lunes, abril 04, 2011

ANTE EL ABISMO

(XVII)

No pudo hacer nada Urbano Lacio para sujetar a Rea Silvia. La había socorrido sin conocerla y cuando ella gritó, avisando a su padre del peligro, no tuvo tiempo de reaccionar, pues la muchacha se soltó de su brazo y, con una fuerza inusitada, se lanzó al encuentro de Númitor. Las miradas de cuantos habían escuchado su grito acusatorio confluyeron en ella: en muchos rostros se reflejó el asombro y en otros, amenazante, la ira.

Entre estos últimos estaba el de Criseida que, si en un principio se había encendido de cólera, pronto se iluminó con regocijo. Era su oportunidad. Si sabía utilizarla hábilmente, se desharía de esa tonta que le amargaba el triunfo. Ya era reina. Ahora debía reforzar su poder despejando de obstáculos el porvenir: Númitor no tendría nietos que pudieran reclamar el trono. Para ello, Rea Silvia debía morir, como había planeado desde el principio. Y he aquí que ella misma le había puesto en bandeja un motivo para quitársela de en medio abiertamente, delante de todos, sin necesidad de recurrir a métodos más inseguros. Apretó los labios, fingió la indignación del ofendido y se preparó para dar rienda suelta a toda la rabia contenida.

Mientras los hombres de Amulio detenían el carro de Númitor a poca distancia de las autoridades, Pratex, que se había dado la vuelta al oír el grito de Rea y la veía llegar corriendo, salió a su encuentro con los brazos abiertos, como el amante que recibe a la amada, y la sujetó. Pese a los esfuerzos de la muchacha para zafarse de él, la levantó en el aire aferrándola por la cintura y, a grandes zancadas, la llevó hasta donde estaba el recién nombrado rey y la depositó en el suelo. Rea Silvia se arrojó a los pies de Amulio.

- ¡Tío, por favor, ayuda a mi padre! Ese hombre es un asesino, no permitas que se acerque a él. Fue uno de los que entró en mi casa, lo vi con mis propios ojos...

- Levántate - respondió secamente Amulio mirando con desprecio a su sobrina - Y no me llames tío, sino rey. ¡Aurelia! - añadió, dirigiéndose a su cuñada, que se había quedado pálida -, Dí a tu hija que sujete esa lengua. No voy a tolerar insultos ni falsas acusaciones contra un siervo mío.

- Pero tío - acertó a titubear Rea Silvia, que se había puesto en pie -. Lo que te digo es cierto. Lo vi, lo vi claramente. ¡Atacaba a mi hermano!

- ¿Estás acusando a tu rey? - espetó de pronto Criseida.

- Hija mía ¡calla, por favor! Discúlpala, rey Amulio, es muy joven y está aturdida - intervino Aurelia, acercándose a su hija. Un brazo de hierro se interpuso y le impidió avanzar.

- ¿Aturdida? Acaba de llamar asesino a su rey ¿y tu la excusas diciendo que está aturdida? Señores del Consejo - dijo Criseida girándose rauda como una fiera y señalando a Pratex -. Sabéis que este hombre ha entrado hace poco tiempo al servicio de vuestro rey. Es una persona leal y honesta. Sois testigos de que Rea Silvia lo ha acusado y, con ello, ha acusado a su señor, el rey Amulio. Estamos en un momento de máximo peligro, con una guerra no declarada que amenaza con destruir nuestra ciudad. ¡Y esta muchacha, cuyo padre ha debido renunciar al trono por su mala salud, se atreve a menoscabar la confianza de los albanos en su rey, acusándolo públicamente de un crimen horrible! No os dejéis engañar pensando que la mueve su juventud, como alega su madre. ¿No será, más bien, que ha hecho planes con nuestros enemigos? ¿No os parece sospechoso que sólo ella consiguiera huir de su casa? ¿No habrá urdido este plan para ser reina en lugar de su hermano? Sí, ha debido acordar su boda con un enemigo nuestro poniendo como dote Alba Longa y ahora trata de ocultar su delito acusando al rey Amulio...

