- ¡Menuda arpía era Utyke! – exclama Karo con evidentes signos de malhumor. Deja a un lado sus útiles de escritura y se levanta –. Traeré algo de beber para refrescarnos.
- Que sea vino de higos, si aún os queda – dice Kostas.
Antes de darle lectura pública, he querido dar a conocer esa últlima parte a mis amigos y oir sus opiniones. No me resulta fácil reflejar con claridad los conflictos y desajustes que, sin ser en apariencia graves, amenazaban a la reina. Y a todos, porque era imposible desligar nuestro bienestar del suyo. En Cartago circulaban muchos rumores y ninguno de ellos era favorable a los troyanos. Sus naves ocupaban nuestra playa desde la primavera y estaba a punto de entrar el invierno. Demasiados meses disfrutando de la hospitalidad de la reina y su favor. Lo más inquietante, sin embargo, era desconocer sus planes inmediatos. Dado lo avanzado del otoño, todo el mundo daba por sentado que pasarían el invierno aquí. Y esa perspectiva no era del agrado de los cartagineses: la gente de Eneas era como un huésped que se resiste a partir y convierte en hastío el regocijo con que fue recibida su llegada.
- A mí quien más me indigna es Eneas – dice Jacinta cuando ya hemos apurado varias veces nuestras copas –. Si su intención era continuar su ruta, debería haberlo dicho con claridad desde el principio.
- Quizá no lo sabía cuando llegó – alega el poeta Trailo.
- ¡Ja! Tú mismo, en tus textos, afirmas una y otra vez que se dirigía a las costas del Lacio. Y que los dioses le tenían prometido un reino allí. No lo vayas disculpando ahora. Eneas no tenía planes de casarse con Dido, eso es obvio, pero alimentó sus ilusiones y se dejó querer. ¡Y bien que supo aprovecharse de su magnanimidad, sus riquezas y su amor sin límites!
- Con el mayor respeto por la reina, en este asunto cometió un error – dice Parepidemos el peregrino –. Fue muy imprudente por su parte no haberle exigido matrimonio antes de meterlo en su lecho.
- ¿Siempre han de tener la culpa las mujeres…? – dice mi nuera con una pasión desconocida.
- Pues sí, esa es la realidad. ¿Qué hombre en sus cabales rechaza disfrutar de los placeres de Venus con una buena hembra, o, si lo apuran, con cualquier hembra aunque sea más horrible que la Parca? Dido debió ser más honesta, o más lista, y guardarse mejor – remata Trailo. Y levanta a su alrededor un griterío.
- ¡Eneas fue desleal y tú lo sabes! – le espeto al poeta troyano cuando me lo permite el alboroto –. Y es una vileza de tu parte poner en cuestión la honorabilidad de Dido. Me repugnan los seductores de mujeres que, una vez satisfechos sus instintos, se vuelven contra ellas. “¡Qué liviana fuiste…!”, dicen, “Las mujeres deben ser castas y no entregarse al primero que llama a su puerta“ y los muy sinvergüenzas tienen los nudillos desollados de tanto llamar. Más verdad saldría de sus bocas si dijesen: “Fui muy astuto en el engaño y supe ocultarte que no era de fiar. ¿Por qué me amaste, si yo no lo merecía?”. Pero no voy a discutir contigo. Nuestra reina amó a Eneas por encima de todo, más que a nadie en el mundo, y su amor, aunque fuera una locura, merece el mayor de los respetos.
Amneris y Kostas tratan de calmar los ánimos. Le echan la culpa del acaloramiento al vino de higos y a nuestra mucha implicación en la historia. Todos tenemos algo de razón, dice Amneris. Y me recuerda cuántas veces me he lamentado de la intervención de los dioses y les he achacado la desgracia de la reina. Eso es cierto. Sin embargo, cuanto más avanzo en la reconstrucción de la historia, con más claridad veo los aspectos humanos y más desdibujados aparecen los caprichos de las divinidades.
Hemos bebido agua en abundancia y recobrado la serenidad, aunque aún hay muchas caras largas. Trailo se levanta para despedirse, muy cabizbajo. Espero haberle chafado la cresta a ese gallito.
