Palatino Acca Larentia y Fáustulo daban nombre a los gemelos: Remo y Rómulo se llamarían. En Alba Longa, el rey Amulio había decidido qué hacer con Rea Silvia, tras haber visto a una liebre aterrada bajo las garras de un águila.

Acababa de llegar la noticia de la muerte de Aurelia, cuando se presentó el mensajero del rey Amulio convocando a la cabaña real a su hermano Númitor. ¿Cabe una acumulación de dolor mayor? La muerte de Aurelia, aunque esperada, era una puñalada más en el corazón del antiguo rey de Alba Longa, una certeza de que su familia estaba condenada a la aniquilación. El mundo se había convertido para él en un agujero oscuro, un negro abismo contra el que sólo cabía estrellarse.

Con ánimo vacilante se reunió con la vestal Adriana, Anto y Nipace y todos juntos acudieron a la llamada del rey. Quienes les habían acompañado durante la noche y la lúgubre mañana los escoltaron hasta la puerta de la cabaña real y se quedaron en los alrededores de la entrada a esperar noticias. Entre ellos estaba Urbano Lacio, quien desde el alba transmitía noticias de una cabaña a otra: desde la casa de las vestales a la de Anto, y de allí a la de Amneris, a la de Kritubis y vuelta a empezar. En cambio Palantea había preferido atravesar la selva y esperar noticias apostada en las rocas que cerraban la hondonada. Necesitaba estar y sentirse muy cerca de Rea Silvia en aquellos momentos de desolación.

Los monarcas recibieron a los convocados sentados en sus sitiales. Criseida había sido llamada por su esposo, aunque no le había querido revelar por anticipado cuál había sido su decisión. Ella esperaba una ejecución de Rea Silvia rápida, como muy tarde para el día siguiente. Era lo que exigía el sentido común y lo que más convenía a sus propios intereses. ¡Estaba deseando deshacerse de toda la familia de su marido! Y, cuanto antes, mejor. Lanzó una mirada despectiva a su cuñado y a la vestal Adriana.

Númitor aguardaba de pie, pálido. Y la misma actitud discreta mantenían la vestal Adriana y Anto. Nipace se había colocado a las espaldas de su esposa en actitud de protegerla. Amulio callaba, hierático sobre el trono. El silencio era tan absoluto que se oía el crepitar del fuego. Al fin llegó Prátex y el rey le hizo una seña para que se acercase, apenas lo vio entrar en el salón. Hacerles esperar la llegada de un criado era una humillación más y no auguraba nada bueno.

- Os he hecho venir para comunicaros mis últimas decisiones acerca del castigo que, por su sacrilegio, se le impuso a Rea Silvia de acuerdo con nuestras costumbres ancestrales. Todos lo conocéis: ser azotada con varas hasta la muerte. Y también dije en su momento que, para evitar la vergüenza y el deshonor a sus padres, la ejecución tendría lugar en privado y no en la plaza pública. Ni su sacrilegio ni su condena debían ser conocidos por los albanos; así lo hice saber a los miembros del Consejo.

El ambiente en la cabaña se había hecho opresivo, asfixiante. Anto pensaba que las piernas no la sostendrían y se cogió del brazo de Adriana. Un tambor golpeado por un espíritu infernal no retumbaría tanto ni tan desordenadamente como sus corazones.

- He reflexionado mucho en las últimas horas – prosiguió Amulio –. Me he debatido entre el deber de acatar la costumbre, las consideraciones que me hizo en su día la Vestal Máxima Camilia sobre el silencio de la diosa Vesta y tus propias súplicas, Númitor. También he sopesado las palabras de mi amada hija, Anto. He repasado los hechos y esto he concluido: que, pese a todos vuestros argumentos y apelaciones a la clemencia, Rea Silvia merece el castigo máximo.

Criseida, que al inicio del discurso de su marido había permanecido muy seria, sonrió abiertamente y recorrió con la mirada los rostros compungidos de los presentes. ¡Por fin se haría justicia!

- Ese castigo no va a ser la muerte – prosiguió el rey –, sino una vida entera de apartamiento y reclusión lejos de todo trato humano. No volverás a ver a tu hija, Númitor. Ignorarás todo de ella, si vive o ha muerto, si está enferma o sana, o si se ha quitado la vida por su propia voluntad. Tampoco ella tendrá noticia alguna de vosotros. Nadie sabrá dónde está. No sospecharán este castigo los albanos, ni daré cuenta de esta nueva decisión a los miembros del Consejo. Queda prohibido hablar de ella en Alba Longa y en sus territorios y castigaré con la muerte a cualquiera de vosotros que traicione ese silencio. Desde este momento Rea Silvia ha dejado de existir.

- Prátex – dijo después de una breve pausa –. Comunica enseguida mi decisión a la sacrílega.

Y con estas palabras, el rey Amulio se levantó del trono y se retiró. Estaba satisfecho. Criseida lo siguió con el rostro contraído de cólera y, apenas estuvieron lejos del oído de los presentes, recriminó ásperamente a su marido acusándolo de haber sido muy blando.

- ¿Por qué matar de un solo golpe a una liebre si la puedo dejar agonizar durante años? – respondió él, sin que Criseida alcanzase a entenderlo.

En el salón, y sabiéndose vencedores de esa batalla, Nipace apretó la mano de Anto y ella le respondió con una mirada tan intensa como amorosa. Númitor pidió sentarse un momento en un escabel y los criados le acercaron uno. Nadie debía darse cuenta de hasta qué punto estaba aliviado, cómo para él volvía la luz al mundo. La vestal Adriana hizo una breve inclinación de cabeza a Anto y abandonó de inmediato la cabaña real. Tenía aún las piernas temblorosas y el semblante descompuesto. Se le acercaron ansiosos sus amigos a recibir noticias.

