lunes, enero 21, 2013

PREÁMBULO. LA PIEDRA EN EL ESTANQUE




Nos advertía Heráclito de la imposibilidad de bañarnos dos veces en el mismo río: el agua discurre por su cauce y su fluir encierra una transformación constante, un cambio cierto aun cuando resulte imperceptible a nuestros ojos. Vemos volar los gorriones cada primavera, al escuchar el canto de las cañas bajo el soplo del céfiro reconocemos la música que deleitó nuestra infancia, nos conmueve la visión de los paisajes queridos reencontrados tras una larga ausencia. Sin embargo, no son los mismos ni nosotros tampoco. Nuestro espíritu fluye y muta, en silencio a veces, otras de manera tumultuosa mas casi siempre paulatina, según la edad nos proporciona experiencia y nuevos conocimientos. Sin embargo, así como en el curso de pocas horas una tormenta es capaz de convertir un humilde regato en un torrente cuya potencia arrolla rocas, rebaños y personas, algunos acontecimientos humanos provocan, de la noche a la mañana, dramáticos cambios en quienes los experimentan.

Eso vino a ocurrir en las riberas del Tíber, allí donde su cauce se divide en dos para abrazar una pequeña isla y luego, dando un giro brusco a la derecha, se dirige hacia el oeste. En la orilla izquierda, que el río asaltaba violentamente cuando las lluvias y tormentas del invierno acrecentaban su caudal, surgía un grupo de colinas altas y apretadas como las ubres de una loba y no menos montaraces. Fuera de un terraplén boscoso que rodeaba la base de algunas de esas colinas, el resto era roca viva, inexpugnable por su verticalidad. El agua desbordada se metía como dedos por entre sus vallecillos y les otorgaba durante un tiempo la apariencia de islas. Tres o cuatro agrupaciones de cabañas salpicaban las cumbres de esas colinas, hogar de antiquísimos dioses y de pastores, cuyas existencias estaban marcadas por los afanes cotidianos: la lucha por la supervivencia, el cuidado de los rebaños y la prole, los litigios por cuestiones de animales o de lindes.

Una vida diversa se desarrollaba a sus pies, en el valle de Murcia. Encajonado entre la vertiente meridional del Palatino y las faldas del Aventino, una colina más agreste y solitaria aún, se abría un ancho valle. De los dos extremos más cortos, uno de ellos moría en las orillas del río y el opuesto se difuminaba en la llanura que se extendía entre el Tíber y los montes Albanos. En este valle estaba el Ara Máxima de Hércules en torno a la cual se celebraba un mercado de ganado cada nueve días y atraía a mucha gente de los alrededores. Aprovechando la curva y el vado del río, tres embarcaderos acogían, alternativamente según la estación del año, las barcas que remontaban el río trasportando sal. Depositaban su carga al pie del Aventino y allí formaban convoyes de carros para adentrarse con más seguridad en la vía Salaria, infestada de bandidos. Fuera de ese trasiego comercial, concentrado en lo que hoy llamamos foro Boario y los depósitos de sal, ceñidos ambos a las orillas del Tíber, el resto era entonces vida salvaje y soledad.




En ese ambiente rústico habían crecido los hijos gemelos de Acca Larentia y Fáustulo, mayoral de los rebaños del rey Amulio, cuya cabaña se alzaba en la cumbre del Palatino, al lado de la escalera de Caco. A ellos iba a alcanzarles de lleno la tormenta e inevitablemente, como cuando lanzamos una piedra al centro de un estanque y los círculos, cada vez más grandes, agitan las aguas hasta la misma orilla, así aquellas riberas del Tíber y las colinas circundantes se habrían de estremecer. Mas no tratándose de materia acuosa, sino humana, cada persona ya no retornaría a su lugar siendo la misma, pues sus cambios y alteraciones son imposibles de deshacer.

Ocurrió de manera inesperada cuando los gemelos estaban al filo de sus dieciséis años. Cumplidos los quince y siguiendo las costumbres ancestrales, Remo y Rómulo habían comenzado su periodo de iniciación a la vida adulta. Durante un año los jóvenes debían vivir fuera de la protección de sus familias y de sus poblados, construir refugios donde guarecerse, cuidarse de las enfermedades y conseguir el sustento por sus propios medios: el robo y la rapiña eran lo habitual, y para ello debían adquirir destreza en el uso de armas,  el arte de la caza, la observación, el combate, la cautela. 