- Una cosa te diré antes de irte – le digo –: Eneas no traicionó solamente a la reina, traicionó a todo Cartago.
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- Que sea vino de higos, si aún os queda – dice Kostas.
Antes de darle lectura pública, he querido dar a conocer esa últlima parte a mis amigos y oir sus opiniones. No me resulta fácil reflejar con claridad los conflictos y desajustes que, sin ser en apariencia graves, amenazaban a la reina. Y a todos, porque era imposible desligar nuestro bienestar del suyo. En Cartago circulaban muchos rumores y ninguno de ellos era favorable a los troyanos. Sus naves ocupaban nuestra playa desde la primavera y estaba a punto de entrar el invierno. Demasiados meses disfrutando de la hospitalidad de la reina y su favor. Lo más inquietante, sin embargo, era desconocer sus planes inmediatos. Dado lo avanzado del otoño, todo el mundo daba por sentado que pasarían el invierno aquí. Y esa perspectiva no era del agrado de los cartagineses: la gente de Eneas era como un huésped que se resiste a partir y convierte en hastío el regocijo con que fue recibida su llegada.
- A mí quien más me indigna es Eneas – dice Jacinta cuando ya hemos apurado varias veces nuestras copas –. Si su intención era continuar su ruta, debería haberlo dicho con claridad desde el principio.
- Quizá no lo sabía cuando llegó – alega el poeta Trailo.
- ¡Ja! Tú mismo, en tus textos, afirmas una y otra vez que se dirigía a las costas del Lacio. Y que los dioses le tenían prometido un reino allí. No lo vayas disculpando ahora. Eneas no tenía planes de casarse con Dido, eso es obvio, pero alimentó sus ilusiones y se dejó querer. ¡Y bien que supo aprovecharse de su magnanimidad, sus riquezas y su amor sin límites!
- Con el mayor respeto por la reina, en este asunto cometió un error – dice Parepidemos el peregrino –. Fue muy imprudente por su parte no haberle exigido matrimonio antes de meterlo en su lecho.
- ¿Siempre han de tener la culpa las mujeres…? – dice mi nuera con una pasión desconocida.
- Pues sí, esa es la realidad. ¿Qué hombre en sus cabales rechaza disfrutar de los placeres de Venus con una buena hembra, o, si lo apuran, con cualquier hembra aunque sea más horrible que la Parca? Dido debió ser más honesta, o más lista, y guardarse mejor – remata Trailo. Y levanta a su alrededor un griterío.
- ¡Eneas fue desleal y tú lo sabes! – le espeto al poeta troyano cuando me lo permite el alboroto –. Y es una vileza de tu parte poner en cuestión la honorabilidad de Dido. Me repugnan los seductores de mujeres que, una vez satisfechos sus instintos, se vuelven contra ellas. “¡Qué liviana fuiste…!”, dicen, “Las mujeres deben ser castas y no entregarse al primero que llama a su puerta“ y los muy sinvergüenzas tienen los nudillos desollados de tanto llamar. Más verdad saldría de sus bocas si dijesen: “Fui muy astuto en el engaño y supe ocultarte que no era de fiar. ¿Por qué me amaste, si yo no lo merecía?”. Pero no voy a discutir contigo. Nuestra reina amó a Eneas por encima de todo, más que a nadie en el mundo, y su amor, aunque fuera una locura, merece el mayor de los respetos.
Amneris y Kostas tratan de calmar los ánimos. Le echan la culpa del acaloramiento al vino de higos y a nuestra mucha implicación en la historia. Todos tenemos algo de razón, dice Amneris. Y me recuerda cuántas veces me he lamentado de la intervención de los dioses y les he achacado la desgracia de la reina. Eso es cierto. Sin embargo, cuanto más avanzo en la reconstrucción de la historia, con más claridad veo los aspectos humanos y más desdibujados aparecen los caprichos de las divinidades.
Hemos bebido agua en abundancia y recobrado la serenidad, aunque aún hay muchas caras largas. Trailo se levanta para despedirse, muy cabizbajo. Espero haberle chafado la cresta a ese gallito.
