viernes, septiembre 26, 2008

ANTONIA RECHAZA UN COLLAR DE ORO


Marco me ofrece un collar de oro y jura llevarme a su villa de Baiae donde, según dice, tiene un jardín al lado del mar con deliciosas pérgolas de mármol y frescas sombras. Pero yo no soy uno de esos pececillos que dan vueltas en un estanque, ni las cadenas, aunque sean de oro, han sido hechas para mí.



* Detalle de un cuadro de Alma-Tadema.

NOTA: Queridos amigos, me marcho una semana a mi Roma querida, pero no os olvidaré ni un minuto. Entretanto, os dejo en muy buena compañía. Antonio serrano cueto ha tenido la gentileza de otorgarme un premio al esfuerzo personal, algo por lo que le quedo muy agradecida. Me corresponde ahora otorgarlos a otros colegas cuyo trabajo estimo en mucho y que seguro que ya saben cómo funciona esto. Quedan en libertad de hacer con el premio lo que quieran.




lady read morgan, por el esfuerzo enorme que realiza en defensa de las mujeres y en la difusión de las ideas feministas.

maLena, cuya afinada y ardiente sensibilidad nos regala momentos de gran altura artística.

kurtz, que nos informa incansablemente de los acontecimientos relevantes de nuestra tierra y señala con acierto los errores.

gabu, que nos somete a una permanente (re)flexión sobre el sexo y el alma.

susana, en cuya cueva guarda un maravilloso tesoro de mujeres y nos las va presentando con maestría.

Felicidades a todos, y disfrutad.

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miércoles, septiembre 24, 2008

JUEGOS DEL ISTMO


Vine a los juegos cansado y derrotado,
Abatido por las flechas adversas de Eros,
Llevando como escudo el plomizo y amargo corazón.

Vine creyendo que todo había acabado,
que nunca más unos labios podrían ser más dulces
que el consuelo de una copa de vino.

Pero tú, amigo mío, has irrumpido como un joven Apolo
dispuesto a iluminar el mundo con el rayo instantáneo
de la adolescencia.

Te he visto detenerte un instante en la salida,
la cabeza inclinada y orgullosa,
singular entre otros atletas.

Más ligero que Eolo, más suave que la brisa,
tu cuerpo ha sido un relámpago de músculos brillantes y
[tensados;
tu cabellera, un incendio avivado por el sol.

¡Oh Alexias! Mi corazón ha volado más rápido que las
[sandalias
que le has robado a Hermes,
pues ya te amaba antes de que te adornaran con las cintas
que te señalan como vencedor.

* Detalle de la escultura de varón conocida como “Apoxímenos”. Museos Vaticanos. Roma.

lunes, septiembre 22, 2008

LA DIOSA FLORA



“Madre de las flores, ven, que has de ser festejada con juegos y regocijos”.

Así invoca el poeta Ovidio a la diosa Flora el día en que se inician sus festejos. Y, aprovechando la benevolencia de la diosa, el poeta le pregunta quién es. Ella, entre otras cosas, responde:

“(…) Gozo de una primavera eterna: el año está siempre sonriente, los árboles tienen siempre hojas, la tierra siempre pastizales.Tengo en los campos que constituyen mi dote un jardín exhuberante: el viento lo respeta, una fuente de agua cristalina lo riega. Mi marido cubrió este jardín de flores generosas y me dijo: “Tú, diosa, ostenta la soberanía de las flores”. Yo quise muchas veces contar la serie de colores y no pude; su cantidad sobrepasaba la cuenta (…)

¿Piensas tal vez que mi soberanía se limita únicamente a las tiernas coronas? Mi poder divino afecta también a los campos de labranza. Si las mieses cuajan bien las flores, habrá era rica; si cuaja bien la flor de la viña, habrá vino; si cuajan bien las flores del olivo, el año será muy fértil. (…) La miel es regalo mío, yo soy la que convoco a los insectos que producirán la miel a las violetas, los codesos y los tomillos blanqueantes. (…)”

OVIDIO.- “Fastos”.


NOTA: Este post está dedicado a nuestros amigos y colegas bloggeros del hemisferio sur, donde ahora empieza la primavera. Estoy convencida que Ovidio, de haber sabido de la existencia de vuestras hermosas tierras, os hubiera recordado y citado con alegría en esta obra.

* Escultura con los dones de la primavera en los jardines de Villa Borghese. Roma.
**Detalle de pintura mural del comedor de verano de la Villa de Livia en Prima Porta. Museo Massimo alle Terme. Roma.


