- ¿Has pensado en regresar a Roma, madre? – le preguntó Cornelia mientras tomaban un refrigerio en el jardín.
- Aún no lo sé, hija mía – respondió Emilia – No logro decidirme. Después de enterrar a tu padre, no me queda nada que hacer aquí. Y sin embargo...
La muerte había alcanzado a Publio Cornelio Escipión el Africano apenas doce meses después de que se hubiese apartado de la vida pública y retirado a vivir en un pueblecito de Campania. A Emilia, su noble esposa, le dolía la forma en que habían abandonado Roma. Ella no se hubiera marchado de la urbe jamás, pero Escipión se encontraba cansado, hastiado del acoso político al que estaba sometido por parte de algunos rivales sin escrúpulos. Había dado por Roma lo mejor de sí mismo, y se sintió mal pagado. Así que había decidido emprender un exilio voluntario.
- Emilia, quiero morir aquí – le había dicho muchas veces a su esposa durante su enfermedad – y ni se te ocurra llevarme a enterrar a Roma.
- Eres muy tozudo, Publio Cornelio – le contestaba ella –. Vas a ponerte bien. Pero el día que te mueras, ¿qué sentido tendría que no ocupases el lugar que te corresponde en la tumba de los Escipiones? Y ¿qué pasará conmigo? Sabes que pretendo que mis restos reposen con los tuyos y, por tu cabezonería, ¿tendré que quedarme aquí?
Pero no pudo persuadirlo para que cambiara de opinión. Emilia había sentido en su pecho, como una espina, lo injusto que había sido que ese hombre noble muriera fuera de su hogar. Pero así lo había querido él y ella jamás lo hubiera contrariado. Ahora la situación era distinta: se había quedado sola y no había razón para permanecer fuera de la urbe. La memoria de su marido, no obstante, le pesaba.
- Vamos, madre – le dijo Cornelia mientras se levantaba para colocar sobre los hombros de su madre el chal que se le había resbalado y caído al suelo. Aprovechó ese gesto para abrazarla por la espalda y apoyar su mejilla en la de ella. – En Roma estarás más distraída. Te echo mucho de menos y bien sabes que tus nietos no hacen otra cosa que preguntar por ti.
- Aún no lo sé, hija mía – respondió Emilia – No logro decidirme. Después de enterrar a tu padre, no me queda nada que hacer aquí. Y sin embargo...
La muerte había alcanzado a Publio Cornelio Escipión el Africano apenas doce meses después de que se hubiese apartado de la vida pública y retirado a vivir en un pueblecito de Campania. A Emilia, su noble esposa, le dolía la forma en que habían abandonado Roma. Ella no se hubiera marchado de la urbe jamás, pero Escipión se encontraba cansado, hastiado del acoso político al que estaba sometido por parte de algunos rivales sin escrúpulos. Había dado por Roma lo mejor de sí mismo, y se sintió mal pagado. Así que había decidido emprender un exilio voluntario.
- Emilia, quiero morir aquí – le había dicho muchas veces a su esposa durante su enfermedad – y ni se te ocurra llevarme a enterrar a Roma.
- Eres muy tozudo, Publio Cornelio – le contestaba ella –. Vas a ponerte bien. Pero el día que te mueras, ¿qué sentido tendría que no ocupases el lugar que te corresponde en la tumba de los Escipiones? Y ¿qué pasará conmigo? Sabes que pretendo que mis restos reposen con los tuyos y, por tu cabezonería, ¿tendré que quedarme aquí?
Pero no pudo persuadirlo para que cambiara de opinión. Emilia había sentido en su pecho, como una espina, lo injusto que había sido que ese hombre noble muriera fuera de su hogar. Pero así lo había querido él y ella jamás lo hubiera contrariado. Ahora la situación era distinta: se había quedado sola y no había razón para permanecer fuera de la urbe. La memoria de su marido, no obstante, le pesaba.
- Vamos, madre – le dijo Cornelia mientras se levantaba para colocar sobre los hombros de su madre el chal que se le había resbalado y caído al suelo. Aprovechó ese gesto para abrazarla por la espalda y apoyar su mejilla en la de ella. – En Roma estarás más distraída. Te echo mucho de menos y bien sabes que tus nietos no hacen otra cosa que preguntar por ti.
