- ¿Vas a alguna fiesta Parepidemos?
Otro que no fuera yo, hubiera respondido con cualquier improperio o amenaza ante semejante burla, alzaría el puño cerrado y, mirando a los ojos de quién le hizo esa pregunta, lanzaría una terrible y secreta maldición. Pero mi cuna allá en Samosata fue mecida por reputados sabios, y me limito a detener mi paso, sonreír y extender los brazos contestando:
- Sí, a una a la que por lo visto no has sido invitado tú.
Todo ello les viene a estas gentes de no haber visto nunca a un peregrino que engalana su báculo y cuida su vestido, que su cano cabello lo adorna con cuidados bucles, y que de su barba no cuelgan los restos de la comida del día anterior. ¡Salvajes!
Me cuesta acostumbrarme a las toscas maneras de estos pueblos, tan lejanos de aquella tierra civilizada de la que procedo, pero ¿no la abandoné con el objeto de conocer todos estos lugares, y encontrar en alguno de ellos la respuesta a esa pregunta que me atormenta?
En ocasiones, la fortuna parece querer dar un descanso a este pobre peregrino, colocando en el camino un paisaje hermoso, buenas gentes que con sencillez le hacen a uno sentirse como si estuviera en su propia casa, o todo el lujo y la hermosura que dejé allá en las orillas orientales de este mar que todo lo abarca.
Cuando llegué a Egipto, encontré en Tebas el mejor de los acomodos, confortables palacios y mercados llenos de abundancia, una nutrida biblioteca y gentes de toda procedencia. Fue allá donde conocí a un mercader de Tiro que había hecho fortuna vendiendo los rollos que, según él, rescataba de naves naufragadas. Para mí que era un pirata que saqueaba los barcos que se acercaban por aquellas costas, y vendía después todo el botín en los más ricos mercados.
Peirátes, que era como se llamaba aquel supuesto mercader, me habló una noche de un rollo que vendió en la lejana Cartago, que era muy conocido por ser la única copia existente del “Tratado sobre los efectos curativos de la brisa cruzada por diferentes arbustos” de Dendron, una obra muy valiosa que seguro que proporcionaría generosos beneficios a quién pudiera hacer alguna copia de él.
Fue así como me presenté en Cartago, solicitando a sus gobernantes permiso para examinar unos documentos que se conservan en la biblioteca de Xilón, cronista de la reina Dido. Aunque mi objetivo era el otro -¡y vaya si lo logré!-, no pude evitar el detener mi atención en los textos escritos por tal singular autor, más aún cuando tuve la fortuna de conocer a algunos de los personajes que acompañaron a aquella desdichada reina y ser tratado por ellos con las más sincera y atenta hospitalidad.
Durante varias semanas me fue imposible abandonar aquél lugar, y eso es ya raro en Parepidemos, pero eran tantas las cosas que un extranjero podía escuchar de la voz de los propios protagonistas de aquella historia, que apenas quería dedicarme a otro menester que al de dejarme llevar por el placer de su compañía y el goce de su conversación.
Es por ello que antes de marcharme quise escribir y leer en la plaza pública un poema dedicado a aquella querida reina, lo hice con todo el amor que sentí en el corazón de mis anfitriones y espero que aunque fuera sólo eso, se notara. Era lo menos que podía hacer antes de abandonar Cartago seguramente para siempre. Eso sí, también encontrarán en el templo de Juno, en el lugar donde se recogen los donativos para erigir una estatua a la reina, una importante cantidad de monedas de oro; la misma que un mercader sirio había pagado por una copia del Dendron…
Otro que no fuera yo, hubiera respondido con cualquier improperio o amenaza ante semejante burla, alzaría el puño cerrado y, mirando a los ojos de quién le hizo esa pregunta, lanzaría una terrible y secreta maldición. Pero mi cuna allá en Samosata fue mecida por reputados sabios, y me limito a detener mi paso, sonreír y extender los brazos contestando:
- Sí, a una a la que por lo visto no has sido invitado tú.
