Compartir con los lectores o potenciales lectores la emoción, las impresiones, la pasión que me ha suscitado un personaje histórico del calibre de Lucrecia Borgia es una experiencia hermosa y enriquecedora. Darla a conocer, darle la oportunidad de que ella misma, a través de sus actos y de sus propias palabras escritas hace 500 años, nos muestre cómo era, qué anhelaba y cómo luchó por los suyos, ha sido, para mí, un extraordinario privilegio. Y ardo en deseos de hacerlo también vuestro.
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