Esto pide el poeta Horacio a su patrón, el dios Apolo:
“(…) Concédeme
gozar de lo que tengo con buena salud, oh hijo de Latona; y te ruego también
que me permitas vivir en mis cabales una vejez sin fealdad y en la cual nunca una
cítara me falte.”
HORACIO, Oda 31, libro I.
Traducción y notas de José Luis Moralejo.
Me sumo
fervientemente a esa petición al dios de todas las artes, entre ellas la
poesía. Según el traductor y autor de las anotaciones, esta oda debió escribirla
Horacio en el 28 a.C., cuando se consagró un templo a Apolo en el Palatino, que
llevaba anejas dos bibliotecas: una griega y otra latina.
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