viernes, junio 09, 2006

EL TRIUNFO DE CLAUDIO ( I ).- Presagios



Claudia se levantó al alba, se asomó al atrio de la Casa de la Vestales y una ráfaga de viento le hizo cerrar los ojos. Se echó sobre los hombros una palla, el manto de lana que solía usar en cuanto el otoño refrescaba y, abandonando su cuarto, atravesó la columnata que bordeaba el atrio y se dirigió al Templo de Vesta. Quería ofrecer a la diosa sus respetos antes siquiera de tomar su colación matutina porque aquel iba a ser un día muy importante para su familia. Lo que ignoraba es que ella misma iba a dejar una huella en la historia de la urbe, pequeña pero significativa.

- Creo que va a ser el triunfo más espectacular que se ha visto nunca en Roma – había dicho la tarde anterior a sus compañeras vestales durante la cena. – ¿Verdad Rubiria? Al mediodía hemos ido juntas al Campo de Marte.

- Cierto – añadió Rubiria – Me ha parecido que había más de veinte carromatos preparados con las armas capturadas y, según me ha confirmado un oficial, el botín va a ser impresionante: lingotes de oro y plata, telas, copas, estatuas, monedas y demás. Aun no sabían cuántos carros necesitarían para acarrearlo.

Las demás vestales celebraron la noticia y ello dio pie a comentar los rumores que circulaban por Roma. Se hablaba, sobre todo, de las mesas que estaban distribuyendo a lo largo del recorrido y en las cuales se serviría un banquete para que todo el pueblo pudiera participar de la fiesta. Miles de cocineros estaban en ese momento trabajando y, al parecer, se esperaba para esa misma noche la llegada de las carretas que traían el vino.

Las vestales ocuparían su lugar en la tribuna de autoridades durante el desfile y después de unirían a la fiesta participando en un solemne banquete servido en el templo de Júpiter Optimus Máximus en la colina del Capitolio. Un acto al más alto nivel al que asistirían los senadores y los principales magistrados de la ciudad, incluidos los Cónsules, y cuyo protagonista indiscutible iba a ser el padre de Claudia, el general que había ganado la guerra y al que el Senado había concedido un triunfo: el honor de desfilar con su ejército por las calles de Roma y ser aclamado por la multitud.

- Bien, Claudia – había dicho la vestal máxima antes de abandonar la mesa de la cena para retirarse – estamos satisfechas. Hacía ya muchos años que no celebraba un triunfo el padre de una vestal. Descansa bien esta noche, porque mañana va a ser para ti un día muy señalado.

- Eso mismo me ha recomendado mi madre, pero no sé... ¡Estoy inquieta! Ojalá todo salga bien – y poniéndose repentinamente seria, añadió: – un centurión ha avistado tres águilas sobrevolando el campamento que ocupa el Campo de Marte y una de ellas ha caído en picado sobre la tienda de mi padre.

- ¿Pero se ha estrellado o ha muerto? – preguntó alarmada una de las vestales.

- No, no – respondió Claudia –, nada más rozar el techo, ha remontado el vuelo. Los augures aún no han interpretado este presagio, pero coinciden en que se trata de un aviso: algo va a ocurrir.

Así que Claudia se ha levantado esta mañana tras una noche de inquietud. La han atormentado las pesadillas. No puede recordar los sueños, pero se ha despertado varias veces con una sensación de angustia. El viento fresco la ayuda a despejarse y se demora unos momentos en la puerta del templo. En el altar de Vesta se conserva el fuego sagrado que simboliza la pervivencia de la ciudad y, por un instante, a Claudia le asalta el temor de que se haya apagado.
* Edículo a la entrada de la Casa de las Vestales
**Escaleras que ascienden a la colina del Capitolio

28 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Isabel,

enhorabuena por el blog, es de los más originales que he visto hasta el momento. Sigue así, me encanta.

Nos leemos!

Rolando Escaró dijo...

oye que forma de escribir que tienes, me gusta mucho!

Isabel Barceló Chico dijo...

Gracias por tu visita y tus palabras aetheria. Espero que nos frecuentemos. Saludos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Me alegra que te haya gustado visitarme, digler. Espero que nos veamos mucho desde ahora. Saludos.

Alicia Liddell dijo...

Saltando de blog en blog he encontrado el suyo.

Roma, Roma, Roma y los romanos.
Roma y sus matronas. Tan listas, tan silenciosas, tan determinantes.

Prometo leerla con atención.

Sobre romanas, me atrevo a recordarle a Pasqal Quignard y su ensayo "El sexo y el espanto".

Anónimo dijo...