Así lo habían hecho los gemelos con sus amigos. Sus refugios y sus correrías se habían limitado a las faldas y los pies del Palatino en sus dos vertientes más próximas al Tíber, por donde triscaban con total libertad hurtando provisiones y reses a sus propias familias y vecinos. El lugar preferido para realizar sus juegos y adiestramiento era la falda que miraba al valle de Murcia, poblada de robles y encinas en su parte más baja, y el propio valle. Era éste un espacio amplio y soleado con innumerables matorrales donde tenían sus nidos muchas clases de aves y animales. Contaban, además, con agua en abundancia, pues allí mismo, al pie de la escalera de Caco que ascendía a la cumbre palatina, existía en aquel tiempo un estanque rodeado por un ameno bosquecillo de mirto. 
Una sola prohibición tenían, aunque era severa: les estaba absolutamente vedado el traspasar una linde que recorría el valle en toda su longitud dividiéndolo en dos mitades iguales. Una de ellas estaba reservada a los pastores del Palatino y, la otra, a los del Aventino, pues ambas colinas estaban unidas y separadas por el mismo valle. La prohibición obedecía a una causa precisa: poco antes del nacimiento de los gemelos, el rey Amulio, cuyos rebaños pastaban en el Palatino, había desposeído del trono de Alba Longa a su hermano Númitor, cuyas reses tenían las majadas en la colina del Aventino.

La enemistad de los hermanos albanos derivaba fácilmente en peleas entre sus criados y, para evitarlo, Fáustulo y Caius, mayorales de los rebaños de uno y otro, habían acordado marcar una linde para mantener separados a sus respectivos hombres y prevenir roces y conflictos entre ellos. Había sido una decisión afortunada pues, aunque persistía una profunda hostilidad, desde entonces las peleas entre ambos grupos no habían sido demasiado graves.


La juventud, sin embargo, a duras penas se somete a las leyes y normas que les están dirigidas y, alcanzada la mocedad, los muchachos consideran un mérito transgredirlas. Creen ganarse con ello el respeto y la admiración de sus compañeros y rara vez miden las consecuencias. Así, las acciones de los gemelos, acogidas con afecto y simpatía por los criados de Amulio,  se habían tornado más y más audaces con el trascurso de los meses. Desoyendo las recomendaciones de sus mayores, extendían su rapiña por doquier y se aventuraban a explorar lugares peligrosos, bien por la presencia de bandidos, bien por haberles sido prohibido de manera expresa.

Quienes han pasado por una etapa semejante alegarán que todo ello es necesario para completar el tránsito hacia la edad adulta y sus muchas obligaciones. Quizá sea así. Mas también, en este caso, podemos entrever la voluntad de los dioses. El destino de Remo y Rómulo, decretado por los hados mucho antes de su llegada al mundo, debía empezar a cumplirse.  Estaban en sazón, en un momento en el cual la fuerza y el espíritu se expanden y, tras su estallido, buscan confusamente una senda por la cual discurrir.

Había empezado ya el mes décimo, que en aquellos lejanos tiempos era el último del año. Faltaban pocas jornadas para la fiesta de los Lupercos, con la cual los pastores honraban al dios Fauno y los jóvenes concluían sus ritos de iniciación en su cueva del Palatino. Entonces, inopinadamente, se desencadenó una serie de acontecimientos que, como un río desbordado, arrastraría a los gemelos consigo. Habrían de enfrentarse a dolorosas pruebas. Se verían obligados a elegir casi por instinto, pues ante ellos se abría un camino nunca hasta entonces recorrido que, al bifurcarse, tomaba direcciones opuestas.


Estaba a punto de cerrarse un círculo. Una nueva era se hallaba en trance de comenzar.



NOTA: Con este preámbulo comienza la novela con el título provisional “Remo y Rómulo”, segunda de la serie sobre la fundación de Roma. Os incluyo alguna pequeña aclaración.

El calendario arcaico constaba de 10 meses, el último de los cuales era diciembre. Os señalo las fiestas destacadas, según la reconstrucción hecha por A. Carandini: el 13, Parentalia; el 15,  Lupercalia (fiesta de los Lupercos); el 21,  Feralia (Tacita Mutae, Angerona); el 23, Terminalia (al dios Terminus). En el calendario posterior se añadieron 2 meses (enero y febrero), con los cuales se distribuyeron esas fiestas. De ahí que en época de la república, p.e. la fiesta Lupercalia se celebrara el 15 de febrero.

51 comentarios:

Freia dijo...