- Ay, mis nietos. ¡Tengo tantas ganas de verlos...! – A Emilia se le dibujó una sonrisa – He de pensarlo, Cornelia. Me desagrada volver a nuestra casa del foro y ver las caras de Catón y de tantos otros que le hicieron la vida imposible a tu padre y ahora tendrán la desvergüenza de fingir que lamentan su muerte. Tengo la impresión de que volver allí sería como faltarle al respeto.
- No digas eso – le respondió Cornelia – Has cumplido su voluntad en todo y no puedes impedir que el mundo continúe su curso y que Roma siga con los conflictos de siempre. La dignidad de mi padre está muy por encima de lo que hagan o digan esos personajes. ¡Ven conmigo, madre! – le insistió Cornelia.
- Te prometo pensarlo. Y tengo también que zanjar el asunto de Antistia, tanto si vuelvo a Roma como si no. ¿Sabes que abandonó su cuarto y se fue a compartir dormitorio con las demás esclavas? Me ha solicitado a través del cocinero que le asigne trabajo en la cocina.
- ¿Se lo piensas conceder? – preguntó Cornelia mirando el rostro a su madre, pálido y apagado por la pena y los días de tensión.
- Cornelia, hija mía, ¿por quién me has tomado? ¡Claro que no! Tengo otros planes para ella – contestó con vivacidad Emilia, como si la pregunta le hubiera arrancado de su estado de atonía. – Y ya que estamos en ello, debería comunicárselos de inmediato. Quédate conmigo, por favor.
Emilia dio unas palmadas para llamar a un esclavo y le ordenó que fuera a decirle a Antistia que se presentara ante ella.
Todos los esclavos domésticos supieron de esta llamada en el breve tiempo que le llevó a su compañero ir del jardín a la cocina. La actividad de la casa quedó en suspenso. La cocina se llenó de caras serias y silenciosas que querían presenciar el momento en que el esclavo, dirigiéndose a la concubina, le dijo:
- Antistia, el ama te quiere ver.
- Antistia, el ama te quiere ver.
* Vía Latina. En un caminito entre la vía Latina y la vía Appia estaba la tumba de los Escipiones. El Escipión del que hablamos murió en año 183 a.C.
** Decoración en el interior de un sepulcro en la vía Latina. Representación del alma.
*** Exterior de la Tumba de los Escipiones. En la antiguedad había un busto de Escipión el Africano en una hornacina en una parte de la fachada ya desaparecida.
45 comentarios:
Mujer, me has dejado con la miel en los labios! ¿qué pasará con Antistía? postea pronto.
Un abrazo.
Hola,
Me gustó mucho tu blog, quizás será por la misma fascinación que la historia del imperio romano ejerció sobre mí desde pequeño y que fue acrecentada cuando me familiarizé con el cine italiano.
Cuando finalmente tuve la oportunidad de estar allí, la semana de la que disponía se me hizo corta. Felizmente, he podido estar dos o tres veces más y es uno de esos lugares al podrás regresar cien veces y nunca te dejará de sorprender.
Y al que podrás abandonar cien veces más y sin embargo, siempre te acompañará adonde vayas.
Felicitaciones una vez más y sigue posteando
Schatz
Es super interesante pasar por aqui, leerte y aprender sobre la historia de esa magnifica y eterna ciudad.
Espero lo proximo.
Besos de admiradora :)
Habitualmente pienso que mis tonterías no pueden interesar a nadie, por eso no suelo comentar. Pero leer, vaya si leo.
Mi costillo es un apasionado de la historia de Roma, lo que podríamos llamar un auténtico "friki"... él también te lee :)
Saludos y otra vez enhorabuena.
El lunes postearé de nuevo, Laura. Así es la vida, uno nunca sabe muy bien qué pasara mañana... Un beso.
Saludos romanos, schatz67. Estamos muy de acuerdo en esa fascinación por Roma y en sentir que nos pertenece. Creo que, dado que nuestra cultura hunde sus raíces en esa civilización, nos sentimos muy cómodos y atraídos por ella. Siento que Roma es mi casa y la de medio mundo. Estamos en deuda con ella. Seguimos charlando. Un saludo.
