jueves, junio 22, 2006

EL TRIUNFO DE CLAUDIO ( y V ).- Recta final




La inmediata reacción de Claudia ha sorprendido a todos. Las vestales que contemplan la escena desde la tribuna de autoridades dejan escapar un grito de angustia al verla cruzar peligrosamente por delante de los caballos para alcanzar el otro lado de la vía Sacra. Los magistrados se han puesto en pie y gesticulan. Alguien debería ayudar a Claudio. Pero los soldados desfilan detrás de los estandartes y no ven lo que ocurre; los espectadores son padres y madres de familia, ancianos, doncellas y niños que no tienen capacidad de reacción; ellos mismos van desarmados.

Tampoco la hija de Claudio lleva armas, pero no repara en ello. Deja que se adelante el carro y de un salto prodigioso se encarama a él por detrás. Sus compañeras ven cómo se inclina hacia delante y se agarra a su padre para recuperar el equilibrio, justo en el momento en que la cuadriga pasa por delante de la tribuna. A nadie de los que aguardan a lo largo de la vía Sacra le importa ya el desfile. Todos los corazones están pendientes de la lucha que se desarrolla sobre el carro triunfal: Claudia empuja con todas sus fuerzas la cabeza del agresor; él se resiste, ruge de ira y patea con la pierna que cuelga fuera del carro; Claudio, superada la sorpresa por la rápida intervención de su hija, controla a los caballos y pasa un brazo por la cintura de ella para que no se caiga.

- ¡Sigue adelante, padre, sigue! – grita la vestal, con voz entrecortada por el esfuerzo.

El grito de pánico que había proferido la multitud hace unos instantes, al producirse el asalto, se intensifica y se transforma. Son ahora gritos de asombro y de admiración, de ánimo a Claudia para que no se rinda y persevere en mantener a ese hombre malvado alejado de su padre. Queda muy poco trecho para que alcance su meta y merece llegar a ella con vida.

El carro ha emprendido el ascenso de la colina del Capitolio por la pendiente que conduce al templo de Júpiter Optimus Maximus. Claudia está exhausta, pero su nervio la mantiene firme, la boca apretada y los brazos en tensión, toda ella entregada a la tarea de salvar a su padre. No consentirá que ese hombre le haga daño, antes tendrá que matarla a ella. Tanto lo ama. Tanto está dispuesta a hacer por él.

En un intento de ganar la partida, Marco Vicinio logra agarrarla por un brazo. La vestal se tambalea, y aunque se echa hacia atrás, comprende que el sólo peso de ese hombre puede hacerla caer del carro. Concentra su esfuerzo en una sola acción: hinca los dientes en el antebrazo del hombre y los aprieta con toda la ira, con todo el furor que siente. En este momento es una fiera comparable a la loba que salvó a Rómulo y Remo.

Marco Vicinio pierde energía. Lo empinado de la cuesta añade dificultad a su propósito y apenas puede sostenerse ya. Mira un instante a Claudia. Las ocho trenzas de su peinado de vestal han perdido los lazos que las sujetaban en la parte superior de la cabeza y caen, desgreñadas, en todas direcciones. Parecen serpientes iracundas, prestas a dar su dentellada mortal. “Así deben ser las Furias”, piensa. Sólo que a la vestal no la anima el deseo de venganza, sino un sentimiento amoroso que él no provocará jamás. Hasta en eso ha tenido suerte el bastardo de Claudio. Si aún le quedara saliva en la boca, le escupiría. Pero no lo puede hacer. De un tirón brutal libera el brazo del mordisco de Claudia, desliza la pierna con la que se sujetaba al carro mediante un movimiento rápido y se deja caer al suelo cuando ya coronaban la cuesta. Rueda por la pendiente y los legionarios lo apartan de su camino a patadas.

El público celebra con un delirio de lágrimas y gritos este desenlace. Ensalzan a Claudio como general y lo bendicen por haber engendrado una hija semejante.

Claudio detiene los caballos en la explanada que precede al templo y se gira para abrazar a su hija. No es costumbre manifestar afecto en público, pero sería inhumano no hacerlo en este momento. Claudia tiene un aspecto deplorable: el velo de color naranja le cae por la espalda hecho jirones, está despeinada y sudorosa y apenas puede controlar el temblor de las manos y las piernas. Pero ha vencido. Y su victoria vale más que la belleza de todas las Helenas de Troya.

