jueves, febrero 10, 2011

CORRE, REA, CORRE.

(II)

El día en que el futuro de Rea Silvia se truncó, el cielo amaneció de color cárdeno sobre los tejados de paja de Alba Longa. Un aura insólita envolvía los castañares que rodeaban la ciudad y se extendían por las cumbres de los montes Albanos. Malos augurios se olfateaban en el aire.


Ya en los días precedentes el joven Urbano Lacio, quien vivió de cerca los acontecimientos y dejó una crónica oral de la que beben todos los estudiosos, había sido testigo de un fenómeno: una cerda había parido un lechón blanco y otro negro y éste último impidió mamar al otro hasta que desfalleció. ¿Pudo ser un presagio de lo que estaba a punto de suceder? Al morir unos años atrás, el rey Procas de Alba Longa había dejado una herencia dividida de manera imprudente: al primogénito Númitor le había legado el trono, mientras que al hijo menor, Amulio, lo había hecho dueño de su ingente fortuna. La riqueza abre todas las puertas, no hay obstáculos para sus pretensiones. Quien la posee ansía, casi siempre, alcanzar el poder. Y Amulio se aprestaba a cogerlo.

En ausencia del rey Númitor, que había ido a tratar una alianza con el rey de Corioles, su esposa, la reina Aurelia, regía los destinos de la ciudad. Aquella mañana despachaba junto a su único hijo varón un problema de lindes cuando unos forasteros cargados de bultos solicitaron audiencia. La reina los recibió con agrado y les ofreció los dones de la hospitalidad. Dijeron ser mercaderes etruscos y mientras uno de ellos exponía a madre e hijo su deseo de asentarse en Alba Longa, los otros, de improviso, destaparon sus fardos y los sorprendieron con un ataque.

Acababa de alzarse del lecho Rea Silvia cuando oyó el escándalo. La cabaña real estaba dividida en varias dependencias y las voces y ruidos de armas que llegaban hasta su cuarto procedían del salón, así que calzándose a toda prisa, se dirigió hacia allí.

- ¡Corre, Rea, corre, hija mía! ¡Vete, vete! – le gritó su madre sin volverse a mirarla, empujándola hacia atrás con el cuerpo y las manos, en dirección a la cocina.

La joven, paralizada por la sorpresa, no acertaba a moverse ni a hablar, pese a las órdenes desesperadas de su madre. Un grupo de desconocidos armados con escudos y espadas luchaba cuerpo a cuerpo contra algunos criados, pues los soldados que vigilaban la puerta y habían intentado reducirlos yacían en tierra. Había sangre en el suelo y en las paredes; el trono, utilizado como defensa y como arma arrojadiza, tenía las patas rotas; vasijas hechas añicos, telas desgarradas, mesas caídas en desorden, gritos y más gritos se mezclaban en aquella escena de saña y furor. Su propio hermano, con la espada desenvainada, se había colocado delante de su madre y la protegía con su cuerpo. También él le gritaba a Rea que se pusiera a salvo.

No fueron esos gritos, sin embargo, los que sacaron a Rea Silvia del salón, sino las manos de las esclavas de la cocina, que la agarraron y tiraron de ella, y entre ruegos y empujones la hicieron salir por la puerta de servicio. Desde el umbral oyó quebrarse la voz de su madre en un grito espantoso y corrió presa del pánico, debatiéndose entre el deseo de huir y el de regresar. Rebasó la muralla, alcanzó en pocas zancadas el camino del santuario de Júpiter Latiario y se alejó de la ciudad. No se atrevía a imaginar lo que habría ocurrido: sólo pensaba en correr, en no hundir los pies entre las rodaduras de los carros ni tropezar.

Junto al linde del bosque sagrado de Silana se detuvo un instante y miró atrás, hacia Alba Longa, para verificar si la seguían. Sólo vio, a lo lejos, las tenues columnas de humo elevándose por encima de las cumbreras de las cabañas. Pensó que los pastores habrían conducido ya el ganado a los pastos y en los hogares únicamente quedarían las mujeres. Una joven con un cesto de esparto recogía hierbas en un terraplén próximo al lindero y tras ella, sobre las aguas del lago Albano, lisas como una lámina de plata, la luna se desvanecía apagada por los primeros destellos del sol.

Su hermano no volvería a ver el lago, ni el sol, ni la luna. Sus ojos se habían quedado fijos, vacíos al mismo tiempo que por su cuello fluía incontenible la sangre. Los gritos de su madre, sus besos, sus súplicas para que volviese a la vida tropezaban con un muro de silencio. La lucha había terminado. Los criados estaban malheridos o muertos, las esclavas de la cocina, degolladas. Sólo quedaban con vida la reina Aurelia y los agresores, que aún resoplaban sentados en el suelo tras haber concluido su funesto trabajo. Hablaban entre ellos en lengua etrusca.