- Le ha perdonado la vida – dijo Adriana tratando de ocultar su felicidad – aunque la ha condenado al aislamiento. Es preciso avisarlas de inmediato, pues el rey ha encargado a Prátex que se lo comunique a Rea Silvia y si sorprende allí a Énule…

Jamás en su vida había corrido tanto Urbano Lacio. Atravesó, sin verlo, el tramo de Alba Longa que había entre la cabaña real y la puerta oriental de la muralla. Salió al camino del santuario de Júpiter Latiaris rogándole al dios que pusiera alas en sus pies y prometiéndole ricas ofrendas. Pasó por delante de la cabaña de Kritubis sin mirarla y no se detuvo, ni siquiera para comprobar que no lo viese nadie, en el punto secreto por donde penetraban en la selva colindante al bosque de Silana. Llegó sin respiración al lado de Palantea y le pidió que tocara enseguida la melodía convenida para avisar del peligro a sus amigas de la cabaña de la hondonada.




Gracias al amor y a la inteligencia de Anto y Nipace, Rea Silvia había salvado la vida, pues, estando decidido el rey Amulio a hacerle tanto daño como pudiera, ninguna fuerza humana lo hubiera disuadido de matarla de la forma más cruel. La condena a la privación perpetua de todo contacto y trato humano era, con todo, una punición durísima, insoportable para cualquiera que no tuviese la firmeza de ánimo de Rea Silvia y de su doncella, ya casi hermana, Tuccia. E incluso gozando de esa fortaleza, no habrían sobrevivido mucho tiempo sin la ayuda de aquellas amistades que no las abandonarían jamás.

En la profecía de Celia pensaba Rea Silvia cada mañana para reconfortarse, a ella se aferraba para creer que sus hijos, pese a todo, seguían viviendo. A veces lo conseguía, otras no. Para hacer más soportables los días de invierno en que el frío les impedía salir de la cabaña, Amnesis revistió el interior de las paredes de una capa de arcilla mezclada con barro y cubierta de cal. Sobre ella pintó aves, árboles, nubes y montes, un pájaro carpintero con una cinta colgando del pico, en memoria de la ayuda que había prestado en el nacimiento de los gemelos y hasta a la propia ninfa Silana dentro de su cueva, sentada al borde del manantial. Usaban ese arte los etruscos para decorar sus tumbas pero Amnesis, que lo había aprendido de ellos, consideró que ayudaría a sus amigas vivas más que a los muertos. Y así era: el fuego del hogar y de las lucernas, al iluminar aquellas paredes rebosantes de animación, atenuaban la pena y la soledad y les recordaba que seguían estando en el mundo.

Al llegar la primavera y el verano, cada vez que Luna mostraba su completa redondez, la propia diosa convocaba a la ninfa Silana, a Diviana y a Vesta y, tomando de las manos a Rea Silvia y a Tuccia, danzaban juntas entre las encinas del bosque sacro. A veces era una danza lenta a la que acudían misteriosamente las abejas y estaba imbuida de una gran melancolía: Rea lloraba a sus hijos. Otras, bailaban con alegría por la felicidad de las personas que amaban: así, cuando Anto tuvo su primer hijo y, dos años más tarde, una hija; cuando, cumplidos los treinta años de servicio a la diosa Vesta, Camilia abandonó la casa de las vestales y, en su lugar, Adriana fue nombrada Vestal Máxima; cuando a Númitor le fue levantada la prohibición de vivir en Alba Longa y retornó a la ciudad; cuando Alec, bajo los cuidados de Énule, recuperó en parte la salud y la memoria y volvió a ocupar la cabaña de la vieja Espórtula; cuando Valeria y Aiara, cargadas de piedras mágicas de belleza excepcional, regresaban de alguno de sus viajes a la tierra de los etruscos donde estudiaban las nuevas aleaciones de los metales y enseñaban, a su vez, las que ellas mismas habían desarrollado.

El bosque se convertía entonces en un lugar más sagrado aún, donde el amor brillaba como el rocío en las hojas de las encinas y, unidas, diosas, mujeres, lechuzas, lobas, jabatas, mariposas, y demás hembras de toda clase de animales protegidas de Diviana, celebraban su feminidad, ese principio universal, ese amor profundísimo y sin límites que las empuja a transmitir la vida y las perpetúa y las torna invencibles a pesar de la muerte.

Se estrechó también, con el paso del tiempo, la unión entre Rea Silvia y la dulce Silana, mutuamente comprometidas y ligadas por lazos de sacralidad y protección perenne. Y más después de que la ninfa le regalara a Rea, y con ella a todos los romanos, un don inestimable. Al comienzo de sus amores, Palantea y Urbano Lacio paseaban por sus frondas cogidos de la mano, se tumbaban a escuchar el canto de los pájaros y la pastorcilla arrancaba a su siringa melodías que hacían reír al corazón.

Aprovechaba esos momentos Silana para emitir sus poéticos susurros y así, al oído, le fue revelando al muchacho el secreto del ritmo, la belleza de las palabras, la fuerza de la verdad. Gracias a la ninfa comprendió Urbano Lacio que su crónica oral, para no ser olvidada, debía ser compuesta en versos y, al construirla como un poema, perpetuó la memoria de Rea Silvia e hizo inmortal la historia que todos conocemos.

Los matorrales crecieron y borraron las sendas en la parte más profunda del bosque de Silana. Ampliaron sus dominios las abubillas. También aumentó su fama de aves agoreras, según Urbano Lacio porque había trascendido el papel jugado por su olor en el descubrimiento del embarazo de Rea; según otros autores porque, al atardecer, con su canto anunciaban la muerte del día. Pronto creyó Amulio innecesario mantener la vigilancia. Cada nueve jornadas Prátex o alguno de sus secuaces dejaban agua y alimentos en el linde de la hondonada y jamás pasaban de allí, de modo que nunca descubrieron que las mujeres recibían socorro.

