miércoles, julio 30, 2008

EN ESO PENSABA EL PRÍNCIPE

“En eso pensaba el príncipe mientras caminaba de calle en calle hasta que, finalmente, se detuvo al ver que ya hacía mucho que había atravesado el puente y se encontraba del lado del Trastevere; hacía rato que subía la colina, y cerca de él se encontraba la iglesia de San Pietro in Montorio. Para no quedarse en el camino, subió a la plaza desde donde se veía toda Roma.


(… ) en ese momento el príncipe lanzó una mirada hacia Roma y se interrumpió: frente a él se extendía, en un maravilloso y radiante panorama, la ciudad eterna. Todo el luminoso cúmulo de casas, iglesias y cúpulas estaba intensamente iluminado por el brillo del sol poniente. Por grupos o en solitario, iban apareciendo una tras otra las fachadas, los techos, las estatuas, las terrazas y las galerías; por allá aparecía abigarrada y resaltaba entre juegos de luz una masa de campanarios de cimas muy finas y de cúpulas con el ornamento caprichoso de las linternas; más allá despuntaba completo un oscuro palacio; allá se veía la cúpula achatada del Panteón; allá la punta decorada de la columna antonina, con el capitel y la estatua del apóstol Pablo; un poco más a la derecha se alzaban los remates de los edificios del Capitolio con sus caballos y sus estatuas (…)

Y sobre toda esa masa reluciente se ennegrecían a lo lejos, con su oscuro verdor, las copas de los pétreos robles de Villa Ludovisi y de la Villa Médici, y por encima de ellas descollaban en el aire, como un rebaño entero, las copas en forma de cúpula de los pinos romanos, sostenidas sobre sus esbeltos troncos. Después, a lo largo del horizonte, se elevaban y azulaban los montes, transparentes, ligeros como el aire, envueltos en una especie de luz fosforescente. ¡Ni con la palabra ni con el pincel era posible reproducir la armonía prodigiosa y la combinación de planos de aquel paisaje! (…) El sol bajó acercándose a la tierra; su reflejo se volvió más rosado y más cálido sobre toda aquella masa arquitectónica; la ciudad se hizo más vívida y más cercana; los pinos se ennegrecieron todavía más; los montes se volvieron más azules y fosforescentes; y el aire, más solemne y más nítido, estaba a punto de apagarse… ¡Dios, qué vista!"


NIKOLÁI GÓGOL.- “Roma”.

* y ** Vistas de Roma desde la Real Academia de España en Roma, en la plaza de San Pietro in Montorio, desde donde contemplaba la ciudad eterna Gógol. Fotos de Rafael Lillo.

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lunes, julio 28, 2008

AMOR APASIONADO




" Marco Plaucio (...) atendiendo una orden del Senado, conducía a Asia una flota de aliados de sesenta naves; al llegar a Tarento, su mujer, Orestila, que le había acompañado, enfermó y murió. Preparado entonces el funeral, y colocada sobre una pira, mientras la cubrían con unguentos y la besaban, Plaucio se clavó un puñal.

Sus amigos no pudieron ya sino tomar su cuerpo y, tal como estaba, cubierto con la toga y calzado, lo colocaron junto a su esposa, encendieron las teas y los incineraron juntos. Hicieron allí un sepulcro, que aún ahora puede verse en Tarento, y que se llama "De los dos enamorados".

Y no tengo duda alguna de que, si los muertos conservan realmente algún sentimiento, Plaucio y Orestila habrán llevado a las tinieblas un semblante que refleja la muerte compartida. No en vano, cuando se comparte un amor apasionado y honesto, es mejor unirse con la muerte que separarse por la vida."



VALERIO MÁXIMO.- "Hechos y dichos memorables".

NOTA: Marco Plaucio y su esposa vivieron a finales del siglo II antes de Cristo.

*Detalle de un sarcófago con la representación de Cupido y Psique. Museo Termas de Diocleciano

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viernes, julio 25, 2008

FELIZ AQUEL




Feliz aquel, y sólo aquel

que puede afirmar que el hoy le pertenece;

que, seguro en su casa, puede decir:

mañana, haz lo que quieras, porque hoy he vivido.

Ser bello o espantoso, llueva o truene,

la alegría que he poseído a pesar del hado, es mía.

Ni siquiera el cielo tiene poder sobre el pasado

porque lo que ha sido, ha sido, y yo he tenido mi momento.



HORACIO. Odas.


* Detalle de escultura masculina. Museos Capitolinos. Roma.