- Una cosa te diré antes de irte – le digo –: Eneas no traicionó solamente a la reina, traicionó a todo Cartago.
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- Ojalá nos marcháramos pronto – confiesa la viajera Cirene a la amazona Iskias. Vienen del campamento troyano de visitar al Náufrago, sumido en un silencio melancólico desde que Zoe lo expulsó de las escaleras del templo de Juno.
- ¿Tan a disgusto estás aquí?
- Me preocupa el niño Ascanio. Su infancia ha sido desastrosa. No recuerda nada de su madre, le afectó mucho la muerte de su abuelo y desde que llegamos a Cartago, Eneas no le presta atención. Nunca ha sido muy alegre, pero últimamente tiene un ánimo sombrío.
- No veo en qué puede mejorarlo echarse al mar, a la ventura ... – observa Iskias.
- Ayer bajó a la playa con su grupo de amigos, y yo los acompañé. Jugaron durante un rato y luego nos acercamos a donde están nuestras naves. Imilce se colocó delante de él y empezó a hacerle reverencias. Ya sabes cuánto le gusta bromear. Y lo declaró “Ascanio I, rey de la flota troyana”. Se lo tomó muy mal. Dijo que él no sería nunca rey de nada si su padre se comportaba como un esclavo encadenado a la pata del lecho de la reina. Los jóvenes troyanos lo celebraron palmoteándole la espalda. Fue muy violento. Anna trató de restar importancia al asunto, pero los gestos eran elocuentes y las palabras ya estaban dichas. Y no me gusta lo que revelan. ¿Te imaginas, si Eneas engendrase un hijo en Dido?
- ¡Menuda situación! El hijo de Dido se convertiría rey de Cartago y Ascanio, siendo el mayor, no tendría derecho a nada…
- La idea le resulta insoportable. Y se siente, con razón, despojado de su herencia. Lo mismo piensan otros compañeros. ¿Qué sentido tiene permanecer aquí, Iskias? Yo misma me sumé a este grupo porque quería participar del nacimiento de la nueva Troya, y no para contemplar pasivamente cómo otros construyen sus ciudades.
Acaban de entrar por la puerta de la muralla, cuando les sale al encuentro un emisario. El príncipe Eneas las convoca a una reunión secreta al día siguiente, a media mañana, en el campamento. Absolutamente nadie debe enterarse.
*Detalle de pintura mural. Catacumbas de Domitila. Roma.
**Ninfeo de Egeria. Valle della Cafarella. Roma.
***Figura masculina en el patio interior de una casa. Roma.
****Detalle de busto de mujer. Museo Altemps. Roma.
*****Detalle de pintura mural. Catacumbas de Domitila. Roma.
******Escultura femenina. Amazona. Museos Capitolinos. Roma.
33 comentarios:
Ni con el peregrino estoy deacuerdo, ¿le apoyan sólo cuando las cosas le van saliendo bien, y para el resto no hacen sino correr a su alrededor agitando los brazos?...
Para mi que todo lo nuevo, como lo que ellos están creando, necesita de riesgo, aunque resulte una equivocación.
Salud
Està por armarse la comparsa, aunque todavìa no es carnaval. De la reuniòn secreta saldràn grandes novedades, sin duda alguna. Sigue el interrogante, amiga mìa y tù tienes la llave de la trama. Abrazos.
Sigue siendo un placer leer tu particular narrativa mitológica. Nos ayuda a entender mejor la aventura terrenal de nuestra existencia.
Besos.
He decidido otorgarte el premio "Blog Solidario". Espero que no te moleste.
Por favor, no te sientas ninguna obligación por ello.
Un gran abrazo.
En verdad, no salgo de mi asombro ante el hecho de que alguien se empeñe en reescribir los trabajos del espíritu acudiendo a los viejos mitos, y que lo haga precisamente ahora, cuando esos mitos no son tenidos socialmente sino meras curiosidades a las que alegremente uno puede arrojar a la gahena. Dejando a un lado las cualidades de la literatura; dejando a un lado -sobre todo- esa habilidad tuya para ocultar lo que ha de llegar y que nos ata a la silla, tengo que decir que tu actitud -que otros muchos pagaron con el ostracismo en estos tiempos en que la rehumanización del arte se confunde con el mal gusto- es la actitud propia de un espíritu valiente. Sólo por eso -por ser una heteroxoa en un mundo de clones- me quito el sombrero antes de entrar a tu espacio, en señal de respeto, y aún de veneración...
