Este próximo jueves, estaré con mis amigos del club de Lectura del Ateneo de San Antonio de Benagéber. Espero que pasemos una buena velada con Livia y otras damas.
“Y he aquí que, de modo inesperado, Augusto puso los
ojos en ella. Quizá le sedujo la curva de su cuello, o sus senos, o su
turbación cuando él la abordaba delante de cualquiera y le dirigía cumplidos
subidos de tono. La juventud y discreción de la matrona debía resultarle estimulantes
a aquel muchacho desenvuelto, tal vez le complacía experimentar en ella su
poder. Durante mucho tiempo, la hoy apenada viuda se ruborizaba cada vez que se
recordaba a sí misma regresando a la mesa del banquete después de haberla
tenido que abandonar, de la mano de Augusto y en presencia de su propio marido,
para satisfacer los requerimientos amorosos del nuevo amo de Roma. Ni su
reputación ni su voluminoso vientre constituían para él un freno.”
MUJERES DE ROMA. HEROÍSMO, INTRIGAS Y PASIONES.
3 comentarios:
Estoy saboreando tu libro, Isabel. Es una delicia, está siendo una delicia...
A mí me has llevado, por ejemplo, a ese mausoleo de Cecilia Metela... A esas historias que han dejado su huella profunda en la via Appia, la Regina viarum, el camino que lleva a Roma.
Gracias. Sólo puedo decirte eso. Muchas gracias.
Muchas gracias a tí, querida Campurriana Campu. Saber que disfrutas de ese paseo, de esas admirables mujeres que merecen permanecer en nuestra memoria, me hace muy, muy feliz. A ellas les debo mucho, pues me han proporcionado aprendizaje, pasión, entusiasmo, muchas emociones. Pero, ciertamente, el mayor premio es que disfruten y sientan con ellas los lectores.
Un abrazo, querida amiga.
Qué barbaridad, Isabel querida, esto es vida, la sabiduría de recordar que la historia de Roma no es letra antigua, es el ser humano, en su pasión, su ilusión, su amor, su odio, su prepotencia.
Qué riqueza en tus "Mujeres de Roma". Más que un privilegio. Belleza pura hasta en la indignación que nos provocan ciertos personajes. Esa también es belleza, la de la verdad y la del conocimiento. Se lo debemos a ellas, a nosotras mismas. Una labor impresionante literaria y humana. Gracias por este libro. Temblor en la piel.
Besazos, querida.
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