Tienes un don para la intriga.
Sin duda tengo la sensación de leer una historia que pertenece al pasado. No es fácil recrear el pasado. Hoy nadie prestaría atención a esa tres aguilas que sobrevolaban. Me pregunto que podría sustituir hoy a ese mensaje.
Conozco Roma, y al leer tus historias y hacer los recorridos, me doy cuenta de la verdadera estructura de la ciudad. Si hoy sobrevolaran 3 aguilas Roma, sería completamente diferente a que este pasara en Madrid.
carme

Anónimo dijo...

Hola Isabel! Me encantan todas tus historias, y la forma que las cuentas, y como nos dejas a todas pendiente de la siguiente parte, sabes darle intriga a tus textos y me encanta saber más sobre las mujeres romanas. Un besazo guapa!!.

Sergi Bellver dijo...

Sigo atento tu escrutinio de los fantasmas de la ciudad eterna. He trazado en mis alas una calzada directa a este atrio, para no extraviarme.

Anónimo dijo...

Isabel tienes la facilidad de convertir en cercano lo lejano.
Un beso.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola Alicia liddell, me alegra de que hallas llegado por azar. Parece que eso tiene algo de mágico.Respecto al "El sexo y el espanto", lo he comprado hace unos días en la feria del libro y lo tenía pendiente de lectura, pero dadas tus palabras, lo empezaré enseguida. Espero que nos volvamos a encontrar.

Carme regueiro, te dejé en el post anterior un mensaje respondiendo a tu pregunta sobre alguna biografía, etc. Creo que la estructura de la Roma antigua tiene una cierta complejidad para ser comprendida hoy, sobre todo por los grandes cambios urbanísticos ocurridos a lo largo de la histora, pero con todo es reconocible. El Campo de Marte, el lugar de entrenamiento de los soldados y donde tenían que esperar los ejércitos y sus generales para entrar con un triunfo en la ciudad, estaba al pie del Capitolio (hoy Plaza Venezia, plaza Aracoeli, y vía del Teatro Marcelo) y comprendía toda el área que hay entre el río y la actual Vía del Corso. El caso es que yo siguo viendo todo eso con la emoción y la idea de lo que hubo con anterioridad... Besos.

Bienvenida tetacu, estoy encantada de que sientas la intriga y ganas de seguir sabiendo más. Esa es una de las cosas que más deseo, llamar la atención hacia las mujeres, a través de estas fantásticas romanas. Espero que sigamos en contacto. Saludos.

Gracias sergi bellver por la forma tan poética que tienes de decir las cosas. Muy necesaria aquí, porque aun cuando los romanos/as gozaron de algunos grandes poetas, su vida tenía una raíz profundamente práctica, les faltaba en la vida cotidiana un poco de poesía... igual que sigue pasando ahora. Besos.

Gracias, Sirenita, sobre todo porque sé que tus palabras vienen de lo más profundo. Besos.

Maik Pimienta dijo...

Mira Isabel, no es por ser pesado, pero estos fascículos me dejan con la babilla colgando. Quien quiera un libro que levante la mano ... ¿Ves? Ya somos unos cuantos. Muchos besos y gracias por escribir.

Anónimo dijo...

Por fìn puedo entrar a leerte, te lo debìa, me has dejado con la boca abierta, peazo escritora estàs hecha, sigue asì y yo tambièn me pido un libro..... apùntame plis...
seguirè entrarndo si em lo permites.
Besitos y buen finde.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola maik pimienta: estás en la lista de los primeros en recibir el libro en cuanto esté. Como ya comenté en otra ocasión, tengo un libro escrito sobre este mismo tema de las mujeres de Roma, un poco diferente de éste, claro, pero parece que los editores con los que he contactado no le acaban de encontrar la gracia... así que me dije: probaré en internet a ver si interesa...No cejo en mi empeño de publicarlo, y cuando lo consiga seréis los primeros en saberlo. Entre tanto, espero ir escribiendo este otro que cuenta con tanto apoyo por vuestra parte, un apoyo que, de verdad, constituye para mí una inyección de ánimo extraordinaria. Así que no penséis que es pereza. Podemos permitirnos el pequeño placer de considerar que el blog es como una edición especial hecha para nosotros, para los que aquí nos juntamos. Cierto que se tarda un poco más en llegar al final de cada historia, pero el final llega...Gracias por todo maik.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola terremoto, qué alegría que vengas por aquí y que te guste. Estamos todos muy interesados en lo que les pasa a estas mujeres que, en definitiva, no es muy diferente de lo que pasa en la actualidad. Bienvenida a esta pequeña tertulia de enamorados de Roma y de sus sencillas historias cotidianas.

pedazodecaos dijo...