Cuando se separa del abrazo de su padre, Claudia lleva la mitad del rostro pintado de color arcilla. Pronto una multitud los rodea. No sólo las autoridades que salían a recibir a Claudio, sino muchas personas que quieren felicitar a padre e hija por este doble triunfo. Ambos están radiantes. Llegan las demás vestales, la madre y la hermana de Claudia y toda su familia. Van a presenciar la ceremonia en la que Claudio ofrecerá su victoria al padre Júpiter poniendo a sus pies los despojos de los enemigos. Le dará las gracias por ella y por todos los dones que le ha otorgado. Sí, el dios supremo lo ha favorecido.

Entretanto, el primipilum ha improvisado una nueva letra que cantan enfervorizados los soldados romanos y se repetirá después por las calles, las mesas del banquete, los prostíbulos y los figones:

Nadie se burle de Claudio porque no haya engendrado hijos varones.
No habrían destruido Roma los feroces galos
de haber existido entonces la Claudia que parió su mujer .

* Fragmento de un relieve. Podemos imaginar que es Claudio.
**Fragmeno de un relieve. Podemos imaginar que es Marco Vicinio.
***Cabeza de mármol. Podemos imaginarnos que es la vestal Claudia.
Los tres comparten la eternidad en el Museo Centrale Montemartino.

46 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante toda la historia que nos narras y apasionante como todo aquel mundo romano.
Un fuerte abrazo.

iralow dijo...

Gracias por ponerle la guinda a una noche bonita, pero en la que yo no logré que mi victoria llegase ;)

Besote

schatz67 dijo...

No pudo tener un mejor remate la historia Isabel.Interesante la perspectiva de darle a las mujeres romanas un protagonismo que trasciende el rol decorativo que a menudo la historia les asigna.

Un abrazo

Schatz

Anónimo dijo...

Es interesante como reconstruyes Roma con tus historias y les dotas de personalidad propia. Con ellas los restos que quedan cuando los ves allí cobran vida.
Besos

Anónimo dijo...

una vez más triunfa el amor. Es un arma peligrosa pero sin duda de las más poderosas.
Esas imágenes que incluyes de los posibles protagonistas me parecen acertadísimas. Ya nadie puede dudar de la intensidad de lo ocurrido.
Como ves no puedo dejar de leerte.
un saludo
carme

Maik Pimienta dijo...

Qué emocionante esta última parte. Me he sentido identificado con la lucha, con ese mordisco al brazo de Claudio, y con el amor que se siente por un padre.

El primipilum este es que es un sentimental y un jaleador. Le va la marcha.

Besos!!

almena dijo...

un olé entusiasta por Claudia.
Y otro por ti. Te documentas a fondo. Y tu estilo para exponerlo es realmente atractivo. Muy, muy atractivo.

Isabel... ¿de verdad no estamos leyendo los posts de una escritora consagrada? Yo creo que lo eres y que pasas por aquí de incógnito...

un abrazo cariñoso

Badanita dijo...

Isabel:
Muchas gracias por pasar a dejarme tan bonitas palabras.
Es reconfortante!
Ya habilité los comentarios ... estaba en la duda.

Estoy en el trabajo y no puedo leerte ahora. Pero volveré Isabel!
( te tengo enlazada hace tiempo, no se si viste)
Besos!

Carla de La lá dijo...

qué bonito, qué sesudo, qué trabajadora!

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola, muralla, qué razón tienes al calificar de apasionante el mundo romano. ¡Y la suerte es que nosotros pertenecemos a él! Besitos, guapa.

Iralow,es una lástima que no venciera tu equipo, pero puedes encontrar algún consuelo en sumarte a otro. Esto es como la vida misma: no elegimos a la familia, pero sí podemos elegir a los amigos, de modo que, para la continuación del campeonato ¡procura elegir bien!. Besitos de consuelo.

Schazt67, creo que las mujeres nunca han tenido un papel decorativo sino, por el contrario, muy, muy activo, así que estoy dispuesta a luchar como Claudia para que se vaya viendo...Ya me estoy afilando los dientes. Saludos muy cordiales.

Luis, es una satisfacción que veas vida donde casi todo el mundo ve ruinas. Sólo con evocar a los seres humanos, todo el paisaje se transforma. Besos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, carme regueiro. De todos los amores posibles, quizá los paterno-filiales sean de los más intensos. Cuando veo a Claudia defender a su padre, me veo a mí misma. No sé si hubiera sido capaz de hacer lo mismo, pero la sangre me hierve, afloran los instintos más primarios...creo que yo también hubiera sido peligrosa para Marco Vicinio. Besazos.