- ¡No digas más barbaridades! - la interrumpió la Vestal Máxima.

- ...¡Ha traicionado a Alba Longa...! - continuaba Criseida.

- Criseida, te lo ruego, cálmate - exclamó Aurelia -. Mi hija no ha acusado al rey. Se ha confundido al ver a ese hombre, nada más...

- ... ¡Exijo que se la condene a muerte! Y que la pena se ejecute ya - sentenció Criseida.

- ¡No puedes hablar en serio! - replicó Camilia.

- ¡Ya basta! - exclamó Amulio. Y era tal la cólera contenida en su voz, que a su alrededor se produjo un silencio de muerte -. ¡Que venga aquí mi hermano!

- Señor - dijo enseguida uno de los siervos que lo había acompañado - apenas puede mantenerse en pie.

- Pues que venga arrastrándose. ¡Ahora!






¿Qué pensamientos cruzarían la mente de Rea? De pie, frente a su tío, su ánimo era vapuleado como nunca antes en su vida. A duras penas asimilaba las palabras de Criseida, porque su corazón se resistía a aceptar lo que su inteligencia le mostraba: que era objeto de un aborrecimiento atroz. El odio golpea, asombra, ofusca, desorienta, confunde. Deja sin armas y sin aliento. ¿Con qué argumentos rebatir un sentimiento ajeno a la razón, impermeable a las refutaciones y a la lógica, indestructible mientras respire la persona que lo suscita y, aún a veces, perdurable más allá de su muerte?

Esos extraños a quienes, desde que había aprendido a hablar, llamaba tíos; a quienes respetaba y amaba; padres de su prima Anto, la más querida de sus amigas, con la que había crecido y compartido juegos, alegrías y pesares; esos desconocidos en cuya casa entraba como en la suya propia, a quienes besaba a diario, habían matado a su hermano y a todos los siervos que componían su familia. Ya ahora la incriminaban a ella con falsas acusaciones y exigían su muerte. ¿Qué lugar de la mente o del corazón soportaría saber todo esto sin saltar en pedazos?

Posaba sus ojos incrédulos en los de su madre y sólo encontraba desesperación. Varias veces se volvió, desorientada, hacia el carro de su padre. Desde donde estaba detenido, Númitor no debía oir bien lo que se hablaba. Ella misma no alcanzaba a ver su rostro, porque se interponía entre ellos un hombre, pero su cuerpo parecía derrotado. A sus espaldas aún humeaban las piras funerarias, más funestas y fatídicas que cuando habían empezado a arder.




El público aguardaba, expectante, el fin de la ceremonia. La disputa que acababa de tener lugar en la explanda sólo había sido oída por quienes estaban cerca de las autoridades. Sin embargo, todos habían visto a Rea Silvia arrojarse a los pies de su tío, los gestos agresivos de Criseida, cómo impedían a Aurelia acercarse a su hija. Era penoso ver a Númitor, su antiguo señor, ser sacado del carro que lo había trasportado y, con los brazos colocados por encima de los hombros de dos siervos, ir arrastrando los pies hasta donde estaba su hermano, el rey Amulio. Éste le habló brevemente y Númitor se inclinó ante él. Luego Amulio avanzó unos pasos, levantó en el aire su escudo y su lanza y los agitó. Los soldados respondieron con el mismo gesto acompañándolo con gritos de guerra, tras lo cual el rey hizo una señal indicando que el acto había concluido y debían regresar a sus casas. Él mismo emprendió el regreso a Alba Longa seguido de las autoridades.

Urbano Lacio vio pasar ante él la comitiva: los nuevos reyes, la Vestal Máxima Camilia muy alterada, los consejeros, la reina Aurelia con el rostro desencajado apoyándose en el brazo de la vestal Adriana y, tras el augur Appius y sus ayudantes, Rea Silvia sujeta por dos esbirros. "Como un cordero de camino al sacrificio/ así fue conducida Rea Silvia./ Para inmolarla en el altar de la ambición/ no la adornaron con guirnaldas ni cintas/ sino que toscas manos impías la llevaban" diría años después Urbano Lacio en su crónica oral, y aún nos parece verla con la cabeza gacha y oír a sus amigos llorarla entre la multitud.

