jueves, mayo 05, 2011

PODEROSO MARTE

(III)


“Marte poderoso, dios de los dioses, el que guía, el resplandeciente. A tu bosque acudo en busca de agua pura. Cuando mis manos se hundan en tu fuente, no te ofendas. No te enojes si se enrojece la corriente con la sangre del toro sacrificado a Júpiter. Señor de la primavera y de los hondos surcos, dios de la lluvia y la tormenta, permíteme usar tu agua y acepta a cambio vino mezclado con miel.” Así invocaba Rea Silvia la benevolencia de Marte mientras se adentraba en el bosque que le estaba consagrado.

Pronto dejó de oír el bullicio de los peregrinos diseminados por el monte. Las hojas de los castaños tamizaban los rayos de sol y trazaban un sendero luminoso y serpentino hacia la fuente. En el silencio se oían los ruidos más leves: el siseo de una lagartija al zigzaguear sobre una piedra, el zumbido de las abejas que libaban las flores del romero, sus propios pasos cuando pisaba una hoja. A través de la espesura llegaba el lejano repiquetear de un pájaro carpintero. Parecía detenido y leve el aire, tan ligero que Rea Silvia se sentía flotar; tan apacible que daban ganas de cerrar los ojos y dejar al corazón sumergirse en su dulzura.

La fuente manaba silenciosa de un saliente rocoso. Brillaba el agua al deslizarse por la piedra y se remansaba sobre un lecho de roca viva formando un estanque claro y poco profundo, delicia de los animalillos. Un repentino destello junto a la ribera paralizó un momento a Rea Silvia. Quizá había sido efecto de un rayo de sol al quebrarse contra una arista. Continuó hasta llegar a la orilla y dejó su cesto en el suelo. Del interior extrajo un pomo de barro conteniendo la ofrenda de vino y miel prometida a Marte, formó con guijarros un pequeño círculo y la vertió en su centro mientras repetía la invocación.


Junto a ella, viéndola derramar la miel, escuchándola y contemplando la suave curva de sus mejillas, la delicadeza de sus manos, los ojos entornados al pronunciar la invocación, estaba Marte. Y sintió deseos de besar esa boca cuyos labios se movían apenas, de estrechar contra el suyo aquel cuerpo virginal. ¡Ay, la blancura de sus brazos y esos botones rosados, tiernos como brotes de almendros, que remataban sus senos y él veía a través de la túnica! Nunca una mortal había despertado tanto su deseo, nunca hasta entonces había experimentado amor y piedad al mismo tiempo. Sí, piedad, porque era hermosa y delicada y se cubría el cabello con el velo de las consagradas a la diosa Vesta. No quería hacerle daño, pero sí poseerla. Determinó, pues, llamar en su auxilio a Somnus.

La proximidad de Marte inflamado de amor perturbó a Rea Silvia. Sentía sobre su cuerpo un aliento de fuego que dulcemente quemaba. La vestal miró a su alrededor y, no viendo a nadie, se despojó de su túnica y su velo y se metió en el agua a refrescarse. Fue entonces cuando el estanque la sorprendió con un reflejo divino: el cuerpo joven y hermoso de un muchacho desnudo, sonriente, en cuyos cabellos ondulados se había prendido el sol e inundaba de luz sus ojos oscuros y hermosísimos, su semblante perfecto. Sobresaltada, se giró y no vio a nadie. Salió con premura del agua, cogió su túnica y, sentándose en la orilla, se cubrió con ella. Y entonces Somnus, que había acudido presto a la llamada de Marte, acercó sus labios a la frente de ella y le sopló con suavidad en los ojos. Rea Silvia parpadeó. Al instante sus miembros perdieron fuerza, se le apoderó el deseo de reclinar la espalda en el suelo y un sopor cada vez más intenso le cerró poco a poco los párpados.

La diosa Vesta, sobrecogida, se cubrió el rostro.