Hola princesa, un placer encontrarte de nuevo. Seguro que en las mujeres romanas podemos mirarnos como en un espejo...gracias por tu visita y hasta pronto.
Merche y friki consorte: me encanta que vengáis por aquí. Seguro que teneís cosas que añadir a estas narraciones. La gracia que tienen es que, desde hace siglos, los historiadores no hablan de ellas cuando sus colegas de la antiguedad sí lo hicieron. ¿Por qué será? Por favor, friki, dí algo. Un abrazo.
Leo tu blog en silencio ya que no puedo aportar nada relevante, pero me encanta conocer un poquito más de la historia de Roma desde una perspectiva femenina.
Un abrazo.
Estoy deseando que siga la historia. Esos planes de lealtad a las personas que quieres siempre me han parecido curiosos. Hay mucha gente que no cumple sus palabras, o deja que se las lleve el viento. Yo siempre cumplo la mía.
La lealtad de los esposos, basada en ese amor de fusión total, siempre se pone más en boca de las mujeres que de los hombres. Cosa curiosa.
Sirenita, el silencio es propio del fondo de los mares. Con que coletees un poco en superficie de vez en cuando, es suficiente para mí. ¿Conoces la historia de la sirena que acudió al mago Merlín para que le tiñera la cola de luto? Es muy bella. La contó Alvaro Cunqueiro en su obra "Merlín y familia". Te la recomiendo. Un abrazo.
Pues sí, Carme, las mujeres hablan de lealtad más que los hombres y con frecuencia la cumplen también más. Si no ocurre nada imprevisto, el lunes llegaremos al final de esta historia. Saludos.
Por fin un momento para devolverte la visita y me ha encantado lo que he podido leer. Seguiré, no lo dudes. Saludos.
vaya... he leido la historia completa y me ha dejado facinada....
muchos besos!
un honor seguir tus huellas...
volveré!!!!
muchos besos:)
Magnifico, curioso e interesante blog. Da gusto poder aprender algo nuevo y hacerlo de una forma emocionante, como aquí.
Gracias por tu aportación y tu visita.
Un saludo.
Hola,soy susi.
Me han encantado los nuevos relatos. Aunque no te escribo muy a menudo los leo todos.Es una alegria encontrar uno nuevo cuando llego del trabajo.Gracias por compartirlos.
hasta pronto
Hola toño, cieloazzul y mañana ceniza:bienvenidos los tres, es un placer recibiros. Espero que nos frecuentemos y disfrutemos mutuamente a partir de este primer encuentro. Un saludo
Hola Susi: me alegro de que sigas fiel a estas mujeres. Para mí es un estímulo ver que mi pasión por ellas y sus historias es compartida. Me esforzaré. Un abrazo.
Guau... he descubierto tu blog por casualidad, al hacer unas refencias en el Roma Victrix. Soy nuevo en esto y de echo tambien he empezado el mio. (no, no es de Roma). Pero ha cogido un tema que me interesa mucho. Siempre me ha interesado la historia que habia detras de la historia, la infrahistoria.Uno de los temas que me encantan es el de las mujeres en la historia, Y las mujeres de Roma me han fascinado mucho.
Cornelia... Cornelia Madre de los Gracos?. Interesante mujer.
Por cierto, todavia no me he leido tu blog del todo, pero le echaré una vistazo completo.
Has escrito algo sobre la ceremonia de la Bona Dea?. Es una ceremonia a la que solo las mujeres tenian acceso, y que tenia sus peculiaridares. Y es una ceremonia donde lo romano profundo aparecia de verdad, los numina.
Espero con ansia tus relatos.
Un saludo de Edem.
He leído este trozo de historia en el que veo que nos vas a relatar tu pasión y conocimiento de Roma en aquella época por entregas.
Gracias por tu visita.
Saludos.
Me gustó mucho la historia (aunque, obviamente, me dejas esperando el final...)
Un blog muy interesante... cuando estudiaba Historia lei algo sobre Escipión el Africano y sobre Emiliano Escipión. Es un placer ver el lado femenino de la historia ahora.
Gracias por pasar por mi espacio, y por el ánimo a todos los que escribimos.
un saludo!