Seguro que los hijos de mi amiga son guapos, fuertes y, por lo que se ve, lo que parece cierto es que son temerarios. No le tienen miedo a nada.
¡Con qué fuerza, empieza la historia, Romana! Y qué implacable resulta la Historia!
No sabes qué feliz me hace volver a quedarme enganchada al final de cada capítulo, esperando el siguiente.

Contigo hasta que termine la tri o la tetralogía. Un beso muy fuerte, Isabel

Freia dijo...
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mariajesusparadela dijo...

Me pasa como a Freia, estoy enganchada ya desde el primer capítulo.

Xibe dijo...

Bien, ya estamos todos en nuestros asientos, listos para ver la que pueden liar estos dos "adolescentes problemáticos", jejeje
¡Pinta muy bien, Isabel!

Abrazos

María Antonia Moreno dijo...

Una nueva era se hallaba en trance de comenzar... Como tu novela. Listos y preparados, como apunta Xibeliuss. Atrapados. Un beso, querida, aquí estamos, emprendiendo el viaje contigo :)

virgi dijo...

Una gozada empezar la noche con este sabroso bocado romano.
Siento que cada vez escribes mejor, por eso me trasladas con facilidad al escenario esperado.
Aquí me tienes, embobecida desde ya

La Dame Masquée dijo...

Es usted única! Qué belleza de comienzo! Cómo no va a tenernos enganchados desde la primera página?
Esas primeras palabras sobre el río y la mención de las andanzas juveniles de los gemelos, que nos resultan tan cercanas, han servido para abrir boca y quedarse deseando paladear un delicioso nuevo capítulo.

Buenas noches, madame, y enhorabuena de nuevo!

Bisous

Carlos César Alvarez dijo...

¡Qué bien! Ahora mismo voy a contar en Twitter que Isabel ha empezado la nueva novela, a ver si se incorporan lectores nuevos ;)

Elysa dijo...

Intentando retomar mi rutina bloguera y mira que sorpresa me he encontrado. He llegado a tiempo y que maravilla de inicio, para retormar y engancharme de nuevo a esta novela tan adictiva.

Besitos

África dijo...

Ayy, no sé qué decir...
Emocionada estoy por empezar de nuevo a leerte. Ya nos has puesto la miel en los labios con este preámbulo. Nos sitúas, nos predispones con ese arte! Y así seguiremos hasta el final.
:D


Un beso

Juan Segura dijo...

Que maravilla!!
yo ya estoy sentado sobre una colina imaginaria
para ser espectador de primera fila
de los acontecimientos que han de venir.
!! Brava Isabel !!

emejota dijo...

Atenta me tienes y tan contenta. Bss.

Cayetano dijo...

Buen arranque.
Los gemelos están en inmersos en un doble proceso iniciático. Como corresponde a la costumbres de sus gentes y también como adolescentes, cuya máxima característica es la rebeldía y el hacer oídos sordos de los consejos de sus mayores.
Te deseo una muy buena andadura con la nueva novela.
Saludos.

Bertha dijo...

Engancha... un preámbulo: muy bien elaborado!.Esperando con impaciencia ...

Muchísima suerte!

Un abrazo Isabel.

yolanda carrasco dijo...

Magnífico e interesante comienzo Isabel! Enhorabuena! Y como ya te han dicho antes, yo también estoy enganchada ya hasta el final.Muchas gracias por este maravilloso regalo.Muchos besos.

PACO HIDALGO dijo...

Leí ayer el preámbulo de Rómulo y Remo, pero he esperado a hoy para comentarlo para volver a leerlo con más detenimiento: tras una magistral descripción geográfica de donde se criaron los gémelos, has hecho un estupendo estudio psicológico de la vida de los pastores y la formación de ambos hermanos, traviesos y atrevidos, como bien dices al no casar la juventud con las leyes, por naturaleza, y está a punto de desencadenerse una serie de acontecimientos que darán lugar a una etapa gloriosa de la historia.
La obra tiene todos los ingredientes necesarios para el éxito, Isabel: documentación, intriga, rirmo narrativo... No dudo de que enganchará a muchísimos, como ya estoy enganchado. A esperar la nueva entraga. Muchos besos.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Me parece un comienzo precioso, un preámbulo que nos sitúa directamente en la adolescencia de Rómulo y Remo, esos pequeños nacidos de mi vientre y criados con tanto esmero por los buenos de Acca Larentia y Fáustulo.