Aulló la perra de dolor. Varios intentos para ayudarla a salir de la zanja habían fracasado y las mujeres estaban consternadas. Por fin habían conseguido arrastrar un tronco grueso y meter uno de los extremos en una esquina de la zanja, apoyando el otro en el borde contrario, en diagonal, con la esperanza de que el animal pudiera subir por él. Resultó inútil, pues el tronco era demasiado estrecho y su inclinación imposible de remontar para un perro, incluso estando sano, peor todavía teniendo la pata herida. Urco se movía agitado, no soportaba la idea de dejarla morir allí. De pronto, cambió el tiempo: unas nubes taparon el sol, se oscureció el cielo hasta entonces radiante y una ráfaga de viento se movió entre los árboles y agitó sus túnicas y sus mantos haciéndolos volar. Urco dio un grito.

- ¡Ya lo tengo! – dijo muy excitado – ¡Por favor, dejadme vuestros mantos!

Las mujeres se miraron entre sí, sorprendidas, pues no comprendían esa petición ni la excitación en el rostro del niño. Acca Larentia fue la primera en quitarse el suyo, de tela basta, y tendérselo con mirada interrogante. Luego Urco cogió el que le brindaba Palantea y, tomando por sus extremos la parte inferior de ambos, los anudó, formando con ello un trozo de tela mucho más largo. Y a ese se sumaron del mismo modo los de Tuccia, Énule y Amnesis, resultando así una gran tela ancha y alargada. Una vez bien atados los mantos, les explicó su plan.

- Ahora, yo bajaré a la zanja. Cuando esté abajo, me echaréis la tela sin soltarla de los extremos. Agarradla con mucha fuerza. Pondré a la perra sobre ella y la iremos subiendo poco a poco, tirando de la tela.

- Y luego, ¿cómo subirás tú? – preguntó Amnesis.


- Treparé por el tronco, igual que ahora bajaré por él.


Con gran agilidad, ayudándose de pies y manos, descendió Urco. La perra lo contemplaba acurrucada en un rincón y apenas el niño se agachó para tranquilizarla y cogerla, le lamió la mano. Echaron las mujeres la tela, cuyo centro tocaba el suelo, y sobre ella depositó Urco a la perra con mucho cuidado. La sujetó con las manos y ayudó a izarla hasta que rebasó la altura de su cabeza. Continuaron recogiendo la tela las cinco mujeres y por fin pudieron depositar a la perra en el suelo, sana y salva. El animalito no se había movido en todo el tiempo, consciente de estar recibiendo un beneficio. Para cuando se dieron cuenta, Urco ya estaba otra vez junto a la perra.


Todo fueron felicitaciones y alegría por haber concluido con bien el rescate. Estaban admiradas de la inteligencia y la habilidad de Urco, un niño tan pequeño y ya tan decidido y diestro. Entre Énule y Acca Larentia, examinaron las heridas de la perra, las limpiaron y le pusieron algunos emplastes con las hierbas que siempre llevaba en un saquito Énule. La pata no estaba rota, pero había recibido un fuerte golpe que le dificultaba andar. Era evidente que la perra estaba en celo y también que los golpes no habían sido casuales, quizá la habían arrojado a la zanja de una patada. Acca Larentia pronunció una maldición para quien hubiera hecho eso y agradeció la ayuda a las amigas de la vestal. No podía esperar a que ésta regresara, pues debía atender a sus hijos pequeños, pero les rogaba que le dieran también las gracias. Urco cogió en brazos a la perra y madre e hijo se marcharon.


- Es increíble que un niño tan pequeño haya sido capaz de resolver este problema – dijo Amnesis mientras volvía a colocarse su manto –. Si no lo hubiera presenciado yo…


- Tarda mucho Rea Silvia ¿no os parece? – interrumpió Palantea, arrebujándose en el suyo –. ¡O se ha adormilado, o ha lavado el monte entero…! Se ha vuelto frío.