DE A POCO VOY ADENTRÁNDOME EN LA HISTORIA DE LAS MUJERES DE ROMA , QUE POR CIERTO , ESTÁ MUY BIEN NARRADA .COINCIDO : LAS MUJERES SON MÁS LEALES .
ISABEL
BUEN FIN DE SEMANA Y
MUCHAS GRACIAS .-
ADAL
SHALOM
Te lo dije en el comentario anterior, se hace demasiado corto pues el interés que despierta el relato es enorme, espero con verdadero interés la continuación, :-)))) no te demores que la curiosidad me puede.
Un abrazo
Estaría bien que le hicieran caso a Cornelia y fueran para el foro a callar bocas, aunque me ha encantado la dignidad y la lealtad de Emilia. Me dejas a medias. Me gusta como escribes , para cuándo el libro -los piropos se me dan fatal-. Un beso.
Hola Edem, tú sí que estás muy puesto en historia romana. En fecto, la Cornelia que sale en este relato es la madre de los Graco, un mujer que constituyó el modelo de matrona romana durante muchas generaciones. Admirable y admirada. No obstante, no voy a hablar de ella en este blog, al menos no de momento, por las razones que luego explicaré al contestar a leodegundia. Respecto a las ceremonias y fiesta de la Bona Dea, sí tengo intención de hablar más adelante... La verdad es que hay tantas y tantas cosas que decir de las mujeres y la sociedad romana, que el problema para mí es decidir por cual sigo. ¡Hay material para rato!. Me he alegrado mucho de tu visita. Seguiremos en contacto. Un abrazo.
Topacio, me alegra que hayas venido. Espero que nos mantengamos en contacto. Un abrazo.
Hola,Toni. Los Escipiones fueron gente muy interesante,aunque entre ellos hubo luces y sombras. El Africano Mayor, del que hablo en esta historia, fue el general más dotado e importante de su época. Y las mujeres que lo rodeaban no estaban, en cuanto a méritos, por debajo de él. Un saludo y bienvenido.
Hippy viejo, me encanta que te gusten mis mujeres. Espero que muy pronto las veas por todas partes... Un abrazo
Hola, leodegundia. No me demoraré, pronto llegaremos al final de esta historia. Respecto a lo que me decías en el comentario anterior, con respecto a escribir un libro, te diré que ya lo tengo escrito. El tema es, cómo no, las mujeres de Roma, y está escrito de una manera un poco diferente de este blog, pero te aseguro que no menos apasionante. El caso es que algunos editores con los que he contactado, les parece que el tema de estas mujeres del pasado no interesa... Así que por ese motivo me animé a abrir este blog. Pensé que era un buen medio para pulsar la opinión de la gente, verificar si puede llegar a interesar o no. A lo largo de las pocas semanas que llevo aquí, he podido comprobar que las páginas que vienen clasificadas como "literatura" (que es donde yo puse el blog) no son, ni mucho menos, tan visitadas como las generales o personales. Y sin embargo, constato en esta tertulia que si por algún motivo entran en este blog, se dan cuenta de que tiene interés, que lo que ocurrió a aquellas mujeres hace siglos, no es muy diferente de lo que ocurre a las mujeres actuales. Sólo que podemos verlo con mayor claridad por la distancia... En fin, Leo, a mí el tema de estas mujeres me motiva muchísimo, creo que recordarlas a ellas es ponernos a todas en presente. Así que espero que no nos falten las y los lectores, que sigamos encontrando emoción en todo esto. Un abrazo.
Hola, niña del tulipán. Claro que quiero ser una manchita (no me atrevería todavía a ser estrella) en la vida. Iré a verte muchas veces. Un abrazo
Pues sí, maik pimienta, los malos rollos políticos son muy, muy antiguos. A mí me hubiera gustado taparles las boca a los dos Catones (éste de esta historia, y su nieto o biznieto), y no descarto hablar algún día de ellos... a través de las mujeres, claro. Hay algunas historias muy sabrosas al respecto. Respecto al libro... lee la respuesta a leodegundia (justo la anterior a la tuya)que ahí lo explico con cierto detalle. Nos vemos. Un saludo.
Gracias por tu amable huella en mi papel de carta japonés...