Aún son visibles, en el lugar, las trazas de algunos escalones toscamente labrados en la roca de la pared más baja de la hondonada, tallados para que bajasen con mayor seguridad quienes las asistían. De la cabaña, en cambio, no se han conservado restos. Aunque lamentable, no es extraño, porque el silencio impuesto en torno a la vestal Rea Silvia se ha prolongado durante siglos, incluso al precio de ocultar y restar valor a la crónica de Urbano Lacio.

Tanto en las bondades como en los crímenes que se han relatado, por inaudito que parezca, tuvo su origen Roma. Sus futuros fundadores, Remo y Rómulo, debían forjarse, desde antes de su nacimiento, en el sacrificio y el dolor, pues nada le viene regalado al ser humano. Protegidos por los dioses, crecieron entre pastores junto al Tíber, al amparo de Acca Larentia y Fáustulo, teniéndose por hijos suyos, ignorantes de su origen y de su filiación. Mas ni la humildad de los pastores ni los decretos de los reyes alcanzan a detener el curso del destino ni a torcerlo. Lo que está dispuesto que suceda, inexorablemente ocurre.

“Acogió la madre Acca Larentia/ a los niños gemelos en su seno/ mientras fluía el dolor por los montes Albanos/ y Rea Silvia los lloraba muertos./ Mas ¿quién puede a los hados hurtarse?/ El tiempo es un ave que vuela rápido/ y en sus alas traería a Alba Longa/ la venganza de los hijos de Marte”.



FIN DE "LA VESTAL DE ALBA LONGA", primera de las novelas de la serie "La fundación de Roma".

 

NOTA: Querid@s amig@s y lectores ocasionales, mil gracias por haber tenido la paciencia de leer esta historia y haberme alentado constantemente con vuestros comentarios y apoyo incondicional. En posts sucesivos, daré las gracias a aquellos de vosotros que habéis participado como personajes de esta novela, os estaré eternamente agradecida. Sin vuestra presencia real y ficticia, la vida de Rea Silvia no hubiera sido la misma.

58 comentarios:

Dol dijo...

Muchas gracias por informarme de la "evolución" de Cornelia,querida Isabel.
Compraré el libro en cuanto salga,porque no termino de cogerle el punto a la lectura electrónica.
Un beso.

Elena Casero dijo...

Querida Isabel,

Este final me ha emocionado. Qué bien escrito está, cómo me gusta.

Mi enhorabuena, y que encuentres la editorial idónea para que podamos tenerlo en nuestras manos.

Un abrazo

La Dame Masquée dijo...

Qué bellísimo brote final para otra novela maravillosa! Es un capítulo exquisito. Finalmente ha llevado usted la segunda nave al mejor de los puertos. Roma queda fundada, y nosotros esperamos que aún habrá de depararnos muchas más historias a partir de este momento.

Enhorabuena, Isabel!

Un abrazo.

La Dame Masquée dijo...

Uy, broche, no brote, perdón :)

Dilaida dijo...

Estupendo y sorprendente. Me encanta
Bicos

yolanda carrasco dijo...

Fantástico, Isabel! Me he emocionado muchísimo.Muchas gracias a tí por deleitarnos con estas maravillosas historias.Un abrazo muy fuerte.

América dijo...

“La vestal de Alba Longa”....Rea Silvia, lo merece,el final,de leyenda Isabel,deja la puerta abierta y la sensación de esperanza,el personaje lo forjaste con lo mejor de un ser humano,el amor incondicional que supone la maternidad, no importa las circunstancias,el valor de la amistad,la fortaleza y el coraje para dar vida y sobrevivir,ha sido una historia conmovedora y sin duda leerla en papel sera un gozo.

Comenzaste una historia y tomó su propio camino poco a poco,terminamos como “La vestal de Alba Longa”,pero te recuerdo que así es casi como comenzó.(me hago un lió jaja).

Quizás una viajera de testimonio de que se encontró con “La vestal de Alba Longa''....Y el Dios Marte deje caer su venganza sin piedad.

Felicitaciones y que sigas cosechando los éxitos que mereces.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Mil gracias a ti por este relato tan intenso. ¡A por la segunda de la serie!

virgi dijo...

Yo lo he leído con la certeza de que pronto vendrá la segunda parte. Y en tu caso, sé que segundas partes serán aún mejores.
Un abrazo, el final ha sido precioso y emotivo...bueno, como sueles.
También besos

Dolors Jimeno dijo...

MUCHÍSIMAS GRACIAS, Isabel!
D.

Freia dijo...

Me ha ocurrido como cuando termino la última página de un libro que me ha gritado mucho y lo cierro. He sentido placer por lo leído y pena porque se ha terminado. 500 páginas disfrutadas una a una, capítulo a capítulo, post a post.
No puedo decir muchas cosas, salvo que me ha encantado. Es fluído, ameno, bien documentado y mejor escrito.
Me ha encantado el final. El poder seguir socorriendo a mi amiga Rea Silvia, gracias, entre otras cosas, a aquellos broches que nos conjuraron a todas a defenderla, protegerla,ayudarla, salvarla.

Te agradezco profundamente que me regalaras un personaje tan hermoso como Palantea. Estoy segura de que la melodía de su siringa acompañó la creación de los poemas de su amado Urbano Lacio y consoló el corazón de su querida Rea Silvia y de Tuccia.

¡Que los dioses te guarden el camino, querida Isabel y te regalen tanta delicadeza y disfrute como tú nos has regalado a tus lectores. Es un privilegio compartirte en la blogocosa. Un abrazo muy fuerte.