La alusión inicial a Heráclito es apropiadísima y supone un arranque rotundo y bien encaminado. (Aquel sabio griego siempre me gustó).

Mi enhorabuena. La nave ya ha zarpado con buenos augurios. Que los vientos le sean favorables y acudamos llenos de emoción a la nueva era que esta a punto de comenzar.

Un beso, querida Isabel.

Hyperion dijo...

Desde la otra orilla del río disfruto con tus palabras: me hacen ver, imaginar, sentir sonidos y olores, revivir... y aún siendo inmortal o por serlo, me das la alegría de participar en la historia, en tu historia. Abriendo cada capítulo un tiempo nuevo, incluso cuando sea el último, no dejes nunca de empezar. Adsum

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Isabel,

Me ha encantado este primer capítulo, y anoto el profundo conocimiento de los lugares y demás detalles. Reconozco que la lectura se hace muy interesante. Veo que has optado por dar la filiación de los gemelos haciéndolos hijos de Larentia y Fáustulo, desechando la tradición que los hace hijos de Rhea Silvia. Ya Tito Livio dejó caer la sospecha en tal sentido cuando dice (Ab Vrbe condita, I, 4):

Sunt qui Larentiam volgato corpore lupam inter pastores vocatam putent; inde locum fabulae ac miraculo datum.
Hay quienes piensan que Larentia, al haber prostituido su cuerpo, fue llamada loba entre los pastores; de aquí surgió el motivo para la fábula y el milagro.
http://www.thelatinlibrary.com/livy/liv.1.shtml


Personalmente pienso que la versión corriente, que los hace hijos de Rhea Silvia y Marte, es más atractiva, dejando caer, como hace Tito Livio, la sospecha de que esa bonita leyenda no tiene muchas posibilidades de ser creída.

Mi felicitación y un abrazo.

Antonio

Gustavo Figueroa Velásquez dijo...

Un excelente preámbulo con una increíble recreación de la mitología romana,en lo que se refiere a Rómulo y Remo, con un exquisito manejo del idioma de Cervantes y una capacidad de descripción y fantasía, propios de usted,doña Isabel.
Es un acierto, muy erudito, por demás, comenzar citando a Heráclito y su reflexión sobre la transformación constante de todo lo que nos rodea, es decir, que es una manera de prepararnos para el desarrollo ulterior de este preámbulo a la novela con el titulo provisional de "Remo y Rómulo".
Estimada Isabel, ¡reciba mi abrazo y mi admiración por usted y su brillante obra!

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola freia, me alegra saber que encuentras a los hijos de tu amiga Rea Silvia en buena forma, haciendo de las suyas... Sí, si, estos gemelos darán que hablar. ¡Ya lo creo! Nosotras, por ejemplo, ya los tenemos en los labios...
Gracias por tu entusiasmo y tu fidelidad, querida Palantea. ¡Te queremos! Besazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola mariajesusparadela, me encanta que te enganches ya desde el principio: es lo que más ánimos da. Besazos.

Saludos, Xibeliuss jarr, veremos qué sorpresas nos preparan los gemelos. ¡Menudos van a ser! Besazos, guapo.

Hola maría antonia moreno, estamos ya en el solar de la futura Roma, listos para ver lo que ocurre en ella y la transformará... Gracias por unirte una vez más a esta aventura. Besazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola virgi, mi matrona sabia, qué gusto que estés ya dispuesta para presenciar el desarrollo de esta historia. A todos nos atañe y por eso, creo yo, nos apasiona. Besazos.

Hola la dame masquée, así me gusta, que empecemos con buen pie.Y mire que Vd. no debió equivocarse al hacer sus predicciones a la vestal Rea Silvia... Al menos, yo estoy convencida de que acertó. Beso su mano.

Hola carlos césar álvarez, gracias por difundir la iniciativa. Me encanta tener muuuuuchos lectores /as. Besazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola elysa, me alegro de que retomes tu actividad bloggera, es un placer tener con nosotros una experta en amuletos: nos van a hacer muchísima falta. Besazos.

Saludos, áfrica, ya te imagino relamiéndote como un gato. ¡Espero que el resultado esté a la altura de tus espectativas! Besos.

Hola bagoas, esa colina sobre la que te sientas no es tan imaginaria: se te ve ya allí, moviendo la cola. Besazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, emejota, y yo estoy más contenta aún de que estés al otro lado de la pantalla, siguiendo la historia. Besos.

