De Popilia a su nieta Lucila. Salud.Me dice tu madre que has recuperado el buen humor y, prosiguiendo vuestro viaje por Sicilia, habéis disfrutado mucho de la visita a Erice. Recuerdo muy bien cuánto esfuerzo me costó llegar hasta la cumbre para visitar el santuario de Venus, ¡y eso que han pasado veinte años…! Contemplar el mar desde aquella altura, extendido a nuestros pies hasta alcanzar el horizonte, calmo, brillante bajo la luz del sol, silencioso y rumoroso a la vez, me causó una emoción muy intensa. Supe que estaba en un lugar sagrado. Y sentí que ese mar que llamamos nuestro es también el mar de muchos pueblos y la sacralidad de esa cumbre procedía de muchas diosas.
Hay allí, en el santuario, un estanque donde dicen que tomaba el baño Venus. Cierro los ojos y puedo imaginar la luna reflejándose en el agua y la más hermosa de las diosas emergiendo de
sus ondas. No es la Venus Genitrix, madre del pueblo romano: es la Venus Ericina, la que desata la pasión amorosa hasta extremos que nos hacen temblar. Insufla esa pasión que no conoce límites, la que trastoca el orden del mundo, la incontenible, la que ciega y hace sordas a sus víctimas, les arrebata la razón y las lleva a sacrificar ante su altar todo: familia, honor, patria, futuro, e incluso la vida.
Los habitantes del lugar afirman que esa ciudad fue fundada por el padre Eneas después de abandonar a la reina Dido y las playas de Cartago. ¿Y sabes lo que pensé, cuando me lo dijeron? Que nuestra Venus de Erice, o la Astarté de los cartagineses, o la Afrodita de los griegos – pues a todas ellas ha estado consagrado el santuario –, han sabido vengarse de los romanos por la conducta de Eneas. Y así, la misma pasión que sintió Dido por Eneas, la provoca en los romanos la Venus Ericina. No es un castigo pequeño.
Pero tú, querida niña, no tengas miedo. Guarda tu corazón y no permitas nunca que en él penetre la locura de Ericina. Con todo, es una diosa a la que conviene honrar y espero que le hayas ofrecido los sacrificios pertinentes para no desatar sus iras. Cuídate.
NOTA 1: La Venus Ericina [la Venus venerada en el santuario de Erice] era, efectivamente, muy temida en Roma, por representar la pasión amorosa. Era muy famoso su santuario, pues era además protectora de los navegantes.
NOTA 2: Os recuerdo que mañana se presenta en el Museo L'Iber de Valencia la novela "Dido reina de Cartago".Aquí podéis ver los detalles de la presentación
*Erice, vista desde cerca de Trapani. Sicilia.
**Vista del mar desde el lugar que se supone fue el santuario de Venus. Erice. Sicilia.
***Cisterna denominada "Baño de Venus" en la fortaleza normanda, donde se supone que estuvo el santuario de Venus, Astarté y Afrodita. Erice. Sicilia.