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miércoles, julio 23, 2008

CONDICIÓN DE LOS POETAS

"Nunca hubo un espacio digno en la tradición republicana para los poetas. La sensibilidad romana, sin duda algo zafia, no consideraba la poesía una ocupación honesta. En la época de Catón, el ciudadano, macho dominante y protagonista en la vida política de la ciudad, habría sido mal visto de haberse dedicado a escribir versos. La poesía llegó a Roma cuando empezaba a desarrollarse la literatura, a finales de la conquista de Italia, o sea, muy tarde. Los hombres de letras eran esclavos que los grandes señores acogían en su séquito para que les entretuvieran cantándoles sus alabanzas. No hubo ningún escritor que, en un principio, no hubiera sido de condición servil, y era señal de buen gusto, para imitar a los monarcas helenísticos sometidos por Roma, entretener a los invitados, durante y después de la cena, con unos versos recitados por el esclavo poeta, las bufonadas del esclavo juglar y la música del esclavo flautista. Pero, poco a poco, y gracias al helenismo, algunos importantes ciudadanos intentaron componer versos; (...) En el siglo I a. C. el poeta seguía formando parte de las propiedades de un noble. Por otro lado, no podía vivir de no ser mantenido y apoyado por un rico que le ayudara a publicar sus obras. Por eso formaba parte de un cenáculo, de una "yeguada" y no gozaba de ninguna libertad real: el clientelismo literario estaba sometido a las mismas normas que el clientelismo político."


Jean Nöel ROBERT. "Eros romano. Sexo y moral en la Roma antigua"

*Detalle de pintura mural en Pompeya.

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lunes, julio 21, 2008

EL POETA GOETHE EN ROMA

Roma, 1 de noviembre de 1786


Por fin puedo abrir la boca y saludar a mis amigos con el corazón alegre. Espero que se me perdone el misterio (*) así como el viaje en cierto modo furtivo hasta llegar aquí. Apenas me atrevía a decirme a mí mismo adónde me dirigía, incluso de camino hacia Roma todavía me encontraba temeroso, y sólo bajo la Porta del Popolo tuve la certeza de que por fin Roma era mía.



(...) esta necesidad se tornó durante estos últimos años en una especie de enfermedad de la que sólo me sería posible salir contemplando y visitando el lugar deseado. Ahora me hallo en condiciones de confesarlo, en los últimos tiempos me sentía incapaz de posar mi mirada en ningún libro latino, en ninguna estampa de un lugar italiano. El deseo de ver este país estaba más que maduro;ahora que éste ya está satisfecho, el afecto que siento hacia mis amigos y mi patria habrá ganado en profundidad, y el regreso será para mí mas deseable todavía por cuanto siento que los tesoros que me llevo conmigo no son sólo para mi uso y disfrute privados sino que servirán también a los demás de guía y acicate en el transcurso de nuestra existencia.


GOETHE . Cartas desde Italia.

(*) Goethe se había marchado en secreto de Weimar, sin decírselo siquiera a sus amigos.

* Porta del Popolo y piazza del Popolo. Roma.


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sábado, julio 19, 2008

ROMA NOS INCITA A LA VIDA





Sírveme, Calixto, dos dobles de Palermo,

y tú, Alcimo, ponle nieve a mi copa.

Que empape mi pelo el húmedo amomo

y doblegue mi cabeza el peso de las rosas.

Ese Mausoleo de enfrente nos incita a la vida,

recordándonos que se mueren los Césares.


Epigramas. MARCIAL (siglo I d.C.)

* Restos del Mausoleo de Augusto. Roma.
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miércoles, julio 16, 2008

EL ALMA ROMANA




"(...) Si Roma conquistó el mundo, fue porque el alma de los romanos alcanzó dimensiones universales.

Pero ¿qué es el alma romana? El alma romana, en latín animus, está constituida por el conjunto de pulsiones morales de un hombre. El animus es lo que lo hace actuar instintivamente como hombre, lo que lo empuja hacia el bien, le da la fuerza para soportar el dolor y el esfuerzo, templa su cuerpo para resistir a la duda o a la adversidad. Nosotros diríamos que el alma son los valores culturales interiorizados que estructuran la personalidad romana, psicológica y moralmente. Esto explica que el animus sea también inteligencia e imaginación. Sólo los ciudadanos poseen verdaderamente un alma."


Florence Dupond: "El ciudadano romano durante la república"



*Detalle de la escultura ecuestre del emperador Marco Aurelio en la Plaza del Campidoglio. Roma.


martes, julio 15, 2008

EL ARTE DE AMAR




"Cuando asistas a un festín en el que abunden los dones de Baco, si una muchacha que te atrae se sienta a tu lado, sobre tu mismo lecho, ruega a este dios cuyos misterios se celebran por la noche, que los vapores del vino no lleguen a transtornar tu cabeza y quedes a merced de tus instintos. Entonces podrás, con palabras veladas, dirigirle frases amables en las que fácilmente pueda interpretar tus intenciones. Escribe en los mármoles de la mesa con el dedo mojado en rojo mosto mil ternuras que le aseguren de tu pasión avasalladora. Clava en los suyos tus ojos fogueados de cariño. Arrebátale el vaso en que posó sus labios y bebe por el mismo lado que ella bebió. Coge cualquier manjar que hayan rozado sus dedos, aprovechando la ocasión para que su mano se encuentre amorosamente con la tuya. Si la suertete favorece proclamándote rey del festín, concédele la honra de beber la primera y regálale tu corona para que adorne su cabeza. Sea tu inferior o tu igual, no importa, déjala que tome todo antes, y en la conversación dirígele las frases más halagüeñas."


OVIDIO.- "El arte de amar"

*Detalle de un sarcófago femenino. Museo Massimo alle Terme. Roma.

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