jueves, febrero 05, 2009

FIESTA EN HONOR DE CARMENTA



- ¡Vamos, vamos! – dice mi ama dando palmadas e interrumpiendo mi sesión matutina de sueño y sol en el jardincillo de casa – Mi madre está dispuesta a ir al templo de Carmenta. ¡Debemos aprovechar la oportunidad para ir con ella!

La perspectiva de salir a la calle, cualquiera que sea el “vehículo” que escojan hoy para mí, me llena de alegría. Me levanto de un brinco y ya estoy lista. Mi ama ha ido corriendo hasta su cuarto, seguramente para coger un manto bien abrigado pues, aunque el sol se cuela entre las nubes, hace frío. Voy tras ella.

- Vendrá también mi prima Emilia – añade mientras abre de golpe el baúl y, sin esperar que venga una esclava, empieza a revolverlo –. Supo hace unos dias que estaba embarazada y quiere honrar a Carmenta. Hoy es su fiesta. Mejor dicho, es su segunda fiesta, porque hace cuatro días se celebró otra en su honor. ¿Dónde estará mi calzado de lana?


Ruda entra trayendo consigo lo que mi ama buscaba sin éxito: un bulto informe en el que se distinguen bandas de lana gruesa. Mi ama se sienta enseguida y la esclava comienza a hacer su trabajo. Le coloca en la planta del pie una capa de paños a modo de suela, y la sujeta al empeine y al tobillo envolviéndolos con las bandas. Le da muchas vueltas y, cuando termina, parece haber creado un calzado mullido y caliente.

- Al templo de Carmenta no puede entrar nada que esté hecho con cuero ¿sabes? – dice mi ama al fin, dándose cuenta del asombro con el que observo y olisqueo el resultado en uno sus pies, envuelto casi como el de una momia –. Es la protectora de los nacimientos y siendo el parto un trance muy peligroso ¡no vamos a ser tan estúpidas de comparecer ante ella vistiendo o calzando materiales que procedan de animales muertos! En ese momento crucial todo debe estar a favor de la vida.

Esperamos a Emilia sentadas al sol. Mi ama permanece callada mientras observa el movimiento de las hojas de los arbustos que aún no las han perdido. Parece melancólica. Pongo mi pata izquierda sobre su muslo para recordarle que estoy aquí. Enseguida sonríe y me habla.


-Tengo una sorpresa para ti. Hoy no iremos a pie, sino cómodamente sentadas en un “carpentum”. Sólo tiene dos ruedas, pero resulta muy confortable. ¡Iremos tan tiesas y orgullosas como las matronas!

Me pongo tensa. No me gustan los carros. Bastante tuve ya con venir traqueteando en uno de ellos, encogida entre los barrotes de una jaula. Mi ama percibe la tensión en mi lomo.

- No tengas miedo – dice –. Te gustará. Y más cuando sepas la que se armó en Roma por esa causa. ¡Las matronas se negaron a tener hijos para defender su derecho a usar el carro dentro de la ciudad! El Senado lo había prohibido unos años antes, junto con otros signos de lujo o de alegría, porque Roma estaba en guerra contra los cartagineses. Pero una vez acabada la guerra, se levantaron todas las prohibiciones, menos esa. ¡Y las matronas se pusieron furiosas!

A mi ama se le ilumina el rostro y me dirige una de esas miradas pícaras que le encienden los ojos cuando algo la regocija.

-¿Te imaginas la conmoción que hubo en el foro cuando se conoció su decisión de no volver a yacer con sus maridos? ¿Y las discusiones en todos los hogares a la vez? Algunas embarazadas incluso abortaron: estaban decididas a no parir ni un solo ciudadano más.



Por primera vez desde que estoy en Roma, me admiro. La idea es buena. ¿Qué ocurriría a una ciudad si se quedase sin nuevos ciudadanos que asegurasen su continuidad, la defendieran, la gobernaran y la hicieran prosperar y crecer?

- Al final el Senado cedió y las matronas aceptaron seguir teniendo hijos. – continua mi ama –. Debían invocar de nuevo la protección de Carmenta, pero su fiesta ya había pasado. “Bueno”, dijeron ellas, “ le levantaremos un templo, instituiremos otra fiesta y acudiremos solemnemente a ella luciendo nuestros carros”.