Con pasos rápidos penetró en la cabaña real Amulio, se acercó a donde gemía de rodillas su cuñada y contempló el cadáver de su sobrino. La reina Aurelia levantó la cabeza y sintió alivio al verlo. Pero duró apenas un instante: había algo ofensivo y despiadado en la actitud de Amulio, una frialdad mortal. Ni siquiera se inclinó un momento ni le habló. Al contrario, le dio la espalda y, dirigiéndose al cabecilla del grupo, sin hacer caso del grito de dolor que brotó de la garganta de Aurelia, preguntó:

- Pratex, ¿dónde está la muchacha?

- Ha escapado – respondió el aludido.

- Id a buscarla y traedla.

- ¿Qué locura es ésta, Amulio?– gritó la reina, poniéndose en pie –. ¿Qué tienes tú que ver con esos hombres? ¡No le hagas daño a mi hija! Es casi una niña…

- ¿Aún te atreves a dar órdenes, Aurelia? – dijo entrando en ese momento Criseida, la esposa de Amulio, con la boca fruncida –. ¡Ay, tu niña…! Traedla enseguida, sí. Y será mucho más ventajoso para vosotros que llegue muerta.

75 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Aquí va la segunda entrega. Esta noche pondré los enlaces, porque ahora voy muy apurada. Espero que os guste...

emejota dijo...

Isabel, me tienes "enganchada", me encanta la forma en que narras. Mil gracias "paisana". Un fuerte abrazo.

Vallivana dijo...

ay, el que espera desespera. paciencia hasta la próxima entrada :)

virgi dijo...

Aquí sigo, como fiel sierva, ¡oh, noble señora! Esperando estoy de su mano generosa, alguna ocupación que me permita acompañarla en tan hermoso sendero.

elisa de Cremona dijo...

me hago adicta parece... jajaja
un beso

África dijo...

Parece que no hay nada que se ansíe tanto como el poder. Y muchos están dispuestos a cualquier cosa por conseguirlo.
Isabel, es como si hablaras de hoy mismo!
Menos mal que hoy y en esta tierra nuestra, somos más....civilizados?
Mmm...
:D

Fantástico, trepidante, y sólo es el comienzo!!


Un beso

Isabel Martínez Barquero dijo...

Temerosa y con el corazón destrozado, miro a lo lejos Alba Longa y lloro con los recuerdos de mi infancia. Triste día éste que me ha alejado de los míos y me ha abierto en el espíritu el miedo y el espanto. En mi interior desconsolado, alzo súplicas por la vida de mi madre y por la de todos los que allí amo.
¡Ay de mí, qué futuro más incierto me espera! Pero no daré todo por perdido y confiaré en el destino. Esos rufianes que han atacado mi casa no quedarán sin castigo.
Firmado: Rea Silvia.

De lleno estoy metida, querida Isabel, y tiemblo con los designios infaustos que me aguardan.
Ya cabalgas, amiga, ánimo y miles de besos.

Cayetano dijo...

Jopé con el cuñado, luego me quejo yo de los míos, unos santitos al lado del tal Amulio. Y es que no hay cosa peor que la ambición de poder desmedida. De momento la sobrina se salva. Veremos a ver qué pasa.
Un saludo.

mariajesusparadela dijo...

Sangrienta pero engancha.
Ay, Isabel, a tus órdenes nos tienes, esperando la continuación.
Mal consejero el dinero, para los malos.

Dilaida dijo...

El ansia de poder siempre fue la causa de muchas crueldades.
Bicos

Annick dijo...

Como para fíarse de la familia ...

Besos desde Málaga.

GABU dijo...

"La riqueza abre todas las puertas..."

Si,coincido en gran medida,làstima que asi como abre de par en par anhelos desmedidos,cierra accesos de por vida!!

P.D.:Sospecho que a partir de aquì da comienzo el calvario de REA SILVIA...

MIS BESITOS GIGANTE AMIGA
Y es un placer volver a leerte tan intensa!! =)

RGAlmazán dijo...

¡Qué malo y que rico soy! Vaya papelón. Pues eso, a ser malo, que es lo que me toca, que mi hermano me daba mucha envidia y no merecía el trono. Así es que, aquí le espero...

Salud y República

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡Ya llegan los pastores!

Isabel Barceló Chico dijo...

Paisana emejota, me alegra saber que estás enganchada. Espero que lo pasemos bien. Es así como escribí la novela "Dido reina de Cartago", no sé si la conoces. Un abrazo.

