La inesperada irrupción de la reina Dido en su campamento, en plenos preparativos para abandonar Cartago, causa sobresalto y recelo en los troyanos. La reina se ha plantado delante de una cabaña, frente a Eneas, en actitud desafiante. Su pecho sube y baja aceleradamente, el color se ha retirado de su rostro y los nudillos de sus manos tienen la blancura del hielo.
La reina busca los ojos de Eneas. Necesita examinarlos, hurgar en sus descontentos, indagar en sus profundidades cuál es su propósito al mentirle. Le es preciso transmitirle su furia y su amor inmenso, su miedo y su esperanza. Quiere rastrear en ellos la alegría de tantas horas de amor y reclamar para este momento su dulzura. Vano intento. Como una piedra arrojada contra una peña, su mirada se estrella en las impenetrables pupilas del príncipe troyano y, en el mismo instante del choque, Dido intuye su fracaso: no hay en los ojos ni en el rostro de Eneas sorpresa, ni vergüenza, ni asomo de piedad. Sólo un rastro de condescendencia asomando en el pliegue de su boca, en un esbozo de sonrisa que quiere ser cortés y a ella le resulta hiriente. Dido hace un esfuerzo sobrehumano para contener su deseo de gritar y llorar, de abrazarse a ese malnacido y borrarle la sonrisa a besos, de desgarrarle la carne con las uñas y estrecharlo contra su corazón.
- ¿No te ibas de cacería? – dice al fin, sin poder ocultar su furia –. Si es así, ya pueden correr a esconderse las alimañas, porque ninguna es tan traicionera como tú. ¿Qué significa todo esto, Eneas? ¿Qué otras falsedades urdes?
- No me juzgues antes de tiempo, reina Dido. No es propio de ti.
- ¡Claro que no! Lo propio de mí es ser generosa sin límites, dar cuanto tengo a quienes no tienen nada, acoger al vagabundo y hacerle un hueco en mi hogar. Eso es lo propio de la reina Dido, todo el mundo lo sabe. Y ¿qué crees tú que es propio de una persona de bien? ¿Huir a escondidas como los ladrones?
Eneas le sostiene la mirada sin inmutarse. No ha perdido la compostura ni se siente violento por estas acusaciones. Se acerca a ella, la toma del brazo e insiste en entrar en la cabaña. Hace frío fuera. Dido se deja conducir, porque la desazón y el dolor le producen debilidad en las piernas, se siente insegura.
- Tienes fama de ser muy generosa – dice Eneas una vez se han sentado y le ha ofrecido un poco de agua –. Nosotros los troyanos somos un ejemplo de ello. Pero dime: ¿es generoso pretender coartar la libertad de los demás? Si un día me acogiste, ¿habré de ser siervo tuyo toda la vida? Algunas cualidades se vuelven vicios cuando no se emplean bien. Te estaré eternamente agradecido, puedes estar segura. Pero ahora, debo partir.
La reina rebate con indignación sus palabras: le ha ofrecido compartir su trono y esa propuesta no contiene ninguna servidumbre, sino reconocimiento y respeto hacia su ascendencia de sangre real. Responde Eneas hablando de la necesidad de los troyanos de fundar su propia ciudad, dedicarla a sus dioses ancestrales, hacer de ella la heredera y continuadora de la destruida Troya. A esta explicación opone Dido la oferta de consagrar Cartago a los dioses troyanos, incluso de cambiar el nombre a la ciudad. Y además, a ellos dos los une un profundo afecto y la felicidad experimentada juntos. Frente a ese amor, que asegura considerar deseable y hermoso, Eneas apela a su deber para con su sangre y con su pueblo.
Igual que una noria gira y gira arrastrada por un asno con los ojos vendados, la reina y el príncipe troyano repiten una y otra vez los mismos argumentos, el uno para marcharse y la otra para hacerle desistir. Dido se encoleriza, ruega, acaricia la mano al príncipe, le habla con rudeza, busca sus ojos, se levanta encolerizada y le vuelve la espalda, tan pronto llama en su auxilio a la razón como al corazón. Pero Eneas se ha revestido de una coraza capaz de resisitir todos los asaltos y no cede ni un ápice.
La emoción de la reina ha convertido sus facciones en una carta naútica donde están dibujadas todas las corrientes, los escollos, los abismos. Se siente desarmada y desesperada por los razonamientos del troyano. Un cúmulo de turbación y angustia le impide pensar con claridad. Al final, una sola idea se enseñorea de su cabeza: retrasar la partida de su amado, retenerlo siquiera durante unos meses. Quizá en ese tiempo pueda concebir un hijo, así no se quedaría sola ni lo perdería del todo. Ojala sus palabras fueran fuego, lanzas o espadas capaces de atravesar el muro de frialdad que ha levantado Eneas.
- Me duele esta disputa – le dice por fin con la mayor docilidad, tendiendo sus manos hacia las de él –. Ven, volvamos al palacio y hablemos con sosiego. Todo quedará acordado entre nosotros y olvidaremos este desencuentro.