- Ama – nos interrumpe una esclava – tu noble prima Emilia y su madre han llegado ya.

Sin darme tiempo a reaccionar, mi ama me agarra por el pescuezo y se levanta. De nada me valen los maullidos desesperados ni ninguna otra clase de resistencia. Y así, asustada y humillada, me conduce hacia la puerta. Y me pregunto qué hubiera hecho en mi situación una matrona…



NOTA 1.- A Carmenta se la festejaba el 11 y el 15 de enero. Seguramente dedicaré otra crónica a explicar dónde se hallaba el templo y otras curiosidades… Quiero agradeceros a todos la paciencia y amabilidad mientras estoy en precario. Espero recuperar pronto la completa normalidad con el pc. y visitaros a todos.

NOTA 2.- Mi agradecimiento a Mis Lizzie Crabb por el estilo y la inocencia con que posa para estas crónicas. Es la gatita de
Alyxandria Faderland y fotografiada por ella. Buenos Aires. Argentina

* Gato anónimo al que le interrumpí la siesta en el Palatino. Roma.
** Detalle de relieve. Museo Nacional Altemps. Roma.
*** y **** La gatita Mis Lizzie Crabb. Buenos Aires. Argentina.
***** Detalle de vincas en la terraza de Isabel Romana. Valencia. España.

40 comentarios:

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

¡Ave Isabel...!

Delicioso el post de hoy. Y muy lindo el gato, la verdad es que es una monería.

Un abrazo.

Moony-A media luz dijo...

La historia es magnífica, y, los gatos, una de mis debilidades, por lo tanto, para mí, el conjunto perfecto.

Un beso grande.

Martine dijo...

Ignoraba lo de la prohibición de llevar cuero en el templo de Carmenta, y estoy impaciente por saber más al respeto...

Que te voy a decir de nuestros felinos!!!Esta mirada!!!

Esta historia que nos transmites a traves de ella, como siempre cautiva...

Besos, muchos IsaBELLA, mi Romana...

fgiucich dijo...

Es una fiesta leerte, amiga mìa. Abrazos.

Anónimo dijo...

Muy interesantey muy ameno. No conocía esa tradición religiosa romana relacionada con la maternidad y la propiciación del parto. Docere delectando.

Olga Bernad dijo...

Un montón de curiosidades hilando un delicioso relato. Perfecto para el día de hoy, es una celebración distinta:-)
Un abrazo, Isabel.

Irene Adler dijo...

^^ me encantan tus posts felinos xDD
Saludos : )

Ángela dijo...

Qué gata más amena, como compañera no tiene precio. Lástima que me den alergia.

Estarás aún en precario, Isabel, pero cada día bordas mejor.

Un beso, Romana.

Soledad Sánchez Mulas dijo...

Me gustan tus crónicas felinas, Isabel. Son deliciosas, y nos dan una perspectiva diferente de tus siempre interesantes historias.

Un beso.

Soledad.

Anónimo dijo...

Ha sido como una lección de costumbres en la roma de entonces. Y me encanta aprender lecciones nuevas. :D

Un beso


P

El Bosque Olvidado dijo...

Que exquisito lo de no permitir objetos hechos de cuero!
Estoy deseando conocer mas cosas sobre Carmenta y el templo, en especial aprenderlas a traves de este modo delicioso que tienes de explicarnoslas. Se nota que lo tuyo es autentica pasion!

Un saludo

Diana de Méridor

Anónimo dijo...

¡¡Que bella historia presenta hoy Isabel!!
Al igual de bellas las fotos de ese gato blanco!!

Gracias por esta entrada!!

Saludos!!

krisish dijo...

Me parece muy interesante la fiesta de Carmenta, espero tu próxima crónica.
Mis Lizzie Crabb es preciosa.
Ah! muchas gracias por linkarnos.

Besetes

GABU dijo...

No deja de asombrarme el exquisito protagonismo que tienen los felinos entrelas mujeres de ROMA!!!

P.D.:Y debo decirte mi querida amiga,que el minino blanco es un verdadero espectàculo para la vista,sus rasgos nobles me hipnotizan... :)

BESITOS DE FIN DE SEMANA

Anónimo dijo...

Qué lujo Isabel,que ecreación de aquella Roma y su mundo femenino...Un abrazo

Anónimo dijo...