Carlos
Que feo que los Cartagineses ya no quieran a los troyanos, pero si la reina quiere a Eneas, entonces nadie puede hacer nada, sólo esperar a que se le caiga la venda de los ojos. Si Eneas hace una reunión a espaldas de la reina, entonces algo esconde.
Con lo de Ascanio, es obvio que se sienta mal por la desaparición de su Madre, la muerte de su Abuelo y por el sentimiento de rechazo de su Padre y más si tiene un hijo con la reina.
Ya no tarda en estallar la bomba.
Saludotes, abrazotes y besotes
Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur
Pero porqué hacer una reunión secreta? Si Eneas se quiere ir, simplemente que se vaya.
Aunque también la reina lo ama y él no quiere destrozarle el corazón, mejor que le explique que le da las gracias por darle asilo, pero será mejor que él funde la nueva Troya y podrán seguir viendose.
Sería horrible que Ascanio se quedara sin nada. Yo en su lugar me iría lejos, a formar una familia y un nuevo reino.
Saludos, abrazos y besos
Nice Day, con toda mi Aklma:
Gusthav
Vaya!!!
ahora si que me siento desconcertada!!!
Con tanto amor que Dido se percibía ahora!!
No cabe duda!!!
los hombres son un dolor eterno!!!!:(
sigo en la aventura amiga mia!!!
besos!
mmm es lo que tiene el vino de higos, que nos hace olvidarnos de la prudencia y...
:)
Besazo, Isabel
Preciosa, ya tenía que darme un rspiro para leerte de nuevo. Aún, cuando busco un camino a Roma, a los aromas clásicos... Recuerdo un nombre, tal vez, Isabel. Así es. Entonces creo que mi pinta de Gorgona, se ha distanciado, pero continúa. Gracias por tu mensaje en las Lunas, entre ellas un descanso, no así la memoria..
www.mnemossyne.blogspot.com
Abrazo fuerte!
Por unos amores las consecuencias han sido aterradores, y esa reunión secreta que esta convocado ufsss que nos aportará
Besitos amiga
Precioso blog!
Enhorabuena, debes seguir y seguir...
Un saludo MUY afectuoso!
Te leeré... me encanta la historia. Muchos de mis viajes han sido motivados por estar en esos sitios...
Cartago (Túnez) Roma...
M.
Muy buena ambientación porque alguna vez he leído algo sobre el vino de higos y las opiniones machistas encajan a la perfección con una época que por el contrario presenta mujeres admirables (si lo sabrás tú). Es cierto, un hijo de Dido cambiaría todo sería una revolución, estaremos atentos. Te felicito estas creando un “climax” extraordinario.
--
Saludos
Hola charles de batz, así son las cosas: cuando todo rueda bien, todo son alegrías y felicitaciones. Cuando se tuercen... De todos modos, no debemos ser demasiado severos con Parepidemos, en definitiva los personajes masculinos tienen el pensamiento común y generalizado en su época y, si me apuras, en ésta... Besos, querido amigo.
Hola fgiuchi, los acontecimientos nos empujan a toda velocidad hacia el final. Un final, que por otra parte, se puede intuir. Besos.
Saludos, el argonauta enmascarado, si podemos sacar algo en claro de nosotros mismos a través de estas historias, creo que habrá merecido la pena. Besos.
Hola tanhäuser, muchísimas gracias por el premio que me has otorgado, más por generosidad tuya que por la mía. Trataré de colocarlo en mi página, aunque no sé, he fracasado en el thinking award... Besos, querido amigo.