Llego a tu blog a traves de tu comentario dejado en el mio... me parece realmente interesante y original, amén de bien escrito.
Un saludo, te sigo leyendo

anilibis dijo...

Ahora que ya me he puesto al día, me quedo en ascuas esperando la segunda entrega.

¿De dónde sacas a todas tus mujeres?

Saludos.

schatz67 dijo...

Hola Isabel,

Los libros sobre mujeres y romances entremezclados con Historia han sido un éxito editorial en los últimos tiempos.El libro de Rosa Montero es un muy buen ejemplo de eso.Quizás el interés de la historia no es armar una edición fragmentada de sucesos aparentemente disconexos sino más bien una suerte de saga (cronológica quizás?)de romances ambientados en el Imperio Romano.

El tema es tan rico que me parece que tiene aún varios filones por explotar.Me parece que lo tuyo va por buen camino,a lo mejor, ubicar cada historia dentro de una etapa determinada o trascendente del Imperio puede terminar de morigerar la renuencia de las editoriales.

Disculpa el atrevimiento de la sugerencia, quizás el entusiasmo que provoca ver algo tan bien escrito y el temor de saber que no puede llegar a ver la luz (en vez de tanto petardo que circula pomposamente)me hace esbozar una recomendación.

No hagas padecer a la gente y siga publicando, que uno se siente como Tántalo cuando visita este blog.

Un gran abrazo

Schatz

Anónimo dijo...

Coincido con los comentarios que me preceden. Mientras avanza la historia, me perderé en el pulso con el que haces vivas a tus protagonistas.
Estoy segura de que no cejarás en el empeño y saldrá a la luz ese libro.De cualquier forma, esta "edición especial" es una delicia.
Un besín

Edem dijo...

Comienza muy bien... Y el tema de las Vestales es un tema muy interesante. Por lo menos para mi.
Mantenian el fuego de Vesta ardiendo, pasara lo que pasara. Eran practicamente esclavas de la religion y de la costumbre, y sin embargo, era un honor sin par para las familias, nobles o patricias.
Y lo mas interesante, eran de las pocas mujeres en Roma que, cuando acababan su sacerdocio, es decir, tras 20 años, no dependian de nadie. Cuando una mujer normal romana dependia de su padre, su hermano, su marido o su hijo, ellas no.
uffff, podria seguir,pero no es lo que busco. Lo que quiero es felicitarte. Se nota que me gusta el tema?.
Por cierto, alguna pista sobre la epoca en la que esta situada?. Algun año en especial?. Es pura curiosidad.
Esperare atentamente tu relato...
Un saludo de Edem.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola pedazodecaos, gracias por tu visita. Espero que nos frecuentemos y disfrutemos mutuamente. Hasta pronto.

Saludos, anilibis. Es una buena pregunta: de dónde saco a mis mujeres.¿Me creerías si te dijera que he invertido 4 años en buscar datos sobre mis mujeres romanas (y otras cosas que les atañían)? Pese a todo, los historiadores antiguos hablan de ellas, aunque sea tangencialmente. Creo que los romanos sentían bastante respeto por las mujeres (las libres, desde luego, no por las esclavas)aunque no les permitieran meter baza en política. Claro que la política no lo es todo en la vida (en nuestros tiempos). Saludos y hasta muy pronto.

Hola schazt67, me has hecho una sugerencia excelente. Probablemente tu idea tiene el atractivo de una articulación más conocida, más asentada en la literatura y que puede tener el añadido de un contexto histórico mucho más definido del que yo propongo en este blog. Creo que eso ayuda a la gente a situarse y a comprender mejor. Yo quizá he apostado (en el libro ya escrito) por otro enfoque que no viene al caso comentar aquí, pero que tiene un interés que llamaría "nuevo" y que tengo el convencimiento de que gustaría a muchas personas.
En cuanto al blog, salvo que vuestras opiniones apuntaran en una dirección diferente, mi idea es ir formando como un gran puzzle con estos personajes de diversas épocas y conflictos también diversos. Temo que si tomara una sóla época se convertiría más en una novela - con los inconvenientes que ello tiene en este medio (o que yo le veo) - y no tanto en estas pequeñas historias que al exigir 4 ó 5 post resultan más fáciles de seguir.
Siendo muy sincera te diré qué es lo que más me gustaría: a)que siguieraís leyéndome con emoción y cada vez lo hicieran más personas y b)que cualquiera que vaya a Roma (o piense en Roma) la vea llena de mujeres. Otra cosa es que lo consiga. Besos y muchísimas gracias por tus ideas. Me van a ser de mucha utilidad.