Todo ello les viene a estas gentes de no haber visto nunca a un peregrino que engalana su báculo y cuida su vestido, que su cano cabello lo adorna con cuidados bucles, y que de su barba no cuelgan los restos de la comida del día anterior. ¡Salvajes!
Me cuesta acostumbrarme a las toscas maneras de estos pueblos, tan lejanos de aquella tierra civilizada de la que procedo, pero ¿no la abandoné con el objeto de conocer todos estos lugares, y encontrar en alguno de ellos la respuesta a esa pregunta que me atormenta?
En ocasiones, la fortuna parece querer dar un descanso a este pobre peregrino, colocando en el camino un paisaje hermoso, buenas gentes que con sencillez le hacen a uno sentirse como si estuviera en su propia casa, o todo el lujo y la hermosura que dejé allá en las orillas orientales de este mar que todo lo abarca.
Cuando llegué a Egipto, encontré en Tebas el mejor de los acomodos, confortables palacios y mercados llenos de abundancia, una nutrida biblioteca y gentes de toda procedencia. Fue allá donde conocí a un mercader de Tiro que había hecho fortuna vendiendo los rollos que, según él, rescataba de naves naufragadas. Para mí que era un pirata que saqueaba los barcos que se acercaban por aquellas costas, y vendía después todo el botín en los más ricos mercados.
Peirátes, que era como se llamaba aquel supuesto mercader, me habló una noche de un rollo que vendió en la lejana Cartago, que era muy conocido por ser la única copia existente del “Tratado sobre los efectos curativos de la brisa cruzada por diferentes arbustos” de Dendron, una obra muy valiosa que seguro que proporcionaría generosos beneficios a quién pudiera hacer alguna copia de él.
Fue así como me presenté en Cartago, solicitando a sus gobernantes permiso para examinar unos documentos que se conservan en la biblioteca de Xilón, cronista de la reina Dido. Aunque mi objetivo era el otro -¡y vaya si lo logré!-, no pude evitar el detener mi atención en los textos escritos por tal singular autor, más aún cuando tuve la fortuna de conocer a algunos de los personajes que acompañaron a aquella desdichada reina y ser tratado por ellos con las más sincera y atenta hospitalidad.
Durante varias semanas me fue imposible abandonar aquél lugar, y eso es ya raro en Parepidemos, pero eran tantas las cosas que un extranjero podía escuchar de la voz de los propios protagonistas de aquella historia, que apenas quería dedicarme a otro menester que al de dejarme llevar por el placer de su compañía y el goce de su conversación.
Es por ello que antes de marcharme quise escribir y leer en la plaza pública un poema dedicado a aquella querida reina, lo hice con todo el amor que sentí en el corazón de mis anfitriones y espero que aunque fuera sólo eso, se notara. Era lo menos que podía hacer antes de abandonar Cartago seguramente para siempre. Eso sí, también encontrarán en el templo de Juno, en el lugar donde se recogen los donativos para erigir una estatua a la reina, una importante cantidad de monedas de oro; la misma que un mercader sirio había pagado por una copia del Dendron…
Me dicen que, como peregrino, debo de ir a algún sitio y que cuál es ese. Yo, según el humor que tenga, callo, respondo alguna vaguedad que me evite el dar más explicaciones, o señalando a Occidente afirmo que marcho hacia sus confines, al lugar donde todo, incluso el sol, encuentra su fin.
- ¿Y por qué lo haces?
- Para que cada vez que vuelva la vista hacia atrás, vea que soy capaz de seguir dejando huellas en el camino de mi memoria.
Escrito por PAREPIDEMOS SAMOSATENSE, peregrino (Charles de Batz). Enlace en la columna de la derecha.