48 comentarios:

Mayte dijo...

Cuanta vileza puede albergar la mente de algunas personas, no solo en tiempos revueltos, de ambición y poder, sino en cada ser que va creciendo lleno de maldad que no palpamos, hasta que se hace presente en una mirada llena de odio como la de Amulio y Criseida, que los Dioses iluminen Alba Longa, mis plegarias serán desatadas en busca de ayuda para todos.

Estoy impresionada...absolutamente Isabel, un capítulo maravilloso.

Besos y buena semana.

Odiseo de Saturnalia dijo...

La ambición es un medio de hacer infeliz que tienen los infelices...

Isabel Barceló Chico dijo...

Cierto, mayte, la maldad impresiona y aturde. Y hay mucha en el mundo. Menos mal que se compensa con las buenas personas que tenemos cerca. Me alegra que te haya gustado el capítulo. Un abrazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola odiseo de saturnalia, buena descripción. No lo había mirado nunca desde esa perspectiva, pero resulta muy plausible. Nos quieren arrastrar a su infelicidad... Un abrazo.

Miguel Cobo dijo...

Isabel, un auténtico laberinto de pasiones que confluyen en el fátum de cada personaje como única salida: Odio, ambición, desprecio, traición, asombro, desesperación, miedo, angustia...Y emoción, que nunca falta, capítulo a capítulo.

Felicitaciones, una vez más. Seguimos expectantes.

Elysa dijo...

Cuanta maldad es capaz de engendrar la ambición de los hombre.
Otra vez Rea Silvia en peligro.

Seguiremos a la espera.

Besos.

virgi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
virgi dijo...

Te leo empezando el día y me quedo preocupada. No pensé que se desencadenaran los acontecimientos de esta forma tan triste para Rea Silvia. Aún sabiendo que la maldad no tiene límites, siempre esperamos que nuestros héroes salgan victoriosos.
Con esa ilusión me voy al trabajo.
Un abrazo. Bien grande, eh?

Dolors Jimeno dijo...

Admiro tu maestría para describir tanta emoción. Veremos cómo queda la cosa.
D.

Anónimo dijo...

¡Bien, bien!, el "climax" está casi en su punto mas alto. Impresionante. Rafa

La Dame Masquée dijo...

Qué interesante reflexión sobre el odio, madame. Así es la otra cara del amor, tan inmortal como él.
Hace usted que nos sintamos en la piel de Rea Silvia y experimentemos su miedo y su congoja. No ha podido interrumpir el relato en un punto de mayor tensión.

Feliz dia

bisous

Isabel Martínez Barquero dijo...

Mi mente gira y gira en un aturdimiento que me devora. Me ha costado asimilar que mis tíos Amulio y Criseida son unos traidores asesinos, me ha destrozado ver la poca salud en el rostro de mi padre y la desesperación en el de mi madre... La desgracia se ha cernido sobre mi familia y todos peligramos. Apresada por manos impuras, el desconsuelo y la rabia al compás me roen las entrañas. He de tranquilizarme para hallar soluciones a esta caótica situación. Quizá la Vestal Camilia, con su tino, buen criterio y predicamento en Alba Longa pueda ayudarnos. Ruego a los dioses porque así sea. El crimen de mi tío no puede quedar impune.

Magnífico capítulo, querida Isabel. Lo he gozado en cada párrafo, en cada línea y en en cada palabra. Está plagado de las emociones contradictorias de Rea Silvia, apenas una niña azotada ya por el odio más despiadado, esa emoción que expresas de forma tan magistral. Me encantaron las meditaciones o ex cursus.
Un abrazo agradecido.

Cayetano dijo...

Un momento realmente fuerte para Rea Silvia: descubrir que su propia familia es un atajo de asesinos sin escrúpulos. Pobre muchacha, tratada como un perro o un cordero camino del matadero.
Un saludo.

