Ahora que está avanzada la primavera y en la plazuela del granado el sol calienta con más fuerza, acuden a nuestras reuniones muchas personas ancianas. Suelen reservarme el banco bajo el árbol y los demás se sientan alrededor en sus asientos plegables. Hay bastante animación.
Apenas mi ayudante Karo, puesto en pie sobre el banco, acaba de leer el último fragmento de mi texto, se forma una revolución. El rey Yarbas no goza de mucha simpatía entre nosotros, pero la noticia de que Utyke y su tío, el sacerdote de Hércules, lo hubieran azuzado contra los fenicios, aún les ha disgustado más. Se alzan varias voces exigiendo saber de inmediato qué maldades idearon.
- La señora Imilce no puede escribir su historia más deprisa – declara Karo a voz en grito y con tanta energía, que se impone el silencio – Su cabeza no cesa de trabajar, pero a mí me resulta imposible seguirla y copiar a todas horas. Además, a ella le gusta repasar lo escrito, reordenar la ideas y enmendar todo lo que le parece mal. Y a esto debe añadir los datos e ideas que vosotros mismos le vais dando. ¡Es un trabajo enorme para una anciana!
Bajo modestamente los ojos. No me disgusta que de vez en cuando se produzca un pequeño revuelo como éste. Significa que mi trabajo interesa y hasta apasiona a los cartagineses. Eso me halaga, desde luego. Y me permite también hacer pequeñas disgresiones respecto al tema principal.
- Fue precisamente en la cena que el rey Yarbas ofreció a la reina Dido y los fenicios, cuando tus abuelos se enamoraron – digo dirigiéndome a Jacinta. Ella asiente con la cabeza y se sonroja un poco.
- ¡Hasta en esa materia el filósofo Filón fue un personaje singular! – afirma Parepidemos Samosatense con orgullo.
Cuando llegó a Cartago todo el mundo miraba con recelo a este hombre, un peregrino, como a él le gusta definirse. No entendíamos muy bien qué clase de peregrinaje era el suyo, porque en lugar de túnica y sandalias polvorientas y barbas sucias, propias de quien anda aquí y allá por los caminos, va siempre acicalado como si fuera a una fiesta. Afirma estar recorriendo el mundo persiguiendo la verdad. ¡Como si la verdad fuera una liebre! Aparte de esa extravagancia, es un tipo simpático.
- He solicitado al gobierno de Cartago examinar los documentos que se conservan de Xilón, el que fuera cronista de la reina Dido – prosigue Parepidemos –. Quiero saber si en ellos se recogen noticias del pensamiento y los hechos de su ilustre hermano, el filósofo Filón de quien estamos hablando. Os informaré de lo que encuentre.
- Y a nosotros ¿qué nos importa? –pregunta una voz entre el público – sólo nos interesa nuestra reina.
- ¡Claro que nos importa! – respondo yo misma - ¿Cómo podríamos conocer a Dido sin saber nada de quienes la rodeaban? ¿Creéis que en su vida careció de importancia el afecto de la nodriza Barce o el amor de su hermana? ¿Acaso llegó ella sola hasta aquí? ¿No la ayudó Teano, matemática insigne, a trazar los límites de la ciudad? ¿Serían tan famosas nuestras murallas sin el trabajo de Aemilius? Y hasta Utyke, de cuyas aviesas intenciones os habéis quejado, contribuyó a crear nuestra Cartago: sin su oposición a Dido, quizá tendríamos una ciudad diferente.
- En cuanto a los amores del filósofo Filón y la danzarina Dincer, abuelos de Jacinta aquí presente, os diré algo – añado tras hacer una pausa –: creo que a la reina Dido la conmovieron mucho. Después de tantos años de viudez, le hicieron añorar las dulzuras del matrimonio. Placeres embellecidos sin duda por el recuerdo, porque apenas había tenido tiempo de catarlos cuando su esposo Siqueo fue asesinado. La reina se ablandó. Y el dios Cupido, hallando su corazón tan propicio, en lugar de rozarlo apenas con la punta de su flecha para encenderlo de amor, lo atravesó sin piedad de parte a parte. ¡Quieran los dioses librar a todos los presentes de un mal semejante!
- No creo que este auditorio de ancianos corra mucho peligro, señora Imilce –dice Karo por lo bajo.
- ¡Vas listo si te crees que la edad nos protege de las pasiones...! ----
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- Lo se muy bien, Utyke – dice el rey Yarbas, sentado al lado de la joven en el patio de su palacio, mientras varios criados los rodean para atenderlos.
