¡Oh padre Quirino! Por tu patronazgo, los ciudadanos
que visten la toga y no las armas de guerra reciben el nombre de Quírites. Son
tus hijos. A ellos se dirigen los magistrados desde la tribuna de oradores del
foro; ellos deciden muchas leyes y participan en las votaciones para elegir a
los cónsules y los ediles. No hay un dios más cívico que tú. Así pues, padre
Quirino, concédenos toda las cualidades y la sabiduría que necesitamos para ser
buenos ciudadanos. Y buenas ciudadanas, pues también tu protección debe
extenderse a nosotras si es que quieres – como creo – que nuestra nación
prospere en justicia y equidad. No lo olvides, Quirino. Te lo recordaré cada
año en un día como hoy, cuando se conmemora la erección de tu templo.
NOTA: “Quirino es uno de los dioses romanos más
antiguos, una de las tres divinidades arcaicas cuyo culto constituye el fondo “indoeuropeo”
de la religión romana. (…) G. Dúmezil ha formulado hace poco la hipótesis según
la cual Quirino (…) sería esencialmente el protector de los campesinos. (…)
Además, los Quirites, cuyo nombre,
evidentemente, guarda relación con el dios, son esencialmente los ciudadanos
civiles.” . Del Diccionario de Mitología griega y romana de Pierre Grimal.
Según Ovidio, el 29 de junio erigieron un templo en
honor suyo. Su templo, según se sabe, era importantísimo y estaba en la colina
del Quirinal, que seguramente recibe de él su nombre. Recientes excavaciones lo
sitúan junto al Palacio Barberini. Los magistrados, cuando se dirigían a la
asamblea del pueblo, llamaban a los ciudadanos “quírites”, de ahí que se crea
que es la denominación que correspondía a los ciudadanos que se hallaban en el
desempeño de sus funciones cívicas. No se
conserva ninguna imagen de este dios.