Vengo aquí y descubro que lo mejor es leer y callar, y ese es un cumplido sincero, créeme. Me das más ganas de descubrir Roma.
Un saludo.
Hola Sergi bellver: me encantaría que te "colgaras" de Roma como lo estoy yo. Es fascinante. Y mucho más cuando se sabe qué pasó por allí... Un saludo y gracias por tu visita.
Y sigo aprendiendo. ¡Qué interesante blog!. Saludos.
wow! jamas habia oido de él.
y siendo descendiente de italianos...nada..mi interés es la cultura oriental, pero tu fascinación por los romanos es grandiosa. jeje
Gracias por visitarme, pasaré a ver como sigue.
Adios!
Isabel te digo lo mismo que Leo intentalo otra vez,la mujer sigue interesando tanto en el presente, pasado o futuro. Que más da la época o la nacionalidad, de la mujer se puede hablar mucho y bueno y tu tienes una dulzura especial que plasmas en tus relatos haciendo amena y agil su lectura, para mi la quisiera yo soy incapaz de escribir dos diálogos seguidos.Besos Nina y ¡aupa que es tuyo!
Hola xixe,gracias por tu visita. Te espero por aquí. Un abrazo.
Munieca, espero ganarte para la causa romana. Al fin y al cabo, los romanos aspiraban a conquistar oriente... estaría muy bien que compararas las civilizaciones y reflexionaras (y nos contaras) qué cosas han perdido mutuamente por no haberse llegado a conocer (en el pasado, claro). Un abrazo.
Gracias por tus ánimos, nina. Yo también creo que las mujeres interesan. La cuestión es convencer a los demás. Pero estoy segura que, con paciencia y con la ayuda de todos, podré conseguirlo. Tú sí que eres dulce. Un abrazo.
por dios amiga Isabel Romana! ¡no nos dejes así! ¡ay!
besooooooos
Bueno, Almena, ya queda poco... Un beso
Yo soy de los que opino que las mujeres siempre son interesantes... Pero las de esa epoca... bueno, parecen echas de otro molde.
Cornelia, madre de los Gracos. La esposa romana por excelencia, la que no quiso casarse con un rey, porque decia que ser esposa de un romano era mucho mejor.
Julia, la tia de Cesar. Vió como la adversidad le quitaba a su esposo, a su hijo, su fortuna... y fue una de las mujeres mas respetadas de Roma.
Aurelia Cota, madre de Cayo Julio Cesar. Tuvo que criar casi sola a su hijo, y le inculcó unos valores que, siguen vivos en nosotros.
Julia, hija de Cesar. Transformó el deber con el padre, tras casarse con Pompeyo, en amor. Si no hubiera muerto al dar a luz, el destino de Roma y posiblemente el del mundo hubieran cambiado. Y eso los romanos lo sabian, ya que la enterraron en el campo de marte, junto a los heroes.
Fulvia, la bisnieta de Cornelia. Su apoyo y su fortuna, hizo grandes a grandes hombres, como Publio Clodio, Escribonio Curion, Marco Antonio...
Hortensia, hermana del gran abogado Hortensio, que con sus palabras casi subleva a media Roma, cuando el Senado quiso poner impuestos a las viudas de los nobles.
Servilia Cepionis, Madre de Bruto, amante de Cesar, consumada politica, y que fue capaz de dar lecciones de politica al propio Cesar.
Porcia, hija de Caton de Utica, que quiso restaurar el honor de la republica, obligando a Bruto a matar a Cesar. Su padre decia que era lastima que hubiera nacido con el sexo equivocado... Y eso en boca de Caton era un halago muy grande.
Hay muchas y variadas. Y supieron hacerse valer en un mundo en el que ni siquiera les daban un nombre propio, donde tenian el de la familia.Donde si era noble, estaba limitada por casamientos, por un tutor varon (padre, esposo, hijo, primos...), donde se las obligaba a compartir su vida en virtud de alianzas politicas, o para que la familia del padre prosperase.
Donde si se era noble, se tenia vedado otra cosa que cuidar de la casa o tener hijos, cuando las demás mujeres de Roma si podian hacer lo que quisieran.
Dignas de ejemplo, y de firmeza.
Un saludo de Edem.