- Vamos, no vaya a ocurrir que nos esté esperando para disfrutar de la tranquilidad de la fuente y se haya quedado helada – añadió Tuccia.


Y, charlando, continuaron camino abajo hacia el bosque sagrado de Marte. Había sido una fiesta preciosa, más bonita que otros años, era justo reconocerlo. Rea Silvia había estado muy digna en su papel y apenas se le había notado los nervios. Sólo la había traicionado la emoción un momento, cuando su tío, el rey Amulio, había ofrendado el toro a Júpiter. Toda su vida había visto a su padre presidir esa ceremonia y constituía un gran dolor su ausencia. La muchacha no se quejaba nunca del cruel destino que le había arrebatado a su único hermano, despojado a su padre del trono de Alba Longa y convertido a ella misma en virgen vestal, condenándola a no tener hijos. Pero sufría. Y así, hablando, hablando, llegaron a la vista de la fuente.

Cuando vislumbraron a Rea Silvia desnuda y tendida en la orilla, gritaron su nombre y corrieron desesperadamente a auxiliarla.

38 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Queridos amigos, me rindo, me entrego a blogger con armas y bagajes... ¡Ha sido imposible componer mejor la página! ¿Alguien sabe cómo hacerlo? Me voy a volver loca...

mariajesusparadela dijo...

¿mejor? ¿mejor?. Por favor, no pidas imposibles.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Entrañable la narración de cómo salvan a la perra de la zanja. Sin duda, el niño Urco es inteligente y de corazón compasivo y noble.
En cuanto a mí, ya ves, mi narradora, cómo sin quererlo he despertado el deseo del dios Marte, un deseo del que estado totalmente ajena, sintiendo sólo la calidez del aire que me ha llevado a darme un baño. Después el sopor, un sueño irreprimible, un abandono de los sentidos, la inconsciencia.
Me temo que mi suerte está echada y que de este episodio en el bosque de Marte se derivarán consecuencias no acordes para mi estado de vestal. Que los dioses me protejan y que mi narradora sea piadosa en el relato de mi destino.

Isabel, un capítulo precioso, lleno de ternura en la salvación de la perra y de lirismo en el escenario del bosque de Marte.

Un abrazo fortísimo, querida amiga, y ya sabes que volveré tras mi viaje. Que los dioses velen por Rea Silvia y que a ninguno más le dé por violarla.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Isabel, yo veo perfectamente la página.

Elysa dijo...

Isabel la página se ve bien, sólo un cambio de tamaño de letras, y leyendo tu entrada de hoy ni me he dado cuenta, hasta que he leído tu comentario. No es nada molesto ni influye en la lectura, atrapa tanto que no te das cuenta.

Besos

Dilaida dijo...

Hay un pequeño cambio en el tamaño de la letra pero todo está muy bien. Isabel leyendo este capítulo me pareció estár leyendo a Ovidio, eres admirable, me encanta lo que escribes.
Bicos

La Dame Masquée dijo...

El capítulo comienza con una invocación bellísima, y continúa con esa perra que ya me robó el corazón en el capítulo anterior. Por cierto que también es hora de que destaque su labor con las imágenes. No es facil encontrarlas tan adecuadas para cada capitulo, y las que usted elige son siempre idóneas y preciosas.

En cuanto a sus problemas para editar la página, ignoro a qué puede deberse que salgan las letras a diferentes tamaños, pero en cualquier caso no dificulta en absoluto la lectura.

Buenas noches, madame

bisous

Miguel Cobo dijo...

Vengo de las orillas de un río (pero no del río del olvido) para soplar suavemente en los ojos de Rea Silvia y complacer al poderoso Marte. Dulce y fructífero sueño, Rea. Lo que parecía imposible, quizá ya no lo sea.

Misticismo y naturalismo, sensualidad y misterio en este fulgurante encuentro entre dioses y humanos.