PS A Amulio que le parta un rayo ( que le partirá)

Freia dijo...

Gritado, no. Gustado, gustado.
Andan los geniecillos sueltos hoy por aquí.

emejota dijo...

Ha sido un placer seguirte, me sorprende la enorme imaginación histórica de la que haces gala. Te deseo toda la fortuna del mundo con estos libros. Bsss.

Elysa dijo...

Gracias a ti Isabel por esta maravillosa historia. Un final redondo, emotivo y humano. Te deseo de corazón que esta travesía a través de la blogoesfera llegue a donde tu corazón desee.

Gracias de nuevo.

Besitos

La gata Roma dijo...

Aaains, al final ha sido agridulce, pero me ha encantado seguir esta historia.
A veces, como últimamente, he estado muy liada y he reservado un hueco para leerme todas las entradas atrasadas del tirón… Otras, he tenido tiempo y he esperado ansiosamente que publicaras un nuevo capítulo…
Sea como fuere, una gozada leerlo…
¡Al final la pastorcilla y el cronista! Se veía venir pero yo creía que no sería así… él es más pequeño… pero hacen buena pareja desde luego…

Kisses y gracias por tu trabajo !

Juan Segura dijo...

Deseandito estoy (como dicen por La Mancha)de tener el libro entre mis manos para leerlo de nuevo.
Gracias por todo lo que tú ya sabes.
Un final magistral para un nuevo comienzo genial.
Un beso grande Isabel.

Cayetano dijo...

Un broche de oro, agridulce y lleno de sensibilidad poética para dar por terminada la novela.
Mi enhorabuena. Ha sido un placer seguir los capítulos uno por uno.
Un saludo.

África dijo...

Genial, magnífico, me encanta.
Aunque esto dices que sólo es una parte, es una novela completa, completísima, una historia estupenda de principio a fin. Creo que ha sido un acierto darle todo el protagonismo para continuar luego con el resto.
El final que le has dado es tan bonito. Me queda la esperanza de una Rea Silvia viva, aunque aislada, pero conocedora por fin de que sus hijos sobreviven y con eso le basta. Además con la compañía y la ayuda de sus amigos. Eso pienso, y si no es así, no me lo cuentes, jajaja!
Y bueno, me río por lo bajito de Amulio y de Criseida, jajaja, pobres ellos, tan tontos, jajajaja!

Precioso este último capítulo, estoy encantada de haber leído todo el libro. Ahora a esperar esa otra parte (o partes, qué bien) de esta serie!

En fin, que muchas gracias por hacerme pasar estos buenos ratos, aprendiendo cosas y jugando contigo a vivir en Roma.

Un beso

Anónimo dijo...

¿Fantástico y emocinante!. Realmente un gran colofón a la historia de Rea Silvia. Besos.
Rafa

iralow dijo...

Coincido con Freia en la alegria y pena de terminar un libro.
Has alegrado un día gris, como siempre haces, y hoy especialmente lo has iluminado con un final emotivo y esperanzador.

Gracias por seguir buscando nuestros orígenes y mostrárnoslos con esa maestría.

Seguiré esperando a las orillas del padre Tiber.

Un abrazo tan grande como tú eres.

Salve Isabel!

Dyhego dijo...

Isabel:
Me ha parecido muy interesante e instrutivo.
Es como con el oso cuaternario, que se aprende un montón y disfrutas. Vamos, lo que decían los latinos sobre educare delectando.
Vale.

Joanna dijo...

Muchas gracias, he disfrutado con cada una de las líneas. Y espero ansiosamente la segunda parte donde veremos la venganza de los gemelos. Besos.

RGAlmazán dijo...

Reconozco haber sido un blando. Al final, no la he asesinado y encima mi mujer me llamará flojo por mi debilidad. Reconozco no haber estado a la altura de las circunstancias históricas. Aquí no he matado a nadie. Pido disculpas a mis fieles seguidores.
Rey Amulio

Querida Isabel, precioso final de esta primera novela. Gracias por haberme hecho copartícipe y por habernos regalado tan bella obra.
Un beso, querida amiga

Salud y República

anarkasis dijo...

umhnn.....



¿Cuando te invitas a una paella?

Isabel dijo...

Ha sido un placer leerte y sigo admirada por tu buen hacer.
Contigo he aprendido cosas que no sabía.

Enhorabuena y ánimo para seguir.

Besos agradecidos.

Ccasconm dijo...

Algunos visitantes pueden pensar que esta historia tiene un final feliz y que por ello se hace demasiado tópico, prefiriendo que las vidas de nuestros personajes (porque ya se han vuelto tan familiares que los hemos adoptado como algo nuestro) hubiesen caído bajo la tristeza y el desánimo, la sangre y el dolor cual treagedia griega. Sin embargo, creo que en estos tiempos que corren necesitamos historias que nos hablen de esperanza, de dificultades vencidas a fuerza de tesón y paciencia, de amistad y de ayuda.
Te agradezco que nos hayas dedicado esta bella historia en la que hemos descubierto un personje mudo, pero de gran importancia histórica. Como bien creían los romanos los seres vencen a la muerte cuando se habla de ellos, cuando una boca pronuncia su nombre y sus hazañas. Creo que hemos logrado resucitar a Rea Silvia durante meses...
Un besazo y enhorabuena por tu relato

Isabel Martínez Barquero dijo...

Emocionada he leído de un tirón los dos últimos capítulos de "La vestal de Alba Longa", este primer libro de la Fundación de Roma, tan intenso y delicado al tiempo, lleno de saber histórico, de empatía, de solidaridad con los más desfavorecidos por la fortuna y de una prosa brillante, solar, donde las emociones brincan en cada una de sus líneas. No me acuerdo quien dijo aquello de que el destino del hombre lo marca su carácter y tú, Isabel, nos lo has certificado en este libro, pues el carácter de cada uno de los personajes ha determinado su actuación, pensamientos y sensaciones. Muy definidos estos personajes, muy bien trazados, los vemos desfilar por la novela conforme a su temperamento y posición social.

