“Para garantizarse que los romanos no
cambiarían de propósito durante la negociación, los etruscos tomaron rehenes:
se llevaron consigo a un buen número de retoños de buenas familias, entre ellos
a una muchacha llamada Clelia.
(…)Ser rehén no aseguraba su integridad. Al
contrario, solo era una prenda entregada como garantía, un objeto susceptible
de ser utilizado en cualquier momento para dañar a su familia o a su patria. Podrían
cortarle la cabeza y enviarla a Roma
metida en un cesto para que los senadores se dieran prisa en firmar el tratado.
O mandarla a calentar el lecho de Porsena o a servir de diversión a los
soldados etruscos, quienes miraban con desprecio a los rehenes y se burlaban de
su temor.”
Del libro "Mujeres de Roma. Heroísmo, intrigas y pasiones", de Isabel Barceló Chico.
Sigue la Feria del Libro de Valencia.
- El jueves, 3 de mayo, por la tarde, firmaré ejemplares en la Librería EL PUERTO ( 52 - 53)
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NOTA: Os dejo el enlace a la presentación que de esta obra mía hizo Dolors Jimeno y publica en su blog De Viatge
3 comentarios:
En todas las guerras, aún hoy, el destino de las mujeres resulta ser menos que un trofeo, incluso el medio para la depuración del enemigo o la forma más vil de hacer manifiesta la venganza. Desconozco el papel que jugó esta joven en aquella guerra, pero debió haber sido muy digno para que su nombre trascendiera después de tanto tiempo. Me alegra que en tu libro la rescataras.
Un abrazo
Hola, Neogéminis Mónica Frau, has descrito muy bien la situación a la que quedan reducidas las mujeres en las guerras. Clelia, que vivió en el siglo V a.C. fue la gran heroína romana de la antigüedad. Tan apreciada fue su gesta, que al poco tiempo le dedicaron una estatua de bronce en el Foro, la primera estatua pública dedicada a un ser humano en Roma. De esa escultura nos da noticias Plinio el Viejo, que la vio (ya en el siglo I d.C.)en su emplazamiento. Explica que se trataba de una copia, pues la original había resultado destruida durante una tormenta. Así que la imagen de Clelia estuvo durante más de 600 años en donde hoy se alza el arco de Tito.
Besazos, querida amiga.
Me encanta esta historia....me llamo Clelian
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