Regreso con mi hijo Morfeo y os dejo un suave roce de labios en vuestroS ojos.

No sé si volveré (como Somnus, claro).

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Isabel con el Explorer no se nota cambio de letra alguno, debes tener algun problema de configuracion del Firefox.
Ya que estamos en zorros, parientes de los perros, espero que le llegue la maldicion de Acca al que abandona un animalito en cualquier epoca.
Y junto con el salvataje canino, un dios cachondo que la verdad le importa muy poco la condicion de vestal de Rea Silvia y las consecuencias. Anda a decir que fue un dios que te van a creer y todo.

Mayte dijo...

Me he quedado quietecita sin moverme, solo mis ojos bajaban por tus letras, por cada narración, deliciosa, delicada y tan hermosa. Rea seducida por Marte enamorado, estoy maravillada, cada vez me gusta, más y más Isabel!

Un abrazo enorme y que disfrutes del casi fin de semana.

p.d. qué es lo que quieres hacerle a tu blog?

Freia dijo...

Se ha cumplido sin remedio el destino de Rea Silvia. ¿Cuánto más tiene que sufrir?
Una delicia la descripción del rescate de la perra. Y precioso el baño de Rea Silvia. Nunca pensé que Marte fuera tan "delicado". Los dioses en esas lides no solían serlo en absoluto.

Yo veo la página perfectamente. Un abrazo doble y muy fuerte.

virgi dijo...

Una perrita con un destino marcado: ¡había que salvarla!
Una vestal tan hermosa: hasta los dioses desean ser humanos.
Y Marte, fiero guerrero, también con su corazoncito.
Un trío para la historia y la leyenda, que bordas magníficamente.
La suerte está echada y tú conoces sus pasos. Nosotros te leemos con goce, sin necesidad de que nos soplen en los párpados, conscientes del placer que nos produce la historia.
Un abrazo grande, Isabel.

virgi dijo...

(¡otra vez me salió desde mi correo, perdón!)

RGAlmazán dijo...

Este Marte tiene un morro que se lo pisa, a cambio de la belleza de Rea cualquiera sabe qué no hará por ella. Me huelo la tostada. En fin, esperare alerta, que no me fío un pelo.
Rey Amulio

Por cierto, la página la veo muy bien.

Besos

Salud y República

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Intenta cambiar la plantilla: algunas permiten más posibilidades.

Virginia dijo...

Efectivamente, Isabel, Blogger da a veces problemillas.
Tal vez el problema está relacionado con la subida de las imágenes. Mira la solapa html de la entrada en cuestión y confirma que todo está bien ahí.
Por lo demás, las dos escenas que describes son muy bonitas.

Un beso.

Odiseo de Saturnalia dijo...

Te leído angustiado... mientras lo hacía quería lanzarme a por el animal.

Antonio Porpetta dijo...

Gracias por tu comentario, Isabel.
Acabo de terminar tu "Dido" y no salgo de mi asombro: una maravilla que enreda y deslumbra desde la primera página. Vives, y haces vivir, la época y los personajes de una forma apasionada y plena de pálpito humano. Y tu trabajo de documentación, estupendo. Yo sé lo que este libro tuyo tiene detrás de horas y horas de búsqueda, sólo soportables a base de entusiasmo y de fe en ti misma. El resultado, tanto literario como histórico, no puede ser mejor. ¡Enhorabuena!
Está visto: cuando los de la terreta nos ponemos a algo...
Un gran abrazo desde mi exilio madrileño, mi admiración y mi amistad.

Cayetano dijo...

Parece ser que la perra no era el único ser vivo que estaba en celo. Marte creo que también. El dios ligón que no se conformaba con Venus, la de Vulcano.
Un saludo.

Dolors Jimeno dijo...

Una preciosidad!
No te rindas nunca, menos a la señora Google y mucho menos sin motivos.
Composición! Te lo han dicho antes: con lo que te curras las imágenes! Bueno, sí, el cambio de tamaño de la letra... y qué?
D.

fgiucich dijo...