- No puedo acompañarte, Dido – responde el troyano – Estamos concluyendo los preparativos para zarpar y soy necesario aquí.
- ¿Insistes en tu desvarío? – se altera de nuevo Dido –. Nadie en su sano juicio se arriesgaría a navegar en esta estación. ¡Mira cómo están de turbias y revueltas las aguas! ¿Has visto un cielo más amenazador? Espera al menos a la primavera, cuando el océano vuelva a ser navegable.
- No insistas tú, reina Dido. Yo voy a seguir mi propio rumbo.
- ¿Tu rumbo? Ofrecí mi ciudad a los tuyos antes incluso de conocerte, cuando ellos te daban por perdido y muerto en un naufragio. ¿No lo recuerdas? Me contaste luego qué gran enemigo había sido para vosotros el mar, cuánto sufrimiento os había producido. ¿Y ahora te confías a él, desdeñando la seguridad de Cartago? ¿Qué rumbo es ese del que hablas? ¿Uno que te lleve directamente al fondo del océano? ¿Es allí, en sus abismos, donde piensas construir el templo a tus dioses penates?
- También me has oído hablar de las costas del Lacio – responde Eneas .
- Eso fue antes de convertirte en mi esposo, cuando no tenías patria ni hogar. Ahora es distinto: tú y yo hemos compartido el tálamo con la bendición de los dioses, somos ya una familia. No puedes marcharte de tu propia casa.
- Yo no soy tu marido ni te he hecho promesa de matrimonio – dice el troyano clavando el aguijón de su despecho en el alma de Dido – . Te entregaste a mí por tu propia voluntad, sin que yo te lo pidiera.
Si en ese instante le hubieran cruzado la cara con un látigo, no se habría dado cuenta Dido. No habría oído derrumbarse una montaña, ni notado temblar el suelo bajo sus pies. Una ola gigante podría haberla arrastrado a las profundidades sin encontrar en ella resistencia. Es tan aguda y punzante su herida, que el mundo entero lo ocupa su corazón escarnecido. Al fin, en medio de un silencio de muerte, recupera la voz.
- Jamás pensé oír de tu boca semejantes palabras. Todo ha quedado dicho entre nosotros.
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La emoción de la reina ha convertido sus facciones en una carta naútica donde están dibujadas todas las corrientes, los escollos, los abismos. Se siente desarmada y desesperada por los razonamientos del troyano. Un cúmulo de turbación y angustia le impide pensar con claridad. Al final, una sola idea se enseñorea de su cabeza: retrasar la partida de su amado, retenerlo siquiera durante unos meses. Quizá en ese tiempo pueda concebir un hijo, así no se quedaría sola ni lo perdería del todo. Ojala sus palabras fueran fuego, lanzas o espadas capaces de atravesar el muro de frialdad que ha levantado Eneas.
- Me duele esta disputa – le dice por fin con la mayor docilidad, tendiendo sus manos hacia las de él –. Ven, volvamos al palacio y hablemos con sosiego. Todo quedará acordado entre nosotros y olvidaremos este desencuentro.
- No puedo acompañarte, Dido – responde el troyano – Estamos concluyendo los preparativos para zarpar y soy necesario aquí.
- ¿Insistes en tu desvarío? – se altera de nuevo Dido –. Nadie en su sano juicio se arriesgaría a navegar en esta estación. ¡Mira cómo están de turbias y revueltas las aguas! ¿Has visto un cielo más amenazador? Espera al menos a la primavera, cuando el océano vuelva a ser navegable.
- No insistas tú, reina Dido. Yo voy a seguir mi propio rumbo.
- ¿Tu rumbo? Ofrecí mi ciudad a los tuyos antes incluso de conocerte, cuando ellos te daban por perdido y muerto en un naufragio. ¿No lo recuerdas? Me contaste luego qué gran enemigo había sido para vosotros el mar, cuánto sufrimiento os había producido. ¿Y ahora te confías a él, desdeñando la seguridad de Cartago? ¿Qué rumbo es ese del que hablas? ¿Uno que te lleve directamente al fondo del océano? ¿Es allí, en sus abismos, donde piensas construir el templo a tus dioses penates?
- También me has oído hablar de las costas del Lacio – responde Eneas .
- Eso fue antes de convertirte en mi esposo, cuando no tenías patria ni hogar. Ahora es distinto: tú y yo hemos compartido el tálamo con la bendición de los dioses, somos ya una familia. No puedes marcharte de tu propia casa.
- Yo no soy tu marido ni te he hecho promesa de matrimonio – dice el troyano clavando el aguijón de su despecho en el alma de Dido – . Te entregaste a mí por tu propia voluntad, sin que yo te lo pidiera.