NOTA.- He realizado una propuesta a nuestros amigos que han participado como personajes en la historia de Dido. Consiste en que cada uno de ellos escriba un breve texto para darnos a conocer algo más de su personaje de ficción. Por ejemplo, cual fue su futuro, o su pasado, o qué opinó o sintió respecto a los acontecimientos narrados. Puede hacerlo del modo que mejor le parezca. Por mi parte, iré colgando esos textos en esta página hasta final de diciembre y es compatible con que cada cual ponga su texto en su propia página. Con el interés de que esta experiencia pueda resultarnos interesante y atractiva, sólo os pido dos cosas: una) que el texto sea breve, porque es posible que necesite poner dos o más textos en alguna entrada; dos) que os ciñáis al objetivo principal, que es hablar de vuestro propio personaje. En cualquier caso, gracias a todos.
* Figura masculina togada. Museo Termas de Diocleciano. Roma.
**Fuente en el foro romano. Roma.
***Detalle de relieve en un sarcófago. Museo Termas de Diocleciano. Roma.
****Vista del lago de Villa Borghese. Roma.
*****Marcas de un juego en los escalones de la basílica julia. Foro romano. Roma.
22 comentarios:
Hola Isabel!
Que gusto saludarte despues de este tiempo!
Que historiota esta de Dido... Si que tendré que retroceder en mi lectura... yo quedé en el romance de Dido con Eneas...uuuufff!!!!.
jajajaja
Cómo has estado?
Me he dado cuenta de los cambios de loock que han tenido algunos blogs. Tanto el de Medraina como el tuyo han cambiado. Que cachilupi. Se ven frescos...
Te mando un abrazote...
sabes, aun no dejo de reirme de las palabras de Medraina. Hace poco lei su blog... me dan ganas de correr y bañarme en la playa de un piquero. Me traspasa su "tu puta madre" navideño.
Espero conocerlas algún día.
Cariños a ti desde Chile y desde mi.
C.T*
Isabel....querida amiga, vengo a darte un abrazo fuerte y desearte lo mejor para el próximo año.
Que sigas con tus hermosas historias y tu habilidad especial para mantenernos en vilo con los perdonajes.
Te deseo lo mejor, que tus sueños se hagan realidad.
Besos.
Qué interesante es la historia,
lástima que no tenga tiempo para ello... reducir el polvo de la memoria en el silencio "incierto" de lo que fue todo aquello. Para mí, la historia es guerra en su conjunto; sin la escritura no la hubiéramos recordado. Saludos.
Isabel, pasaba para desearte un feliz 2008 y decirte que la historia de mi personaje ya la tengo escrita, pero no recuerdo tu correo.
¿Me lo podrías volver a dar?
Gracias y que termines bien este año y empieces el que viene mejor.
Así pasa, cuando empieza a entrar a Cártago, a la historia de la reina Dido, ya no se puede salir.
Te digo, yo empezé a leer desde lo de la piel de toro, y no he parado de hacerlo.
Saludos, abrazos y besos
Nice Day, con toda mi Alma:
gusthav
Magistral....
siempre me quedo impávida ante la elocuencia de cada personaje...
ésta vez no fue la excepción...
Felicitaciones a Charles!
y a ti querida amiga, y a todos tus visitantes y personajes FELIZ AÑO 2008!
Que la prosperidad y las aventuras nos sigan unificando!!!
abrazo y beso mexicanísimo!!!
Pd.. amiga escribeme por favor a cieloazzul2@gmail.com
para poder reenviarte mi aportación.
SALUDOS A CHARLES POR EL ESCRITO!
ISABEL
QUERIDA AMIGA
DESDE TIEMPO VENIMOS CAMINANDO JUNTOS POR ESTE SENDERO VIRTUAL.
TE AGRADEZCO LA COMPANÌA, ES GRATO CONTAR CONTIGO.
CIERTO ES
QUE POR MOMENTOS NOS DESENCONTRAMOS
PERO ESTAMOS!
ESO ES LO IMPORTANTE.
CREO QUE ESTE AÑO
TU LITERATURA BRILLÒ A
GRAN NIVEL.
MIS FELICITACIONES POR ELLO!!!