No quiero salir de tu casa sin agradecerte el inmenso honor de haber sido Rea Silvia. Desde ella y desde mí, agradezco la vida en el bosque, aunque sea en el silencio, la posibilidad de contemplar el sol cada mañana y la esperanza de encontrar algún día a mis hijos con vida. No diré que mi destino es triste, pues sólo la muerte resulta irremediable y mientras hay vida, hay esperanza.

Enhorabuena, mi querida Isabel, has puesto el primer pilar de la bella Roma y me siento orgullosa de haberte acompañado por muchas cosas, entre ellas por todo lo que he aprendido y por la emoción de asistir a la escritura de una novela con el autor. Sé que la revisarás, pero lo que has vertido aquí tiene un grandísimo valor.

Miles de abrazos y de besos.

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Querida Isabel, "LA VESTAL DE ALBA LONGA I" ha sido tan intensa, tan real, tan excelentemente descriptiva, humana, plena de ternura, amor, pasión y en ocasiones de horror, que nunca debería acabar.
Pero es razonable que te invite, como muchos contertulios, a una segunda parte de tu "LA FUNDACIÓN DE ROMA".
Espero pacientemente a que llegues a Juliano, El Apóstata. Si tienes a bien, me lo pido como personaje y te explicaré personalmente mis razones.

Mi más sincera felicitación.

Un fuerte abrazo, querida Isabel.

ANA dijo...

Un final lleno de sensibilidad. Mil gracias por transmitirnos la historia de Rea Sílvia con tanta emoción.
Besos Isabel

ANA dijo...

Un final lleno de sensibilidad. Mil gracias por transmitirnos la historia de Rea Sílvia con tanta emoción.
Besos Isabel

Natàlia Tàrraco dijo...

Querida Isabel, disculpas, he estado muy ocupada y viajando, pero siempre busqué unos minutos para leerte.
Gracias amiga por esta maravillosa obra en la que participo con un papel grato y amoroso, Acca mujer decidida, sufriente y dulce cuidadora de los gemelos destinados a la gloria.
Gracias amiga por cada uno de tus capítulos llenos de atmósferas, pasiones, dolor y amistad, amor, leyenda, seres humanos, diosas y dioses, a los que has insuflado vida magistralmente.
Gracias por el regalo que nos has ofrecido y felicitaciones muy merecidas por el trabajo que te ha costado hasta coronar en una novela, primera parte, donde nos explicas el mito de la fundación romana.
Besos a Rea y a todas las mujeres de la novela, cada una con su papel, incluso la maldad, incluida la dulzura y la amistad, la mágia y la divinidad.
Un abrazo querida Isabel, tómate tu merecido descanso, pero cuando quieras aquí estaremos esperando más maravillas de tus letras, segunda parte, tercera...
Fortuna y los Hados esperan inquietos que vuelvas a convocarles.
Un besito muy cariñoso, Acca, Natàlia.

Deb dijo...

Enhorabuena, un beso.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Es un final no del todo feliz dado que el castigo impuesto no ha sido en nada 'humano' o llevadero de no ser por las amistades que lo saben y arriesgan sus vidas para estar alli y acompañar. Bien porque no mataron a nadie, triste por las implicancias de estar lejos de todo y de todos.
Un final magnfico para tu trabajo. Ahora supongo que te tomaras un merecido descanso y esperamos lasegunda parte.

María Antonia Moreno dijo...

Querida Isabel, tenía pendiente la lectura de las últimas cuatro entradas, y acabo ahora mismo La vestal deAlba Longa... Me ha encandilado el final, la visión de esas mujeres danzando en el bosque para aliviar penas o gozar de alegrías. Un poco de esperanza, a pesar del terrible crimen de Amulio. Hay más, por supuesto, mucho más. Qué bien estaría charlar contigo de todo ello, en torno a un café. Quién sabe, quizás el destino vuelva a reunirnos... Enhorabuena amiga, gran trabajo esta epopeya de Rea Silvia. Un gran abrazo.

elena clásica dijo...

Como la primera vez que uno termina la lectura de "La Iliada" o "La Eneida", así sentía el efecto de la catarsis cuando llegaba a estas últimas palabras de la primera parte de "La Fundación", sintiéndome muy grande, aprendiendo cuál es el verdadero significado de la épica donde dioses y mortales entrecruzan su camino y unidos crean el destino que hemos de legar a los que vendrán.

La inteligencia y la sensibilidad de la vestales y de Anto han cosechado sus frutos, la amistad de las personas buenas ha acompañado a Rea Silvia para que no se hiciera efectivo el aislamiento. Y mi adorado Urbano Lacio ha recibido el don de la palabra y del verso desde la propia y misteriosa voz de Silana, este momento... es demasiado profundo y enigmático para agradecerlo en su profunda y mística grandeza, diré simplemente que mi corazón late al ritmo de una fuente sagrada y de la esperanza más allá del sufrimiento.

Siempre contemplaré a Palantea y a Urbano Lacio de la mano, a través de los árboles y de los pájaros que me sea dado contemplar. Esa decoración etrusca me animará a seguir imaginando y soñando en las flores y en las abubillas, en los pájaros carpinteros, en la bondad de los animales salvajes y en los árboles y en las flores que iluminan el alma y que nunca se quejan de nada.

En el tintero se anuncia el futuro de los gemelos, y de los hijos de Anto.

Me gustaría que toda mi profunda admiración por esta creación extraordinaria y mi agradecimiento emocionado se reflejaran a través de unos versos de John Donne:


"¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?

Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti."

Hoy y para siempre un hilo en los personajes de esta obra, en todos los amigos que se han deslizado por aquí, en la autora maga, en el misterio de la creación se ha anudado y será el recuerdo de aquel que desde un prodigio mágico la amiga fiel, Tuccia, desató en Rea Silvia.

Gracias, gracias, gracias. Un fuerte abrazo, Isabel.

GABU dijo...

Amiga mía,cuánta emoción lograste imprimirle al final de la historia!!!!!

"Lo que está dispuesto que suceda, inexorablemente ocurre.
"


P.D.:Tal cual ISA querida,más temprano que tarde,el destino cumple con los ritos signados...

TE DEJO MI AFECTO ENORME AMIGA,Y MIS FELICITACIONES POR TAN HISTÓRICO Y GRATIFICANTE TRABAJO!!! =)))

Isabel Barceló Chico dijo...

Querida reyes, ojala puedas comprar pronto el libro, eso querrá decir que ha sido editado en papel. Te tendré al corriente. Besazos.

Hola elena casero, eso espero, encontrar una editorial tan potente como sea posible. Que los dioses te oigan, guapa. Besos.

Saludos, la dame masquée, en realidad Roma la fundarán los gemelos cuando sean mayores, pero el lugar está ya marcado: ellos querrán fundarla allí donde la loba los amamantó y donde vivieron sus primeros años. Beso a usted su mano.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola dilaida, me alegra saber que te ha gustado. Gracias por tu apoyo constante. Besazos.

Hola yolanda carrasco, gracias a tí, a vosotr@s lectores que sois la razón principal de mi escritura, mi acicate y mi premio. Un abrazo muy fuerte.

Hola américa, tienes razón, así empezó la novela, con el bosque de Silana y la evocación al día en que la vida Rea Silvia dio un vuelco extraordinario.
Como comentaré en breve, mi idea primera era escribir una novela sobre los orígenes legendarios de Roma, pero Rea Silvia y todas esas personas maravillosas que la rodeaban - incluidos los malvados, porque sin ellos la historia hubiera sido muy distinta - conquistaron mi corazón y decidí dejarles actuar a su gusto. Por ese motivo he cambiado el título, porque verdaderamente esta es la novela de Rea Silvia y todo lo demás está por venir. Un abrazo muy fuerte.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola pedro ojeda escudero, gracias por tus ánimos. Quiero descansar un poco, pero lo cierto es que mi corazón está efervescente... Un abrazo muy fuerte.

Gracias virgi por tu confianza en mí y en el futuro de la saga. Lo que estoy en condiciones de asegurarte es que pondré en las siguientes novelas todo mi corazón y todo lo que hasta ahora he aprendido. Un abrazote.

Hola dolors jimeno, gracias a tí por la mucha ayuda que me has prestado con el seguimiento permanente de la historia y con tus sugerencias. Tu fíbula me ha ayudado mucho a unir las diferentes partes... Besos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Ja, ja, freia, me encanta tu última sentencia: a Amulio que lo parta un rayo. Gracias, amiga mía, ha sido un gran placer escribir sabiendo que estábais ahí, leyendo con la mayor atención y poniendo también emoción a la historia. Gracias porque me habéis inspirado muchísimo más de lo que os podéis imaginar, habéis hecho factible ese maravilloso encuentro en el pasado que, de algún modo, se ha convertido en nuestro, en la idea que hemos alcanzado acerca de ese concreto pasado. Todos los personajes han cumplido su papel,desde los más breves hasta los más largos, han sido fundamentales para la construcción de la historia: estamos todos unidos por un hilo sutil que llega desde aquellos remotísimos tiempos de la edad del bronce hasta hoy. Y quizá hasta mucho más lejos que hoy. Ha sido un placer escuchar tu siringa, querida amiga. Creo que a todos nos ha hecho bien.
Un besazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola emejota, gracias por esos buenos deseos. Yo también deseo lo mejor para tí y para Bona...¡Tiene mucho mérito! Besos.

Hola elysa, mi gratitud es para participantes y lectores, porque de verdad que sois el principal estímulo para mí. Me hace muy feliz saber que habéis disfrutado. Un abrazo muy fuerte.

Saludos, la gata roma, me admiro de la paciencia y la constancia con que habéis seguido esta historia. No sé si yo hubiera sido capaz... Pues sí, ya casi desde el inicio de la novela Urbano Lacio estaba cerca de Palantea. Al rpincipio yo creía que era por Rea Silvia, pero luego he visto que no, que no, que en realidad a quien rondaba era a la pastorcilla. Y qué caramba, dos añitos no son nada. Besos, querida amiga.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola bagoas, también yo deseo ardientemente ver el libro impreso. Y a tantos amigos ahí, negro sobre blanco, con vida propia. Besos y gracias por la confianza y el afecto.

Hola cayetano, gracias por seguir la historia y participar en ella. Hoy, cuando todo ocurre (o parece ocurrir) de manera tan vertiginosa, cuando no hay espera para nada, me parece más importante todavía el que comprendamos que la vida es un proceso y hay que saber esperar. Un abrazo muy fuerte.

Hola áfrica, ha sido un placer viajar con tantas personas lectoras y amigas e ir casi de la mano con aquellos antepasados tan remotos y tan nuestros. A mí me reconcilia con la vida. Y bueno, en cuanto a tus previsiones, claro que son acertadas. La cuestión no es tanto qué ocurrirá (desde luego, se fundará Roma) sino cómo ocurrirá. Ja, ja, ahí África tendrá su papel. Besos, guapa.

Isabel Barceló Chico dijo...

Gracias, rafa, me alegro que te haya parecido un buen final. Besos.