- Entonces, no permitas a los fenicios asentarse en tus tierras. Nadie puede obligarte a actuar contra tus intereses. Eres el rey.
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- No es tan sencillo negarse. ¿Por qué crees que estoy disgustado? Los comerciantes y artesanos apelan precisamente a mi interés para que autorice a los fenicios a fundar una ciudad. Alegan que se incrementará tanto el comercio que los impuestos que ellos me pagan por ejercerlo pueden verse quintuplicados.
- De nada te servirá ganar grandes sumas de dinero, mi rey, si metes a un enemigo en casa – responde Utyke –. ¿Crees que esa Dido, una mujer sin patria, se conformará con una sola ciudad? En cuanto adquiera fuerza, enviará contra ti un ejército.
- ¿Piensas que mis súbditos darían crédito a ese argumento? ¡Utyke, tú vives, como yo, en esta ciudad...! Me responderán que no puedo gobernar apoyándome en conjeturas y suposiciones. Que los fenicios son un pueblo comerciante y pacífico y, hasta ahora, no han movido guerras contra sus vecinos. Algunos nobles están esperando un error mío para derrocarme. Estoy en un callejón sin salida. ¡Maldita sea esa Dido...! Ha sido muy astuta al conquistar la confianza de mi pueblo.
Con estas últimas palabras, el rey Yarbas se ha puesto en pie violentamente y su asiento ha caído al suelo detrás de él. La boca está más apretada que nunca y se ha convertido en una raya fina como un hilo. Sus criados ni siquiera se atreven a acercarse para levantar del suelo la silla. Utyke permanece callada rumiando sus propios pensamientos y cuando siente que la respiración agitada del rey se ha calmado de nuevo, toma la palabra.
- A la astucia de esa reina podemos oponer la nuestra.
Yarbas la mira fijamente y la ve sonreír, distendida y casi juguetona. Ella mueve la cabeza para hacer caer sobre su hombro su cabellera negra, brillante como la plata bruñida. Levanta hacia el rey los ojos con cierta coquetería, y añade:
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- Me he informado bien. Los fenicios llevan varios años vagando por los mares y no tienen dinero. Puedes hacer lo siguiente: regálales una porción de tierra, una cantidad insuficiente para una ciudad. Ello demostrará ante los comerciantes y artesanos que tienes buena fe y deseas que se queden. Y por el resto de la tierra que necesiten, pídeles un precio elevado. Es lícito que vendas tus tierras y les saques provecho, nadie podría reprochártelo.
- ¿Y entonces...?
- Con tal de no reconocer que es más pobre que las ratas, a esa tal Dido le faltará tiempo para marcharse poniendo mil excusas. Tú no le habrás negado nada: será ella misma quien renuncie.
- ¿Y cómo justificaré el donarle poca tierra, cuando todo el mundo sabe que dispongo de mucha?
- Eso déjalo de mi cuenta.
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* Detalle de relieve. y ** detalle de cabeza femenina. Museo Centrale Montemartino. Roma.
*** Escultura masculina. Pompeya.
**** Detalle de columna estriada. Pompeya.
*****Detalle de cabeza de Constantino. Museos Capitolinos. Roma.
******Detalle de cabeza de amazona. Museos Capitolinos. Roma.
*******Sombras de columnas sobre el pavimento. Pompeya.
NOTA .- Algunos amigos participan de esta historia con diversos personajes. Para facilitar la comprensión de cada post, se incluye la lista por orden alfabético de personajes.
ACATES, amigo del alma de Eneas. (Eggy)
ACUS, hijo mayor del príncipe del Senado y Jefe de la expedición de Dido. (Acus)
AEMILIUS, director de las obras de la muralla de Cartago. (Unjubilado)
AMILCAR, timonel de la nave de Dido. (Edem)
AMNERIS, la tejedora, hija del cartógrafo Igres y la guerrera Nismacil. (Paula)
ANARKASIS, actor. (Anarkasis)
ANNA, hermana de la reina Dido. (Bethania)
ANQUISES, padre de Eneas. (Juan)
ASCANIO, hijo de Eneas. (Ferípula)
BARCE, nodriza de Siqueo, doncella y confidente de Dido. (Leodegundia)
CAIUS PERTINAX, un hombre de negocios, interesado en la obra de la señora Imilce. (Joaquín)
CALIBÁN, un personaje enigmático. (Gonzalo)
CARMINIS, pintora de éxito. (Carmen)
CIRENE, la viajera troyana, madre del poeta Trailo. (Lady Read)
CLAUDIO APOLLIONI , esclavo y pedagogo. (Juanmb)
CLOANTO, un troyano. (Rafael p.q.)
