Sofonisba pertenece al grupo de fenicios que huyeron de Tiro con la reina y su fortaleza física y la suerte la han ayudado a sobrevivir. Cuando salió de allí era ayudante de cocina, pero desde hace meses es la cocinera de la reina, un título que debe ser sometido a prueba, porque hasta ahora las oportunidades de lucirse han sido pocas. En las naves, la comida era escasa y se componía de galletas y tiras de carne seca, así que sólo cuando tocaban tierra podían encender fuego para asar liebres o venados y guisar verduras. Sin embargo, en todo ese tiempo Sofonisba no ha dejado de cocinar de noche: cerraba los ojos y en su imaginación repasaba los ingredientes de los platos más importantes, veía sus propias manos cortar, pelar, picar, atizar el fuego, rehogar, remover los guisos en las sartenes.
Desde la llegada a esta playa y la decisión de la reina de quedarse, muchas veces ha pensado que tarde o temprano habría de preparar un banquete para obsequiar a los libios. Quizá ese momento ha llegado ya y por eso la llama la reina. Acude al encuentro repasando mentalmente el posible menú.
- ¿Me has llamado, señora? – pregunta Sofonisba entrando en la tienda donde se había colocado, extendida sobre una mesa, la piel de toro regalada por Yarbas.
- Así es. ¿Qué te parece? – dice la reina extendiendo la mano para mostrarle la piel. Una pregunta un poco extraña, porque todo el campamento la ha visto. Los fenicios han quedado decepcionados por un regalo tan exiguo. Sofonisba observa la piel y la toca, pero no sabe qué responder.
- ¿Crees que podrías cortarla? – vuelve a hablar Dido.
- Claro que sí, mi reina – responde Sofonisba, acercándose más y palpando un extremo para calcular el grosor – Cualquiera puede hacerlo con un cuchillo bien afilado.
- Quiero que la cortes tú. El rey Yarbas ha prometido regalarnos la cantidad de tierra que abarque esta piel de toro. Y abarcará mucho más de cuanto vemos si la cortamos a tiras finas y las utilizamos como un cordel. Es un trabajo muy delicado y tú eres la persona más competente manejando el cuchillo.
Sofonisba reflexiona. Cortar la piel a tiras tiene sus inconvenientes: si luego han de unirse con nudos se perderá bastante. Y aún ve más dificultades.
- Al rey Yarbas no le va a gustar – dice Sonofisba – Incluso podría acusarte de usar más piel de la que te ha regalado. Sin embargo, podríamos evitar ese riesgo. Escucha, mi reina…
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- ¡Vamos! Conviene que tengamos el trabajo realizado antes de que apriete el calor – dice Nismacil a Anna y un pequeño grupo de muchachas. Salen del campamento de los fenicios muy temprano para ir a una loma cercana a recoger esparto y cuantas plantas de tallo largo puedan encontrar. La reina Dido ha urgido al cordelero Kostas a trenzar una cuerda tan fina y larga como le diga la cocinera Sofonisba y él, sabiendo que va a necesitar abundante material, ha pedido ayuda a las jóvenes. Nismacil las acompaña siempre. Sus artes guerreras y su destreza en el uso del arco hacen de ella una excelente protectora.
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- ¡Vamos! Conviene que tengamos el trabajo realizado antes de que apriete el calor – dice Nismacil a Anna y un pequeño grupo de muchachas. Salen del campamento de los fenicios muy temprano para ir a una loma cercana a recoger esparto y cuantas plantas de tallo largo puedan encontrar. La reina Dido ha urgido al cordelero Kostas a trenzar una cuerda tan fina y larga como le diga la cocinera Sofonisba y él, sabiendo que va a necesitar abundante material, ha pedido ayuda a las jóvenes. Nismacil las acompaña siempre. Sus artes guerreras y su destreza en el uso del arco hacen de ella una excelente protectora.
La loma está más concurrida de lo que creían. No sólo algunos fenicios han salido a cazar y andan buscando piezas entre los matorrales, sino que la propia reina está en la cumbre con unas cuantas personas. Las jóvenes se acercan tanto a ella, que oyen sus palabras.
- Según tú, Aemilius,– está diciendo la reina – esta loma es el lugar ideal para nuestra ciudad. Desde aquí se domina toda la llanura a nuestro alrededor y, desde luego, podríamos proteger los bosques, la playa y el futuro puerto.
- Y algo más importante que todo eso, señora – añade el noble Aemilius – No podemos dejarla sin ocupar de ninguna manera. Si nos asentamos abajo, en el llano, cualquiera que quisiera atacarnos ocuparía esta loma y tendría sobre nosotros una posición dominante. Estaríamos perdidos.
- Pues ya veis cuál es el problema – dice la reina a su grupo de acompañantes – Aunque cortemos la piel del toro a tiras finísimas, no será suficiente para rodear toda la loma. Y, lo que es peor, si lo consiguiéramos quedaríamos separados de la playa…
Llegado a este punto, una de las jóvenes del grupo recolector de plantas se acerca a ellos.
- Disculpa que me entrometa, señora, pero me gustaría estudiar este asunto.
- ¿Quién eres?
- Una de las muchachas que secuestraste en Chipre. Nismacil puede corroborarlo, porque estábamos juntas.
Un silencio absoluto acoge esta declaración. No fue un episodio digno ni grato, y no suele mencionarse. La reina ve ante sí a una joven alta y delgada, con largas crenchas sobre los hombros. Los rasgos de su cara son agradables y en ellos destacan los ojos oscuros y almendrados, llenos de vivacidad.
- Mi nombre es Teano, y antes de ser arrebatada a mi familia dedicaba gran parte de mi tiempo a estudiar bajo la dirección de mi padre. Él era una matemático famoso en toda Grecia, debes saberlo, y quizá yo lo hubiera sido también. Ya que has truncado mi porvenir, deja al menos que saque utilidad a mi ciencia.
- ¿Has comprendido el problema?- pregunta Dido.
- Eso creo. Quieres tener esta loma y, además, mantenerla unida a la playa – responde Teano mirando a los ojos a la reina – En definitiva, se trata de determinar cuál es la mayor cantidad posible de tierra que podemos abarcar con esa cuerda hecha de piel de toro.
- Si lo resuelves, te recompensaré muy generosamente. Díme qué necesitas.
- Tu promesa de dejarme volver a mi patria. Y, durante unos días, silencio y un poco de tranquilidad.
- Sea.
*, *** y ******Detalle de mosaicos. Museo Massimo alle Terme. Roma.
** Detalle de busto femenino. Museos Capitolinos. Roma.
****Detalle de un sarcófago. Museos Capitolinos. Roma.
*****Detalle de un relieve. Museos Capitolinos. Roma
NOTA: La relación de personajes y sus correspondientes enlaces se encuentra en el último post de la página.