Hola iralow, las orillas del padre Tíber son muy adecuadas para esperar. No sabes cuándo te van a traer algo hermoso para fundar algo más hermoso aún. Un río fascinante. Gracias por estar ahí. Un abrazo muy fuerte.

Hola dyhego, has hecho una comparación que ya me gustaría que fuera muy real... Si te has deleitado y has tenido al mismo tiempo la impresión de estar aprendiendo, sinceramente no puedo pedir más. Besotes.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola joanna, creo que los gemelos crecerán muy deprisa y dentro de nada empezarán a correr aventuras de las que, espero, podremos disfrutar juntas. Un besazo.

Ja, ja, rgalmazán, ni sueñes con irte de rositas. Tú y tu amada Criseida (porque la amas ¿no?) tendréis que rendir cuentas de vuestras maldades. No creo que nadie os olvide con facilidad y puedes estar seguro de que Alba Longa quedará para siempre ligada a vuestros nombres.
Me alegro que lo hayas pasado bien. Y no tengas tanta prisa por sufrir la venganza que se cierne sobre tí... Besazos.

Bueno, anarkasis, has sido uno de los pocos muertos. Pero te lo tenías bien merecido, por borrachín y por malvado. Ha sido un placer verte en tu tambaleante papel de Catión. En cuanto a la paella, te la ofrezco para cuando te animes a venir a Valencia. Hay quien me sugiere que organicemos un viaje a Roma, todos juntos, es decir, todos los amigos, personajes y lectores a quienes les apetezca ir.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola isabel, gracias a tí, guapa. Con vosotros lo paso genial. Besos.

Hola carmenBéjar, coincido contigo en valorar que pueda considerarse un final feliz el hecho de que Rea Silvia y Tuccia sigan con vida. Seguir viviendo es siempre un triunfo. Sus existencias debieron ser excepcionalmente duras, pero ahí siguieron, porque los seres humanos tenemos un instinto de supervivencia muy poderoso y porque la idea de que quizá sus hijos vivían era un estímulo inmenso para Rea. En cuanto a la leyenda, algunos autores dicen que Rea Silvia se salvó, quedando recluida, y otros que el rey Amulio la hizo arrojar al Tíber. Cualquiera de esos finales se sostiene, hubiera sido aceptable para la novela. Pero te aseguro que no hubiera tenido corazón para matar a Rea Silvia. Un abrazo muy fuerte, guapa.

Hola isabel martínez barquero, muchas gracias por haber sido Rea Silvia, la que ha tenido la virtud de polarizar a los personajes: los que la odiaban a muerte y aquellos que hubieran muerto por ella. Rea es el eje central en torno al cual gira todo, todas las existencias cobran sentido porque todas contribuyen a construir la historia, las que le son favorables y las que le son adversas. De Rea hemos aprendido a no rendirnos nunca y, lo que casi es más importante, a vivir con serenidad aun sabiendo que tenemos sobre la cabeza una espada de Damocles. Vivir el día a día, el considerar un triunfo ver salir el sol cada mañana, es una lección de vida que nos conviene aprender en estos tiempos que vivimos. Rea Silvia me ha dado muchas lecciones,así que vaya por delante mi agradecimiento para tí, que la has encarnado.
Un abrazo muy fuerte.

Hyperion dijo...

Y nosotros vivimos también esta aventura, como Rea Silvia gracias a tus palabras. Copio éstas de otra gran mujer y escritora (Le Guin) puestas en boca de Lavinia y que ahora son de Rea, tuyas, en una historia cosida con ellas: 'Sé quien fui y quien habría podido ser pero ahora vivo sólo en las palabras escritas'.
Gracias.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola antonio campillo, muchas gracias por hacer una valoración tan positiva de esta novela. Está escrita con los ingredientes que mencionas: amor, pasión y muchas emociones, así que si algo de ello queda reflejado en el texto, tengo que alegrarme. Desde luego que la historia continuará y a no mucho tardar, pero dudo que pueda llegar hasta Juliano el apóstata. Te invito, pues, a que me cuentes tu interés y tu pasión por ese emperador y, oye, quién sabe, igual te puedo dedicar unos cuantos posts. Besos.

Gracias a tí Ana y a quienes como tú estáis demostrando tanta persistencia en la lectura y tanta paciencia con la llegada de vuestros personajes. Besazos.

Hola natàlia tarraco/acca larentia generosa, creo que has dicho una palabra fundamental en esta historia: "convocar". Creo haber convocado esas historias y pasiones y a vosotr@s lectores y personajes en torno a ellas. Creo que realmente estábais todos allí, en la mítica Alba Longa, solar que reconocí en mi corazón apenas puse los pies en ella. "Aquí fue", me dije en aquel lugar, con el lago Albano a mis pies, allá abajo, en aquellos bosques espesísimos, intrincados, atravesados por aquella vía sacra que conducía al santuario de Júpiter Latiaris atravesando la tupida arboleda. Allí fue y allí estábamos todos los que de una manera u otra hemos participado en la reconstrucción de esta historia, mientras seguíamos los pasos de Rea Silvia y de quienes la rodeaban para bien y para mal. En cualquier caso, ha sido una aventura humana por encima de la aventura creativa y puedo asegurarte que hay un lugar de encuentro donde confluyen todas esas fuerzas que hemos puesto en marcha y que algún día fructificará. Besos, querida Acca Larentia, madre voluntaria de los gemelos y de la nación romana.

Isabel Barceló Chico dijo...

Muchas gracias, deb. Estos días en que se está celebrando la Feria del Libro en Valencia me acuerdo especialmente de tí. Besos.