Si en ese instante le hubieran cruzado la cara con un látigo, no se habría dado cuenta Dido. No habría oído derrumbarse una montaña, ni notado temblar el suelo bajo sus pies. Una ola gigante podría haberla arrastrado a las profundidades sin encontrar en ella resistencia. Es tan aguda y punzante su herida, que el mundo entero lo ocupa su corazón escarnecido. Al fin, en medio de un silencio de muerte, recupera la voz.
- Jamás pensé oír de tu boca semejantes palabras. Todo ha quedado dicho entre nosotros.
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Como en un sueño enfrebrecido regresa la reina Dido a su palacio. Le llevan las riendas del caballo, pues ella misma no es capaz de sujetarlo. El aire se resiste a penetrar en su pecho, los árboles y las montañas se burlan de ella cambiándose de sitio a cada momento. Todo se mueve y, a la vez, está inmóvil en su mente. Lo que ocurre a su alrededor no le concierne, es completamente ajeno a ella. Sólo es una sombra, un espíritu carente de materia a la que agarrarse, un ser sin entidad suspendido en el tiempo.
- Palemón acaba de llegar de la ciudad del rey Yarbas, mi reina – anuncia el noble Acus saliendo al encuentro de Dido sin ocultar su preocupación –. Trae noticias muy alarmantes.
- Estoy muerta, Acus. Nada en el mundo me puede afectar.
*Detalle de relieve en un sarcófago. Museo Massimo alle Terme. Roma.
**Detalle de figura femenina con una máscara, relieve en un sarcófago. Museo Massimo alle Terme. Roma.
***Detalle de la columna de Marco Aurelio en la plaza Colonna. Roma.
****Detalle de relieve en el Ara Pacis. Roma.
*****Detalle de escultura masculina. Museo Massimo alle Terme. Roma.******Detalle de decoración de una urna cineraria. Museo Aula Octógona. Roma.
*******Enredadera en la plaza de Santa Trinità dei Monti. Roma.
71 comentarios:
Ha sido un golpe bajo para Dido.
Qué bien expresa tu relato las emociones encontradas que pueden aunarse en un momento así:
"...su furia y su amor inmenso, su miedo y su esperanza".
Un abrazo fuerte
Sentimientos encontrados.
Yo hoy vivo en ellos.
Lo cierto es que vengo mucho a leerte y no se porque nunca te digo nada...tengo complejo de voayeur a veces....
Vaya, ¿es cosa mía o has puesto más guapo a tu niño? Le sientan bien estos colores.
Nada, de momento sólo decirte que he regresado y que me pienso poner al día con tus historias romanas.
Besos orgiásticos.
Pobre Dido, que le será negado el derecho de lamer sus propias heridas...
Pero a veces.. eso es bueno...
Seguro que tras ese muro de frialdad Eneas oculta un gran deseo de estrechar la mano de Dido e ir de vuelta al palacio, su hogar, pero el orgullo es más fuerte que todo eso.
Ummm, me gustaría verte entre hombro y hombro de Frank Miller y los guionistas de 300...mucha menos sangre y más peso específico les hubiera venido bien. Muchos besos querida Isabel.
Has conseguido que tome parte en tu historia y siento gran pesar por Dido, por lo que sufre.
Permítele que sea feliz alguna vez, mujer. Proporciónale algún encuentro amoroso feliz y que el placer la eleve al séptimo cielo. Se lo merece ¿no crees? : ))
Ave Isabel, que los dioses te conserven la gracia que te dieron para escribir.
Viva!
Espero que entenda o português, no minímo.
Caso contrário, estamos mal:entendo castelhano, catalão e galego...mas õ único em que escrevo (mal) é o castelhano.
Parece-me que é feminista : somos duas.
Me gustó lo que está escrito.
Saudações! (Saludos)
¡Ay las miradas! Que lo dicen todo sin decir palabra.
Ya casie stoy al día, Isabel. Me encanta leerte.
Mil besines, Romana.
ay! mori con este capítulo...
como ya sabes, voy por Eneas ;)
la costas de Lacio lo esperan!
Las miradas dicen mas que mil palabras, desdichada Dido, tanto amor que dio y ahora triste
Un abrazo amiga
Supongo que Eneas no era libre para decidir, pero eso no quita ser sincero con Dido y no marcharse a escondidas.
...uy Isabelisíma!... que triste parte de la historia, quedé con la amargura en los labios... pobre de mi reina, pobre de todas las reinas y plebeyas que han sufrido el desamor!... y al final, son simplemente lecciones de la vida que quedan y nos hacen invencibles... espero sea el caso de Dido también...
abrazos mil!
Una mujer traicionada es cosa terrible, pero como será una reina despechada? Esta parte del relato alcanzó, querida amiga, las alturas más preciadas. Abrazos.
Hola almena, realmente Eneas ha estado muy duro con la reina. Podía haberse ahorrado las últimas palabras. O haberla invitado a ir con él, ¿no? Besos.