Hola cayetano ¡cómo conoces a los adolescentes! Por eso los hacían pasar por esos ritos de iniciación. Pero no me desees que me vaya bien: desea más bien que nos vaya bien a todos, porque tú (y tu personaje) estás metido en esta historia hasta los dientes. Besazos.

Hola berta, será un placer contar con tu compañía durante esta historia. Besazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola yolanda carrasco, así te quiero todo el tiempo: enganchadita a la historia. Me dais muchos ánimos. Besos.

Hola paco hidalgo, gracias por expresar tan bien tus apreciaciones. Ojala a los jóvenes también les gustasen estas historias que les atañen tanto. Espero yo también con emoción saber qué harán nuestros gemelos. un abrazo muy fuerte.

Saludos, isabel martínez barquero/Rea Silvia, ya ves qué mayores se han hecho tus hijitos y tú sin saber nada de su existencia... Cierto, han tenido buenos padres adoptivos. Veremos qué hacen ellos con todo lo que les han enseñado y lo que ellos mismos tendrán que aprender. Un abrazo muy fuerte, querida amiga.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola hyperión, privilegiado entre todos nosotros, pues puedes recorrer con tus propios pies aquellos lugares sagrados para los romanos y para quienes admiramos su historia y sus orígenes. Salve, Jano, único dios en conocer el pasado y el porvenir. Séme propicio, muéstrame el camino para que pueda dar cuenta de lo que realmente ocurrió. Un abrazo muy fuerte.

Hola antonio martín ortiz, querido amigo. En la novela anterior se contó esa historia de Rea Silvia en la que Fáustulo y Acca Larentia jugaron un importantísimo papel. Han criado a los gemelos como hijos propios, y así ha de comenzar esta historia, en la creencia de que Remo y Rómulo son simples pastores. Hemos de esperar, entonces, a que aflore la verdad. Un abrazo muy fuerte, querido Fáustulo.

Holal gustavo figueroa V. gracias por sus amabilisimas palabras y aprecio. Me encantaría que siguiera la historia con nosotros, pues la iré colgando aquí a medida que la escriba. Esa cita erudita del principio tiene su razón de ser en que la narradora es una imaginaria historiadora del siglo I a.C/I d.C., la noble Claudia Hortensia, quien nos conducirá - esperemos que con mano firme - a través de esta historia. Muchas gracias por sus ánimos. Un cordial saludo.

Natàlia Tàrraco dijo...

Aquí me tienes, Acca con mi esposo Fáustulo, viendo a ese par de pillos guapos hacer de las suyas, más los Hados saben lo que les espera, ni yo ni su añorada madre ni nadie podrá torcer la voluntad de Destino.

Nos maravillas amiga con la atmósfera de aquel remoto entorno, habiendo yo pisado aquellos solares siento que vuelo a ellos entonces tan distintos, salvajes, fascinantes gracias a tus letras que los recrean como si los respiraras.
Enganchada del todo quedo a la espera de nuevos portentos.
Besito contento.

Dyhego dijo...

Te deseo éxito para esta nueva travesía.
Vale, Isabel.

NáN dijo...

Qué fuerza y belleza. Un placer poder seguir la novel al modo folletín decimonónico.

Ccasconm dijo...

Me asombra la capacidad que tienes para narrar historias, Isabel. Desde el inicio del relato vas introduciendo al lector poco a poco en la historia,. haciendo un barrido primero por el contexto geográfico en el que ocurren los hechos para luego, haciendo zoom, centrarte en los dos protagonistas del relato.
La situación en que se hayan Rómulo y Remo es similar a la preparación que realizaban los muchachos espartanos, con la diferencia de que a los primitivos etruscos no se les exigía matar a nadie, ¿no?
Un besito

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola natalia tarraco, madre excelsa (y putativa) de los gemelos, me encanta que los veas ya corretear por aquellos parajes haciendo travesuras que, a veces, se pagan caras... O no. Me alegra saber que estás ya metida en tu territorio, muy madraza, muy atenta al desarrollo de los acontecimientos. Besitos, querida amiga.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola dyhego, muchas gracias por tus buenos deseos. Espero que sigas todo el tiempo a bordo... Un abrazo muy fuerte.

Saludos, Nán, y me alegra que la idea del folletin decimonónico te guste. Tiene su morbo, la verdad... Besazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Ja, ja, carmenBéjar, ¿quieres adelantarte a los acontecimientos? ¡No soltaré prenda al respecto! En efecto, parece que esos periodos iniciáticos eran comunes al menos en la cultura indoeuropea a la que pertenecen griegos y latinos. De ahí que los estudiosos del tema romano consideren, apoyándose en esos antecedentes y en lo que dicen autores antiguos, que los gemelos debieron realizar así su iniciación. ¡Pero ya no diré más...! Besazos, guapa.