El poder de las mujeres, el de su unión y su protesta ante la injusticia cometida contra ellas tras las guerras púnicas. Con eso me quedo. Me hace pensar en tiempos mejores...

Alyxandria Faderland dijo...

Ayer me canse de intentar, pero la palabreja de verificacion no aparecia, mostrando en su lugar una antipatica cruz.
No tengas miedo no voy a desbarajustar tu historia, Isabel y mucho menos Lizzie que tiene fotso arriba de libros de esta materia. Imagino a los felinos unidos, decididos a extinguir su especie como protesta ante el trato que le damos, como estas mujeres que hicieron la mas inusual de las huelgas, es de imaginarse el ambiente en toda la ciudad con la negativa. ¿Porque no se habran unido igual por otros derechos e intereses?

Susana Peiró dijo...

Preciosa Historia Isa!!!

No conocía las festividades de Carmenta (y por supuesto, no me pierdo la continuación de estos relatos!)

Y caramba, bellísimas fotos de Mis Lizzie Crabb, le rinde verdadero homenaje a sus mayores romanas!

¿Cómo logra Alyxandria tan buenas tomas? ¿Le contará tus historias mientras posan? Jajajajajá!

Besos para Vos, Isa, para Alyx y para Miss Lizzie!

Kurtz dijo...

Me declaro fan de los relatos que escribes desde el punto de vista de los animales. Uno aprende de forma amena.
Y los gatos de las ilustraciones son preciosos.

IAMTHEANGELNEGRO dijo...

carmenta se parece a mi gata "pirongo" (si se que el nonbre es de masculino pero no lo sabiamos asta que se embarazo jejeje
besos!!!

Clarice Baricco dijo...

Disfruto muchísimo cuando escribe la gatita, y de lo que uno se entera eh? ja!
Las fotos son lindas, claro, ya me imagino el ojo de la chica Alyxandria.


Besos amiga.

Trenzas dijo...

Hay que agradecerte todos los días las noticias que nos dejas sobre Roma y sus costumbres :)
Tiene una lógica aplastante lo de no llevar nada muerto a un tenplo dedicado a favorecer la vida, aparte de ser de una delicadeza asombrosa.
Preciosas las fotos y le dejo un beso a Miss Lizzie de parte de mi gato.
Un abrazo enorme, mujer romana

Martine dijo...

Isabel, necesito tu mail... Ponte en contacto conmigo en este martine.mbadet@gmail.com

Luego si quieres borra este comment..

Besitos mil!

Susy dijo...

Los felinos son intuitivos e inteligentes, por ello fueron adorados, temidos, amados y utilizados para asuntos brumosos, por misteriosos.
Siempre que te leo, me acomplejas, en el mejor de los sentidos.
Que bonito el nombre "Carmenta".

Un beso, maja.

Myriam dijo...

Bravo por las matronas de Romas que supieron defender sus derechos!

Y que ojos tiene la gatita argentina de Carmenta!

Beso grande y gracasi Isabel por tus afectuosos comenatrios en mis posts.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Isabe,

Me encanta esa historia que nos describes tan lindamente. Yo me creía al principio que estaba hablando la esclava de una de las muchachas de la casa. !Y luego resulta que es la gatita¡ Simplemente, impresionante. Uno está pensando en la perrita de Marcial, esa "Issa" tan linda.

Para quienes no conozcan el epigrama de Marcial, si los hay, aquí lo tienen:

Marcial, Epigramas (I,109)

Isa es más picaruela que el gorrión de Catulo.
Isa es más pura que el beso de una paloma.
Isa es más cariñosa que todas las niñas.
Isa es más preciosa que las perlas de la India.
Isa es la perrita de Publio, sus delicias.
Si se queja, creerás que habla.
Siente la tristeza y el gozo.
Apoyada sobre su cuello, se recuesta y coge el sueño,
de suerte que no se la oye ni respirar.
Y, obligada por la necesidad del vientre,
jamás ha ensuciado ni con una gota un cobertor,
sino que llama la atención delicadamente con su patita
y avisa que la bajen del diván y pide que la suban.
Hay tanto pudor en esta casta perrita,
que no conoce a Venus y no hemos encontrado
un marido digno de tan delicada doncella.
Para que el día supremo no se la robe del todo,
Publio la ha retratado pintada en una tabla:
en ella verás una Isa tan semejante,
que ni ella misma es tan parecida a sí misma.
En una palabra: si pones a Isa junto a su retrato,
ora pensarás que las dos son la de verdad,
ora pensarás que las dos son su retrato.
(Tradución de José Guillén)

PS.: Muchas gracias, Isabel, por el precioso comentario que has dejado en mi "Blog". Te contestaré desde allí.