El "timming" de relato es brillane y su prosa destila una calidad que hace de la lectura un verdadero placer. Abrazos.
PD lamento no poder ayudarte en el tema de la composición porque soy un cero a la izquierda. Otro abrazo.

Ricardo Miñana dijo...

Interesante relato, escribes muy bien Isabel, siempre que llego a tu casa me pierdo por tus excelentes textos.
que tengas un feliz fin de semana.
un abrazo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Bueno, Querida Isabel, ya tenemos a Rhea Silvia en trance de ser fecundada. Ahí va el texto de Tito Livio (Ab Vrbe condita, I, 4)

Vi compressa Vestalis cum geminum partum edidisset, seu ita rata seu quia deus auctor culpae honestior erat, Martem incertae stirpis patrem nuncupat.

Forzada por la violencia, cuando la Vestal tuvo un parto gemelo, bien porque así lo pensaba, bien porque un díos era un autor más honroso de su delito, llamó a Marte el padre de la incierta descendencia.

Un abrazo, amiga Isabel.

Antonio

Natàlia Tàrraco dijo...

Amiga Isabel, ahora me deja comentarte, está loco mi ordenador, aprovecho.

Este magnífico y misterioso capítulo me ha fascinado.
Tu capacidad para plasmar atmósferas, el bosque, el pájaro carpintero, las hojas que Rea pisa, los árboles brumosos,
me introducen en el misterio de Marte y su mundo, aletea enseguida la amenaza.
Dioses crueles, siempre consumaban su voluntad. Concupiscentes, enamoradizos, no dudan en
utilizar cualquier triquiñuela para saciar su deseo. Esta vez valiéndose del bello muchacho, el sueño.
Rea lo presiente, ¿Rea despierta a la seducción del sexo por vez primera? Vestal por fuerza, mujer joven por naturaleza.
Marte como Júpiter tantas veces (convertido en toro, o cisne, o águila, o lluvia...) se valdrá del sopor para gozar de ella, conocemos las consecuencias.
Isabel me estremezco ante el abuso que los hombres, aquí transformados en dioses, como metáfora, cometen sobre las mujeres.
¿Hasta cuando? El Mito ejemplariza esos hechos que explican muchas cosas a través de la leyenda, explican la psique humana desde muy antíguo.

Ignora Acca y las amigas, lo que está sucediendo, piadosas, clementes, salvan a la perra ¿un símbolo, un símil de la loba capitolina? Se verá.
"Me enorgullezco de ser madre de un niño tan vigoroso, despierto, valiente, Urco, alegría de mis ojos"
En verdad Isabel que el personaje de Acca me cuadra y me fascina, vital, enérgica y dulce a la vez, libre mujer en un tiempo
imposible de aceptar tal caracter. Pero ella no declina, me admira, !salve! Acca.

Isabel, la novela toma un vigor y una incertidumbre tales que cuesta acabar la lectura y esperar. No tardes,
aunque sé lo que cuesta escribir, poner letras; placer y sufrimiento.

Besito muy cariñoso

Juan Enrique Vicuña dijo...

Isabel, me acabo de dar cuenta de lo famosa que eres. Publicas libros y te entrevistan por la radio. En todo caso te lo tienes muy merecidos. Saludos.

elena clásica dijo...

Querida Isabel:

Suscribo la idea de Pedro Ojeda, quizás otra plantilla te facilitará las cosas. Seguramente la inclusión de imágenes vuelve loca a la plantilla. A pesar de estas cuestiones técnicas, el resultado es óptimo, no te preocupes. Invocaré a mi ninfa favorita, Silana, que su bosque a siglo XXI tiene escondida una caseta con ordenador y conexión a Internet, jaja, qué loca.