ES MI DESEO QUE EL 2008 NOS ENCUENTRE JUNTOS Y
QUE TENGAS TODA LA
DICHA POSIBLE!
MUCHAS FELICIDADES
Y
FELIZ AÑO NUEVO!!!
BESOS MIL
ADAL
Lo que veo es que la historia cada vez esta teniendo un toque lleno de intensidad y emociones que hacen que no me aleje por completo... un abrazo de fin de año!
Buen trabajo de tus amigos.Feliz año 2008 querida Isabel.Mis mejores deseos para ti y tus seres queridos.
Isabel : Te deseo un super feliz año nuevo y espero que ese talento se active y nos siga deleitando todo el 2008 y por siempre !!!!!!!
Cariños
Estimada Isabel
Con mis mejores deseos para ti para este año que comienza. Lamento no haber tenido mucho tiempo para seguir la historia. Que el año te traiga tanta creatividad como la que has demostrado todo este tiempo.
Saludos
"huellas en el camino de mi memoria."
Por que todos somos peregrinos...
Excelente relato...Gracias Charles de Batz!
SE nota que has disfrutado tu personaje....
Besos Isabel!
Querida Isabel, espero que tus inspiradas narraciones nos sigan acompañando en el año que entra...y siempre.
Un abrazo
Estupendo, Charles. Enhorabuena por su participación.
Y para él, para ti Isabel, y para todos los personajes de esta historia, mis deseos de un 2008 lleno de venturas.
Un abrazo
Buenísimo el relato, uno a uno, todos, están siendo estupendos.
Isabel, gracias por tu deseos, lo mismo para tí, toda la felicidad, siempre.
Besitos mi querida amiga.
esta ha sido una idea genial..
GENIAL!
UN besote enorme para ti!!
Isabel, te dejo una abrazo de fin de año. Me has dejado intrigado con esta historia.
Compa Isabel, le tenía algo perdida la pista a tu blog (ay, la acumulación de tarea, de la profesional y de la "aficionada"...), y me encuentro aquí y ahora con esta excelente iniciativa, que no sólo demuestra tu ingenio, sino también tu generosidad: ahí es nada, brindar la plataforma de tu blog a tus amigos y lectores, todo un detalle.
En cuanto al texto del compañero Charles de Batz, excelente: vayan mis felicitaciones desde aquí.
Y para tí, mis mejores deseos para el próximo año 2008, durante el que todos esperamos poder seguir disfrutando de tu magia romana.
Un fuerte abrazo.
Querida ISABEL ROMANA
Que soplen vientos afortunados en tu 2008. Como le he dicho a los amigos, que las musas vengan a diario, y las fuerzas y los deseos multiplicados.
Que el corazón se apasione y los ojos tengan mucho para mirar y reconocer.
Un 2008 pleno de alegrías, ese es mi deseo para vos (F)
Un abrazo
Ana
nippur_n@htmail.com ;)
Isabel, querida amiga!!
Me dá mucho gusto el haber recibido tu mensaje, te agradezco muchísimo tus buenos deseos, en estos momentos tan difíciles, son malos tiempos para nosotros, pero tus deseos y tu vibra nos llena de luz.
Me dá mucha pena el no poder dejar un comentario que tu merezcas, uno justo, no he leído tu blog últimamente, pero me daré el tiempo de hacerlo.
Por el momento, amiga, te agradezco, y deseo de todo corazón que el próximo año para tí sea maravilloso y que sigas escribiendo todo lo que hasta ahora nos hace volver con alegría.
Felíz año nuevo!!
Muchos besos y abrazos.
:)
Much�simas gracias a todos, queridos amigos, por sus buenos deseos. Un abrazo enorme para todos.
Charles, como ya nos tiene acostumbrados en su blog, hizo un trabajo magnífico, en este caso al darnos a conocer un poco mejor a su personaje en la historia de Dido.
Fue un verdadero placer disfrutar de su aportación en este primero de año en el que os deseo a los dos mucha felicidad.
Un fuerte abrazo para ambos.
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