Hola vallivana, la paciencia es una virtud que conviene cultivar. Besos.

Hola virgi, seguro que esa ocupación se me ocurrirá enseguida... Durante el fin de semana voy a tratar de resolver todo lo pendiente (esto es, el trabajo que no han hecho los/las perezosos/as). Un besazo.

Perlita dijo...

Me quedo con la miel en los labios aunque deseo que la pobre chica escape de esa maldad y ese rencor.
Lo peor es que cosas así siguen pasando y aunque no con sangre, hay heridas de por vida.
Espero la continuación, Isabel
Un abrazo, Carmen.

Isabel Barceló Chico dijo...

Bueno, elisa, tú tienes experiencia divina... Besos.

Hola áfrica, desde luego hay motivaciones que no desaparecen nunca. Como bien sugieres, cambian un poco en la superficie, en la apariencia, pero por debajo siguen siendo las mismas (incluso, a veces, los efectos...) Besos.

Ay, rea silvia, qué mal te veo... Me gusta, con todo, esa confianza tuya en el destino, esa decisión de no sucumbir a la desgracia. Que Silana te proteja. Besos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Bueno, cayetano, todas las familias, al ser comparadas con ésta, salen ganando. Una de las cosas buenas que tiene la ficción es que nos hace considerar bajo otra luz lo que tenemos cerca. Besitos.

Hola mariajesusparadela, la ambición suele cegar a los hombres. Besos.

Tienes toda la razón, dialida. Y ahí seguimos...

Isabel Barceló Chico dijo...

huy, annick, ninguna familia es de fiar por completo. Pero claro, ¡la queremos tanto! Besos.

Saludos gabu, creo que todas las puertas (hasta las del campo) en todos los tiempos y todos los países se abren de par en par en cuanto comparece la riqueza. Es la llave que no falla... Espero durante el fin de semana poder decidir sobre tu personaje. Besos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, rgalmazán, alias rey Amulio. Te ha faltado decir: mi hermano se lo tenía bien merecido por blanducho. ¡Tienes que meterte más en el papel de rey malvado! Besotes.

Ja, ja, pedro ojeda, tú quieres estar mirando el horizonte todo el rato. ¡Se te cansará la vista! Besos.

Muy cierto lo que dices, perlita. Hay heridas que duran siempre. Besos.

La Dame Masquée dijo...

Emocionantísimo, madame. Menuda escena trepidante. Esto arranca a toda vela.
Ya no se puede recurrir ni a la familia, no, jiji.
Pero en qué momento interrumpe usted el relato!

Buenas noches, madame

Bisous

Mayte dijo...

Intriga, traición, muerte...misterio y una trama que se va a entretejer estupendamente Isabel, voy llegando apenas de un viaje corto, asi que voy a leer la primera entrega!!

Un abrazo :D

arte erotico dijo...

cruel empiece, si. Tal y como avanzaba creí que podría leer un poquitín de casquería, pero no, sniff..

Txema dijo...

Ya sabes que soy de batallas y me gusta la sangre... Y es lo que me has dado aquí, así que yo, encantado.

Mientras no llegue la sangre al río (que soy yo...) jajaja

Jo que chiste más malo me ha salido...

Miguel Cobo dijo...

Es apasionante asistir al nacimiento de una una criatura literaria y compartir todos los elementos de la narración (tiempo, espacio, personajes y acción) con la propia narradora. Un doble -el de la propia trama argumental y el de su génesis- espectáculo digno de vivirse. Y además resuelto con una técnica tan original, interactiva y sugerente.

¡Enhorabuena, Isabel!

Melba Reyes A. dijo...


Estoy encantada leyéndote.

Abraz♥s

Opabinia dijo...

¡Salve! fundador@s de la ciudad que será eterna. La trama se está poniendo apasionante, y eso que sólo está en los comienzos. Esta aventura de inventarnos Roma, promete mucha emoción. Es estupendo ser mala malísima en la ficción, que tiene su aquel la perversidad, vamos. Sigue escribiendo así, Isabel, y muchos recuerdos a mi malvado "marido", el rey malo donde los haya. Salud y hasta la siguiente entrega, que ya esperamos con fruición

fgiucich dijo...

Decirte lo bueno que está, es caer en redundancia. Espero la continuación sin demora. Abrazos.

Juan dijo...

¡Qué ánsia viva me ha pillado! ¡Dios mio!
Trepidante a la par que emocionante!

Esperando con nerviosismo más!!!!

Bss

Aarón dijo...