Hola palmoba, si estás pasando por una mala situación sentimental, comprenderás mejor que nadie a la reina. Gracias por dejar tu comentario, me alegra saber que entras aquí. Mucho ánimo, pues hasta las cosas más horribles terminan y se olvidan... Besos.
Hola ella y su orgía, pasé hace unos días por tu blog y no me permitió dejarte un comentario. Quiero decir que ponía mi clave y no me dejaba entrar. Probaré de nuevo. Me alegro de que hayas regresado, porque tu espacio es deliciosos. Besos y feliz regreso.
Saludos, mía. Sí, parece que a la reina se le acumulan los conflictos y, como bien señalas, la urgen a prestar atención a cosas distintas a su propio dolor. Está por ver qué ocurre. Besos, guapa.
Hola krisish, creo que además del orgullo, la ambición mueve a Eneas: quiere ser rey y no deberle su reino a una mujer. Besos, querida amiga.
Hola maik pimienta, no suelen gustarme las historias épicas transformadas en cómics. De algún modo parecen perder valor. Un beso y hasta pronto.
Hola juan, la reina ya alcanzó ese séptimo cielo en su encuentro con Eneas, un encuentro feliz y desinhibido que se relata en la 3era parte de Dido y Eneas (en las etiquetas). Ahí ella fue muy dichosa. En realidad, su alegría empezó con la llegada de Eneas. Besos, querido amigo.
Saludos y bienvenida sao, yo tampoco hablo ni mucho menos escribo el portugués, pero razonablemente nos podemos entender, ¿verdad?. Espero que nos visitemos más veces. Un abrazo.
Hola angelusa, te mereces una medalla por tanto trabajo de lectura. Pero creo que merece la pena, para poder mejor vivir el final. Besotes, guapa.
Hola ahelon, no hay duda de que Eneas está decidido a partir y no se ha dejado conmover por Dido. Me gustaría alegrarme - pues de él descienden los romanos, según sus propios mitos - pero me duele por la reina, a quien he llegado a querer. Besos y hasta pronto.
Hola alida, la reina amó mucho y, en consecuencia, vivió intensamente. Solo por eso valió la pena sufrir. Besitos.
Hola niha, todo el mundo es libre de elegir, como tú señalas, por lo menos el modo de cumplir con los mandatos recibidos. Creo que hace mucho daño a la reina.
Hola claullitriche, ha llegado para la reina ese momento terrible que quienes estaban a su alrededor le anunciaban: el troyano era un ave de paso, y eso se veía desde el principio. Ella prefirió (o no pudo evitar) amarlo con pasión, y ahora esa pasión exige ser expiada. Besos, querida amiga.
Hola fgiucich, no tardaremos mucho en presenciar el desenlace de esta historia... Besitos.
Nunca entenderé como una persona de la valía de Dido, se enamora y pierde totalmente la razón y al final también la dignidad al arrastrarse y rogar a Eneas que se quede con ella viendo que él ni la quiere ni la respeta, que en realidad en lugar de amarla simplemente la utilizó. Una pena. Esperemos la continuación.
Amores, deseos, palabras crueles que se escapan de la persona más querida, ¡que despiadados somos a veces!
Un abrazo
Hay que ver cómo son los sentimientos y el amor. En todas las épocas tiene las mismas consecuencias.
Besos.
¿es generoso pretender coartar la libertad de los demás? Si un día me acogiste, ¿habré de ser siervo tuyo toda la vida?
esta frase no sé si le sale sincera, con lo cual tendría razón o es una simple excusa.
El caso es que esta historia me suena a muy actual.
Dido debe seguir su camino sola, y sentirse bien por haber amado tan intensamente, pero no debe seguir inisitiendo, perderia todo lo que le queda.
Ay el amor¡¡¡¡ todo gira entorno al amor.
Me he leido los dos últimos post y me he quedado con más ganas de seguir leyendote...eres increible Isabel.
Hay que esperar un contraataque frío y despiadado de nuestra reina.
(Yo ya me voy a mi camita)
Estimado compañero: Mi deseo es dar a conocer Jaén, Cazorla y su Parque Natural a miles de personas que no la conocen aún, o como habrá casos, que aun conociéndola, les haga pasar un rato entretenido recreándose en las maravillas de la naturaleza. Para ello he creado el blog, http://panoramicacazorlense.blogspot.com/. Aprovecho para decirle también que he montado otro blog, http://cazorlaapiedefoto.blogspot.com/ para que todo el que lo desee pueda participar mandando a esta dirección: abralomo@supercable.es una foto de Cazorla o del Parque (que sea de creación propia, no copia de otro autor), con su nombre, titulo, comentario, diciendo desde donde nos la envía y le será publicada. Y por último, he comenzado un tercero que hablará de Jaén, su capital, que es también la ciudad olvidada, pero fascinante y con una larga historia, que pretendo plasmar en mis fotos y spots, http://bellaciudaddeluz.blogspot.com/.