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viernes, septiembre 19, 2008

NOCHE FATÍDICA


Oculto junto a las termas cercanas al templo que construyó su padre, el noble Agripa, Lucio César escucha risas. Sin comprender, vuelve la mirada hacia sus acompañantes. No puede ver sus rostros porque al llegar aquí apagaron las antorchas y las nubes han cubierto momentáneamente la luna, haciendo la noche aún más oscura y siniestra. Hace calor y una humedad sofocante repta desde el estanque vecino y se adhiere a los mármoles. Una mano aferra la suya y lo hace avanzar entre las sombras. Ahora, más cerca del templo, se distingue algo de luz y las risas llegan entremezcladas con voces. Quienes quiera que sean sus dueños, han bebido mucho. Cantan destempladamente y sofocan a gritos el sonido de las flautas, tanto más escandaloso por el silencio que envuelve el resto de los edificios.

Ya tiene a la vista el pórtico del Panteón, el templo dedicado a todos los dioses. ¡Cuántas veces acompañó Lucio César a su padre mientras lo construían! Alineados a lo largo del muro donde se abre la puerta de acceso, tres etíopes gigantescos sostienen otras tantas antorchas, iluminando la pronaos del templo. Las llamas humeantes chisporrotean y arrojan reflejos rojizos sobre los músculos de sus brazos y sus torsos dejando los rostros ocultos. No se mueven. Cuatro o cinco hombres sentados en el suelo, oscilantes, exigen a gritos a los esclavos que traigan más vino y a los músicos que toquen algo más alegre o se callen. De pronto, en la zona más iluminada se dibuja el cuerpo de una mujer. Está desnuda. Trenza unos pasos de danza, finge apartar de sí al hombre que venía tras ella. Se mueve sinuosamente, da vueltas sobre sí misma y al fin se detiene y arquea la espalda para ofrecer a la luna su rostro y sus pechos.

- Ven tú ahora, Marco – se la oye decir con acento voluptuoso mientras tiende los brazos hacia otro de los hombres, que se alza y se le acerca desnudo. Él la levanta sin esfuerzo haciendo que las piernas de la mujer le rodeen las caderas, y camina unos pasos hasta apoyarla contra una de las columnas del templo. Ella gime y grita y pide más.

Lucio César está clavado en el suelo. Le tiemblan las piernas. Tiene ganas de vomitar, la cabeza le da vueltas y el mundo entero es negrura. Ha reconocido a su madre. Esa noche, en ese mismo instante, justo el día que cumplía doce años, Lucio César aprendió a odiar.



NOTA 1: Lucio César era el segundo nieto de Augusto, nacido del matrimonio de su fiel general Agripa con Julia, la única hija que tuvo el emperador. Se decía que Julia tenía una conducta escandalosa, y de noche corría por el foro desnuda, con sus amigos, haciendo el amor en cualquier sitio. Los dos hijos mayores de Julia, Cayo y Lucio, pidieron a su abuelo que pusiera fin a los escándalos de su madre. Este encuentro narrado es, desde luego, ficticio.

NOTA 2: Este post me lo ha inspirado Fab, que ha colgado en su blog
  • Golem – memorias de lectura un post sobre el diablo y el Panteón de Agripa. ¿Será que por allí quedaba todavía cierto ambiente maligno…?

  • *y **Fachada principal del Panteón de Agripa. Roma.
    ***Detalle de un relieve de danzantes. Museo Centrale Montemartino. Roma.


    miércoles, septiembre 17, 2008

    EL DIABLO Y EL VIENTO



    “(…) Cuando se llega al final de la calle, entre los dos palacios Bonaparte se gira a la derecha y se llega a la magnifica iglesia del Gesù.

    Es la casa central de los jesuitas, donde vive su general. Por la altura del monte Capitolino y la disposición de las calles, de ordinario hay viento cerca de la iglesia de los jesuitas. Dice el pueblo que un día el diablo se paseaba por Roma con el viento; llegado cerca de la iglesia del Gesù, el diablo dijo al viento: “Tengo que hacer algo allí adentro, espérame aquí”. El diablo no salió nunca más, y el viento aún lo espera en la puerta.”

    STENDHAL .- “Paseos por Roma”

    * Fachada de la Iglesia del Gesù. Roma.

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    lunes, septiembre 15, 2008

    PRESAGIO


    Me he quedado sin aliento. A pesar del temblor de mis piernas y del miedo mordiéndome el pecho como un perro rabioso, no me he movido ni he apartado la vista. A mi alrededor, la multitud retrocedía gritando y empujándose en medio de una gran confusión. Centenares de pezuñas golpeaban contra el suelo, espantadas por los gritos del público y los mugidos de tus compañeros. Cerca de mí, una mujer aullaba con desesperación. Vive en la casa en la que has penetrado con violencia, como poseído por un espíritu infernal. Quién sabe si dentro estaría su hijito o una madre anciana. Los chillidos que salían de la insula* iban marcando tu vertiginosa ascensión por la escalera, quizá corneando hacia un lado y otro.