MaLena Ezcurra dijo...

Tengo que pasarme horas entre tus palabras, cada frase tiene giros maravillosos.


Es brillante tu entrada, tiene la profundidad sin fondo del abismo.


Van besos Romana.


M.

Natàlia Tàrraco dijo...

Implacable Isabel, no está en tu mano torcer lo que está escrito y asumido y dictado por Destino, pero...
Aplaca un poco esta ira, a esta sierpe que parece Medusa la del Caravaggio, y contén el furor inmoble y mezquino de Amulio, incluso con su postrado hermano Numitor, similar a un bronce conocido en la Galia, de barbas nobles. !Oh! Isabel, que nos conduces por tus letras sublimes a momentos que parecemos revivir, hasta estar en ellos, danos trégua, haz que ese muchacho Urbano que dio su joven brazo a Rea, pueda escribir en el futuro una história no tan injusta.
Dulce Rea, muchacha ingenua, transida por el estupor, !indefensa! ¿Lo ha de tolerar la Vestal, amigas niñas, siervos nobles, la vieja, la des Silvana, los dioses, los espíritus de aquellos que ya son humo, asesinados hace tan poco?

Conforme me adentro en tu novela, es como si me abrazara una multitud de sentimientos, de atmósferas, de presagios !culpa tuya!
Besitoooooooooo y !ave!

mariajesusparadela dijo...

Te leo.Me encanta
Luego leo a Natalia y comprendo que nos has conmovido por igual.

Ccasconm dijo...

El poder puede llevar a muchos a hacer locuras, a llevarse por delante a la familia y a los amigos, cegados por el éxito. En eseo los hombres no hemos cambiado tanto a lo largo de los siglos.

Besitos

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Dentro de toda la tension del relato, resulta magistral la descripcion el odio que resumes de manera tan perfecta. que lo genera? porque? como se lo combate si con uno solo que odie se puede hacer mas daño que con dos o mas que se amen?
El Sabado con mas tiempo vuelvo, pero no queria dejar pasar mas tiempo sin darte mi opinion.

emejota dijo...

No..... si...... eso de ser tan inocente puede resultar hasta contraproducente. Un fuerte abrazo.

Pilar Llorca dijo...

Este capitulo encoge el corazón. Da la sensación de que todos los esfuerzos de Rea S., al final han sido innecesarios.
Amulio , lo tenia todo calculado, y es por eso (creo), que sale triunfante de todos sus enredos
Con su ejercito cualquiera se atreve a llevarle la contraria y aclarar sus tropelías
Y la reina Aurelia es muy sensata
(me gusta el personaje)..
Bss, querida Isabel.

Dol dijo...

No irán a salirse con la suya ,no?
Porque si Roma se levanta sobre el sacrificio de una inocente voy a entender muchas cosas.
Un besito, te esperamos.

GABU dijo...

La ambiciòn conlleva a la maldad desmedida,sin lìmites para lidiar con la cordura!!!

P.D.:Entiendo la reacciòn de REA SILVIA,aunque hubiese esperado unos instantes màs para darle oportunidad a alguna estocada certera,no??

BESITOS GIGANTES ISA QUERIDA ♣

África dijo...

Una lástima que todo el gentío presente en esos funerales no se haya enterado de qué está sucediendo de verdad...
No quiero pensar que a Rea Silvia le pase nada. No y no!
Son los malos los que deben pagar!
Así que, esperaré...
Siempre consigues dejarnos con la incógnita.
:D


Un besito

Dilaida dijo...

Me ha gustado mucho este capítulo Isabel, estoy "enganchada" a tu novela, ayer no dejé comentario por falta de tiempo; hoy regresé para leerlo de nuevo y comentar.
Bicos

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola miguel cobo, cierto, las pasiones aquí se entrecruzan y van dejando un rastro que impone... Un abrazo.

Hola elysa, el mal siempre acecha. Besitos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola virgi, como decía el poeta "ni siquiera los dioses tienen poder sobre el pasado, porque lo que ha sido, ha sido..." Con todo, conservemos la esperanza.