Bueno, vamos a esta delicadísima, sicalíptica y fundamental entrada para la trama de la obra. Te atreves con el perspectivismo, dos acciones paralelas, unidas por el místico lazo de las vestales y el poder sobrenatural.

No dudamos del abuso de Marte sobre una joven entregada a Vesta, pero al mismo tiempo parece ser víctima de un arrebato irrefrenable. Tal como los mortales son llevados en ocasiones supremas por los dioses y sucumben a los accidentes del destino, igual ocurre a los dioses que en la mitológía clásica están profundamente humanizados.
Por otro lado, el deseo que suscita Rea Silvia a Marte constituye un episodio de alto voltaje, de los que conviene leer en primavera adentrándose en el bosque... Es una belleza, intensamente erótico sin perder ni un ápice de delicadeza y exquisitez. ¿No habrá sido Marte objeto de venganza de algún dios por haber sido el padre de Cupido que tantos dolores ha gestado?

Veremos.

La perturbación del amor y del deseo rodeados del efecto del sol y el estanque. La necesidad de poseer el cuerpo de la vestal cubierto por el velo.
Momentos como este son de los que hay que releer de vez en cuando, dejando el libro en la mesilla de noche, cuando está a punto de llegar Cupido y antes de apagar la lamparilla, deleitarse. Cual si encontráramos un consejo de Psique después de haber querido iluminar a Cupido su rostro. Este va a ser otro libro necesario pues en la mesilla de noche, como aquel de Dido reina de Cartago, pues el encuentro amoroso explosivo en la cueva, tarde de lluvia, uh, simplemente hay que reerlo cuando el espíritu y los sentidos lo reclaman: "en los ojos de Eneas se queda, atrapada por su mirada hipnótica, en silencio, sintiendo cómo los dedos de él se aproximan lentamente, acarician su hombro y, con tacto de fuego, empujan el tirante y lo desanudan. La tela se había pegado a la carne, pero él tira con suavidad hasta dejar al descubierto su sento altivo, blanco e indefenso, anhelante de recibir las heridas de amor"....
Isabel, eres mala.

Bueno, otro tema que me llama la atención es el viaje a través del tiempo que me sugiere la descripción de los animalillos del bosque, del pájaro carpintero. De las ardillas que hablaban latín, las mismas que vemos ahora... Las lagartijas, las abejas, iguales que ahora. Ello me produce un efecto intenso. Así como la crueldad omnipresente de los hombres contra los animales, ¡bravo Urco! nos ha devuelto a la perrita sana y salva.

Me ha encantado, Isabel, no sé qué decir. Es una delicia leerte, como pocas, sigo estudiando la prosa poética: "sus propios pasos cuando pisaba una hoja", "el lejano repiquetear de un pájaro carpintero"... La bilabial sorda crea el efecto del bosque interrumpido en su silencio, oímos al pájaro carpintero a través de la vibrante.

Te envío un gran abrazo, querida escritora y amiga.

Juan Segura dijo...

hola Isabel, resulta todo un lujo regresar de unos dias de descanso en el pueblo de mi "Alejandro Magno" jejeje..., y encontrame con estas tres entradas maravillosas.
Hay alguna cosilla por ahi, que me hace intuir que ya puedo ir empezando a mover la colita, no?
¡¡¡ emocionante, muy emocionante !!!
GRACIAS
ah! y en cuanto a lo del señor bloguer...ni te molestes, un simple cambio de tamaño de letra que ni se aprecia, imbuido en la lectura como solemos estar quienes te leemos y te queremos!!

Pilar Llorca dijo...

¡¡ Marte el caprichoso!!., todavia no sabemos si sedujo a Rea S. , si fue consentido o no - por cambiarle el adjetivo -.
Mira que le pasan situaciones dificiles a la pobre Rea S. , pero siempre sale bien parada.
Queda patente, que los dioses la protegen hasta ahora...
Espero que Marte no se hay comportado cono cualquier mortal , con pocos escrúpulos .
Urco un niño que promete.
Y la escritora en su relato, tan preciso, nos lleva a parajes tan hermosos , a los que un día desearías visitar .
BSS.