Saludos, el toro de barro. ¿Me creerías si te digo que hago esto sencillamente porque quiero, y me da lo mismo ir contracorriente? Ahora bien, no creas que me libro del ostracismo. Lo asombroso es que tantos de vosotros entréis en esta página y os sintáis a gusto en ella. Eso me dá un ánimo formidable, una razón para insistir y persistir en hacer esto que me gusta y no otra cosa. El mérito es vuestro. Besos, querido amigo.
Hola arthur, no es que los cartagineses ya no quieran a los troyanos. Es, sencillamente, que las situaciones de ambigüedad no se puede sostener demasiado tiempo. Los troyanos ni construyen casas para quedarse, ni se van, no dicen qué piensan hacer. Imagínate que tuvieras en tu casa a un invitado que llega un día y no sabes cuánto tiempo va a quedarse y ni ayuda a tu mamá a poner la mesa (porque es un invitado) ni coloca las toallas en el toallero, ni toma responsabilidades como si fuera uno más de la casa. Está en tu casa temporalmente, pero pasan las semanas y no se va... Pues así como te sentirías tú, se sienten los cartagineses. Ya veremos qué ocurre... Besitos.
Hola gusthav, ya ves que es posible comprender los sentimientos de todas las personas, aun cuando estén en conflicto, si hacemos algún esfuerzo para conocerlos. Sería horrible para Ascanio y, en cambio, sería algo maravilloso para la reina Dido. Ya ves, cómo está de mal organizado el mundo. La señora Imilce es muy honesta en este asunto, porque ella nos permite ver las razones y los sentimientos de las dos partes. Besos, querido niño.
Hola cieloazzul, se suele decir que no hay mal que cien años dure, y eso es aplicable también a la felicidad... Besos, querida amiga.
Hola almena, ya ves cómo se van calentado los ánimos. Menos mal que estás tú para pararle los pies al troyano. Besitos.
Saludos, una de las moiras... ¿o gorgona? Es un placer contar con tu visita. Seguramente no podríamos concebir la literatura (ni el mundo) hoy, sin los clásicos. Besos, querida amiga.
Hola alida, esa reunión secreta no pinta nada bien. Esperemos que no nos hagan sufrir mucho.
Hola mario de gea, gracias por tu visita. Espero que encuentres siempre aquí un lugar en el que disfrutar y evocar tus viajes. Saludos cordiales.
Hola goathemala, este grupo de amigos tiene la confianza suficiente para perder los papeles y no alterar la amistad que lo une. Supongo que si trascendiese en Cartago que las señoras se han bebido varias copas de vino de higos, recibirían muchas críticas de los varones. Besos y hasta pronto.
Me da mucha alegría volver a las lecturas romanicas...
Un abrazo
Vuelvo de mis vacaciones y corro a tu blog para ver como sigue la historia de Dido y Eneas. Me he quedado un poco atrasado pero no tardaré en ponerme al día leyendo las entradas anteriores.
Veo que no ha cedido un ápice tu maestría para mantener interesados y espectantes a tus lectores.
Como siempre, es un placer leerte.
Saludos Isabel romana.
Fascinante blog sobre Roma. Su decadencia me recuerda muchas a veces a la que estamos viviendo.
Un abrazo
"¿Qué hombre en sus cabales rechaza disfrutar de los placeres de Venus con una buena hembra, o, si lo apuran, con cualquier hembra aunque sea más horrible que la Parca?"
Madre mía espero que Eneas no sea así y sepa darnos mejores argumentos en esa reunión secreta.
Un beset
Isabel:
Gracias por tus visitas tan desinteresadas, da gusto pertenecer a la blogosfera con amigas como tú.
Tengo mucha lectura pendiente de tu blog, espero, poco a poco, ponerme al día.
Un abrazo.
Querida MIA : Me ha encantado este nuevo formato y las referencias delas esculturas !!!!!!
Besos para ti
Me tengo que poner al día con la historia :)
Vaya! veo que la relación entre Dido y Eneas ha tomado otro giro, Eneas la dejó por lo que veo. Siempre me da un poco de pena cuando las parejas que se ven sólidas en las historias se separan.
Un saludo Isabel!