Saludos, Marian: creo que si sentimos y vivimos las emociones que experimentaron aquellas mujeres, estaremos en mejores condiciones para sentir, vivir, compartir y ser solidarias con las emociones y vivencias de las mujeres de hoy. Cuando miro al pasado estoy pensando en el presente, y creo que esto es algo que, de un modo u otro,somos capaces de percibir. Hay un mundo femenino que nos depara emociones y sorpresas. Cuento contigo. Un besito.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola Edem: sí se nota que eres un entusiasta de Roma (además de un especialista en el tema) y un incondicional de sus mujeres. Verdaderamente las vestales eran mujeres privilegiadas por lo que tu señalas - el no depender de los varones de su familia al terminar su sacerdocio - y porque gozaban de una extraordinaria consideración social. Tanta, que incluso un reo condenado a muerte que, de camino a la ejecución, se cruzara casualmente con una vestal, recibía el perdón. Se encargaban también de custodiar los testamentos y era tal su prestigio, que muchos reyes extranjeros se los entregaban a ellas. Hubo muchas notables por diversos hechos, favorables y desfavorables. De esta Claudia en concreto no me atrevo a decirte la fecha o época concreta - aunque creo que fue aún en tiempos de la república - porque su historia viene citada muy sucintamente y, como tu mismo señalabas en otro blog, la transmisión de los nombres de generación en generación hace muy difícil la identificación de los personajes. No recuerdo ahora con precisión si la cita Aulo Gelio o Valerio Máximo (no tengo mis "apuntes" a mano).En cualquier caso, es una referencia breve.
Gracias como siempre por tu intervención y tu entusiasmo. Besos.

Edem dijo...

Interesante... pocos Claudios tuvieron un triunfo en esa epoca. Una familia brillante, pero muy inestable. Morenos, con gusto para el vestir, era una familia mu extraña.
Es que, casualidad me he interesado por los Flamines, por los Pontifices Maximos, etc, y me ha interesado los cambios. Por ejemplo Ahenobarbo construyó un muro mas grande de la Domus Publica, para que tuvieran mas intimidad. Y un canal de agua desde la vieja fuente para que la ceremonia de la jarra de plata fuera mas testimonial y las Vestales pudieran ocuparse de Vesta y de los testamentos.
Cecilio Metelo Pio, para evitar acusaciones de impiedad cerró todas las puertas menos una, etc...
Hay mucho... por eso estaba tan interesado.
Un saludo de Edem.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola Edem. Para mí es estupendo que vayas haciendo averiguaciones de este tema común que nos apasiona. No sé si los Claudios eran extraños, pero por lo menos a mí me parecen singulares. Hay un muestrario completo...Seguramente tendremos ocasión de hablar de alguno/a más. Besos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Gracias, distraido. Yo también opino que la ciencia no debería habernos hecho olvidar otros aprendizajes, tan vitales. En eso estoy. Saludos y hasta pronto.

Anónimo dijo...

Muy interesante esta historia que tiene como protagonista a una vestal.
Tengo entendido que las vestales eran elegidas entre las familias patricias; ingresaban con edades comprendidas entre los seis y los diez años y recibían una esmerada educación. Si alguna de ellas cometía una falta grave podía ser condenada a ser enterrada viva. Residían cerca del templo de Vesta y gozaban de gran prestigio.
Me marcho corriendo a la continuación del relato.
Un abrazo

Isabel Barceló Chico dijo...

Pues sí, amiga leodegundia, las vestales gozaban de gran prestigio y consideración social, y las mejores familias deseaban tener a alguna. Sus privilegios eran muy superiores a los de cualquier mujer romana, aunque tenían la restricción de la castidad obligatoria. Después de servir 30 años a la diosa, se retiraban a la vida privada y podían casarse o hacer lo que quisieran. Ya ves. Besitos.

Anónimo dijo...

SOY RAFA EL SOBRINO DE MARI CARMEN, he leido parte de lo escrito por ti, y me gusta ver como una mujer de nuestra tierra es capaz de hacer llegar a los corazones, la roma de ayer llena de magia y de un encanto especial, solo personas como tu podrán trasmitirlo, porque eres una romana autentica, vives la roma como si el hoy de roma, aun no existiera, animo y adelante.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola Rafa, qué alegría verte por aquí, aunque también me hubiera gustado verte este verano en Roma. Gracias por tus palabras de ánimo, espero que sigas frecuentando estas páginas. El correo me ha devuelto un e-mail que te mandé con la guía de restaurantes de Roma, debí tomarlo mal. Lo intentaré de nuevo. Saludos cordiales.