Espero que los visites y reciba tu apoyo a estos tres blog de nuestra provincia y en la manera de lo posible podamos colaborar en la difusión de estas tierras tan maravillosas.
Un cordial saludo.
Abraham López.
No sé si decir "increíble!"...o
"me lo esperaba"....
Eneas está ciego? o jamás amó...
Qué diferente sienten hombres y mujeres...
Ella, dándolo todo...
Él, en plenos proyectos propios...
Me da mucha pena, por Dido.
A Enéas, lo agarraría de los pelos!!!! :)
Hacéle justicia, Isabel!
Te lo pido en el nombre de todas las esculturas griegas!!!!!!
Como siempre un privilegio el poder compartir tus letras y fotografías.
Excelente trabajo y relato.
Hay muchas Dido en el mundo y también muchos Enéas
Un abrazo siempre fraterno
Hola Isabel:
respecto del día de la blogacción (15 de octubre)
Podrías tratar la temática desde los que sabes mucho:La antigua Roma...¿Qué te parece?
Cariños.
Tu novela me tiene atada...gratamente atada.
Estaré muy cerca
porque me temo que Dido está sufriendo mucho...
Eneas no tuvo piedad en sus palabras... la destrozó.
Amigaaa!!!
especialmente este fragmento ha sido soberbio y maravilloso, esa manera de expresar las emociones, ha sido fabulosa, cercana e intimamente sentida...
Pobre Dido... sufre como un mujer, sucumbe ante el frio que rasga su amor....
sigo pendiente!
besos!
uffff el corazón se me ha desbaratado!
No más sufrimiento...
Seguimos.
PD. En cuanto a Leticia Tarragó, es pintora veracruzana, de mis favoritas. Hace poco expuso y suspiré mucho. Debo escribir un texto sobre ella, ya veremos.
Besos amiga.
Aunque de entrada para nosotros resulte dura la conversación entre Dido y el Troyano, quizá debamos tener en cuenta que se trata de una época muy diferente a la nuestra, con otras convenciones, y que los propios personajes han sido forjados a la vez, y contradictoriamente, en un doble sentimiento de amor a su libertad y pertenencia a un grupo a cuyas conveniencias deben someterse, por mucho que les cueste.
Para mi que hay algo de esto en el fondo de la historia unido, claro está, al carácter tan fuerte y personal que tienen los dos personajes.
Salud y que termines bien la semana
Estoy de acuerdo con Charles de Batz en que era otra época, pero qué época, sí, y qué época nos ha tocado vivir.
"...tan pronto llama en su auxilio a la razón como al corazón...", ¿y a quién hacer caso?. A veces, difícil dilema, hasta para los más experimentados...
¡Vaya tragedia griega!: la "razón" es de los dos; el corazón, el corazón ya es otra cosa...
Besitos, querida amiga.
Mi amiga...
Tanto tiempo...
Pasaba a saludarte, a dejarte un abrazo, y a decirte que necesito ponerme al día con tanta historia....
Tengo noticias que publicaré en un ratito por allá...
Con cariño..
Más que contundente la última frase...
Se sale desde el alma misma como un deseo...
..."Estoy muerta, Acus. Nada en el mundo me puede afectar..."
MIS BESAZOS ENORMES PARA VOS,MI QUERIDA ISABEL... :)
Los desafíos no se hacen esperar... y una historia demasiado intensa de principio a fin... un abrazo!
¡Ay, Isabel!... Yo que durante tus vacaciones conseguí ponerme bastante al día, ahora con las mías he vuelto a perder el hilo. Espero poder recuperarlo. Eso sí, con hilo o sin él, la realidad es que escribes como los ángeles y es un verdadero placer leerte.
Besos de reencuentro.
por ahora me conformo con saludarte...besicos Isabel..a ver cuando me pongo al día.
La recreación de éste amor resulta como esa "música desconocida que, sin embargo nos parece extrañamente familiar". Fue Margarite Yourcenair quien lo dijo en sus Memorias de Adriano. El orgullo de Eneas -o tal vez su miedo a ver sajada su libertad- no es sino el reflejo heroico del corazón humano desde el principio de los tiempos, y ¿acaso no es ese orgullo uno de los principales ingredientes de esa laberíntica argamasa sobre la que hemos levantado nuestra civilización, nuestra propia "Roma"?
Un fuerte abrazo
Carlos
http://eltorodebarro.blogspot.com/
un rato largo, y sabrosssso
No tiene perdon de los Dioses
Que pedazo de bruja se ha vuelto la Dido,
No va mas que a enganchar al pobre Eneas,
Me da que va a terminar mal, tanta pasión tan mal llevada,
usted perdone la expresión, mal llevada por ella, que yo me dejo llevar por el rio de letras que nos lanzas mu bien traidas
esta Dido es que no deja nada para las demás
*
hace tiempo que no pasaba por aqui
quizas ya me han olvidado
jeje
salutte
un gusto volver a pasear por aqui
pasate
Tengo el corazón en un puño con tu historia. La pobre Dido...Plasmas todo con tanto acierto que me es imposible no sentir el sufrimiento de tus personajes. ¡Madre mía!