Supongo que ese grupo de amigos discutía acaloradamente porque la situación en Cartago, debida a la relación de Dido y Eneas, estaba en un punto que tenía que propiciar un cambio, cambio que tal vez conozcamos en la reunión anunciada. Si no estoy equivocada, los dioses tenía otros planes para Eneas que no eran precisamente el quedarse en Cartago.
Como siempre tu historia es apasionante.
Un abrazo.
Nuestra reina amó a Eneas por encima de todo, más que a nadie en el mundo, y su amor, aunque fuera una locura, merece el mayor de los respetos....me encantó, y lo de los nudillos rotos, es genial¡¡¡¡
Muchos besos, y gracias por cada post.
jajaja hombre en sus cabales.. jajajaa... jajajaja.. jajaja
Hola diluvio, gracias por regresar aquí. No sabes la falta que nos hace que caiga agua del cielo... Besos.
Hola juan, has llegado en buen momento, porque el tema está que arde... Besitos y bienvenido.
Hola aiguamel, probablemente hay algunos factores similares entre la decadencia del imperio romano y los males actuales. Pero, según parece, no aprendemos. Besos.
Saludos, krisish, creo que Trailo expresa con nitidez una manera de actuar de los hombres en todos los tiempos, incluidos éstos. Menos mal que las mujeres le han dado un rapapolvo. Besitos.
Hola felipe sérvulo, gracias a tí por venir. No tengas prisa en ponerte al día, al fin y al cabo las historias quedan aquí. Besos.
Hola paz traverso, es un alivio que, en general, os esté gustando el nuevo look. Por fuerza debía modificarlo. Besitos y hasta pronto.
Hola minerva, de momento Eneas está aún en Cartago, lo que ocurre es que los tertulianos conocen la historia de antemano... Besitos, guapa.
Hola leodegundia. En esta historia hay dos grupos en acción: uno, es el de la reina Dido, Eneas y todos sus acompañantes. El otro, encabezado por la señora Imilce, es un grupo de cartagineses que, pasados unos años, están recreando la historia de Dido y Eneas. Ambos grupos no se confunden, aunque puede resultar un poco confuso para quienes no están siguiendo la historia. Me alegro que te sumes de nuevo a ella, no olvides que desempeñas el papel de la nodriza Barce (abuela de Imilce, por cierto). Besos y bienvenida.
Hola morgana, si examináramos el dorso de las manos de todos los hombres, encontraríamos así los nudillos en ¿el 90%...? Besitos, guapa.
Saludos, elisa, me contagias tu alegría. Ya ves cómo piensan los muchachos... Besotes.
A veces, con el vino, se dicen tonterías; otras, aprovechamos para reafirmar nuestras ideas con más contundencia...; y otras, decimos lo que no nos atrevemos a cuando estamos serenos...
Cierto, Isa, mis nudillos están como los describes..., las puertas seguro se abrirían abrir más fácilmente si no se estuviera siempre esperando al príncipe azul o a la media naranja... cuando, somos naranjas enteras y a los de supuesta sangre azul se sabe que no se les juzga de la misma manera...
Besitos, princesa..., XD.
Tiene razón en enfadarse con Trailo. Muy cómodo eso de echar al otro (en este caso otra) la culpa.
Ya no sé que hacer contigo mi amada amiga. Ya no sé.
Sin aliento. Creo que me está afectando..uff
Abrazos
Querida Isa, disculpa mi ausencia, el tiempo es cruel conmigo, pero aunque súper atrasada, ya estoy aquí, y me estoy poniendo al día, no he perdido el hilo de esta maravillosa historia, ahora muy complicada, pues como siempre he dicho a menudo "el intelecto humano estorbando el amor divino"
Si desde un principio sentí que Eneas y los troyanos tienen que buscar hacer su propio mundo... es muy difícil adaptarse en tierra ajena a las nuevas costumbres, pero sobre todo, ser aceptado como igual, con los mismo derechos y deberes... por el resto de ciudadanos y eso Eneas lo sabe, como lo sabe Dido
y aunque tengamos claro eso, es obvio, que el amor es poderoso y nos avasalla, crea unas simpatías inmensas.... y da dolor verlo perderse inútilmente
Un saludo con abrazo y beso, mi amiga y aquí sigo contigo
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