ANA dijo...

Marte seducido.Ofrendas de vino y miel para avivar el fuego. Alientos que queman. Estanques que invitan a bañarse. Un capítulo estremecedor. Lo he leído varias veces y por mucho que lo relea no pierde ni un ápice de intensidad. Me encanta

Juan Segura dijo...

Creo que igual me precipité en la entrada anterior al suponer que ya podía mover la colita jajajaja... pues me acabo de dar cuenta de que también existe una perrilla cazadora además del perro pastor...
Sin duda alguna me dejé llevar por la emoción, así que esperaré paciente a que sea la historia quien me alumbre.
Un besete.

Isabel dijo...

Un paseo delicioso el de hoy, querida Isabel y a la expectativa nos dejas de nuevo.

Un abrazo

almena dijo...

uffff qué belleza esa primera parte del capítulo. hombres, dioses, semidioses, naturaleza cálida y fresca, inocencia, deseo...

ah! y un olé por Urco.

Y otro por usted, que escribe como los ángeles.

Beso!

PACO HIDALGO dijo...

El problema está en colocar las imágenes; a mí también me pasa. A pesar de todo, queda muy bien, y lo que importa es el contenido: esa Rea Silvia en la orilla y ese dios Marte... Saludos cordiales.

África dijo...

Marte poderoso y caprichoso.
Parece ser que los dioses harán madre a Rea Silvia en contra de los deseos de Amulio and co.
Me ha encantado ese encuentro tan sutil y también el episodio con esa perrita. No será una loba?
:P
Perdona, se me va la olla, jajaja!

Por cierto, el blog lo veo perfectamente. Aunque no sé si a estas alturas ya lo arreglaste. Es que no tengo ordenador y ya ves, leo siempre la última! Grr...

Un beso

América dijo...

Querida dama venerable.

Una invocación preciosa por parte de Rea Silvia,ese susurro que se intuye en el bosque es realmente poético.
La belleza de Rea Silvia ha cautivado a Marte y el destino está por dar un cambio drástico y dramático ,sin duda la protagonista está por enfrentarse a nuevos retos y ha situaciones donde solo los Dioses la protegerán.

Ese giro que das con el personaje de Urco y el rescate de la perra es magistral.
Me ha gustado mucho este capitulo del que destaco su lírica y la sensibilidad para describir los detalles.
Recibe un fuerte abrazo .
--

América dijo...

Querida dama venerable.

Una invocación preciosa por parte de Rea Silvia,ese susurro que se intuye en el bosque es realmente poético.
La belleza de Rea Silvia ha cautivado a Marte y el destino está por dar un cambio drástico y dramático ,sin duda la protagonista está por enfrentarse a nuevos retos y ha situaciones donde solo los Dioses la protegerán.

Ese giro que das con el personaje de Urco y el rescate de la perra es magistral.
Me ha gustado mucho este capitulo del que destaco su lírica y la sensibilidad para describir los detalles.
Recibe un fuerte abrazo .
--

Isabel Barceló Chico dijo...

Queridos amigos, he de pediros disculpas por no haberos contestado individualmente a vuestros comentarios en este post. Se me complicó la segunda mitad de la semana hasta el domingo, y apenas logro tener la nariz fuera del agua... Muchísimas gracias por vuestros comentarios y la constancia con que seguís la novela y me dejais vuestras opiniones. Vuestras palabras son mi aliento, me animan a continuar adelante y a tratar de estar a la altura de vuestras espectativas y a mejorar. ¡Sin vuestra presencia no habría fundación de Roma! Besos.

Envios Express dijo...

Excelente, maravilloso disfrutar de tan bellas narraciones, gracias por compartirnos tan bellas, palabras por que personalmente logras sacarme de la rutina, logras hacer ver las cosas de una manera diferente.