Hola dolors jimeno, en breve saldremos de dudas... Besazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Gracias, rafa. Sí, creo que hemos llegado a un punto culminante. Besos.

Hola la dame masquèe, qué cierto es que el odio es tan inmortal como el amor. Y tan impactante... Besos, querida amiga.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola isabel martínez barquero/Rea Silvia, también yo creo que la Vestal Máxima Camilia merece toda nuestra confianza. Como no nos ayude ella... Un abrazo muy fuerte y ánimo, niña mía.

Hola cayetano, creo que a todos nos cuesta descubrir el lado sombrío de las personas a quienes hemos querido. Un abrazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, maLena Ezcurra, qué alegría que hayas pasado por aquí. Me gusta que te guste, y no me extraña que hables de profundidades, habiéndote elegido ser una ondina. Besos.

Hola natalia tarraco, estoy de parte tuya, y espero que todas esas personas maravillosas que invocas, las que aman a Rea Silvia, hagan todo lo posible para su vida no termine de manera miserable. ¡Vesta lo quiera! Besos, querida amiga.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola mariajesúsparadela, no me extraña que coincidas con natalia. ¡Es tan expresiva y se explica tan bien! Besos, querida amiga.

Hola carmenBéjar, cierto que en algunas pasiones no hemos cambiado (casi)nada. Ahora tenemos instrumentos más poderosos aún para fastidiar al odiado. Besos, guapa.

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos, alejandra sotelo faderland, gracias por encontrar un huequito y pasar. El odio es uno de los sentimientos más destructivos, tanto para quien es objeto de él como para quien lo experimenta. Besos, querida amiga.

Hola emejota, creo que hay cosas tan difíciles de concebir, que hasta que no te han dado con ellas en el morro no puedes creerlas. ¿Que un tío te desee la muerte....? Prueba a creértelo tú. Besitos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola pilar llorca, como muy bien señalas, ya se ha encargado Amulio de poner bien visible a su ejército y hacer que se muestre a sus ojos Númitor, que no puede sujetarse en pie. Ha hecho una excelente puesta en escena. El mal es muy activo. Besos, querida amiga.

Hola reyes, creo que todas las naciones se levantan sobre sangre inocente. ¿No mató Caín a Abel? Pues ya lo tienes... Besitos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola gabu, si tuviéramos posibilidad de volver sobre nuestros pasos, seguramente haríamos las cosas mucho mejor. Aunque no sé... somos tan tontas a veces... igual volvíamos a cometer los mismos errores. Besos, querida amiga.

Hola áfrica, que tienen que pagar los malos es lo que ha predicho Celia. Aunque no sé, como estaba mascando laurel, igual no ha acertado... Un abrazo muy fuerte.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola dilaida, muchas gracias. Me anima mucho saber que os está gustando, porque no deja de ser una tarea dura escribir dos capítulos a la semana. Te aseguro que llevo todo el día en la cabeza a Rea Silvia y el resto de los personajes de esta primera parte. ¡Pero vuestro disfrute me compensa! Un abrazo.

elena clásica dijo...

Hola maga:

Pues hala a sufrir, no hay descanso para los condenados. Esta niña Rea Silvia no ve un poquito de paz desde hace días, desde que se produjo el crimen, la impiedad, la traición, la maldad. Por más que hemos querido colaborar con Urbano Lacio y sujetarla, se ha expuesto a la comitiva y ha visto el odio en los ojos de su tío. Maldita Criseida, puro veneno.

Me gustó mucho lo que dice Alejandra Sotelo Faderland sobre la descripción del odio, me parece a mí también magistral: "...indestructible mientras respire la persona que lo suscita y, aún a veces, perdurable más allá de la muerte". Esas pasiones desatadas, el infierno de los seres humanos aparece en tus novelas con una profundidad extraordinaria. El odio de la rama de una estirpe, no admite razones, es soberano, absoluto. No me puedo olvidar del amor que dominaba a Dido, en fin, en otro orden de cosas, y otra obra, pero no lejanas ambas, ni siquiera ambos sentimientos.

