Un día como este me parió mi
madre. Estábamos ya casi a las puertas del invierno, el frío penetraba por
todas partes, mi padre atizaba el pobre fuego que ardía en el hogar. Lloré,
como todas las criaturas, al ser expulsado al mundo y me dormí enseguida al
calor de los brazos maternos. Las manos rudas de mi padre acariciaron mi frente.
- Naces ya como hombre
libre, hijo – susurraba – y yo haré también que seas sabio.
No sé si habrá en ello
alguna sabiduría, pero mi corazón no ama las armas, sino la belleza. No esperéis
pues de mí que cante a Marte ni las grandes hazañas de aquellos que lo sirven. Mi
lira es mucho más modesta:
“Yo canto los banquetes, yo
los combates que las mozas aguerridas, con sus uñas aguzadas, entablan con los
mozos; y eso, tanto si de amores estoy libre, como si ardo por alguno, liviano
como soy y sin llevar la contraria a mi costumbre.”
Así vivo. Y quieran los
dioses destruir antes las espadas que los amores.
HORACIO.- Odas. A una oda
pertenece el texto entrecomillado. Traducción de José Luis Moralejo. El resto
es mío.
NOTA: El 8 de diciembre del
años 65 a.C. nació Quinto Horacio Flaco de un padre que había sido esclavo y ya
era liberto. ¿Cuántos Horacios quedarán aún por nacer?
15 comentarios:
¡Qué hermoso Isabel, como siempre.!¡Me ha encantado!Muchas gracias por recordárnos tan maravillosa fecha.Y estoy muy de acuerdo con Horacio: " Y quieran los dioses destruir antes las espadas que los amores". Qué así sea.Muchos besos, bella y sabia romana.
Querida Isabel, esa pregunta que presentas al final del post, es terrible.
Terrible como todas las miserias causadas por la especie humana y por tanto latente permanentemente.
Baci.
Quién puede responder a esa pregunta, Isabel... Probablemente son muchos los Horacios existentes, que prefieren la lira a la espada y aún nacerán muchos más. Lo que no sé es cuando tendrán la suficiente fuerza para vencer el poder de las armas, para que se imponga el arte sobre el desastre, la cultura sobre el dominio, la palabra sobre la bofetada.
Un beso, querida amiga.
¿Destruir los amores antes que las espadas? No sé por qué me ha venido a la mente el banco vaticano y sus inversiones.
Gracias por este bellísimo texto.
Bello mensaje el del poeta Horacio. Uno de los de mayor trascendencia en nuestra lírica. Y si no que se lo digan a Fray Luis (Beatus ille- Oda a la vida retirada).
Un saludo.
Esperemos que todos nazcan libres.
Vale, Isabel.
¡Que mueran las espadas, los cañones y fusiles, y que vivan las bellas palabras y el amor! ¡Fuera Marte y Viva Venus!
Un beso
Será necesario que el entorno que le acoge sea de libertad, de lo contrario poco podrá enorgullecerse de la suya.
Me gusta que las armas queden relegadas a un último lugar.
Abrazos.
Querida Isabel quisieron los dioses paganos regalarnos al poeta Horacio, pero no quisieron ellos ni otros dioses, romper espadas para que vencieran amores.
Merecido y grato homenaje, celebremos al poeta. !Carpe diem!
las armas nooo!
Viva la libertad y el amor!
:D
Un beso
¡Cuanta gente podría sacar sus capacidades y no va a poder! Y todo porque a los poderosos les place, aunque no lo digan, seguir teniendo esclavos.
Gracias por el aprendizaje continuo al que me invitas, querida Isabel.
Libre,libero,libertad: que bonita palabra en cualquier idioma suena estupendamente.
Besos Isabel.
Hermosa la oda del poeta... pero casi más, llenas de orgullo y poder, las que pones en boca de su padre.
Un abrazo, Isabel
Buena historia y excelente pregunta.
Quedan muchos.
Un abrazo
Esperemos que nazcan muchos, querida amiga. Mientras tanto, nos contentaremos con conocer a aquellos que ya dejaron rastro de su paso. ¿De cuántos de ellos no sabremos nada?
Después de varios meses de ausencia obligada, vuelvo a asomarme por la blogsfera y a descubrir satisfecho que no son muchas las ausencias.
Salud!
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