*
gracias por tu comentario, de corazón. Me alegro que te haya gustado. Espero verte por aqui muy poronto
salutte
y gracias otra vez
Eneas o el hombre que salió del hielo. Te deja en la duda de si sabe esconder muy bien sus sentimientos o es que nunca los tuvo. Valiente soldado pero cobarde amante.
No sé que les pasó a mis anteriores comentarios en los otros post que no salieron, pero que sepas que te leo siempre ávidamente. Con esa manera de narrar no puede ser de otra manera. Cada día te superas.
Un abrazo.
En realidad no es sentimental, los sentimientos encontrados se motivan por muchas cosas!! tambien las razones se pierden por ellas!!
Buen finde guapa!!
Hola leodegundia, supongo que es difícil comprender cómo llega a apoderarse de alguien una pasión tan intensa, pero lo cierto es que existen casos así, en que se pierde el gobierno de uno mismo. ¿Locura de amor? Quizá sea eso. Besos, querida amiga.
Hola unjubilado, a veces parece que sea más fácil ser despiadado que compasivo. Un besote.
Hola kurtz, no en vano el amor es un sentimiento universal... Besitos.
Hola Morgana, es posible que el aspecto más dramático de esta (y otras muchas) historias, sea precisamente el hecho de que ambos tengan razón o razones consistentes y comprensibles. Lo trágico es que las razones de uno y otro sean incompatibles. Un besote, guapa.
Hola manuel, desde luego, estamos a la espera de ver cómo reacciona Dido. Besitos y dulces sueños.
Ay ay, parece que Eneas está entre la espada y la pared.
Y luego la reina se siente como igual que yo cuando mi Madre se enfadó conmigo y dejó de hablarme por un tiempo.
Y la final Acus le sale con noticias alarmantes, que tragedia múltiple, parece que ya no puede ponerse peor, ó sí?
Saludotes, abrazotes y besotes.
Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur
Uy que tragedia para la reina, asíque lo que puede hacer ponerle buena cara al mal tiempo
(creo que ya dije eso antes)
Saludos, abrazos y besos
Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav
Acabo de colocar una piedra en la muralla. Pero si no te gusta o quieres que la pula un poco más me lo dices.
Bien, quien hay sa�do malo de la historia, es Dido.
Gran trabajo,
Gracias.
Hola querida amiga, como siempre es un gran placer leerte.
Un beso.
Lady read
fue un descubrimiento tu blog para mi. Lo visitaré a menudo, seguiré a Dido.
Hola ferípula, ¡Parece mentira que hables tan mal de tu padre...! Es mejor que tú misma le des su merecido, así harás doble justicia. Besitos, guapa.
Hola alexis coald, desde luego los conflictos amorosos no cesan... Besitos.
Saludos, diana l. caffaratti, muchas gracias por tu orientación. No sé todavía cómo hacerlo, pero algo se me ocurrirá, seguro. Un abrazo.
Hola bettina perroni, a veces ocurre que decimos palabras con una gran capacidad de herir. Eneas se ha dejado llevar por el deseo de hacer daño para apartar de sí a Dido. Y desde luego, lo ha conseguido.
Saludos, cieloazzul, desde luego la reina está pasando uno de los peores momentos de su vida, llenos de angustia y confusión. Más vale que nos mantengamos cerca. Besitos.
Hola clarice baricco, por tu boca habla la propia reina: no más sufrimiento... Creo que un post sobre la pintora Leticia Tarragó puede resultar muy interesante. Besos.
Saludos, charles de batz, creo que defines perfectamente la dependencia de estos personajes de un deber que está muy por encima de sus propios deseos y personas. Con todo, cuando uno de ellos se sale de las pautas aceptadas, como es el caso de Dido, el sufrimiento es enorme. Hay, no obstante ser todo eso cierto, una intención propagandística en la Eneida, una advertencia: todo hombre debe anteponer su deber como ciudadano a cualquier otro sentimiento. El amor es muy peligroso.
Hola félix, supongo que no hay ninguna época en la historia de la humanidad en la que haya estado ausente el sufrimiento. Un abrazo.
Hola kostas kamaki, cada una de las partes tiene razón y su razón. Pero quizá había otras soluciones... Un desencuentro tan grave como éste, sólo puede dejarnos doloridos. Besotes, cordelero.
Hola con sal en los labios, ya he leído tu noticia, tan gozosa, y desde aquí te envío el más grande abrazo junto con mi felicitación. Cuídate mucho. Besotes.
Hola gabu, la reina utiliza esa expresión y, como ocurre en la vida real, no es cierta: el sufrimiento es, a veces, un pozo sin fondo. Besos, queria amiga.
Hola ave fénix, tienes razón al señalar que hay dos enormes voluntades chocando. Veremos qué ocurre. Besitos.