Hola Isabel, no he podido meterme antes por aquí, y vaya sorpresa me he llevado al ver dos perlas literarias como estas.
Hay veces que pienso que la novela histórica en realidad no tiene mucha "enjundia", quizás porque al ser historia todos conocemos ya el final del relato, pero al ver la capacidad de inventiva y de distracción que el autor infunde en los lectores despejo ese pensamiento de mi cabeza. Es como si fuera una historia de la que no conocemos absolutamente nada, lo mismo me pasó con Dido.
Sin nada más que decir se despide el rey de los sabinos. Un abrazo.

elena clásica dijo...

¡Increíble!

La bajeza humana ya está servida en la lucha por el poder en medio de una prosa tan extraordinariamente mágica y poética como solo la Romana sabría hacer brillar.
La nobleza de las víctimas, duele, duele tanto que sacude.

Ah, creo que el bosque de Silana me absorbe, me da vida y fuerza. Y me consta, ¡por los dioses! que las encinas sagradas le proporcionarán a Rea Silvia acogida y protección.

Préndete del alma de la ninfa, Rea Silvia, tu dolor te acompañará siempre, los gritos de los que quedan atrás son ya surcos en tu interior, pero tú caminarás, otro es el destino que ha sido trazado para ti.

Ah, innoble y vil Amulio, pagarás tu deslealtad, tu crueldad, la envidia que ha hecho presa en tus entrañas, será en el Hades, lo pagarás algún día, habrás de verlo.

Ya se encarga Silana de alumbrar, como lo hiciera Aurelia, la vida de Rea Silvia. Solo los espectros malignos serán tus compañeros, Criseida, maldita seas.

¡Escapa Rea Silvia, corre hacia el bosque de Silana, corre!

Ah, ese Pratex, ¡qué terrible! ¿no?

Tu narración, maga romana, es una belleza más allá de la vida.

No tengo palabras, solo las de agradecimiento por un alma tan grande.

Un gran abrazo, tejedora de letras.

spok dijo...

No cabe duda que este sera un relato intenso, lleno de luces y sombras pero ¿a caso es el alumbramiento de un imperio de otra manera? Hoy roma mañana el mundo.
Besos y abrazos.

Gonzalo Villar Bordones dijo...

también muere la alegría.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Fantastico Isabel!!! Preparo sopa de cangrejo para los agresores?

María Antonia Moreno dijo...

Ay Isabel, qué emocionante. Estás haciendo un gran, gran trabajo. Un beso emocionado.

Xibeliuss dijo...

Lo de los cerditos no lo sé, pero el baño de sangre sí que resultó un funesto presagio de lo que vendría después.
¡Adelante, siempre adelante!
Abrazos

Anónimo dijo...

Ya empieza la acción, estupendo. Adelante y mucho ánimo. Rafa

Natàlia Tàrraco dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Natàlia Tàrraco dijo...

!Corre mi niña corre! ¿se puede escapar del Destino cruel?
Malos augurios con la cerda y los lechones, actos sangriento, asesinato de un joven...!Corre mi niña Rea!
Allí, en el bosque de Silana te espera el dulzor de la Ninfa y ni ella te salva, no creo.

Isabel, esto promete intensidades, atmósferas, intriga, dolor y belleza, mitos y gentes.
No tardes, esperamos atentos, pero tampoco te inquietes, mano escritora. Besitoooo

Dolors Jimeno dijo...

Bien, Isabel, bien. Es como un guiso a fuego lento.
D.

ANA dijo...

Día negro aquél en que Alba Longa fué atacada y, con la sangre derramada del único hijo varón del rey Númitor, de soldados y criados, se cumplió el presagio del cronista Urbano Lacio.

Justo Isabel, el día diez de febrero escribes sobre el ataque de Alba Longa y en el calendario romano eran días nefastos, entre otros, los dedicados al culto de los difuntos que eran los días 13 al 21 de febrero. Yo imagino Alba Longa enterrando a sus muertos...

Esperando tu próxima entrega, a mí también me ha enganchado.
Besos

Dol dijo...

Haría falta mucho dulce para alegrar la vida de esta pobre Rea Silvia y de la reina traicionada.
Me ha encantado .
Ánimo y si me dejas hablar de esto en mi blog lo haré encantada , el próximo post será para Roma.
Me gustaria compartirlo con mi gente también , toda esta belleza.
Besos, genia.

Justo Serna dijo...

El joven Urbano Lacio. Vaya un tipo. Por lo que de él se sabe, su testimonio es poco fiable. Urbano es contemporáneo de los hechos, un cronista obsesivo, minucioso y erudito, pero también algo dado a la fantasía. Por un lado, reúne el testimonio de quienes observan los acontecimientos y por otro cree ver constantes presagios en los datos cotidianos. Para él todo es objeto de relato y a la vez todo significa algo.