Y además, maik pimienta, un hombre sin prejuicios y buen "componedor" de versos ¿no crees? Me cae muy simpático. Saludos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola almena, me sumo a tus aplausos por Claudia. Su conducta explica, también, porqué llegó a ser tan grande Roma. Ellas siempre estuvieron a la altura de los varones y, en ocasiones, por encima de ellos.
En cuanto a mi, querida mía, ¡qué más quisiera que ser una escritora consagrada! Y no por el dinero, fama, etc. sino por lo muchísimo que me gusta contar historias y que sean escuchadas. Lo que sí es cierto es que llevo muchos años escribiendo. En fin, quién sabe si a partir de esto las cosas cambian y la calabaza se convierte en carroza...Besos a miles.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, badanita. Yo también te he enlazado, aunque sea difícil enlazar a una mariposa. Besos y hasta pronto.

Bienvenida, falinda. El mayor esfuerzo ha sido el de Claudia, que ya ves cómo ha tenido que pelear la pobre. Nos hemos quedado exhaustas. Gracias por tu visita.

Anónimo dijo...

Terminamos las dos, bueno a mi me queda otra entrega, pero te ha quedado muy tierno y expresivo. ¿Como demonios no te lo publican?.Se lo merece por lo bien presentada la trama y por tu esfuerzo. Felicidades Nina. Y como dicen los niños pequeños queremos más

Anónimo dijo...

Ya te comenté que mi pasión era por la historia y la mitologia egipcia, pero cre que me estoy aficionando contigo a la romana...
Muchos besos Isabel.
Mamen

mixtu dijo...

interessatissimo, gracias por la lectura de historia, una de mis paixons,
beijos

Anónimo dijo...

Isabel,
He pasado a devolverte la visita (pues no conocía tu trabajo) y confieso que me has enganchado (por si no lo sabías tengo fama de ser el más facilón de internet). Por falta de tiempo (estoy de opo) sólo le he echado un vistazo rápido, pero prometo ponerme al día en cuanto termine.
Un abrazo

Unknown dijo...

ISABEL

PIDO PERDÓN .
TENGO UNA PELOTA EN LA CABEZA .
QUE TENGAS UN BUEN FIN DE SEMANA .-

BESOS Y AGRADECIMIENTO

ADAL

SHALOM

Laura Martillo dijo...

Isabel, estuve siguiendo la historia a medida que la escribias.

Me encanta tu forma de narrar y de encajar los personajes en la historia, tienes ese don especial de atrapar con tus palabras.
Lamento a veces no comentar, pero de algo puedes estar segura. Tu blog es adictivo.

Un abrazo.

Diana L. Caffaratti dijo...

Hace un tiempo que la historia novelada me ha atrapado.
Aquí he encontrado ficción nacida del conocimiento.Y un tratamiento del tema exquisito.
Me he leído la historia de un tirón (con la interrupción sólo para leer los comentarios)
Adhiero a lo dicho por luis, almena,nina.

Anónimo dijo...

Conforme avanzaba el relato,dudaba sobre el posible desenlace.Me encanta cómo lo has resuelto.
Un besín y que disfrutes del fin de semana

Leodegundia dijo...

¡Ufff!, por un momento temí que la historia acabara mal, pero el final fue bueno y quizás hiciste justicia a muchas "Claudias", romanas o no, que existieron a lo largo de la Historia y que lucharon con tanto o más arrojo que lo hicieron los hombres.
Un abrazo y buen fin de semana.

Evemérides dijo...

Isabel,
como debería ser cosa sabido por todos, el que en la "historia" que nos han contado las mujeres no ocupen papeles protagonistas y, cuando lo hacen, siempre con cualidades negativas; no significa que no hayan participado en ella o no existan mujeres con valores mucho más elevados y más nobles que el de muchos personajes de la historia.

Enhorabuena por tu blog.
Te seguiré leyendo.

Clarice Baricco dijo...

Gracias. Es agradable iniciar un sábado lluvioso con tus letras y sentir su fuerza.

Quisiera sentirme una Claudia.

Te abrazo

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola nina, siempre andamos las dos al compás y con muchos intereses comunes. Creo que el mercado editorial tiene unas reglas que yo no acierto a descifrar. Pero ¡quién sabe! quizá algún día lo consiga. Besitos.

