jueves, marzo 30, 2017

¡ROMA FUNDADA!



En el último post que introduje acerca de mi novela breve titulada LA FUNDACIÓN DE ROMA (Colección de mitología GREDOS), os puse el comienzo de esa novela, cuyo primer capítulo se titula ¡Sacrilegio!



 Y así continúa:

"Una de las criadas que molía grano en la puerta de la casa de las vestales dejó a un lado la maza del mortero, entró en la cabaña y llamó a la vestal máxima.
—La reina viene hacia aquí —dijo con el espanto pintado en el rostro.
—Vuelve a tu sitio y sigue con tu tarea. —La anciana dio varias palmadas para llamar la atención del resto de habitantes de la casa. —Avisad a Rea Silvia. Y recordad: no digáis ni una palabra, salvo que os pregunte.
Una doncella le tendió su velo anaranjado, la ayudó a colocárselo y le arregló la caída por la espalda. Una vez estuvo lista, la vestal máxima salió a la puerta para recibir a la esposa del rey Amulio. Esta, ataviada con un manto de lana de color púrpura, avanzaba por la vía que recorría Alba Longa de un extremo a otro. Un par de soldados le abrían paso, mientras los niños corrían y gritaban alertando a los vecinos. Seguida por cuatro siervas, la soberana saludaba con la cabeza a los albanos que se acercaban al grupo a curiosear. Se desvió para recorrer el breve tramo de tierra batida que conducía a la casa de las vestales y el santuario de Vesta. Erguida delante del umbral, la sacerdotisa hizo una leve inclinación de cabeza y esperó. Solo después de que la reina, a regañadientes, se hubiera inclinado para besarle el borde de la túnica, se apartó y le ofreció entrar.
—Estoy muy preocupada por mi sobrina, vestal máxima —dijo a modo de saludo mientras se despojaba de su manto, tomaba asiento junto al fuego del hogar e inspeccionaba toda la sala. Detuvo la vista en uno de los telares—. ¡Espero que no la hayas obligado a tejer tan cerca de la puerta! Las corrientes de aire son malísimas y Rea Silvia siempre ha tenido el pecho muy delicado. O quizá la hayan enfermado esas largas sesiones vigilando que no se apague el fuego sagrado de Vesta… ¡No sé qué sería de Alba Longa si descuidarais la dedicación a nuestra diosa protectora! Quiero verla.
—Lo siento señora, solo las vestales podemos acceder al santuario...
—Me refiero a Rea Silvia —interrumpió la reina, poniéndose en pie con una afable sonrisa—. Lo menos que puedo hacer es brindarle mi consuelo.
Durante un largo instante solo se oyó el crepitar del fuego. La vestal máxima se levantó y se dirigió hacia el último de los cinco vanos que abrían al salón. Apartó la cortina y la mantuvo alzada para que pasase la reina. El interior era un espacio angosto y oscuro. A la escasa luz que entraba desde el salón, se fue perfilando, ceñido a la pared, un lecho hacia el cual se inclinó la anciana sacerdotisa.
—Rea Silvia, ha venido a visitarte la reina. —Luego se irguió y aclaró en voz baja a su visitante—. Está adormilada. Nuestra sanadora recomienda que descanse mucho y le administra unas infusiones a tal fin.
Del camastro surgió un gemido y un leve movimiento. Tumbada de lado y de espaldas a la puerta, la joven volvió su rostro hacia la Vestal Máxima y la esposa de Amulio. Esta, que se había puesto una mano delante de la nariz y la boca antes de entrar, la retiraba poco a poco y olfateaba el aire. No olía a cataplasmas, ni a putrefacción, ni a lugar cerrado. Escrutó el rostro de Rea Silvia. Parecía ojerosa. Sin embargo, llevaba el cabello cuidadosamente peinado con las seis trenzas de las vestales y uno de sus brazos, que asomaba sobre la ropa de la cama, no revelaba precisamente delgadez. Su sobrina estaba lejos de parecer enferma. Entonces, ¿qué estaba ocurriendo allí? La aguda inteligencia de la reina trabajaba deprisa. Se agachó un poco hacia la joven y le colocó la mano sobre la frente tibia.
—¡Esta criatura está ardiendo! —exclamó—. Vestal Máxima, haz que traigan enseguida una jarra de agua y paños, hay que bajarle la fiebre.
Desconcertada, la anciana abandonó la estancia y repitió a voces la petición. Una de las doncellas llegó enseguida con la jarra y se la entregó a la reina quien, con la misma premura, solicitó que trajeran luz. Salió la doncella y, en ese mismo instante, la reina volcó la jarra entera sobre la cabeza de Rea Silvia. Esta se incorporó de un salto. La brusquedad del movimiento provocó que quedase en evidencia lo que la vestal trataba de ocultar: un vientre hinchado, voluminoso, más imponente aún en la estrechez de la estancia. Era el vientre de una mujer a punto de ser madre.
—Así que se trataba de esto… —El susurro de la reina rebosaba de un odio salvaje y se mezclaba con una cruel euforia difícil de disimular. Su mirada danzaba desde el vientre a los ojos aterrorizados de Rea Silvia.
Salió del  aposento, cogió su manto púrpura y, dejando ante umbral a dos de sus siervas con órdenes de no moverse de allí, abandonó la casa de las vestales sin despedirse siquiera."