Pudiendo vestir con elegancia, se le ve siempre con cierto desaliño, incluso con desaseo. Es más: no parece apreciar los placeres de la comida. Sólo el vino lo templa, aliviándole. Eso sí, no suele abusar. Sospecha que un día Roma, la ciudad de las siete colinas, será grande. ¿Un delirio alcohólico?

La historia actual ha examinado las fuentes en que se basó Urbano Lacio y prácticamente ha desmentido una a una las observaciones que hizo. Así pues, ¿por qué hemos de creer lo que este cronista dijo? Vivió de cerca los acontecimientos, cierto. Admitámoselo. Es algo que está documentado y que nadie podrá desmentir. Pero ser testigo no da una mayor autoridad. Tampoco supone ser más preciso. De hecho quien observa los acontecimientos puede estar condicionado por el sobresalto de lo inmediato: somos muy impresionables...

No es menos cierto que la crónica oral queda confirmada conforme se repite una y otra vez. A fuerza de reiterar acabamos aceptando lo fabulado o lo conjeturado. La narración verbal de Urbano Lacio es como el cuento de los niños: los pueblos no aceptan variar la matriz original del relato. ¿Matriz original del relato?

Pero quien cuenta lo que ahora leemos no es Urbano, sino esta narradora cuyo nombre ignoramos. Tengo para mí que mejora lo que Lacio dijo pobremente...

Justo Serna

Isabel Barceló Chico dijo...

Ja, ja, la dame masquée, ésta parece una familia especial, pero hay tantas especiales... Besos.

Mayte, espero que no te pierdas ni un capítulo... Besos.

Hola arte érótico, la verdad es que debió haber mucha casquería pero a mí, no sé por qué, no me sale...

Bueno txema, tiempo al tiempo. No sé si habrá muchos ríos tan sangrientos como tú.

Isabel Barceló Chico dijo...

Manuel Cobo, me alegra que te resulte una experiencia atractiva. Te aseguro que para mí es fascinante. Besos.

Me alegra que disfrutes, melba. Besos.

Rebeca osorio, saldrás tan mala como yo sea capaz de dibujar. Requetemalísima. Besos, guapa.

Fgiucich, tú ya tuviste la experiencia de seguir Dido. Espero que nos lo pasemos igual de bien, por lo menos. Besos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos Aaron/Tito Tacio, rey de los sabinos. La historia, en tanto que ciencia, relata hechos. La novela histórica, por muy bien documentada que esté, no deja de ser ficción, puesto que se trata de meterse en la piel de los personajes y tratar de comprenderlos y de sentir con ellos. ¿Qué sabemos de Rea Silvia? Cuatro trazos. Pues ahora es el momento de tratar de completarlos y, para eso, no hay nada mejor que la imaginación creativa. Un abrazo.

Elena clásica/ninfa Silana, ha sido un placer adentrarse en el bosque que te está consagrado, sentir tu presencia allí, tu poder benéfico ancestral, tu afecto por las humanas. Sí, estoy segura de que Rea Silvia encontrará en tus dominios cobijo y consuelo. ¿Para qué, si no, serviría la amistad con humanos y divinos? Un abrazo muy fuerte.

Isabel Barceló Chico dijo...

Cierto, spok, no hay imperio que haya nacido sin sangre. Ya lo decía la señora Imilce con otras palabras. Aquí aún queda sangre por verter. Besos, malvado.

Cierto, gonzalo. La alegría no sobrevive a la muerte. Besos.

Ja,ja, alyx faderland, estás deseando envenenar a unos cuantos... Sin embargo tendrás que aguantar un poco. Pero ve cazando los cangresos, por si acaso. Besos.

Me alegro que te guste, mª antonia moreno. Besitos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola xibeliuss, como muy bien dice nuestra narradora, nunca sabemos si lo que empieza de manera funesta no resultará, al final, un bien. Al menos, para nosotros, parte de la civilización romano, lo ha sido. Besos, pastorcillo.

Gracias por tus ánimos, rafa. Me esmeraré. Besos.

Querida natalí, qué bien me ha venido tu comentario. Aparte de darme ánimos, algo que haces siempre, me has dado la palabra que no acertaba a encontrar: lechones. Así que ahora mismo la cambio en el texto, qué caramba, y te quedo agradecida. Besos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola, narrativa/dolors/fíbula, me hace feliz ver tu foto aquí. Besos.

Si, si, ana, el presagio de Urbano Lacio se cumplió, aunque en realidad el no sabía qué iba a ocurrir. Pero era muy intuitivo. Sin duda el mes de febrero es el mes de las purificaciones, y el que debe rendir culto a los muertos. Un abrazo.