El contexto espacial que sirve de marco al encuentro con Númitor y con Rea Silvia con las piras al fondo aún humeando, más funestas y fatídicas, pues ni la piedad debida a los muertos suaviza las ansias de poder crea una desazón terrible, como una pintura.

Otro apunte, Pratex es un elemento de cuidado, buen fichaje para los nuevos reyes.

Y tu técnica prospectiva, una de mis favoritas se asoma al final del episodio:
"...diría años después Urbano Lacio en su crónica oral, y aún nos parece verla con la cabeza gacha y oír a sus amigos llorarla entre la multitud." Me encanta este personaje y esta técnica me vuelve loca.

En fin, me queda una desazón terrible, una comezón en el espíritu viendo arder aun las piras funerarias, con nuestra Rea arrastrada sin piedad hacia la muerte, ¡ja, ya veremos!, Númitor sin sostenerse en pie, Aurelia transida de dolor, Camilia alterada sin recursos.

Haré cimbrear el aire en mis encinas para que un soplo de aire fresco le llegue a Rea Silvia, no han de someterla, no, de eso nada.

¡Un gran abrazo, mi romana!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

y el problema de la maldad, además, es que existe.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola elena clásica, añorada Silana. ¡Qué lejos está ahora Rea Silvia de tu bosque sagrado! No puede contar con tu protección y tus múltiples recursos para alejar al cruel Pratex que simboliza, mejor que nadie, a esos reyes capaces de usar sicarios sin escrúpulos para conseguir sus fines. ¿Cómo no va a aturdir el odio, si se abate sobre nosotros como un mazazo? Haz vibrar las hojas de tus encinas, sí, ninfa Silana, porque Rea necesita tu aliento divino.
Un abrazo muy fuerte, querida amiga.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola pedro ojeda escudero, y tanto que existe la maldad. Aunque muchas veces sentimos sus efectos y no vemos el rostro de quien maquina nuestra perdición. Besos.

Francisco Ortiz dijo...

Capítulo que sirve para volver a constatar lo bien que escribes, lo bien que narras.

fgiucich dijo...

Un capítulo que despliega la genialidad de tu escritura y nos llena de pesar por el futuro de Rea Silvia. Abrazos.

almena dijo...

Isabel, nos tiene a todos desolados el cariz que está tomando la historia. Cuánta maldad, cuánta ambición reunidas en una sóla persona...

Un besazo

Isabel dijo...

Me he puesto al día, y pensaba si no sería mejor leer, como ahora, varios capitulos juntos para seguir la historia y experimentar esta subida de pasiones con más emoción, si cabe.

También pienso que si nosotras lo disfrutamos, tú escribiéndolo ¿cómo estarás?
Nunca he tenido la oportunidad de preguntárselo a un escritor mientras escribía una obra. Y eso me parece otro privilegio, querida Isabel.

Un fuerte abrazo.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Leyendolo detenidamente, es magnifico como vas hilando la historia, los distintos sentimientos que van pasando los protagonistas. El odio de Criseida -esperemos que nuestra deidad de ojos verdes la ponga en su sitio en breve- el dolor de Rea Silvia,, la desesperacion de dos padres por salvar la hija que les queda. Esto a camino a convertirse en un libro de coleccion.

silvia zappia dijo...

laberinto de pasiones.

me encanta tu novela!

besos*

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola francisco ortiz, gracias por este elogio que viene de quien domina el arte de narrar. Un abrazo muy fuerte.

Saludos, fgiucich, ay, es verdad que no vivimos pensando en esta joven, casi una niña... Besitos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola almena, no te quedes desolada. Tu voz está obligada a contar fielmente lo que ocurrió, pero no todo será malo... Un abrazo y mucho ánimo para continuar haciendo tu trabajo para la posteridad.

América dijo...

Capítulo duro...Vamos al siguiente.

Ildefonso Robledo dijo...

Ay, ay, ay... Appius no puede hacer nada...