Hola helena, tómatelo con calma. Estos días estoy bloggeando un poco menos, porque estoy desbordada de trabajo, así que no hay demasiada prisa. Feliz regreso de las vacaciones.
Hola fernando sarriá, te digo lo mismo que a Helena: hay que pensar que aquí queda todo escrito y no se acaban los ejemplares. Besos y hasta pronto.
Saludos, carlos morales, muchas veces he pensado que uno de los ingredientes que hizo grande a Roma fue, precisamente, el alto concepto que tenían los romanos de sí mismos y su capacidad de sacrificio. Otra cosa es cómo se sintieran quieres se vieran sacrificados con ellos. Hay mucha épica en esta historia. Besos, querido amigo.
Hola anarkasis, estás celosa, se ve a la legua. Creo que Eneas era un castigador o un soso, y Dido está haciendo lo que haría cualquier mujer, tratar de convencerlo. Pero lo tiene muy difícil... Besitos.
Hola guerrerobox, celebro que estés de regreso. Un cordial saludo.
Hola gatito viejo, cuando Dido se quitó su armadura de reina, quedó expuesta a los males que afectan a todos los seres humanos. Me alegra pensar que esos sufrimientos son reconocibles y compartidos. Besos, querida amiga.
Hola zebedeo, Eneas es un ejemplo para los romanos: el deber por encima de todo. ¿No te suena que es lo mismo que nos han enseñado a nosotr@s? El corazón debe quedar sometido a la razón. Y toda esa retórica... Besitos.
Hola de nuevo palmoba, en momentos de sufrimiento y tensión es difícil mantener en orden tanto la razón como el corazón. Besitos.
Hola arthur, aunque entonces aún no habían descubierto la ley de Murphy, sus efectos ya eran conocidos: todo lo que puede salir peor, sale peor. Y sí, la reina se siente igual de desdichada que tú cuando tu mamá te rechazó por lo del cambio de nombre. Para que veas que no eres tú solo... Besitos.
Hola gusthav, si tú hubieras sido el hijito de la reina, seguro que ella no habría sufrido tanto. Eres un ángel. Besitos.
Hola unjubilado, muchas gracias por esa "piedra" añadida a la muralla. Me ha parecido perfecta y te quedo muy agradecida. Besotes.
Hola david santos, desde luego la reina Dido es la gran perdedora. Besos.
Saludos, lady read morgan, y gracias por tu constancia. Besotes.
Saludos y bienvenida, gaia56. Llegas al final de la historia de Dido, pero puedes curiosear las partes anteriores, que figuran ordenadas en las etiquetas. Espero que te encuentres aquí como en tu casa. Saludos cordiales.
DIDO enlarebintada entre todo el amor y la furia juntas...
que bien describes los sentimientos encontrados y la desesperaciòn....
SAlvo que el ENEAS huya en nombre de la libertad, mostró lo mas bajo de un hombre puede ... abrir la boca para negar....
Nadie que siente que ha perido en el amor se siente un dechado de alegria; en cuanto a Eneas, el mismo lo dejo dicho y en claro cuando llego que se habia moldeado a si mismo para llevar a cabo sus fines, como fuera y sobre el cadaver que fuera. Hasta el de su esposa, llegado el caso.
Como decian las abuelas antes -o al menos la mia- hay que ser doblemente desconfiada en casos de amores y no justificar, cosa a la que la ciencia hoy justifica, quiero decir a sus dichos de desconfiar.
El ser tratada como una 'facil' una libertina no le debe haber caido como un tonico reconsitituyente para el alma precisamente, y para peor le van a dar mas malas noticias.
Aunque insisto: los romanos heredaron de los griegos el menosprecio por la mujer, y de las cosas escritas despues de 300 años que ya pasaron a la historia, descreo. O nada peor que quien necesita justificar su existencia recurriendo a los dioses e inventarse una historia. (se me hace una vieja inglesa descreida de todo, lanzadora de cuchillos y acomodadora de ideas a sopapos, se hubiera llevado de diez con Isabel la Romana)
Hola tinta del corazón, creo que Eneas huye en busca de su propio destino. La cuestión es si no hubiera sido posible unirlo al de la reina Dido. Creo que ese es el punto de fricción. Besitos, guapo.
Hola lady zurikat, no estoy de acuerdo contigo en tu primera apreciación: que los romanos herederon de los griegos el desprecio a las mujeres. Mi impresión es muy distinta. Las mujeres griegas estaban recluidas en el gineceo; las romanas, en cambio, tenían una vida social intensa y solían a compañar a sus maridos a los banquetes, fiestas, etc. Cierto que carecían de derechos políticos (nada extraño si tenemos encuenta que hace sólo 150 años que las mujeres conquistaron el derecho al voto, y no en todas las naciones). Esa ausencia de derechos políticos no suponía en absoluto que su opinión no fuese tenida en cuenta, pues ejercían bastante influencia sobre los hombres de su familia. En fin, no es que su estatus fuera una maravilla tropical, pero gozaban de respeto y consideración, algo de lo que carecimos luego durante siglos... En cuanto a la historia de Dido y Eneas, hemos de aceptar que se trata de una ficción, lo cual no le resta interés en la medida en que refleja un estado de opinión al respecto. Besos, querida amiga.