Bueno, mamen somar, la mitología e historia egipcias son apasionantes. Lo que ocurre respecto a la romana es que hay ciertos prejuicios, en mi opinión. Uno de ellos es que, comparada siempre con la cultura griega, es valorada como "menor". Creo que esta es una idea que exige ser revisada. No quiero con ello decir que la griega no sea extraordinaria, sino que la romana tiene también su propia personalidad y su interés. Desde luego, los romanos se ocuparon de difundir la cultura griega que, de otro modo, no sabemos cómo habría acabado. También la fama (y la realidad) de ser sujetos muy prácticos que tuvieron los romanos, parecen enviarnos el mensaje de que no tuvieron imaginación o nada interesante que contar. No es así, desde luego. Un ejemplo es nuestra Claudia, cuyo gesto valiente y decidido fue transmitido a través del tiempo como un ejemplo de amor filial. Pero claro, ¿a quién le interesa el amor filial (sobre todo si se trata de una hija)? Si las mujeres hubieramos escrito sobre la historia, sin duda tendríamos otra idea acerca del pasado. Disculpa, me he enrollado muchísimo. Egipto y Roma no son incompatibles, mamen, al contrario, bien unidas que estuvieron... un beso y hasta pronto.

Isabel Barceló Chico dijo...

hola mixtu, la ventaja de los amantes de la historia es que la historia no nos deja plantados/as jamás, lo que nos ahorra lágrimas y disgustos. Te doy la bienvenida, pues, a la casa de una pareja sin querellas.

Saludos, isra. Espero que ganes la oposición y puedas dedicarte tranquilamente a venir de visita. Bueno, quizá tranquilamente no, dada tu adicción, pero aunque sea apresuradamente. Suerte y besos.

Hippie viejo, me pasa lo mismo que a tí, que quiero estar en todas partes y eso no es posible. Sólo quería que supieras que me acordaba de tí. Saludos y que disfrutes a tope del fútbol.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola laura hammer, yo también me paso a veces por tu blog y no digo nada. No siempre se dispone del tiempo o se te ocurre algo que decir en un comentario. Me alegra que de vez en cuando nos digamos hola. Hasta pronto, guapa.

Saludos, dilaca.¡Si supieras la de años que estoy enganchada a la historia y las historias...! me hacen muy feliz, así que por eso les dedico tiempo y mucho cariño. Quizá sea eso lo que ves reflejado en mis textos: lo muchísimo que quiero a los personajes, incluso a algunos malvados como el pobre Vicinio. Me inspiran un gran respeto. Besitos y hasta pronto.

Marian, la historia de Claudia ocurrió en realidad. Sólamente se dice de esta vestal que cuando su padre celebraba un triunfo fue asaltado por un hombre. La vestal fue en su auxilio y "ella sola" consiguió que su padre llegara sano y salvo al Capitolio. Yo he tratado de rescatar del olvido esta historia y trasladaros la idea que me he formado de cómo ocurrió este suceso. Roma contó siempre con mujeres admirables y, lo que es más notable todavía, supo apreciarlas y ensalzarlas. Besitos y buen fin de semana

Isabel Barceló Chico dijo...

hola leodegundia, realmente lo que hizo Claudia fue peligroso, porque aunque estaba prohibido llevar armas dentro de la ciudad, era una orden que se vulneraba mucho. Quizá este hombre pudo ir armado y perder su cuchillo al saltar al carro, no sé. Pero ella arriesgó, es cierto, y le salió bien. El vínculo entre padres e hijos era muy intenso y estrecho, y esto es algo que queda reflejado en muchas biografías. Ahí también me identifico, porque yo quería a mi padre con locura. Feliz fin de semana, coje fuerzas para iniciar la nueva.

Saludos pelópidas, creo que aciertas de lleno en tu comentario. Tengo el convencimiento de que reivincando el papel de las mujeres en la historia - y no digo solamente de aquellas que fueron ejemplares, sino de todas - y poniendo en evidencia que "existimos" desde el comienzo de los tiempos, contribuimos a valorar a las mujeres actuales. En eso estoy. Yo también te seguiré visitando. Hasta pronto.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola, clarice baricco, estoy convencida que casi todas las mujeres hemos sido alguna vez Claudia. Sin cuádriga y sin triunfo, claro, pero cuántas veces no habremos socorrido a nuestros padres, y cuántas más los socorreremos en el futuro. No necesitarán quizá que los defendamos de un agresor humano, pero seguramente sí de la soledad o de la enfermedad. Ahí estamos. Besos, clarice y que se arregle el día.