Creo que contigo hemos ganado un ferviente defensor de las mujeres, Edem. Todas las mujeres que citas son, en mi opinión, muy dignas de ser recordadas. Y, lo que es más significativo, muchas de ellas ejercieron una fuerte influencia política a través de los hombres de su familia, se sentían muy implicadas en el devenir de la república. Pero, ¡Ay!, el ejercicio directo de la política les estaba vedado... una prohibición que las mujeres vienen sufriendo hasta nuestros días en tantos y tantos países. Y en el nuestro tampoco nos lo ponen demasiado fácil. Ya ves.
Mañana continuará la historia de Antistia y Emilia: ellas, en su silencio, también constuyeron la historia de Roma.
Un abrazo.
Me parece un blog precioso el tuyo, sinceramente. Creo que lo planteas de una forma muy original, interesante, y bellísimamente ilustrada sin duda por esa joya europea que es Roma.
Un saludo. Continuaré leyendo.
Hola Isabel,interesante el blog y,a mi parecer,ameno y bien escrito.
Mentiría si dijese que he leido más entradas que ésta; y mentiría también si dijese (porque me conozco) que sólo estoy de paso. Conforme vaya disponiendo de tiempo iré visitándote y siguiéndo-te/las.A las mujeres,quiero decir.
Gracias por dejar el comentario,aquella es tu casa.Mucha suerte y un saludo!
Gracias por tu visita!!! Cuanto se puede aprender con vos,eh!
Seguire viniendo, puedo enlazarte?
besos!
Te felicito -de verdad- por tu decisión de apostarle al amor,no te arrepentirás...con esaopción ya eres ganadora...Lindo blog...
Besos,
Isaac
hola harker, bienvenido. Me alegra que te resulte interesante. Nos frecuentaremos. Un saludo.
Alunizados, espero que vengaís mucho por aquí, a seguir a las mujeres romanas, tan interesantes siempre. Por mi parte, os visitaré. Abrazos.
Badanita, claro que puedes enlazarme, para mí es un honor. De momento no puedo hacer lo mismo contigo, porque aún no he aprendido a hacerlo (ya ves que no tengo ningún enlace todavía), pero lo haré en cuanto aprenda. Estamos en contacto. Gracias por venir. Un abrazo.
Saludos, yoymimismo. El amor siempre, siempre en primer lugar. Y en eso coincidimos yo y mis mujeres romanas (casi todas, ¿eh? que también hubo algunas que apostaron por otra cosa. Gracias por tu visita. Estaremos en contacto. Un saludo.
Qué gran error comenió Constantino. Menos mal que nos queda la memoria de todos los prodigios de la gran Roma.
Un saludo.
Sí, creo que Constantinopla, aun siendo una ciudad prodigiosa, no tiene la potencia de Roma. Tengo la impresión de que Constantino se pilló un disgusto y decidió irse con el trono a otra parte. No sé. ¿Qué opinas? Gracias por tu visita. Saludos.
Saludos, cachoabare y gracias por tu visita. Respecto a Mesalina, te diré que murió violentamente, pero no por orden de su marido, el emperador Claudio. Se dice de ella que se prostituía por las noches, pero no estoy segura de que sea cierto (aunque lo dice Séneca, es él quien dice que era la prostituta L.), porque en aquella época, como en ésta, se manipulaba mucho la opinión pública sobre todo con la finalidad de preservar la imagen del emperador. Desde luego era disoluta y amoral, pero eso no justifica su muerte. En realidad, pienso que ella fue víctima de un complot tramado por los libertos imperiales, que manipulaban al emperador y a ella y que, en un momento determinado, dejaron de encontrar en Mesalina un instrumento útil. De hecho, fue uno de los libertos el que ordenó dar muerte a Mesalina como si transmitiera una orden de Claudio. Pero vaya, lo cierto es que cuando al emperador le comunicaron que Mesalina había muerto, no preguntó cómo ni por qué. Lo tremendo, sean cuales fueren las culpas de esta mujer, es que fuera ejecutada sin atenerse a la ley. Y, también, que haya pasado a la historia como una de las mujeres más malvadas. ¡Sólo tenía 21 años cuando murió!. Espero haberte sido de alguna utilidad. Saludos.
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