Dolors Jimeno dijo...

Bueno, Isabel. Has cumplido espectativas y eso que tú misma te habías puesto el listón bine alto. Lo seguiré con muchísimo gusto. Gracias.

profedegriego dijo...

Querida Isabel, me ha encantado este arranque tan maravilloso de tu novela; la detallada descripción geográfica del río y sus tierras aledaña, las referencias al origen "humano" de los gemelos, esa magnífica recreación de los lugares y las costumbres, los turbios asuntos de enemistades enquistadas en la familia que harán saltar la chispa del futuro incendio... me tienen enganchada y expectante. Un recreación extraordinaria, querida amiga.
Mucho ánimo con la magnífica tarea que con tanto cariño y compromiso has emprendido, mil besos y AVANTI!

elena clásica dijo...

Mi querida romana:

Me sumo a la felicitación de todos los amigos y como ellos asisto emocionada al primer capítulo de la nueva entrega. Belleza, como siempre, desde tus manos, es decir poco, pasión por la vida sentimos en la juventud de nuestros niños y como ellos nos sentimos de nuevo zarandeados por un destino del que todavía desconocemos el éxtasis y el sufrimiento.

Nosotros, lectores, también estamos en sazón, deseosos, ávidos de tus letras.

Mi felicitación más efusiva por este arranque y mi gran abrazo, amiga.

Isabel Barceló Chico dijo...

Gracias, dolors jimeno. A ver si consigo mantener el listón a la altura... Besazos.

Hola profe de griego, me alegra saber que te ha gustado este inicio que, como muy bien señalas, da algunos indicios de por dónde irán los conflictos siguientes y el cambio que se avecina. Gracias por tus ánimos. Un abrazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola elena clásica, gracias a tí y a tu dulce Silana que hizo posible el nacimiento de los gemelos en condiciones terribles, y al amor con que acogiste a su madre. Ahora ellos, ignorantes de su filiación, triscan alegres por las laderas del Palatino. ¡Ay, cuán cerca están de enfrentarse a peligros desconocidos y tremendos! Menos mal que cuentan con la protección de los dioses y de las ninfas. Besos, querida amiga.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Has logrado transportarnos a aquel tiempo y lugar.
=)

Mayte dijo...

Una emoción tremenda, atrapante y llena de belleza, que ganas tenía ya de volver a disfrutar de tu arte que nos depara tantas sorpresas y aventuras!

Un beso enorme Isabel.

ANTONIO CAMPILLO dijo...

¡Bueno, bueno, bueno, Isabel! Empezamos casi con los motores calientes. Una delicia retomar la Historia. Seguimos leyendo.

Un fuerte abrazo, querida Isabel.

Kuky Haindl dijo...

Ya quiero leerla! al igual que tus otros libros. ¿qué editorial son, para buscarlos en las librerías de acá (Chile), o encargarlo?
Saludos!

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, neogéminis, ya me parecía haberte visto por las laderas del Palatino...Ja, ja. Un abrazo muy fuerte.

Hola mayte, yo también tenía muchas ganas de continuar esta historia tan nuestra. Me alegra que estés aquí. besazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, neogéminis, ya me parecía haberte visto por las laderas del Palatino...Ja, ja. Un abrazo muy fuerte.

Hola mayte, yo también tenía muchas ganas de continuar esta historia tan nuestra. Me alegra que estés aquí. besazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, antonio campillo, ya ves que llegas a tiempo de entrar de lleno en el comienzo de la historia. A ver qué nos deparan estos gemelos... Besazos.

Anónimo dijo...

Una gozada leer poco a poco los capítulos que su autora nos ira des granando. Y cómo nos tiene enganchados desde la primera página.
Dami.

Fran Rubio dijo...

Comienzo bucólico prometedor, augurio de apasionantes aventuras sobre la fundación de la ciudad de Roma.
Saludos,Francisco

Tarjeta de asistencia viajero dijo...

Excelente articulo, un gran trayecto.

Implantes Dentales dijo...

me encanta tu forma de escribir, me atrapa en mi lectura hasta el final.

Despedidas de Soltera Bogota dijo...

que maravillosa recopilación en este relato, es importante mantener nuestra historia actualizada y clara.