Vanessa Soldevilla dijo...

Interesante blog e interesantes historias las tuyas. Acabo de descubrirte y creo que volveré a menudo :)
Saludos desde Lima- Perú

Vanessa

Luis Rivera dijo...

Isabel: he pasado por tu blog que desconocía después de tu visita al mío, que he agradecido allí. Me sorprende: me defino como "romano" en una broma cargada de veracidad. Caso cada año paso los primeros días en Roma, por celebrar mi cumpleaños, el 5 de enero. Roma es mi fascinación en todos los sentidos, Tengo algunos posts qen lo que hablo de ella.
Veo que hablas de mujeres. te sugieron que conozcas (probablemente ya lo hayas hecho) la historia de Tulia, Tuliona, la hija de Marco Tulio Cicerón. tengo un proyecto este personaje que avanza en lentamente, y creo que le conozco mucho y bien. De sus escritos y sobre todo de sus cartas, surge el enorme amor entre padre e hija, y el enorme sacrificio de ella, casada tres veces, muerta de sobre parto, y el inmenso abandono en que quedó Cicerón, retirado a su finca de Túsculo para escribir las Tusculanas, un llanto inmedible. En fin, me alegra conocerte. Ciao, cara.

Anónimo dijo...

La valentía de la mujer realmente a veces puede dejar al sexo opuesto con espasmo!...Hoy en día al igual que Claudia hay muchas más.
Saluditos

Isabel Barceló Chico dijo...

Bienvenida vanessa soldevilla, estamos encantados con que vuelvas por aquí siempre que quieras. Siéntete como en tu casa. Besos.

Luis rivera, tenemos muchos intereses en común, así que creo que disfrutaremos leyéndonos mutuamente. Repasaré tu blog para ver esos apuntes sobre Roma. Seguramente sabrás más que yo de Tulia, la hija de Cicerón, me he centrado más en su madre, Terencia.Espero con impaciencia que lleves adelante ese proyecto para hablar de ella. Cicerón nunca se llegó a recuperar de su muerte y ello constituye un ejemplo más del vínculo afectivo tan estrecho que se establecía entre padres e hijos. Incluso algún autor sugiere que Cicerón se divorció de su segunda esposa porque ésta había sido poco delicada con relación a la muerte de Tulia. Tienes tu la palabra. Saludos cordiales.

Hola, monarcaxx, estoy por completo de acuerdo con tu apreciación. Si es por valor, pocas mujeres están por debajo de los varones. El asunto es que no se suele reconocer... gracias por tu visita, espero encontrate más veces.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos a nuestros amigos de hispanoamérica. FELICIDADES a los argentinos por su victora. ÁNIMO a los mexicanos, porque dentro de cuatro años habrá otro mundial. SUERTE a los ecuatorianos que se juegan esta tarde su pase. Y disculpadme los demás si no os cito, pero es que no entiendo nada de fútbol y mis noticias no son demasiado buenas. Saludos a todos, y procurad sufrir poco y disfrutar mucho.

Anónimo dijo...

Me parece tu relato muy logrado y curioso, así con sus fotos de la época pa' que nos metamos en ambiente, y muy aguerrida la Claudia esa repartiendo hostias a diestro y siniestro en un guiño feminista imposible en aquella época y muy de nuestro tiempo, atenazado por la gilipollez (perdón, corrección) política donde parece ser pretenden inculcarnos que el único modelo posible, y válido, es el masculino y que para alcanzar la igualdad de sexos os habéis de convertir en poco menos que hombres, dando razón al machismo que cree que la mujer y toda su circunstancia es inferior al hombre. ¡Además la Claudia esa debía de ser una "jiman" porque si no ya me dirás tú como aguanta un "round" con el romano criminal!

krisish dijo...

Hola Isabel. Enhorabuena por tu blog!.
He leído las historias de la vestal Claudia y también la de la joven Minucia y la verdad es que me han gustado mucho, sobre todo porque das protagonismo a las mujeres, personajes y personas silenciadas tanto tiempo, ya era hora de hacerlo. Además como bien dices, todos sabemos que no hay vida sin mujeres.
Seguiré leyendote.
Un saludo de Cristina.
Si quieres visitar mi página web: http://xtthost.info/krisish

Isabel Barceló Chico dijo...