Reyes, encantada con que compartas esto en tu blog, con tus lectores y amigos. Me gustaría que este esfuerzo y el gozo que sentimos tuviera la mayor difusión. ¿No hay quien critica severamente lo que se escribe en internet, tachandolo de cosas de poca calidad? Éstá bien que tratemos de contradecirles, ¿no? Un abrazo.

Bueno, justo serna, no hay que denostar demasiado a aquellos tempranos observadores de la realidad. Quizá se dejaron influir por las emociones, por las filias y fobias, por el contexto y por su propia imaginación. ¡Benditos sean! Si no fuéramos capaces de relatarnos la vida de una manera diferente de como la vivimos, estaríamos perdidos... Creo que a Urbano Lacio debemos darle la credibilidad que merecen los visionarios (dicho esto en el mejor sentido). Saludos cordiales.

Ula dijo...

Me gusta el ritmo que llevan tus historias, que también son las nuestras.
En esta ocasión quiero ser meramente lectora y comentar, por supuesto.
Recuerdo el impacto que me produjo la muerte del esposo de Dido, al comienzo de la historia.
Ahora tratamos el nacimiento de otra nación, en este caso más poderosa, no por ello más interesante, aunque ya veremos qué pasa.
Me gustaría más énfasis (ahora) en los encuentros amorosos cara a cara de los personajes (en privado, claro, con elegancia, como tu sabes).
Un abrazo, y no te vayas a poner malita, toma vitaminas, te necesitamos.

Natàlia Tàrraco dijo...

"La novela histórica, por muy bien documentada que esté, no deja de ser ficción, puesto que se trata de meterse en la piel de los personajes y tratar de comprenderlos y de sentir con ellos. ¿Qué sabemos de Rea Silvia? Cuatro trazos. Pues ahora es el momento de tratar de completarlos y, para eso, no hay nada mejor que la imaginación creativa"

ISABEL DE MI CORAZÓN, HAS RESUMIDO EN ESE FRAGMENTO, MAGISTRALMENTE, LO QUE YO SIENTO AL ESCRIBIR.
Compi, lo que reconforta esa claridad de ideas. Besooooooooooo.
A por ROMA condita de tu mano, recreada.

Justo.Serna dijo...

Isabel, es probable que no haya sabido reflejar la ironía con la que quería expresarme. Por eso, parezco un severo profesor amonestando. No es esto. Me tomo a Urbano Lacio como lo que es: un viejo colega del que no me fío…

Le reprocho casi todo: obra como un historiador fantasioso y eso, ay, es tremendamente delicado. Me dice, Isabel, que él y otros como él fueron tempranos observadores de la realidad. Cierto, pero no todos dieron la misma importancia a las fuentes que manejaban. Urbano era muy poco escrupuloso con los testimonios: si tenía que inventar, inventaba.

Isabel, refiriéndose a aquellos cronistas, me admite: "quizá se dejaron influir por las emociones, por las filias y fobias, por el contexto y por su propia imaginación. ¡Benditos sean! Si no fuéramos capaces de relatarnos la vida de una manera diferente de como la vivimos, estaríamos perdidos... Creo que a Urbano Lacio debemos darle la credibilidad que merecen los visionarios (dicho esto en el mejor sentido)".

De mis antiguos colegas, no me fío demasiado. Yo de usted tendría la máxima cautela ante las observaciones emocionales de que Urbano es capaz. No sabe hasta qué punto añade lo que no está o rellena los vacíos que no debería colmar. Pero, claro, Urbano Lacio se sabe cronista de un pueblo que él ya ve grande, inminente, glorioso. Hay mucho amor propio en las crónicas de este viejo colega, las fantasías de quien también se sabe absuelto por el pasado que aún está por venir.

¿Y esto lo digo en serio? Algo de cierto y de serio hay en lo que digo, sólo algo. Isabel, quiero disfrutar con su novela y, sin duda, quiero leer las cosas imaginadas por Urbano. Y permítame, además, adoptar este nuevo papel: el de lector picajoso, el de severo historiador que sermonea…

Saludos,

Justo Serna.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, ula, y veo que te intesa ese asuntos de los encuentros amorosos...¡Ay! trataré de complacerte, pero no sé, soy bastante tímida... Un abrazo.

Querida natali, tu entusiasmo es contagioso. Creo que las dos sentimos igual cuando nos ponemos a imaginar. ¡Salve, amiga y colega!

Isabel Barceló Chico dijo...