NOTA: Ya está a la venta en toda España. Es cuestión de buscarla... En mi barra lateral hay alguna indicación al respecto. 




miércoles, marzo 22, 2017

VENUS Y ROMA



¿Hay acaso dos diosas que se complementen tan bien como Venus y Roma? Aun cuando en su templo las exedras que alojan cada una de sus magnas estatuas se den la espalda, no hay una combinación divina más afortunada.


Estas diosas representan los rostros más femeninos de Roma.

NOTA 1: El templo de Venus y Roma fue construido por el emperador Adriano y dedicado en el 135 d.C. Era un recinto de 145 m. de largo y 100 de ancho. Se alza sobre el lugar donde anteriormente estuvo la entrada a la domus aurea de Nerón y su gran estatua de bronce, que fue trasladada de lugar para construir este templo.

NOTA 2.- El viernes estaré en Banyeres de Mariola, disfrutando con profesores y alumnos de las XI Jornadas de Cultura Clásica. 

 *Fotografía: Vista de los restos del templo de Venus y Roma, en la ciudad de Roma. La exedra visible corresponde Venus. A sus espaldas, está la que corresponde a la diosa Roma. Las columnas que se ven a la izquierda, pertenecen también al templo. Foto: Isabel Barceló.

jueves, marzo 09, 2017

LOS GEMELOS RÓMULO Y REMO Y LA FUNDACIÓN DE ROMA. (¡SACRILEGIO!)



Así comienza el primer capítulo de mi novela corta LA FUNDACIÓN DE ROMA





  ¡SACRILEGIO!


El rey Amulio permaneció pensativo en su sitial después de ordenar a su médico que se retirase. Sobre los escudos de bronce colgados de las paredes se reflejaba el fuego del hogar y su claror alumbraba apenas la viga cumbrera, la que sostenía el entramado de ramas que servía de soporte al tejado de paja. Sacudió sus largos cabellos leoninos al tiempo de levantarse y, acercándose a la lumbre, empujó con el pie uno de los troncos. Lo contempló como si las lenguas rojas y amarillas que lo consumían tuvieran la respuesta a la pregunta que su médico no había podido responder.

—¿Qué te ha dicho? —La voz de su esposa, a quien no había oído acercarse, lo sacó de sus cavilaciones.

—No le han permitido verla —respondió malhumorado –. La vestal máxima  se ha negado a dejarlo pasar. 

—¿Rechazando tu ayuda y tus instrucciones? —La reina enarcaba con incredulidad las cejas.

—Dice que jamás un hombre ha entrado en la casa de las vestales y que Rea Silvia, aunque delicada de salud, recibe todas las atenciones y mejora. Ha rehusado revelar qué mal la aflige.

—Es muy propio de ella no decir nada… —El tono de la reina, aunque calmo, reflejaba despecho–. ¿Acaso espera que permanezcamos indiferentes cuando hace ya tantos meses que tu sobrina no asiste a los sacrificios y ceremonias públicas?Hay que poner remedio a esta situación, Amulio.

—Tienes razón. Estoy seguro de que esconden algo.

—Pues no esperemos más. Iré ahora mismo a visitarla. Y te aseguro que no me marcharé sin haber visto a Rea Silvia con mis propios ojos. —Terminaba la reina de decir esto y ya llamaba a voces a sus doncellas al tiempo que su figura menuda desparecía tras la cortina de lana que cerraba la puerta de su aposento.




QUERIDOS AMIGOS: La novela, de la colección de Mitología Gredos, estará disponible en los kioscos de España a partir del próximo 14 de marzo.

martes, marzo 07, 2017

MEDEA Y LAS MUJERES (8 DE MARZO DE 2017, DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER)

  
Luchemos por la igualdad de derechos. Que ninguna mujer, en el mundo, tenga que lamentarse como lo hacía Medea.

Esto dice Medea:

“…De todas las especies animadas
y dotadas de pensamiento
nosotras, las mujeres,
somos los seres más miserables.
En primer lugar, tenemos que comprar*
a un precio altísimo un marido.
Le pagamos para que se convierta
en el amo de nuestro cuerpo;
y pierden su buena fama las mujeres
que se separan de su marido.
Y si el esposo acepta convivir
sin imponernos con violencia su yugo,
Envidiable es entonces nuestra vida.
Y si no es así,
es mejor morirse.
Y dicen de nosotras
que por vivir en casa
corremos menos riesgos,
mientras ellos combaten con las armas:
¡Vaya razonamiento estúpido!
Con mucho prefiero
ir tres veces a la guerra
a los desgarros del vientre
en un solo parto.”

MEDEA. Eurípides (s. V a.C.) Versión de Ramón Irigoyen (Penguin Clásicos)



*Se refiere al hecho de que, en su época, las mujeres tenían que entregar una dote para casarse.