Bienvenido cocoliso. Como ya explico en un comentario anterior, la historia de Claudia viene recogida por historiadores romanos. A mi me ha correspondido "reconstruirla" en mi imaginación y contarla. No me parece en absoluto que la suya fuera una reacción "feminista", sino simplemente humana, procedente de una persona que debió tener carácter y valor, algo que no era extraño en la sociedad romana. Desde luego que el feminismo no existía ni remotamente, pero las mujeres, cuando se han visto en apuros, han sido capaces de combatir igual que los hombres. No solamente lo hacen en la actualidad, sino, por poner un ejemplo, en el s. XIX cuando los italianos luchaban con unificar Italia y hacer de Roma su capital, las mujeres aprendieron a manejar las armas y defendieron las murallas del Gianicolo, pediendo la vida muchas de ellas. Es cierto que las mujeres no parecen inclinadas a la violencia, pero en momentos en que sienten que se juega algo muy importante para ellas o para la sociedad, son perfectamente capaces de hacerlo. Y, francamente, no creo que Claudia fuera la primera mujer que arriesgó la vida para salvar la de una persona a quien quería. Hasta otro ratito, cocoliso, y gracias por tu visita.

Isabel Barceló Chico dijo...

hola krisish, qué bien que hayas entrado en el blog. Pensaba que te interesaría este tema de las mujeres, y veo que no me he equivocado. Por mi parte, he entrado en tu página y me han sorprendido tus habilidades. Enhorabuena y hasta pronto.

El Navegante dijo...

N sólo has dado a conocer una estremecedora narración de este episodio, Isabel, sino que la has teñiod de un toque de emtivos isntantes, pcoo frecuentes desde luego en cualqueir narrador de la historia de la etapa que sea.
Claudia, jamás inaginaría que la valentía y enereza que demostró, alguna vez a travé de los siglos se trnasformarían en una poesía con formato de narración, pues son versos los que avbo de leer y con los cuales me has emocionado, cone se remate de oro, sobre todo.
Un besito,y felicitaciones.

anilibis dijo...

¡Bravo! por un momento, estaba segura de que Claudio perecería. Preciosa historia. Y genial desenlace.

Besos

ybris dijo...

Gracias por tu visita.
Pasé un rato agradabilísimo leyendo el final de tu emocionante historia.

Besos.

Rolando Escaró dijo...

sorprendente historia de valor y coraje

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola navegante. A mí me emociona la historia y eso es lo que trato de transmitir, la idea de que lo que ocurrió en tiempos pasados tiene valor y vigencia hoy. Si te ha conmovido la historia de Claudia es porque ella lo merecía y, si me permites decirlo, porque comprendemos que en su propia época se hizo justicia con ella. Besazos.

Hola Anilibis, realmente Claudio ha estado en peligro. ¡Suerte que tenía una hija dispuesta a todo por él! como, por otra parte, hacen tantas hijas/os respecto a sus padres y madres, a diario, sin que se note tanto.Besos.

Saludos Ybris, es un placer siempre visitarte. Me alegra que disfrutaras del triunfo de Claudia.

Hola digler,también yo creo que el coraje de esta vestal es singular. Tenía bien merecido conseguir su propósito. Saludos.

Anónimo dijo...

Precioso corazòn, sigue haciendolo igual de bien y no te faltaràn lectores que compren tus libros,si es que un dìa te decides a publicar, yo estarè en la lista, puedes estar segura.
Besitos.

La gata que no esta triste y azul dijo...

Woooowwwwwwwwwwwww

Me acabo de leer la historia de claudia de un tiron..

No creo como dice cocoliso que esta Claudia fuera algo asi como una tia de pelo en pecho repartiendo hostias. Las mujeres somos "hembras", y no hay nada peor que una "hembra" cuando pelea por su prole y lo que aqui se describe es una "hembra" luchando por su prole (no importa que fuera su padre). Ademas todo depende de la adrenalina segregada.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola mahaya, te mereces un premio por la constancia con que estás leyendo este blog. ¡Eres fantástica! Pienso, como tú, que es el instinto de protección de las hembras el que actúa con tanta intensidad en Claudia. Yo misma, si pienso a alguno de los míos en peligro, me siento como una fiera. Besos.