Creo, justo serna, que sí había captado su tono irónico, pero es que yo a Urbano Lacio le tengo mucho aprecio, creo en él. No olvide que fue testigo de algunos hechos importantes. Cierto que muchas cosas no pudo verlas con sus propios ojos. Incluso aceptando que lo que uno ve no siempre es interpretado de la manera correcta, no deja de ser una fuente de capital importancia. Porque Urbano, aún en el supuesto de que alguna vez se echara al coleto una copita de más, tuvo el privilegio y la gran ventaja de estar ahí. Quiero decir que él compartía, en términos generales, una manera de entender el mundo, una relación con lo sagrado, unos prejuicios y creencias similares a las de sus conciudadanos. Tendrá que reconocerme que ésta es una carta de presentación que no tienen otros historiadores más objetivos o más sesudos pero que, por cosas de la vida, nacieron siglos después.

Y, además, la vida está llena de sucesos inesperados, de reacciones absurdas, de sinrazones. Si Urbano Lacio fue capaz de tener grandes intuiciones - como la de la futura grandeza de Roma que Vd. mismo le reconoce -, si fue capaz de meter algo de orden en todo eso ¿no es de agradecer?

Le pondré un ejemplo: antes de conocer la crónica oral - recogida por autores posteriores, que a saber cuántas cosas de cosecha propia meterían - yo no lograba explicarme porqué Amulio, en la maniobra de destronar a su hermano Númitor, mató a su hijo y, en cambio, no lo mató a él . Bueno, gracias a Lacio sabemos que Númitor estaba ausente. Seguramente Amulio aprovechó esa ausencia porque quería el trono de su hermano sin tener que matarlo. No es lo mismo - y en eso estará Vd, de acuerdo - matar a un hermano que matar a un sobrino. Hay una diferencia muy grande.

Así pues, los detalles que nos da Urbano Lacio nos ayudan, como nos ayuda su visión del contexto general. Y aquí me va a permitir, aún a riesgo de resultar lacerante para un lector "picajoso", como Vd. mismo se quiere definir, que para lo esencial de esta historia no tiene tanta importancia que Númitor se hubiera ido a negociar un tratado de paz a Corioles (algo que sinceramente no me acabo de creer, porque en las crónicas de esa ciudad no se dice ni una palabra sobre ese asunto)o que se hubiera retirado al campo una temporada (quizá, incluso, con una antigua amante)para poder concluir en paz y tranquilidad un tratado en verso sobre la cría de las ovejas que, al parecer, nunca llegó a terminar.

Es posible que Urbano eligiera la primera opción porque le parecería más propio de un rey el tema de los tratados de paz que los tratados sobre las ovejas, quizá porque la escasa combatividad de estos animales y su instinto gregario no le pareciera el mejor símbolo para asociarlo al poder. ¿Oculta esto cierta vergüenza o pudor sobre el comportamiento de su soberano? Puede que sí.

Tenga los defectos que tenga, cometa muchos o pocos errores y su fiabilidad sea dudosa, no podemos prescindir de la crónica oral de Urbano Lacio. Es mucho lo que le debemos, máxime en un asunto tan enmarañado. Y eso no significa que sea incuestinable. Es más, espero que Vd. lo cuestione siempre que lo considere oportuno. Lo interesante no está reñido con lo docto.

Saludos cordiales.

Dol dijo...

Vale pues yo ya estoy en camino a Roma:
lo colgué en el blog y espero que entre todos llenemos tres coliseos .
Besos , Isabel.

Isabel Barceló Chico dijo...

Gracias, reyes/Cornelia. Después de ésto, te aseguro que los pasteles te saldrán muuuuuy bien.

Elysa dijo...

Yo soy una de las que se apuntan gracias al blog de Reyes. He leído esta entrada y decididamente me quedo.

Un saludo

m dijo...

unos dibujos sobre el agua y salud


m

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

Huy, Isabel, nos has dejado helados con esta parte del relato, tan dramática y trágica, aunque con unas descripciones exquisitas y un derroche de lenguaje poético excepcional. Me quedo a la expectativa de lo que le ocurra a la pobre Rea silvia, sólo espero que no logren capturarla. Y es que el dinero, mala cosa el vil metal y más si ansía poder...

Un beso grande, querida amiga y disfruta de un domingo inspirador.

virgi dijo...

Hola Isabel.
Desde hace un par de meses tengo una entrada preparada sobre Pompeya y esta mañana se me ocurrió que la podía colgar ya, haciendo mención a ti y a tu blog. ¿Me lo permites?
Un abrazo

Juan Segura dijo...

!!! Ayssssss....que se nos ha quedado el corazón encogido y palpitando aceleradamente !!!
Bsts.

Maik Pimienta dijo...

