“En Roma muchos enfermos mueren de insomnio, aunque originó la enfermedad una comida indigesta (…) ¿En qué departamento alquilado se puede conciliar el sueño? En Roma dormir cuesta un ojo de la cara. Y ahí empiezan las dolencias. El ruidos de los carruajes que pasan por los estrechos recodos de las calles y el escándalo de las bestias de tiro paradas le quitarían el sueño a Druso y a los terneros marinos. Un rico, si un quehacer le llama, pasará sin tardanza por encima de esta marea acomodado en una gran litera luburnia; dentro, durante el camino, leerá, escribirá o descabezará un sueño, pues estas literas, si cierras la ventana, invitan a sestear. Y llegará antes, pues a mí, con la prisa que llevo, me cierra el paso una avalancha por delante, y el gentío que me sigue por detrás formando una cola interminable me oprime los riñones. Uno me larga un codazo, otro me da con una ruda angarilla, éste me sacude la cabeza con una percha (…)”
JUVENAL.- Sátiras III
Traducción de Manuel Balasch
*Detalle de pintura mural en un friso de los Museos Capitolinos de Roma. Representa un triunfo (desfile triunfal de las tropas tras ganar una guerra).
NOTA: Queridos amigos, mañana viernes colgaré el siguiente capítulo de la fundación de Roma. Me ha sido imposible hoy, con eso de abuelear...
12 comentarios:
A mí no me hace falta nada de eso para sufrir insomnio. Mas bien, creo que con un ambiene tan auténticamente romano, dormiría a pierna suelta, feliz feliz.
Un abrazo, Isabel querida.
Ja, ja, virgi, eso mismo me pasa a mí, que me parece que hubiera podido vivir de cualquier manera, con tal de estar en la ciudad eterna enterándome de todo... Claro que, de poder escoger, yo me habría elegido haber nacido en una buena familia y no tener un casero miserable que dejara que la casa se nos cayera encima. Besazos, guapa.
Amiga Isabel,
Magnífica sátira de Juvenal ésta, la Tercera, de la que nos presentas un fragmento. Describe a la perfección lo intolerable de vivir en la Roma cosmopolita ya. Dejo aquí el texto Latino, el de la Latin Library, con algún cambio de grafía, por si a alguien le interesa saborear el original. La traducción que nos ofreces me parece magnífica, como no podía ser menos, procediendo de Manuel Balasch, a cuyas clases de Griego he tenido el placer de asistir.
Te envío un gran abrazo,
Antonio
Plurimus hic aeger moritur uigilando (sed ipsum
languorem peperit cibus inperfectus) (232-3).
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Nam quae meritoria somnum
admittunt? Magnis opibus dormitur in urbe.
Inde caput morbi. raedarum transitus arto
uicorum in flexu et stantis conuicia mandrae
eripient somnum Druso uitulisque marinis.
Si uocat officium, turba cedente uehetur
diues et ingenti curret super ora Liburna
atque obiter leget aut scribet uel dormiet intus;
namque facit somnum clausa lectica fenestra.
ante tamen ueniet: nobis properantibus obstat
unda prior, magno populus premit agmine lumbos
qui sequitur; ferit hic cubito, ferit assere duro
alter, at hic tignum capiti incutit (234-246).
'La vida sigue igual'
Otros somos los que soñamos, otros son los carros y las calles, pero siempre en Roma fluye ese río de complicadas aguas que al menos, nos reune -aunque no une- en su corriente.
Los mismos problemas se repiten cuando en las ciudades sobrepasan el bienestar de la colectividad. No veas lo bien que me siento en Denia. Bs.
Siempre tan irónico y sarcástico el gran Juvenal, cuyo humo fino y, a veces, delirante, refleja como nadie la manera de vivir y respirar de los romanos. El ruido es extensible a la sociedad actual: poco han cambiado los tiempos en ese aspecto. Feliz fin de semana, Isabel.
ooooh que rico
Los aromas que se debían respirar entre aquella marea humana no debían de ser muy edificantes...
Besos
Pues ahora debe ser parecido.
Con tanto turista!
XD
Un beso
Qué divertida esta sátira. El insomnio parece haber sido un problema en todas la épocas. Yo me pido una villa romana, a ser posible junto al mar. Allí dormiría a pierna suelta y si veo que no, echaría mano del valium, que es mano de santo. Un beso Isabel.
Me encanta. Parece escucharse en la Roma de Juvenal más barullo y estridencias que en la Roma actual o en cualquier otra gran ciudad en hora punta.
La contaminación acústica ya es objeto de una Sátira para Juvenal. Es lo que tiene el ajetreo y la vida urbana que bulle. A veces el insomnio está servido, aunque cuando te acostumbrar al trajín, aunque sea preferiblemente suave, el silencio total puede llegar a ser asfixiante. ¡Ay los animales de ciudad, si nos volveremos locos!
Besazos, querida Isabel.
Conozco gente que, al venir al campo, el silencio del ambiente les impide conciliar el sueño.
Un saludo Isabel.
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