Querida alejandra sotelo faderland, creo que has dado de lleno en el clavo al señalar lo que es la vida misma: no se gana todo ni se pierde todo, sino que la vida sigue fluyendo con lo que tiene de bueno y de malo. Creo que nuestras queridas amigas están protegidas en muchos aspectos, en otros es imposible, porque hay que vivir el día a dia en el aislamiento y la soledad compartida. Desde luego que llegará el día de la venganza, aunque yo preferiría llamarlo "justicia". Pero en fin, los antiguos solían hablar de la venganza y así lo he de aceptar. Pero justicia sería castigar a los culpables de haber dañado tanto a quienes no lo merecían. Algo que sigue ocurriendo en nuestros tiempos día a día. Tuya será una parte de la venganza, de eso no tengas duda. Besos, querida amiga.

Hola maria antonia moreno, también a mí me apetecería muchísimo charlar contigo en torno a un café. Esta segunda aventura humana y creativa me ha enseñado muchas cosas, más de las que aprendí con Dido, y eso me hace feliz y me anima a reforzarme en esa línea de trabajo. Que las apartadas de la sociedad, Rea Silvia y Tuccia puedan tener también sus pequeñas alegrías me parecía importante, fundamental para su supervivencia. Y sobre todo, porque me hubiera sentido tan injusta y brutal como Amulio si las hubiera hecho morir. No, ellas se merecían seguir con vida y disfrutar, en las pequeñas cosas, de la protección de Silana y de tantas divinidades femeninas que las amaban. Un abrazo muy fuerte y a ver si pudiéramos estar juntas pronto.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Dado tu ultimo comentarios, ¿actualizo el kit de venenitos? Tengo unos muy practicos, en polvo que no se asocian a comida, ideal para.... ya te contare mejor. Hay para todos los gustos.

fgiucich dijo...

Aunque la magia haya terminado, seguirá flotando en el aire esta hermosa historia que la tejiste con maestría. Ha sido un verdadero placer leerte y seguir los capítulos, capturado por la intensidad del relato. Abrazos, amiga.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola elena clásica, me quedo sin palabras ante tu comentario, porque cuando se habla de emociones como lo haces tú y de épica y de dioses, sólo puedo descubrirme ante tu sabiduría. Creo que a mí me ocurre como a Urbano Lacio, que escuchando aquella naturaleza quasi divina de Alba Longa aparecen ante mís ojos algunas realidades misteriosas, que no se desvelan en su totalidad, pero están y son y pueden ser contadas.
Gracias por tu compañía, por tu inspiración, por tus bondades. Y gracias por esa maravillosa cita de John Donne (ya sabes que "donne" es "mujeres" en italiano) y ese verso deslumbrante "ningún hombre es una isla entera por sí mismo". No hay una frase más certera para reflejar mi idea de que todo es construido y constituido por todos, de ahí que me parezca fundamental que esta novela (y en otras)se perciba con claridad que en la historia personal de cada uno de nosotros - y, por tanto, en la de todos nuestros antecesores -, influyen numerosas personas y hechos, desde el más importante hasta el más nimio y, por tanto, lo que resulta es obra coral y no de una sola persona.
Gracias por tus susurros poéticos, Silana, te aseguro que tu bosque sagrado se ha quedado anclado en la Alba Longa que habita en mí. Un abrazo muy fuerte.

Hola gabu, me encanta la devoción y la emoción con que has ido siguiendo esta historia. Llegará la siguiente y - espero - la siguiente, y sé que en todo momento contaré contigo. Besos, querida amiga.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola hyperion, gracias por esa cita maravillosa de Le Guin (que, intuyo, deben ser de su Lavinia). Tú eres mis ojos y mis pies y mi corazón en los montes Albanos y no puedo pensar en ellos sin acordarme de tí. Eres mi hombre en Roma. Y cuando sigamos con esa fascinante fundación estarás firme sobre tus cuatro arcos, vigilando las puertas: lo que está dentro y lo que está fuera, lo que ya ha ocurrido y lo que sucederá. Un abrazo muy fuerte.

Isabel Barceló Chico dijo...

Ja, ja, alejandra sotelo faderland, ve preparando tus venenos, porque nos harán falta. Aún no sé cómo nos va a convenir más usarlos, pero conviene estar muy preparadas. Un abrazote, guapa.

Gracias, fgiucich, también yo espero que la magia de Alba Longa no desaparezca nunca. Desde luego, yo no la voy a olvidar. Un abrazo.

Sahara dijo...

"Soberbio" final para una obra tan magnífica. Isabel, me has dejado con el alma pidiendo más. Te seguiré en esa segunda parte y en todas las obras que acometas.

Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Amiga Isabel:

¡Enhorabuena! Un capítulo final a la altura de esta fascinante historia. Me ha emocionado la vida en el bosque de Rea Silva.
Sabes que llevo un tiempo un poco alejado, pero no he abandonado la historia. Intentaré volver más despacio sobre los capítulos que me he perdido.

Y enhorabuena también por haber terminado (esta parte) de la historia. Siempre es un placer - ¡y un descanso! - llegar al final de un relato.

Un fuerte, fuerte abrazo

Javier dijo...

Ahora ya sólo falta que una Editorial tenga "el buen ojo" de editarla para que pueda llegar a los que no han tenido la suerte de seguirte en al red.

Un abrazo y mucha suerte.

Carmen dijo...

Deseando estoy de tener entre mis manos este hijo tuyo en forma de papel, casi tanto como Rea Silvia desearía tener entre sus brazos a sus pequeños que cree muertos, pero que espero que en un periodo de tiempo no demasiado largo, se haga la luz para todos y pueda abrazarlos.
Espero el libro con ansiedad Isabel. Enhorabuena y un abrazo

Juanjo Montoliu dijo...

Me ha gustado mucho y espero verlo publicado, para poder leerlo y conservarlo en mi biblioteca. Pero me he quedado con ganas de más, Isabel. ¿Escribirás la continuación?