COPA DE ORO del padre de la reina Dido. (Tony)
CRISEA, una vestal. (Krisish)
CUPIDO , dios del amor, hijo de la diosa Venus y hermano de Eneas. (Lady Ice)
DADA, un personaje de oriente. (Ixchel)
DIANA, esposa de Acus y amiga de Dido. (Claullitriche)
DINCER, una bailarina oriental. (Ximena)
DEMETRIUS PEDER, un escultor griego. (Pru)
EL TIEMPO, el viento y el agua. (Manuel)
EOLO, dios de los vientos. (Gloria de Un cajón revuelto)
ESPÍRITU invisible, protector de la nave de Dido. (Cieloazzul)
FILÓN, un filósofo cínico, hermano de Xilón y abuelo de Jacinta. (Gregorio Luri)
GABRIEL, vigía de navío de la reina Dido.(Iralow)
ICARUS, lugarteniente y consejero de Eneas. (Javier)
IGRES, Un cartógrafo mestizo, esposo de la guerrera Nismacil y padre de Amneris, la tejedora. (Sergi Bellver)
IRIS, mensajera de los dioses. (Fortunata)
ISKIAS , amazona, guardaespaldas de Dido y Anna. (Lady Zurikat)
JACINTA, artesana de vasijas de arcilla, nieta de filósofo Filón. (Ontokita)
JUNO, diosa esposa de Júpiter y protectora de Dido.(Gabu)
KARO, escribiente de la señora Imilce. (Antonio Portela)
KOSTAS, cordelero amigo de Imilce. (Kostas h.)
MERCURIO, mensajero de los dioses. (Marelyt)
MOOK, perro de la reina Dido. (Movie)
MORGANA, una hechicera siria. (Morgana)
NÁUFRAGO, náufrago enamoradizo. (Tinta del corazón)
NAUSICAA, hija del rey de los feacios. (Nausicaa)
NEOPTOLEMO, hijo de Aquiles. (Aquiles)
NEPTUNO, dios de los mares. ( Antonia Romero)
NISMACIL, guerrera oriental, esposa del cartógrafo Igres y madre de Amneris, la tejedora. (Aurefaire)
NUERA DE la señora Imilce (Bettina perroni)
PALEMON, comerciante griego con productos de oriente. (Adrià Urpì)
PALINURO, piloto de la nave de Eneas. (Luis Rivera)
PAREPIDEMOS SAMOSATENSE, peregrino. (Charles de Batz)
PITONISA de un oráculo. (Badanita)
PRINCIPE DEL SENADO, Jefe del Senado de Tiro y luego de Cartago. (Angelusa)
SACERDOTE DE HÉRCULES, MALO, malísimo. (El hippie viejo)
SALMA, Esclava oriental. (Gloria de Ojos de miel)
SAO, una ninfa. (Irene)
SEÑORA IMILCE, impulsora, narradora y corazón de esta historia. (Almena)
SERVULO, joven esclavo, copero de la reina Dido. (Felipe Servulo)
SIQUEO , sacerdote de Melqart y esposo de Dido. (Pedro (glup))
SIRIO, gato de Anna. (Sirio)
SOFONISBA, JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago. (Charo Marco)
TEANO, matemática muy reputada. (Miriam g.)
TRAILO, poeta troyano e hijo de Cirene la viajera, narrador de parte de esta historia. (Grimalkin el bardo)
ULA, amiga de Dido. (Ula)
UN ARBOL un tanto especial. (Goathemala)
UN CANGREJO en cualquier playa. (Cangrejo sedentario)
UN GRAN MATORRALaromático a la entrada de una cueva. (Rosa Silverio)
UNA PIEL DE TORO. (Carlos a. gamboa)
UTYKE, sobrina del sacerdote de Hércules. (Nina)
VENUS, diosa del amor, madre de Cupido y Eneas. (Elisa de Cremona)
XILÓN, maestro griego, hermano de Filón y cronista de la familia de la reina Dido. (Fernando Sarriá)
YARBAS, rey pretendiente de Dido. (Kurtz)
ZOE, prostituta con vocación de libertad. (Zoe favole)