Todos mis respetos hacia ti y mi admiración toda por tu maravilloso "Blog". No he visto en toda la Red un "locus" tan "amoenus" como éste. Cuando uno lee tus artículos, tiene uno la sensación de estar en la Antigua Roma.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Isabel,

Te dejo también aquí la información que te he dejado en mi "Blog", para asegurarme de que la recibes pronto.

Isabel, si quieres disponer de todos los epigramas de Marcial, en la traducción de José Guillén, aquí tienes los enlaces, pues están colgados en Internet:

Libros I-VII
http://marcusanniusverus.iespana.es/libros/marcial/marcial1.pdf

Libros VIII-XIV
http://marcusanniusverus.iespana.es/libros/marcial/marcial2.pdf

Andaya dijo...

Desde mi ausencia, he agradecido infinitamente tus visitas y comentarios.
Pero como mala yerba nunca muere...jejej aquí estoy para aprender más cada día con tus relatos. Me encantan estas andanzas gatunas.
¿Escribirás algún día sobre los galenos romanos? Me encantaría ver la medicina de entonces através de tus letras.
bss

cieloazzul dijo...

Con la frescura que lo narras ni parece tan dramática la desición del senado! jajaja
eres genial querida amiga!
y esos gatitos son un dulce!!!
besosss:)

Anna Bahena dijo...

Este Blog es un descubrimiento!

Fantastico!

Un abrazo.

Anna.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

ISABEL,

VEO QUE LOS ENLACES DE MARCIAL NO HAN QUEDADO BIEN EN LOS COMENTARIOS. PARA TENERLOS, TE VAS A MI BLOG Y ALLÍ LOS TIENES EN PRIMERA PÁGINA, A LA DERECHA, EN EL APARTADO
"ENLACES INTERESANTES"

http://antoniomartnortiz.blogspot.com/

UN ABRAZO

Gonzalo Villar Bordones dijo...

vendrán los gatos a caminar sobre nuestros hombros y husmear en los calderos que iluminan la noche.

allí habrá una cuchara para ti.

mizo dijo...

Tu felina me sigue pareciendo de lo mejor para conocer aquella Roma que ahora pretendemos imaginar a traves de lo que nos ha quedado.
Gracias gatita.

I. Robledo dijo...

Que cara de buena persona tiene la gata...

Y que cara de tunante tiene el gato (con antifaz y todo, como los cacos...)

Ja,ja,ja

un abrazo

El llano Galvín dijo...

Qué bonita idea la de calzar con sandalias de lana para que nada procedente de un ser muerto ensucie un lugar sagrado. Esos pequeños detalles tan delicados son los que hablan realmente del pasado.
Me ha gustado mucho tu texto. Un beso!!!

La'badesa dijo...

Bellísimo texto y bonita idea la de que el narrador sea una gatita.
Pero la historia de las matronas y el carro me ha recordado otro mito con madre-carro-hijos gemelos. Me gustaría saber más sobre los rituales de Carmenta, así que espero ansiosa la segunda parte.
Todo un descubrimiento tu blogo.

Leodegundia dijo...

:-) Me encantan estos relatos en los que el hilo conductor lo lleva una gata, la historia todavía parece más real.
Un abrazo

Umma1 dijo...

Las matronas eran capaces de abortar, para defender su derecho de ir encarro dentro de la ciudad; pero no para evitr que los hijos que parieran murieran en las guerras.

Como después no van a decir que las mujeres tenemos poco seso...
Qué amarga reflexión me deja tu historia, Isabel.

La gata de Lady, es una belleza, jajajjjja

Virginia dijo...

Muy bonito el relato, Isabel.
Un beso.

ISABEL MIRALLES dijo...

Mi querida amiga, leerte es siempre un placer, tu forma de escribir engancha.

Besos.