Disculpas por no venir antes, querida Isabel, estaba en el festival de cine, ya me he puesto al día de nuevo...
Besitos y besazos...
Este capítulo ha sido totalmente ESTREMECEDOR.
Ahora estoy un poco dividida. Por un lado comprendo a Did, entiendo su dolor y su despecho, pero por el otro creo que ella debe hacerse conciente de que no puedes retener a quien no quiere estar contigo. Dido le entregó su amor a Eneas esperando muchísimas cosas de él, pero en realidad es como él dice: ella se entregó a él voluntariamente, él no la obligó a nada ni le ha prometido nada, así que él tampoco tiene ni ha asumido un compromiso con ella.
Pero cuando uno se acerca afectivamente a otra persona, como Dido lo ha hecho, siempre espera algo, siempre se ilusiona y confía en que las cosas sigan bien "hasta que la muerte nos separe".
Creo que Dido ahora necesita un tiempo para calmarse y procesar lo que le ha dicho Eneas, quien por cierto, ha sido un tanto brusco para mi gusto. Creo que él debió sentarla y hablar con ella con franqueza, pero también con delicadeza. No olvidemos que Dido lo ha tratado muy bien y su trato hacia él (como amante, como reina y como anfitriona) ha sido impecable. Así que por eso entiendo la indignación y la impotencia de Dido, porque lo mínimo que ella se merecía era un poco de amabilidad y de sinceridad de parte de Eneas.
Pero también pienso que si Eneas no siente que algo importante lo une a Dido, si él piensa que debe marcharse, pues tiene todo el derecho a irse y hacer lo que le plazca.
No se puede obligar a nadie a que nos ame. No se puede retener el amor.
Pobre Dido... de verdad quisiera consolarla.
Me gustó mucho este capítulo. Muy bien logrado.
Un abrazo grande, querida amiga. Espero que estés bien.
Ahhh, ¡se me había olvidado felicitarte por la publicación de la guía! Perdóname.
Es que estos días no he andado muy bien de ánimo, y además he tenido dos accidentes caseros.
Espero saber más detalles de la guía y qué bonito que compartas ese proyecto con tu hijo.
Te mando un abrazo muy grande y todo, pero todito el cariño del mundo.
Ro
Hermosa cuando me refiero a mi "amigo" me refiero a mi novio, lo que pasa es que estoy a punto de regresar con el, pero como hay gente "mala" rondando mi blog por eso no pongo mayores señas, ahora hablare mas discretamente de mi retorno con el, quise venir a explicarte por si ves que en los proximos posts hablo de que me enamore de un amigo... vale? un abrazo!
Te felicito. Cuánta historia bien narrada por vos. Qué personajes los de Dido y Eneas.
Te dejo un abrazo.
Hola pru, no tienes que disculparte, ni mucho menos. De todos modos, me alegro de que te hayas puesto al día, porque estamos ya en la recta final... Besotes.
Hola rosa silverio, creo que el drama está justamente donde tú señalas, en el hecho de que ambos amantes tiene razón y buenas razones para actuar como lo hacen. Creo que eso es lo que pretende decirnos la señora Imilce, que podemos comprenderlos a ambos, aunque nos duela, aunque estemos abiertamente del lado de la reina, aunque podamos renegar del troyano. Espero que te encuentres ya mejor, que esos accidentes no hayan sido nada y estés con mejor ánimo. Besos, querida amiga.
Hola avefénix, comprendo que hayas de ser discreta. También yo lo seré, desde luego. Un beso y buena suerte en esta nueva etapa.
Hola máximo ballester, gracias por pasarte. Desde luego Dido y Eneas son dos grandes personajes del mito y de la literatura, dan para hablar mucho en todas las épocas. Saludos cordiales.
Tan emocionante como siempre. Un destino que los atrapa entre los sentimientos y las responsabilidades como cabezas visibles de sus pueblos.
No podrá ser :(
"En tan hondos lamentos prorrumpía el corazón de Dido..."
Un abrazo, gran escritora :)
dicen las lenguas del viento, que solo es sombra, lo que hay en el centro del laberinto, será verdad amiga. abrazos
Llueve por el centro de la península y cuando lo hace me dan unas ganas tremendas de leer. Me imprimo los dos últimos y te comento mañana amiga.
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Saludos.
El escrito maravilloso y el suspense ya no puede ser más grande. De todos los símiles y metáforas destacaría la originalidad y la belleza de este:
"La emoción de la reina ha convertido sus facciones en una carta náutica donde están dibujadas todas las corrientes, los escollos, los abismos."
Absolutamente logrado.
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Saludos.
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