    Asomas un momento la testuz por una ventana de la tercera planta y desapareces. Y, de repente, como si hubieras alcanzado tu objetivo, como si todo esto fuera fruto de tu voluntad, de una sola embestida derribas el muro. Mi corazón se ha quedado pendiente de un hilo, igual que por un instante has estado tú, suspendido en el aire, los ojos torpes y aturdidos, la mirada vagando sobre nuestras cabezas, antes de estrellarte contra el suelo.

    Dime, ¿acaso un dios se ha apoderado de tu cuerpo y ha anticipado tu sacrificio?

    Desdichada de tí, ciudad de Roma, pues ¿qué futuro te aguarda, si hasta los mansos bueyes prefieren morir?



    *La insula era un edificio de viviendas de varias plantas.

    NOTA: En el año 216 a.C. el ejército romano fue destruido en Cannas por el de Aníbal. Ese año se produjo un hecho extraordinario: en el foro boario (el mercado de animales) un buey se escapó, subió hasta la tercera planta de un edificio de pisos, y desde allí se arrojó al vació.

    * Detalle de la escultura de un toro en el Museo Massimo alle Terme. Roma.
    ** Templo de Hércules (llamado templo de Vesta) y templo de Portuno (llamado de la Fortuna Viril) en el Foro Boario. Roma.

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    viernes, septiembre 12, 2008

    CLEOPATRA ACUDE AL ENCUENTRO DE MARCO ANTONIO


    Así salió la reina Cleopatra de Egipto al encuentro del romano Marco Antonio:

    “ La galera en que iba sentada, resplandeciente como un trono, parecía arder sobre el agua. La popa era de oro batido; las velas, de púrpura, y tan perfumadas, que dijérase que los vientos languidecían de amor por ellas; los remos, que eran de plata, acordaban sus golpes al son de flautas y forzaban el agua que batían a seguir más aprisa, como enamorada de ellos. En cuanto a la persona misma de Cleopatra, hacía pobre toda descripción. Reclinada en su pabellón, hecho de brocado de oro, excedía a la pintura de esa Venus, donde vemos, sin embargo, la imaginación sobrepujar a la Naturaleza. En cada uno de sus costados se hallaban lindos niños con hoyuelos, semejantes a Cupido, sonrientes, con abanicos de diversos colores (…). Sus mujeres, parecidas a las nereidas, como otras tantas sirenas, acechaban con sus ojos los deseos y añadían a la belleza de la escena la gracia de sus inclinaciones. En el timón, una de ellas, que se podría tomar por sirena, dirige la embarcación; el velamen de seda se infla bajo la maniobra de esas manos suaves como las flores, que llevan a cabo listamente su oficio. De la embarcación se escapaba invisible un perfume extraño que embriaga los sentidos (...)".

    WILLIAM SHAKESPEARE.- “Antonio y Cleopatra.”

    * Encuentro entre Cleopatra y Marco Antonio.- Alma-Tadema.

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    miércoles, septiembre 10, 2008

    ARREPENTIMIENTO



    No fue la vida muy amable conmigo.
    Joyas me dio, pero jamás belleza.
    No me dio gracia ni alegría
    así que mi casa nunca estuvo llena de voces
    ni de risas
    y era el mármol tan frío,
    tan desnudo…

    No me quedó más remedio
    que vivir en honesto retiro
    y entretener las horas tejiendo
    bellos vestidos que nadie vió.
    Tengo mi alcoba llena.
    Pero mis manos, torpes ya,
    no recuerdan la caricia del hilo
    y en mi vejez no me consuela haber sido ejemplo
    de mujer sencilla y virtuosa.

    Tal vez me equivoqué desde el principio.
    Tal vez debí exhibir mi fealdad y mis riquezas
    Y hacerme apetecible.
    ¡Qué estúpida! ¡Qué necia!
    Con qué soledad tan grande
    estoy sufriendo el castigo.



    *Cabeza de anciana. Museo Massimo alle Terme. Roma.
    ** Detalle de mosaico. Museo Massimo alle Terme. Roma.

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    lunes, septiembre 08, 2008

    A LA MODISTA SELLIA



    ¿Recuerdas, Sellia Epyre, la bofetada que me diste por un pequeño error que cometí mientras bordaba con hilo de oro un manto para Agripina, la noble nieta de Augusto? Con todo, fuiste la mejor maestra. Y me enorgullezco de cuanto me enseñaste siempre que ante la puerta de la que fue tu tienda, y ahora es mía, se detienen las literas de las damas de la casa imperial.


    * Urna cineraria de Sellia Epyre, que confeccionaba y vendía vestidos ornamentados con oro. Tenía su tienda en la Vía Sacra. Primera mitad del siglo I d.C. Museo Massimo alle Terme. Roma.


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