Estoy cuidándome de leer nada más que lo que tú escribes para permanecer lo más virgen posible respecto a la emocionante historia. Y sinceramente emocionado me dejas después de leerla, que apenas un suspiro de dura, y como lector/personaje injustamente a la escritora aprieto. Pero a mi Madre que no la toquen! :) besitos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Gracias, m. Ambas cosas necesitamos.

Hola mayte dalianegra, a todos nos encoje el corazón sentir el peligro cernerse sobre Rea Silvia.

Hola virgi, desde luego que puedes poner en tu blog un post haciendo referencia a esta aventura. Me encantaría que más personas lo hicieran y que fuéramos muchos los que disfrutáramos con la emoción de esta novela. Besos.

Así se me ha quedado a mí también, bagoas... Ya veremos en qué queda.

Ay, maik pimienta/Rómulo: mucho le queda aún por sufrir a tu madre. Besitos.

MaLena Ezcurra dijo...

Tus relatos son terribles me llevan a querer saber más y más , después de leerte me zambullo en wikipedia . :)


Romana del alma acepto ser Náyade, simplemente porque soy de agua y está en mis sueños raptar en algún momento a algún tripulante del Argo.


Van besos y buen comienzo de semana.


M.


Pd. Me gusta mucho que vayas respondiendo los comentarios, se te siente más cercana.

Isabel dijo...

He leído estas dos entradas y son muy visuales y hermosas.
Ahora, si cabe, me alegro aún más de haber visitado Roma el año pasado.

Abrazos

La Gata Coqueta dijo...

Nos encontramos en el mes del amor y la amistad
un jardín donde descansan los pétalos de las rosas
mimados por las estrellas durante la noche,
y en el día custodiados por el arco iris del amor
en ellos encontrarás sonrisas y nunca lagrimas
son altivos pero a la vez sensibles
porque ellos más que nadie saben lo que es amar.

Que el sentimiento
de amor y amistad te acompañe
todos los días del año
sin derramar una lagrima
y si es derramada que sea de felicidad.

María del Carmen

Javier Pellicer dijo...

Exquisito, Isabel, sencillamente exquisito. Un capítulo de nuevo muy visual, en el que casi puedes respirar el hedor de los muertos y la angustia de Aurelia y Rea Silvia.
¡Que Mercurio le otorgue su rapidez a la muchacha!

I. Robledo dijo...

Vaya, rapido modo de entrar en materia... Rapido modo de enganchar al lector...

Un abrazo, amiga

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola maLena ezcurra, te adjudico la náyade...

En algunas etapas no he podido responder a los comentarios como me hubiera gustado, prefiriendo visitaros en vuestros blogs. Ahora, aunque voy muy apurada de tiempo, prefiero responderlos aquí, aunque pueda haceros menos visitas. Es la teoría de los vasos comunicantes... Besos.

Querida gata coqueta, tus comentarios son siempre bellísimos y muy afectuosos. Un abrazo muy fuerte.

Isabel Barceló Chico dijo...

Gracias por tu apreciación javier, tanto más estimada por venir de un entendido como tú... Un abrazo.

Freia dijo...

Pero qué malísimo es Amulio. Y pobre Rea Silvia.
Bueno, bueno, bueno. Esto tiene todos los ingredientes para ser una gran novela.
Y como casi siempre en esta vida, las grandes historias comienzan con una traición y una huida.
Me voy al siguiente que tengo un monazo...

Por cierto, ya encontró Palantea una de las dos cabras, pero la otra anda triscando vaya Vd. a saber dónde.

Hasta luego, querida Isabel. Le está quedando de fábula.

Isabel Barceló Chico dijo...

Gracias, condesita. Y me alegro que Palantea no haya perdido sus dos cabras. Con todo, está bien que las deje triscar a su antojo... Besos.

Anónimo dijo...

Rea tan joven, le toca sufrir por la perdida de su madre y huir de la fiereza de Amulio . Espero que la suerte venga pronto a visitarle.
La verdad es que la codicia persiste a través de los tiempos y acumular riqueza y posición social, es lo que importa - a algunos- o a muchos ..
Una frase que me ha gustado...
del Bosque de Silana : a veces, lo que parecía ser un bien resulta ser un mal y aquello que empezó de una manera aciaga se convierte, inesperadamente, en nuestra salvación...
Seguiré atenta a tus siguientes capítulos porque sabes que tienes en mi a una admiradora de tu gran sensibilidad y conocimientos sobre Roma..
BSS.
Pilar Ll.

Anabel Botella dijo...

Voy retrasada, pero me pongo al día ya. Estoy bastante liada con mi novela.
Yo soy de las que les gusta un poco de sangre, y esta historia lo requiere.

América dijo...

Querida un ejemplo de como el ansia de poder no mide afectos y como el amor salva.